Son posibles los viajes en el Tiempo

 


Cualquier tecnologĂ­a suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.

Arthur Clarke

A día de hoy, los viajes espacio temporales siguen siendo una quimera para el humano de a pie. La ciencia moderna se enfrenta a cuestiones más urgentes o lucrativas, y el estudio de este campo parece relegado a un futuro lejano.
Sin embargo, sí se ha producido una evolución, al menos a nivel teórico. La pregunta, hoy por hoy, ya no es si se pueden llevar a cabo viajes espacio temporales, pues se admite en líneas generales que serían posibles si se respetaran ciertas condiciones. La pregunta es cuándo podrán llevarse a la práctica.
Claro, que hay quien dice que esto ya se ha hecho. Ya sea de forma voluntaria o involuntaria. Y no son pocas las historias, mitos, leyendas y hechos documentados que hablan de personas, barcos o aviones que desaparecieron de un lugar y reaparecieron en otro, o que se evaporaron en una Ă©poca y aterrizaron en otra diferente.


En algunas ocasiones, nadie volvía a ver los implicados. En otras, se ha documentado un regreso milagroso. A veces el salto se realiza hacia delante, otras hacia atrás y en los casos más extraños, a una dimensión paralela.
Es difĂ­cil discernir la verdad de la mentira y los hechos de las invenciones, pero sin duda son acontecimientos que merecen ser estudiados con detenimiento.
Hablaré primero de los sucesos más famosos, los que conmocionaron a la gente de su tiempo y se han ganado un lugar en las listas de los mayores misterios de la historia.

EjĂ©rcitos desaparecidos ¿AdĂłnde fue a parar la Legio IX Hispana?
Aunque se han aportado distintas ideas, a estas alturas todavĂ­a no se sabe muy bien que fue de la Novena legiĂłn. Y no ha sido por falta de empeño. Hay gente que pierde las llaves, el mechero… a veces no se acuerdan de dĂłnde dejaron el coche, o se dejan a su mujer en una gasolinera y varios kilĂłmetros despuĂ©s, se acuerdan de que no viajaban solos.
Yorkshire Museum, York (Eboracum) (7685218944).jpgPero que se pierda el rastro de una legiĂłn, como si nunca hubiera existido, es poco menos que una hazaña digna de David Copperfield. Recordad que estamos hablando de unos seis mil hombres, a veces más, con caballos y armamento incluido. Incluso si su final, como aducen algunos, fue un exterminio total ¿dĂłnde están los cuerpos?
Otros recurren al argumento de que, posiblemente, esa legiĂłn fue deshonrada, o perdiĂł su estandarte, y los historiadores romanos se cuidaron de volver a mencionarla.

El problema radica en que no fue ni la primera ni la Ăşltima que sufriĂł un destino similar y, los historiadores se hicieron eco de aquellos sucesos, independientemente de lo doloroso que fuera admitirlo.
Sea como fuere, dicha legiĂłn se evaporĂł en un momento indeterminado, encuadrado en una pinza temporal que va desde el gobierno de Adriano y el de Marco Aurelio.

Todo esto habría quedado en un hecho anecdótico, si las desapariciones repentinas de unidades militares no se hubieran repetido en más de una ocasión. Pero lo cierto es que la Novena es solo un ejemplo de los muchos que han protagonizado episodios similares. Y no hace falta ir muy lejos en el tiempo para encontrar dichos episodios.

Otras unidades militares
Por ejemplo, en 1707 tuvo lugar en España la Guerra de Sucesión, y como si hubieran levantado el vuelo, desaparecieron cuatro mil soldados del ejército del archiduque de Austria cuando pasaban junto a un arroyo de los Pirineos. Y tampoco quedó nada. Ni una huella.
En 1915, durante la Primera Guerra Mundial, desapareció un regimiento británico de 800 soldados, en las cercanías de Sava Bay (Turquía).
La escena fue presenciada por un nutrido grupo de testigos que también participaban en la contienda.

Otro grupo de soldados ingleses apostados tras las trincheras, los vio moverse hacia la cota 60 de la montaña.
De forma progresiva, se fueron formando unas nubes de formas alargadas y definidas en el cielo, de color gris o marrĂłn.  Aquellas extrañas nubes descendieron tanto que impidieron al grupo de soldados avanzar con rapidez. Sin embargo prosiguieron la marcha y se adentraron aĂşn más en la nube, que se volvĂ­a cada vez más densa.

