Lo que debes saber sobre las Posesiones Demoniacas



 El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados.

 Los actos de los hombres no merecen tanto.
Jorge Luis Borges

¡Buenos días, colegas míticos! Aunque ya he realizado alguna aproximación en entradas anteriores, como en Dioses, ángeles y demonios, considero que el tema de las posesiones demoniacas es tan amplio, delicado y complejo, que merece un análisis aparte. Debido a sus tintes macabros, a su popularidad en el cine de terror, y al interés morboso que suscita en la cultura popular, tratar este tema no carece de dificultad. 

Pero tenía que hacerlo, ya que su relación con las invocaciones, los dioses o la magia, es demasiado evidente, y en general, su peso en las ciencias ocultas es demasiado grande como para obviarlo o ignorarlo. De manera que, como advertencia, solo diré que esta entrada es muy interesante, pero no demasiado apta para lectores aprensivos. Además, y debido a las exigencias de la propia materia, incluiré también un pequeño apartado sobre Nigromancia en la segunda parte, para aquellos que han oído campanas, y quieren saber dónde están. Como se suele decir, conocer algo a medias es peor que no saber nada. Y personalmente, me gustaría dejar claros los conceptos básicos.


TURISTAS DE OTROS PLANOS

Resultado de imagen de socratesLa teoría afirma que una inteligencia superior, ya sea un espíritu o un demonio, necesita de la ayuda de un cuerpo físico para interaccionar con nuestro plano de existencia, (al menos con cierta comodidad). A caballo entre los seres dimensionales superiores y los inferiores se pueden encontrar los íncubos y los súcubos, cuya inteligencia es menor que la de los arriba mencionados y se mueven principalmente por instinto, pero no llegan a ser tan simples como las larvas
Estas últimas se dedican al parasitismo, y estarían en el escalafón más bajo de la «cadena alimentaria del otro mundo». Mientras que las larvas se pueden alimentar del aura de una persona, las inteligencias superiores van más allá y llegan a introducirse, literalmente, dentro de un recipiente físico (que puede ser animado, como en el caso de los humanos o el de los animales, o inanimado: desde edificios a objetos de distinta índole, que, según la creencia popular, pueden ser también utilizados también como prisiones improvisadas mediante distintos procedimientos y rituales).
Cuando esto se produce, pueden ocurrir dos cosas. Que se desarrolle una especie de mutualismo entre el huésped y la inteligencia (beneficiándose de la compañía y el conocimiento mutuos), como le ocurrió, según se dice, a Sócrates con su daimon; o que esta relación se convierta en algo abusivo (situación que puede producirse tanto por parte de la inteligencia hacia el huésped, como a la inversa, cuando la inteligencia es esclavizada en nuestro plano, en contra de su voluntad).
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De manera que existen distintos niveles y tipos de posesiones, que también requieren de distintas acciones por parte de aquellos que quieran realizar los exorcismos.




FASES DE UNA POSESIÓN DEMONIACA
Las etapas y los niveles de una posesión son variados y muchos de ellos son conocidos desde antiguo. Algunos casos comparten muchas similitudes con enfermedades y trastornos mentales, pero en las posesiones de verdad, existen síntomas tan extraños que ni siquiera los científicos más avezados han conseguido aportar una explicación creíble.

Las fases, a rasgos generales, serían cinco y las posesiones pueden ser tanto grupales (cuando varios entes o espíritus se disputan el mismo cuerpo y acaban compartiéndolo) o individuales:

La manifestación: La inteligencia muestra interés por un individuo concreto, debido a sus características personales (y aquí se puede aplicar la máxima de «para gustos, los colores»). En sí, es raro que muestren interés en humanos, pero puede pasar. Y también es necesario señalar que no siempre son entidades malignas, sino que puede tratarse de seres de planos elevados (las que llaman presencias angélicas o benévolas) pero me voy a centrar solo en los seres del bajo astral, porque son los que más preocupan a la gente. 
Resultado de imagen de ouijaGeneralmente son más vulnerables aquellas personas con la autoestima baja, aquellos que padecen enfermedades terminales (debido a que se encuentran más cerca de la línea que separa la vida de la muerte) o son hipersensibles (personas que por alguna razón son más perceptivas que las demás a los estímulos provenientes de otros planos, categoría en la que también podrían encajar psíquicos y médiums si no están bien entrenados). En ocasiones, la fuerza mental y física de una persona puede llegar a ser irrelevante, si ha invitado al ente sin darse cuenta o ha entrado en contacto con algún objeto parasitado que hace las veces de «enlace» hacia esa entidad. Esto puede suceder también con la Ouija, pues sirve para abrir una puerta hacia los planos inferiores y carece de filtros.