Los soldados que los esperaban en las trincheras, observaron cómo se internaban más y más en aquella extraña niebla. Confiaban, como era lógico, en que reaparecieran cuando dejaran atrás la nube.
Durante un rato pensaron que quizás habían tomado otro camino, pero nadie volvió a ver al grupo de 800 soldados que escalaba la montaña.
Las nubes se desvanecieron y no quedó ni rastro de los combatientes británicos.

Más tarde 650 soldados franceses corrieron un destino similar mientras marchaban hacia SaigĂłn, en 1939 segĂşn el libro Los Enigmas Pendientes, ni más ni menos que tres mil cien soldados chinos se esfumaron en el aire antes de llegar a Nankin. No encontraron ni armamento, ni cuerpos. Y sus enemigos, los japoneses, aseguraron que no se habĂ­an cruzado con nadie.

Un barco muy especial: El USS Eldrige (DE- 173) ¿Experimento o coincidencia?
La polĂ©mica en lo tocante a este navĂ­o se las trae. Y todo gira en torno al presunto Experimento Filadelfia. Pese a la insistencia de la Armada, que desmintiĂł que tal experimento se hubiera producido, otras fuentes resaltan el hecho de que en el puerto de Filadelfia, en Octubre de 1943, un grupo de marineros del Andrew Furuseth, entre ellos un hombre llamado Carl Allen, estuvieron a punto de colisionar con el USS Eldrige  173.  

Nadie había visto acercarse al buque de guerra, y tras levantarse una especie de neblina verdosa, el mismo barco reapareció en el puerto, como si nunca hubiera salido de allí. No solo eso, sino que a 600 km de allí, en el puerto de Norfolk, también aseguraron haber visto al USS Eldrige durante un pequeño lapso de tiempo.
Para más INRI, y según el diario de provincias de Filadelfia, se produjo una trifulca en un bar, promovida por un grupo de marineros. Cuando la cosa llegó a mayores, se alertó a las autoridades. No obstante, para cuando llegaron, no quedaba ni un solo marinero en el bar y las empleadas, que habían estado presentes durante la pelea, afirmaron que no se habían marchado, sino que se habían hecho invisibles o habían desaparecido de repente. Tiempo después se realizó una investigación y se demostró que dichos marineros pertenecían a la dotación del USS Eldrige.

La armada no tardĂł en licenciar a la tripulaciĂłn del buque, el cual tambiĂ©n fue vendido a Grecia, que le cambiĂł el nombre por Leon (D-54) y en 1999 fue desguazado. Algunos de sus miembros originales fueron silenciados, desaparecieron de forma sospechosa o se volvieron locos. Otros se suicidaron delante de sus familias. ¿Fue todo una estrategia para restar credibilidad a los implicados?

Las autoridades han considerado la mayor parte de lo dicho como una sarta de mentiras. Un bulo que una vez lanzado, creció en importancia gracias a la difusión en las redes y a la inclusión de cada vez más detalles sobre el experimento Filadelfia.
La conclusión de los que apoyan este suceso como verídico, sin embargo, es que lograron de alguna manera llevar a término una investigación sobre el teletransporte, el electromagnetismo, o la invisibilización de objetos. Algo que los Nazis también estaban intentando conseguir (a los teóricos de la conspiración les sonará la famosa Campana, de la que se ha hablado hasta la saciedad).

Los militares negaron tales acusaciones, pero lo cierto es que en pleno siglo XXI, ya han conseguido la invisibilizaciĂłn completa, no solo de objetos sino tambiĂ©n de personas. (La imagen de arriba es solo un prototipo de hace bastante tiempo). El experimento ya es una realidad. ¿Pudo ser el USS Eldrige uno de los elegidos para probar esta tĂ©cnica de alta tecnologĂ­a? Quizá lo más impactante sea la posibilidad del teletransporte, que aĂşn no se ha logrado (al menos en lo que respecta a instituciones oficiales).

Lo que está claro es que, lejos de acabar, el debate sobre el teletransporte o la apertura de canales espacio temporales, no ha hecho más que empezar.