La infestación: Si la relación sigue evolucionando, se llega a la etapa de infestación. En esta fase, el ente comienza a manipular a la víctima, haciendo que se comporte según sus deseos. Al mismo tiempo, intentan aislarlo de los demás, y tratan de ganarse su confianza con un aspecto inofensivo (en este sentido podría considerarse incluso una técnica de caza, debido a que utilizan señuelos). A muchos les gusta tomar la forma de niños, de mujeres y hombres agradables, comprensivos o atractivos, o de parientes fallecidos por los que la víctima sentía mucho aprecio. Saben que si toman la forma de «un hijo de Adán» serán mejor recibidos y que muy poca gente es capaz de percibir su verdadero aspecto. Después, empiezan a difamar a todos los familiares y amigos de la víctima, haciéndole ver que no la quieren de verdad o que hacen o dicen cosas a sus espaldas. Esto genera mucha energía negativa, que, convenientemente, será aprovechada por el espíritu o demonio para incrementar su fuerza. De ahí que poco a poco su presencia se haga cada vez más evidente y lo puedan percibir personas del entorno. 

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Se pueden escuchar voces, golpes, pasos, se ven sombras en los pasillos, las puertas y los grifos se abren y se cierran solos, aparecen manchas extrañas en las paredes, surgen olores nauseabundos de origen indefinido…aquí entra en juego la potencia y la creatividad del ente implicado. Y también su paciencia, porque algunos tampoco pierden el tiempo y saltan a la fase tres.


La opresión

Aquí el demonio ya no se anda con rodeos. Cuando la persona está dominada emocionalmente, empieza a tomar control de sus actos. Y la víctima lo nota, por lo que su miedo es aún mayor. La persona se da cuenta de que ha caído en una trampa, pero ya es tarde y necesitará ayuda externa para liberarse. 
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De ahí la importancia de la fase previa, ya que, si está solo, nadie podrá echarle una mano. Este comportamiento se asemeja al de un tiburón, cuando empuja a su presa lejos de sus competidores para poder comérsela más tarde con tranquilidad. La persona empezará a deprimirse, a desesperarse y su fuerza de voluntad será menor.




La posesión

Esta es la última fase. La más reconocible, y al mismo tiempo, la menos aceptada por parte de los escépticos. El demonio ha tomado control total del cuerpo de su víctima y, en resumidas cuentas, hace y dice lo que le viene en gana. Puede emitir voces sobrehumanas, amenazar al personal, mentir, morder, pegar palizas, revelar verdades incómodas de aquellos que lo rodean, levitar, o hacer levitar a otros y no precisamente por las buenas, comer como un cerdo (los manjares que estimulan su apetito no serían muy apreciados por un gourmet), desde insectos a carne cruda, y en general cualquier fuente de proteínas (esto parece ser importante para ellos, ya que poseer a su víctima o incluso permanecer mucho tiempo fuera de su plano astral implica un gran derroche de energía). De hecho, son conscientes de que tienen un tiempo limitado, y deben darse prisa. 

A veces su control es errático y necesitan descansar, por lo que la víctima poseída tiene momentos de lucidez. Sin embargo, este hecho hace que muchos hayan tomado esta clase de comportamiento como algún tipo de psicosis o de esquizofrenia.

Entre los síntomas más comunes, según el padre Canales, se pueden citar los siguientes: la piel adquiere un color muy oscuro o violáceo, y el cuerpo en general, al estar sometido a más presión interna, se hincha. Los ojos se hunden, la piel está como apretada y se pueden detener las funciones corporales normales, los fluidos etc. También tienen sensaciones como pinchazos y mordiscos internos, temblores incontrolables, ardores y muchos tipos de dolencias diferentes llevadas al extremo. Otros sienten el estómago revuelto, lo que les provoca náuseas, (y pueden expulsar objetos de todo tipo) la temperatura de su cuerpo es muy elevada o muy baja, y no pueden ingerir alimentos. 
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Las medicinas normales no tienen ningún efecto sobre ellos y se vuelven impotentes, o al contrario, su apetito sexual se dispara. Si bien algunas de estas afecciones se consideran simplemente consecuencias de un estado de histeria, hablar lenguas antiguas, disponer de conocimientos poco comunes sobre el pasado o sobre el futuro, o sobre lo que hay más allá de nuestro plano de existencia, puede ser un indicio claro de que se trata de una posesión en toda regla.

La destrucción

Esta es la última fase de la posesión. La víctima controlada por el espíritu no soporta la presión y al final muere, de forma natural o mediante el suicidio, de forma que el ente puede obtener su alma para beneficio propio. Sobre qué hacen con ella hay distintas teorías, pero es muy posible que la engulla, la asimile o somatice para aumentar su energía espiritual. En otras ocasiones, parece que la decisión de tomar un cuerpo viene motivada por otras causas, como escapar de otras entidades que tienen asuntos personales con ellos (parece que las jerarquías tienen sus manías, igual que los gánsters). 
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Y se han dado casos de espíritus que actuaban coaccionados por orden de terceros (ya sea un demonio superior o un brujo). Algunos han llegado a confesar que no hacen eso por gusto y que están de esa guisa en contra de su voluntad. En estos casos, por increíble que pueda parecer, no solo parecen tener muy poco interés en su víctima, sino que realizan frecuentes escapadas cuando «el jefe no los vigila». Lo que llamaríamos absentismo laboral en toda regla. Y sugiere que podrían tener hasta sistemas «franquiciados» en los que unos demonios trabajan en beneficio de otros. 
Vamos, que ni en el otro plano se libran del capitalismo.



LAS POSESIONES EN OTRAS ÉPOCAS Y CULTURAS

La creencia en lo sobrenatural se remonta a la prehistoria, y posiblemente a épocas pretéritas en las que los humanos todavía tenían rabo. De esto también se puede deducir que los exorcismos, de los que hablaré más adelante, sobre todo los de tipo cristiano, son como las aspirinas. Muy modernos, sí, pero antes utilizaban otros que funcionaban igual de bien o mejor.
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Por increíble que pueda parecer, las costumbres en este sector no han variado en exceso desde la época sumeria


En Mesopotamia creían que los demonios eran los causantes de las enfermedades, y aunque tenían médicos, recurrían a sacerdotes llamados Ashipu, que jerárquicamente se encontraban por encima de los Baru o simples adivinos. Estos estaban capacitados para realizar exorcismos y se consideraban a sí mismos la clase más antigua de adivinos-sacerdotes, procedentes de Eridu. La perfección física era uno de los requisitos principales para ser un Ashipu (vamos, que debían de ser tan guapos que les dolía la cara) y poseer la piel clara o no muy terrosa era también de vital importancia, pues se creía que el monarca que les había otorgado su don era Emmeduranki, y él tenía esas características físicas. Eran, por lo tanto, una suerte de chamanes cultos, diferentes a los de muchas tribus de distintas regiones, pero similares en líneas generales.

Por otro lado, las prácticas para atrapar y expulsar a los malos espíritus eran habituales y (lo siguen siendo) en distintas partes del globo. En algunas tribus aisladas, todavía realizan rituales en los que se atrapa a estos seres en montículos de paja, por ejemplo, y después se les prende fuego. Curiosamente, en el documental donde se grabó esta práctica, los montículos empezaron a moverse y se levantaron varios centímetros del suelo, a pesar de que, en su interior, en apariencia, no había nada.

Los egipcios disponían de un repertorio interesante de exorcismos destinados a distintas categorías de espíritus. Algunos de ellos se pueden encontrar en textos médicos, pues para ellos la magia y la medicina seguían siendo inseparables y debían acompañar la ayuda física de la espiritual. Así nos han llegado fragmentos como el que sigue, y que aparece en el Papiro de Leyden:
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¡Oh, demonio aparecido que te alojas en el vientre de (inserte aquí nombre de la persona afectada), oh tú, cuyo padre es llamado el que abate las cabezas, cuyo nombre es Muerte, cuyo nombre es varón de la Muerte, cuyo nombre es Maldito para la eternidad!

Y ejemplos como este también se pueden encontrar en el Papiro Ebers, uno de los más antiguos tratados médicos de los egipcios. La importancia de estas plegarias era tal, que de no seguirlas al pie de la letra, el médico podía ser ejecutado por negligencia. 
También se pueden encontrar algunas plegarias relacionadas con estas prácticas en el Libro de los Muertos, aunque estas oraciones se utilizaban más para alejar a los malos espíritus en el camino hacia el Más allá:
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¡Detente, Rerek! ¡Atrás, demonio de cabeza de serpiente! ¡Mira, ahí tienes a Shu y a Keb que cortan tu camino! ¡No te muevas! ¡Quieto donde estás! Pues te alimentas de ratas, que Ra abomina, y mordisqueas los huesos del gato podrido.

¡Mira, Shu! ¡He aquí Djiedú! ¡Mira Djiedú! ¡He aquí a Shu! Uno y otro están en posesión de la corona de Hathor y sus cuidados están consagrados a Osiris. He aquí a dos demonios que se acercan, dispuestos a devorarme…Pero sin que el demonio Sek-Sek lo advierta, paso entre ellos….

Resultado de imagen de pitiaEsta relación entre magia y medicina siguió siendo habitual en Grecia y Roma, y tal y como mencioné en la entrada sobre los Oráculos de la antigüedad las pitias podían recibir en su interior la presencia del dios, a modo de médiums, induciendo su cuerpo a una especie de posesión voluntaria durante un determinado período de tiempo. De la Antigua Roma, también resulta interesante el caso de una joven poseída que fue llevada a juicio. En dicha reunión se le pidió al ente que explicara la situación. El demonio dijo que no estaba poseyendo a la chica por voluntad propia, si no que un senador que pretendía a la joven, al ser rechazado, había recurrido a un hechicero y lo había obligado a introducirse en el cuerpo de la joven como venganza.