Otros barcos y aviones desaparecidos. Triángulos de la muerte.
Aceptemos por un instante la versiĂłn de la armada. El USS Eldrige no tenĂ­a nada de especial y toda la historia fue un cuento inventado por una cuadrilla de borrachos, en unos tiempos en los que nadie estaba para bromas.
Entonces, ¿quĂ© ha sido de las decenas de barcos y aviones desaparecidos, que en algunos casos reaparecieron totalmente vacĂ­os o que nunca volvieron a ser vistos tras internarse en los llamados Triángulos de la muerte? La lista de desapariciones se ha reducido en los Ăşltimos años, como consecuencia de la mejora de los sistemas de navegaciĂłn, pero, si descontamos aquellos casos en los que todo se debe a secuestros y accidentes, aĂşn quedan bastantes sin explicaciĂłn racional conocida.
Barcos como el Mary Celeste o el RubicĂłn o el famoso Vuelo 19.  ¿Es posible que hayan sido hundidos o golpeados por explosiones de metano, procedentes de bolsas subacuáticas? Hay quien dice que es posible, pero entonces ¿dĂłnde están los restos? De manera que volvemos al mismo terreno pantanoso que con las unidades militares arriba mencionadas.
Aunque suene muy futurista, ¿podrĂ­an todas esas desapariciones ser la consecuencia de algĂşn fenĂłmeno natural poco estudiado capaz de abrir vĂłrtices espacio temporales en distintas partes de la Tierra? ¿Es una civilizaciĂłn desconocida la que genera esos agujeros de gusano para desplazarse y nuestros barcos o aviones penetran en su interior por accidente?

Todo apunta a que las zonas conocidas como los Triángulos de la muerte (no solo existe el de las Bermudas) poseen ciertas caracterĂ­sticas especiales que no se encuentran en otros lugares de la Tierra. Sobre todo en lo tocante a variaciones electromagnĂ©ticas. El electromagnetismo parece tener mucho que ver con estos sucesos, pero aĂşn está por ver si gracias a Ă©l se pueden realizar viajes espacio-temporales. En lĂ­neas generales se admite que no solo serĂ­a necesario un material que no se deteriorase durante esos saltos, sino tambiĂ©n una inmensa cantidad de energĂ­a para abrir los vĂłrtices o para plegar el espacio de forma que se pueda llegar de A a C sin pasar por B. La antimateria parece una candidata probable, pero aĂşn no han logrado producirla en grandes cantidades debido a que el procedimiento es increĂ­blemente costoso. Tampoco conocen su comportamiento tan bien como para utilizarla como medio de propulsiĂłn. La antimateria es  hoy por hoy mucho más peligrosa que cualquier arma de destrucciĂłn masiva y nosotros no estamos en condiciones de utilizarla para llevar a cabo desplazamientos mediante propulsiĂłn por curvatura u otros similares. Claro, que es posible que alguien estĂ© haciendo pruebas y las desapariciones sean solo daños colaterales. Todo esto abre un mar de conjeturas del que es difĂ­cil salir airoso.
Pero no solo los aviones, los barcos o los regimientos desaparecen sin dejar rastro.

Misteriosas desapariciones de personas…y regresos inesperados.
A veces es bastante difĂ­cil establecer si alguien se ha marchado por su propio pie, si ha sido secuestrado o asesinado. Pero aĂşn resulta más complicado afirmar que alguien se ha evaporado en el aire sin dejar rastro. Más aĂşn si unos años más tarde reaparece en circunstancias extrañas. El primer problema al que se enfrentan los investigadores es la aficiĂłn a contar bulos sobre viajeros espaciales que parece haberse apoderado de la gente a partir del siglo XX. En Los Enigmas Pendientes hablan de Rudolf Fenz como uno de los casos más documentados de «crononautas». En otras páginas web, en cambio, sostienen que no hay nada de cierto en esa historia y que, una vez lanzada aquella leyenda urbana, otros siguieron su estela (ya sea por credulidad o beneficio personal). Cuando una persona dice una cosa, otra dice la contraria, y al final se llega a un punto en el que ya no te fĂ­as ni de tu abuela.
Si a esa ensalada de adiciones inventadas, se añaden médiums, testigos y alienígenas, la desacreditación está asegurada.
No obstante, circulan bastantes leyendas o hechos pendientes de investigaciĂłn que merece la pena resaltar.

En la antigĂĽedad nadie tenĂ­a por hobby investigar desapariciones misteriosas, pero no escatimaron en esfuerzos a la hora de dejar constancia, en distintos manuscritos, de hechos que en su momento les parecieron autĂ©nticos milagros, intervenciones divinas o hechos asombrosos.  Y puestos a especular, intentarĂ© explicar de quĂ© manera esos sucesos pudieron haberse producido segĂşn teorĂ­as que en la actualidad ya se están desarrollando en otros campos. Las siguientes hipĂłtesis a muchos les parecerán exageradas, fantásticas y futuristas. Pero dan respuesta a la incĂłgnita planteada.

Uno de los personajes más interesantes de la mitologĂ­a cristiana es el segundo Enoc del GĂ©nesis. Este Enoc era hijo de Jared, descendiente de Set y padre de MatusalĂ©n. De Ă©l dicen que debido a sus habilidades personales, YahvĂ© decidiĂł llevárselo con Ă©l y ascenderlo al rango de ángel, con el nombre de MetatrĂłn. Momento a partir del cual se convirtiĂł en consejero celestial. De esa forma Enoc evitĂł la muerte y se convirtiĂł en una figura muy importante. Nadie volviĂł a verlo, pero en otros relatos se dice que aprendiĂł los secretos del Cielo y de la Tierra. En el Libro de Enoc (el cual no es aceptado por todas las ramas del cristianismo) se habla más en profundidad de los conocimientos que Enoc recibiĂł de los ángeles. 


La relaciĂłn que existe entre esta leyenda y los viajes espacio-temporales radica en la longevidad no solo de Enoc, sino tambiĂ©n de todos sus descendientes. La paradoja de los gemelos de Albert Einstein ofrece una respuesta bastante coherente (eso sin contar el posible control del mecanismo de envejecimiento mediante la manipulaciĂłn genĂ©tica) que podrĂ­a haberse realizado al mismo tiempo. Si alguien viaja a una velocidad cercana a la de la luz fuera de la Tierra durante un tiempo determinado, no envejece a la misma velocidad que otra persona nacida en la misma Ă©poca que viva en dentro del planeta. Esto es lo que propone la teorĂ­a de la relatividad espacial. Y tambiĂ©n parece la Ăşnica explicaciĂłn racional a la misteriosa longevidad de muchos fundadores mĂ­ticos y sus planes a largo plazo para la humanidad. Esto solo habrĂ­a sido posible si una civilizaciĂłn avanzada (no necesariamente alienĂ­gena) ya hubiera desarrollado en otra Ă©poca lo que ahora aĂşn nos parece muy lejano, pero posible. Si ponemos en comĂşn la teorĂ­a de las cinco humanidades, la Atlántida, HiperbĂłrea, los ooparts, (objetos que segĂşn la dataciĂłn es imposible que pertenecieran al hombre moderno), las piedras de Ocucaje y todas las dinastĂ­as misteriosas, longevas y avanzadas de las que se habla en todas las mitologĂ­as del mundo, no parece descabellado achacar a los viajes espacio temporales a esos presuntos sucesos legendarios. ¿PodrĂ­an ser los humanos del futuro, duchos en ingenierĂ­a genĂ©tica y viajes espacio-temporales quienes modelaron el pasado de su propia especie?
Pero no todos los sucesos de esta clase tuvieron lugar hace miles de años.
Algunos son mucho más recientes.
Rusia, 1970. Dos niños de 7 y 9 años fueron con sus padres a la casa de campo familiar para pasar las vacaciones. Cierto día decidieron salir a dar una vuelta con su perro y quedarse en una pequeña cabaña que sus padres habían construido cerca de la casa.
Los padres les dejaron pasar la noche allí. Les dejaron comida y les pidieron que regresaran a la casa de campo al día siguiente para la hora de comer. Como no llegaban, los padres se impacientaron y fueron a por ellos, pero cuando llegaron a la cabaña descubrieron que los niños habían desaparecido. Solo encontraron al perro, que tampoco fue de mucha ayuda. Se realizó una batida en la que participaron la policía y los vecinos. Pero finalmente dieron a los dos chicos por muertos.
Diez años después, de nuevo en la casa del pueblo, el perro de la familia empezó a ladrar y corrió en dirección a la cabaña. Los padres siguieron al animal y cuando llegaron, descubrieron a sus dos hijos dormidos y sin un solo rasguño. Y ambos tenían la misma edad que el día que desaparecieron, como si el tiempo se hubiera congelado. Sus recuerdos eran difusos, pero hablaban de hombres de manos alargadas y ojos de gran tamaño que les colocaron cables en el cuerpo.
Haciendo cálculos, ambos niños pasaron fuera de la Tierra solo cincuenta minutos, mientras que en el planeta pasaron diez años.
Los casos de niños presuntamente abducidos a los que unos extraños seres curaron y luego fueron devueltos a la Tierra son más comunes de lo que parece.
¿Y si lo que muchos dicen haber visto no son más que robots, y los verdaderos instigadores de estos sucesos son humanos capaces de viajar en el tiempo? Ahora suena a pura ciencia ficciĂłn, pero ¿no lo era tambiĂ©n la electricidad, la televisiĂłn, el telĂ©fono, el tren, los cohetes espaciales, la realidad virtual, el Internet, la invisibilizaciĂłn de objetos, el control de aviones no pilotados o la inteligencia artificial?

Ahora los viajes espacio temporales solo son una posibilidad, pero, ¿dentro de un par de milenios? PodrĂ­an ser una realidad.

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