Con la llegada del cristianismo, sobre todo durante sus primeros años, también se produjeron algunos casos sonados. La reutilización por parte de los cristianos de algunos santuarios que antes habían sido utilizados por los sacerdotes politeístas, provocó situaciones tan inquietantes como la que sigue:
Mientras estaban celebrando la misa en uno de esos antiguos templos, un niño se adelantó y empezó a hablar en griego, diciendo que, para purificar el santuario, debía ser quemado y reconstruido. Todos se quedaron con la boca abierta y cuando le llamaron la atención, le preguntaron por qué había dicho una cosa así, y además en griego. El niño parecía ser el primer sorprendido y decía que no sabía de qué le hablaban. La madre insistía en que su hijo no sabía griego y no entendía qué había sucedido.
El hecho de que el niño utilizara el griego es bastante revelador. Popularmente se lo consideraba la lengua de los dioses, debido a que tiene unos tres milenios de desarrollo y por tanto, se trata de uno de los idiomas con una tradición de uso más larga. Las enseñanzas cristianas también solían transmitirse en griego, que era un idioma culto y la gente de a pie no lo entendía, tal y como ocurriría más adelante con el latín.
¿Fue el niño poseído por algún ángel? Hay quien cree que sí.

Resultado de imagen de zeus esculturaAntes del cristianismo, por tanto, las técnicas para expulsar demonios también fueron necesarias, pero los cristianos insistían en que los exorcismos anteriores se servían solo de la magia y no eran ni lícitos ni eficaces, y que solo el exorcismo mediante la oración, sobre todo si era de tipo monoteísta, era correcto. Y si, además, se oraba a Dios, todavía mejor. Los cristianos olvidaron incluso por qué llamaban Dios a Dios (la palabra procede de Zeus en caso genitivo, y Zeus era el dios supremo del panteón griego). No obstante, la imagen de Dios respondía más a la figura del Yahvé de los judíos, que exigía una total y completa veneración. De modo que es otro ejemplo de la fusión de conceptos de la que se sirvieron los cristianos para atraerse adeptos.

También cabe preguntarse, ¿por qué se utilizaron los exorcismos antiguos durante milenios si no eran útiles? ¿Por qué los expertos se servían de las mismas fórmulas generación tras generación y se molestaban en estudiarlas durante años si no eran eficaces? Está claro. Porque en realidad, sí funcionaban. Y, además, eran muchísimo más rápidos y efectivos. El método cristiano, por desgracia, puede eternizarse y llegar a prolongarse durante meses. Habrá que preguntarse también, por qué algunos sacerdotes han tenido que servirse de exorcismos en el nombre de María y no en el de Dios o en el de Jesús para conseguir buenos resultados. ¿Quizá porque la virgen María está basada en todas las diosas madre anteriores, como Astarté, Belili, Hera o Frigg? A estas diosas se las llamaba «grandes Señoras» y en muchas culturas tenían más poder incluso que sus esposos.
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 De modo que resulta cuanto menos curioso que, para expulsar a unos demonios y salvar la vida de la víctima, los sacerdotes cristianos debieran servirse de otros. Eso no es lo que yo llamaría jugar limpio, y desde luego, va en contra de las enseñanzas de Roma. De nuevo, acordaos de la jerarquía de la que ya he hablado. Los cristianos se empeñaron en reducir la figura de los antiguos dioses a la de simples daimones, pero su existencia y su poder no podían ser negados tampoco, lo que complicaba las cosas.

Quizás importa más lo que el daimon cree, y a quien obedece, que lo que cree el sacerdote. Vosotros hacéis caso al jefe de vuestra empresa, no al de una empresa que no es la vuestra. Pues en el caso de los demonios, parece los tiros van más en esa dirección. Además, existen tan pocos vestigios de los exorcismos antiguos, que su destrucción sistemática por parte de los cristianos resulta evidente. No les gustaba que les hicieran la competencia. Lo que sí sabemos es que se utilizaban productos apotropaicos, como la sal o el aceite, la salvia y otras hierbas similares, junto con el agua bendita. Y, como siempre, todo se reducía a obligar al ente a revelar su verdadero nombre, de forma que esto permitiera ejercer control sobre él. (Tal y como hacen los magos, los nigromantes y los iniciados en las artes místicas).

Tampoco está muy claro por qué es necesaria la aprobación inicial por parte de Roma, si el exorcista está capacitado para realizar la tarea. Pero, como siempre, la burocracia parece haberse cebado con estas prácticas, tal y como sucede en otros sectores, como en el ámbito de la Justicia, o en el de la atención médica. Hasta cierto punto, la aprobación de un exorcismo no difiere mucho del procedimiento seguido en nuestro sistema de seguridad social. Y sí, en ocasiones la gente se muere antes si quiera de entrevistarse con el especialista.

Pues en los exorcismos, a veces, ocurre lo mismo. Y en la siguiente entrada, os hablaré de los casos más famosos y más recientes y de cómo acabaron las víctimas de dichas posesiones demoniacas.
Cuando te mudas a una casa, esperas que ese lugar se convierta en un pequeño refugio, un lugar de paz y de intimidad. Un sitio en el que disfrutar de los ratos libres y vivir según tus normas. Hay quien busca viviendas espaciosas porque pretende formar una familia, o, por el contrario, algo fácil de mantener; un piso de dos habitaciones con un despacho, por ejemplo. A este sueño se puede añadir una terraza, un jardín, una piscina, o un garaje.


Pero, a veces, las cosas se complican. Y por increíble que pueda parecer, el precio o el papeleo de la inmobiliaria es lo de menos. Alrededor del globo existen algunas viviendas que no están hechas para construir un nidito de amor. Casas que son inhabitables para el común de los mortales (a no ser que estén hechos de una madera especial o tengan gustos muy peculiares), y que pueden llegar a convertirse en un micro universo gobernado por las pesadillas, el miedo….o incluso, la muerte. 

Y, en ocasiones, los nuevos inquilinos aprenden una dura lección: que la única diferencia entre un ataúd y una casa puede ser solo una cuestión de tamaño. Una caja gigante que puede guardar todo lo positivo y todo lo negativo de aquellos que vivieron en ella y encerrar—o enterrar—en su interior a cualquiera que se atreva a entrar.

Las casas, como ya dije, pueden estar embrujadas…o incluso, poseídas. Y en el siguiente resumen podréis conocer algunas de las más populares, y al mismo tiempo más infames de las que se tiene constancia.

La casa de Aleister Crowley: Boleskine House

Resultado de imagen de boleskine house¿Os acordáis de lo que comenté sobre gente con gustos peculiares? Pues bien, esta vivienda ya tenía su historia antes de que un místico llamado Aleister Crowley la comprara. Su elección, no obstante, no fue casual. En su caso, y a diferencia de lo que suele ocurrir, él ya estaba al corriente de lo que sucedía y vivir allí le pareció la mar de apropiado. Como se suele decir, para gustos, los colores. 
En el caso de este mago, el lugar parecía hecho a su medida. La vivienda había sido edificada sobre una antigua iglesia que había ardido hasta los cimientos con los fieles aún en su interior. Su situación alejada, junto al lago Ness, la belleza del paisaje y su historial, fueron las razones que movieron a Crowley a hacerse con el inmueble. Allí pudo llevar a cabo sus rituales de ocultismo sin ser molestado. Él estaba en su salsa, pero sus empleados y su esposa—que, salvo que fuera Morticia Addams, debía tener más paciencia que un santo—no estaban tan contentos. Después de unos años, sus sirvientes enloquecieron debido a una serie de tragedias personales y su mujer se dio a la bebida (sí, su marido debía mantenerse célibe antes de los rituales, pero no creo que ese fuera el motivo principal).

Morticia Adams Gothic Humor   Chuckles...chaos for the flyAunque Crowley alcanzó una innegable fama, cometió errores que un ocultista con dos dedos de frente debería haber evitado. El primero fue llevar a cabo su trabajo en el mismo lugar donde vivía (alguien debería haberle dicho que donde se come, no se caga), el segundo, fue traerse compañía —porque claro, un mago no puede dedicarse a tareas tan mundanas como cocinar, limpiar o hacer la colada, eso es cosa de muggles—y como siempre, la gente más cercana es la que sale perjudicada. El tercero fue—y con esto no sé si reír o llorar—invocar a trece peces gordos del Infierno (demonios con rangos elevados, como el de Duque o Rey) y después marcharse de casa porque lo llamó su jefe, y dejarlo todo empantanado. Ya sé que me he desviado del tema, pero es que el asunto tiene miga. 

Imaginaos que un fulano se pasa seis meses sin beber alcohol y sin darle al tema, se estudia varios mamotretos en lenguas muertas con la única motivación de invocar a la flor y nata del inframundo —en teoría para pedirles algo grande, porque si no, pues ¿pa qué?— y después de montar semejante sarao, va y los deja plantados. No sé cuál sería la conversación que mantendrían entre ellos, pero me la puedo imaginar. 

El cuarto y el quinto, fueron su falta de control y su ambición desmesurada. El asunto se le fue de las manos, y lo que fue aún peor…no se lo dijo a nadie. Seguramente debido a una cuestión de orgullo. Sí, ese orgullo estúpido que suelen tener los individuos de su especie. Porque no nos engañemos, la mayoría de los magos oscuros se pasa la mitad del día hablando en latín y la otra mitad compitiendo con otros a ver quién la tiene más grande. Y claro, el señorito, al ver que la había liado parda, hizo mutis por el foro. Después de esto, no puedo más que admirar la soberana paciencia y sangre fría de sus empleados y de su esposa. En serio, ¿dónde se sacó el carné de mago? ¿En la tapa de un Danonino?

Vamos, que después de esto, a nadie le sorprenderá que el líder de la Orden de la Aurora Dorada le diera la patada.

Sigamos con el tema.
La casa—o el casoplón, porque sus proporciones eran más que dignas—fue pasando de unas manos a otras (principalmente famosos y también fanáticos obsesionados con la vida de Crowley). El lugar era, según algunos, una de las siete puertas del Infierno. O eso se pensaba, hasta que en 2015 la vivienda se convirtió en pasto de las llamas (suerte que viajé a Escocia en 2014 y pude verla—eso sí, desde lejos—).

 La casa de Amityville (o 112 de Ocean Avenue, N.Y.C.)

De esta vivienda se han escrito ríos de tinta. Se han producido películas, como La Morada del Miedo y varios reportajes. También se pueden ver en Internet fotografías del macabro crimen acontecido en el interior de la propiedad (no son agradables, ya os aviso) y aún es posible contactar con los protagonistas de las terroríficas experiencias que se vivieron en dicho lugar.
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El resumen general de lo que ocurrió ahí sería el siguiente: Aunque la casa pasó por muchas manos, casi todas las historias comienzan con la masacre de la familia DeFeo. En la madrugada del 13 al 14 de noviembre de 1974, el hijo mayor, Ronnie, armado con un fusil, asesinó a todos los miembros de su familia mientras dormían en sus camas. La policía encontró los cadáveres de sus padres y de sus cuatro hermanos, así como el arma homicida (de la que Ronnie había intentado librarse), y tras un interrogatorio y el posterior juicio, el primogénito de los DeFeo pasó a disposición judicial. Lo condenaron a cadena perpetua.

Ronald decía que había actuado movido por unas voces que «lo obligaron» a asesinar a su familia.
Tras el suceso, la vivienda pasó a manos de otra familia, los Lutz. Su vida idílica en aquella casa duró solo un mes, ya que tras una serie de sucesos extraños, (temperaturas gélidas, moscas, voces, apariciones horribles, cosas que se rompían, puertas que se abrían y se cerraban etc.) decidieron abandonar el lugar sin mayores contemplaciones. Al parecer, había más de un demonio en la propiedad. Y alguno de ellos llegó a comunicarse con Missy, la hija de los Lutz. 

Sobre lo que sucedía realmente, hay una enorme división de opiniones. Los escépticos dicen que fue el abogado de DeFeo quien les contó muchas de esas cosas para hacer más creíble la historia de Ronald. También se cree que todo lo que se pensaba que eran sucesos paranormales habían sido engaños orquestados por la mafia, que quería el dinero de la familia DeFeo.

Sea como fuere, si tomamos por cierta su versión de los hechos, los sucesos paranormales afectaron a la casa de forma estructural (salía lo que llamaban “gelatina viscosa” de un montón de puertas, cerraduras y paredes, y a veces encontraban también un “limo negro” en el baño que no se iba con ningún producto de limpieza), sustancias que posteriormente los parapsicólogos identificarían con ectoplasma. De manera que podría decirse que la casa no solo estaba encantada, sino poseída.

La Torre de Londres

Este es, en teoría, el lugar más embrujado del mundo. Aunque el ranking varía dependiendo de a quién le preguntes. También podría ser una estrategia propagandística, como suele ser habitual en cualquier edificio visitable, aunque los guías creen que mencionar las apariciones es de mal agüero. Si esta Torre estuviera en España de seguro habrían colocado hasta Photocalls en los lugares de las apariciones, por si las moscas.
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La Torre fue construida en el siglo XI por Guillermo el Conquistador. Fue reutilizada para múltiples usos, aunque las apariciones datan inicialmente de la época en la que fue utilizada como prisión para miembros de la flor y nata de la Corte. Desde entonces, las apariciones (no solo individuales, sino colectivas) han aterrorizado a cientos de individuos. En concreto, el fantasma más célebre es el de Ana Bolena, la segunda esposa de Enrique VIII, de quien dicen que se pasea con su cabeza del brazo.

Con un historial de semejante calibre, este edificio se merece, sin duda, un puesto de honor en la lista de casas y viviendas poseídas.

La Casa Winchester

Resultado de imagen de casa winchesterEste es otro caso en el que la realidad y la ficción se mezclan de forma sorprendente. La propietaria era Sarah Lookwood Winchester. Tras la muerte de su marido, se convirtió en una de las mujeres más ricas del mundo. No solo recibió dinero, sino también buena parte de las acciones de la compañía de Armas Winchester. Tras el fallecimiento de William, y posteriormente, de su hijo, esta contrató a una médium que le aseguró que la familia acarreaba una maldición, debido a todas las muertes que habían provocado sus armas. De manera que la única forma de esquivar los efectos era construir una casa en la que los espíritus vengativos se perdieran y seguir añadiendo secciones de forma indefinida. Ahora sabemos que Sarah, aunque era una arquitecta consumada, no se pasó construyendo su vivienda durante 38 años, aunque la leyenda diga lo contrario. Además, la mayoría de las escaleras y los corredores que no llevan a ninguna parte son consecuencia del derrumbamiento de los tres pisos superiores, que se vinieron abajo tras un terremoto.
Esta casa se hizo famosa más debido a sus peculiaridades constructivas que las apariciones fantasmales o los fenómenos sobrenaturales, aunque los psíquicos sostienen que está plagada de espíritus, incluido el de la propietaria, que logró vivir hasta los 82 años.

Palacio de Ca’ Dario

Este palacio se encuentra en Venecia, en el 353 del Sestiere de Dorsoduro. Fue mandado construir en el siglo XV por Giovanni Dario, el padre de Marietta, como dote para su hija. Aunque perteneció a la familia del marido de Marietta hasta el siglo XIX, se dice que sobre el palacio pesa una maldición. Todos sus propietarios acaban muertos o en bancarrota. Y es que la historia de esta casa, se las trae.
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Marietta se suicidó cuando el negocio de su marido quebró, y este murió acuchillado. A raíz de aquí, la sucesión de muertes, quiebras, suicidios y enfermedades arrasaron con los nuevos propietarios. Y a pesar de la fama del palacio, su belleza siguió resultando atractiva para los siguientes compradores. Lo peor de esta maldición, quizás, es que no se limitaba a afectar a aquellos que vivían en él, sino que fueran a donde fuesen, mientras figuraran como propietarios o tuvieran una relación estrecha con los mismos…acabarían corriendo las misma suerte que sus predecesores.

Al final el historial delictivo de la casa acabó con el suicidio de Raul Gardini en 1993 y entonces sí que resultó difícil darle salida al inmueble. Nadie se podía tomar tantas muertes a la ligera. Actualmente pertenece a una sociedad americana y está en restauración. El propietario actual permanece en el anonimato.

La casa de Vallecas, dos en uno.

También conocido como «el caso Vallecas», es uno de los mejor documentados hasta la fecha. 

El detonante fue casi el mismo de cualquier película de terror de serie B, solo que en esta ocasión, no se trataba de una película. 
Estefanía, de 18 años, empezó a interesarse por lo paranormal, y como viene siendo habitual entre los adolescentes, decidió que la mejor forma de iniciarse en los misterios de lo oculto era—cómo no—comprarse un tablero Ouija. Primero practicó en casa, y después, repitió la operación con un grupo de amigas en su instituto. Su intención era contactar con el novio fallecido de una de ellas, pero una profesora las pilló in fraganti, y rompió el tablero.
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Craso error.

Un espíritu o demonio poseyó a Estafanía, que después de sufrir todo lo que ya mencioné en la entrada anterior, fue trasladada, en agosto de 1991, al hospital Gregorio Marañón, donde falleció sin que los médicos pudieran decidirse en cuanto al diagnóstico.

En resumen, todo se hizo mal y nadie pudo ayudar a la joven—probablemente, ni se les pasó por la cabeza contactar con un psíquico o con un exorcista, a pesar de que tuvieron un año para decidirse—. Pero la cosa no acabó ahí. Como se suele decir, las desgracias nunca vienen solas, y pronto descubrieron que su casa también había sido parasitada. El 27 de noviembre de 1992, la policía recibió una llamada de su familia, que, desesperada, decía que estaban ocurriendo cosas muy extrañas en la casa, y que una figura enorme los vigilaba desde el pasillo. La cosa se complicó hasta un punto en que se vieron obligados a abandonarla. Varios policías llegaron y revisaron el lugar.
Se quedaron alucinados.
Apuntaron lo que presenciaron en los archivos del caso y pronto estos acontecimientos trascendieron, llegando a convertirse en el caso más mediático e importante de la parapsicología española.

Las posesiones de personas más famosas
Es difícil escoger, pero en general se asume que los siguientes serían los casos mejor documentados de posesiones demoniacas:

Es difícil escoger, pero en general se asume que los siguientes serían los casos mejor documentados de posesiones demonicacas:

Carla Moran
El caso de esta mujer fue relatado en un libro, y después se llevó al cine. El título de la película fue: «El Ente» y cosechó bastante audiencia. Carla Moran era una viuda californiana con una vida aparentemente normal. Pero solo en apariencia, porque a la señora Moran la acosaba un íncubo.
Dicha entidad tomaba una forma física para perpetrar las violaciones y la persiguió durante toda su vida. Familiares, psicólogos e investigadores presenciaron los brutales ataques, y hasta llegaron a captar algunas fotografías. El íncubo también movía cosas y empujaba a cualquiera que se encontrara cerca mientras llevaba a cabo sus fechorías, y no tenía intención alguna de ocultarse. Violaba a Carla siempre que quería y donde quería, aunque principalmente era en su cuarto donde se producían la mayor parte de las visitas. Con el tiempo, los ataques disminuyeron en agresividad (a medida que la señora Moran también envejecía) y al final, murió de cáncer.

Anneliese Michel


Este caso también se llevó al cine, donde le cambiaron el nombre a la protagonista por Emily Rose. La chica había recibido una educación muy católica y sus ataques comenzaron con lo que al principio identificaron con epilepsia. Le fueron administrando cada vez más medicamentos, pero ella insistía en que no servían de nada. Presentaba los síntomas clásicos de una posesión. En concreto decía que la habían poseído siete demonios de alto rango. De modo que, después de intentarlo repetidas veces, consiguieron que dos sacerdotes intentaran un exorcismo. 

Después de un año, Anneliese murió, y tanto sus padres como los sacerdotes fueron juzgados. Se los consideró culpables de negligencia, porque Anneliese había dejado de tomar la medicación, pero las pruebas aportadas contribuyeron a la reducción de la condena. De no haber sido creyente, posiblemente habría sido más fácil enfocar el caso, pero no quedaba claro cuánto de lo que ocurrió pudo haber sido solo fruto de la sugestión mezclada con una serie de psicosis y enfermedades mentales.

El caso Roland Doe
La película El Exorcista es sin duda la más conocida dentro del género. Y el protagonista, a diferencia de lo que ocurre en la versión cinematográfica, fue un chico llamado Roland Doe. Como Estefanía, intentó contactar con su tía fallecida a través de un tablero Ouija. Y ya sabemos cómo acaban estas cosas. Empezó a oír voces, las Biblias y los crucifijos levitaban o cambiaban de sitio, etc. El exorcista asignado necesitó treinta sesiones para expulsar al demonio que atormentaba a Roland. Fue toda una Odisea, pero este acabó de forma satisfactoria.

La muñeca Anabelle

A veces a los espíritus no les queda otro remedio que aceptar sucedáneos. Y cuando no encuentran un cuerpo humano en el que vivir, se decantan por el dicho de «donde hay agujero, hay alegría» y aceptan otra clase de recipientes.
Claro, que siempre se trata de una medida provisional, y los niños son las víctimas más fáciles. ¿Qué mejor manera de acercarse a uno que a través de un muñeco? Obvio que si les dan a elegir, siempre prefieren hombres adultos, porque tienen más fuerza (y algunos también juegan con muñecos). De hecho, hay otra historia interesante sobre esto, pero la dejaré para otro día.
 A lo que iba. Por lo visto, unos daimones son…bueno, más vagos que otros.
Y parece ser que el que se introdujo en la muñeca llamada Annabelle, no tenía muchas ganas de trabajar.

La mujer que la compró para su hija, se hizo con ella en una tienda de antigüedades (no vamos a entrar en lo creepy de esa idea, que de por sí ya tiene delito). Y pronto descubrieron que la pusieran donde la pusieran, aparecía en posturas raras y en distintas zonas de la casa. Encontraron notas que decían «ayuda a Lou» o que pedían socorro, y un día la hallaron cubierta de sangre. La sutileza y la originalidad no eran el fuerte de este daimon tampoco. Solo le faltó colocar un cartel que dijera, en letras de neón: «Pero chati, échame un mano y sácame de aquí, que tengo relleno hasta en los bajos»

El matrimonio Warren, que ya se había encargado de casos similares dijo que la muñeca estaba poseída por un demonio y decidieron llevarla a su museo de objetos malditos, donde la encerraron en una vitrina. Estoy segura de que Lou lamenta profundamente no haberse currado las cosas un poco más.

A estos casos de posesiones se podrían añadir cientos, sino miles. Pero también pueden darse situaciones más difíciles de detectar.

Hay veces que la persona poseída desconoce su condición, y esta solo se manifiesta de forma fortuita. De hecho, pueden pasar años hasta que se dan cuenta, o no llegar a averiguarlo nunca. Muchos dicen que las posesiones demoniacas solo afectan a los creyentes porque son víctimas de la autosugestión, pero también hay quien piensa que los ateos y los escépticos son más fáciles de controlar, precisamente porque jamás sospecharían que su propia condición es consecuencia de una posesión demoniaca su alma sería más fácil de obtener mediante el suicidio. En realidad, muchos de los casos achacados a psicosis repentinas en gente que no tenía razones para cometer un crimen brutal, o antecedentes de ninguna clase, podrían deberse a este tipo de posesiones veladas. Y como os podréis imaginar, defender esta condición en un juicio resulta…complicado.

Ya ha habido quien lo ha intentado, y no ha servido de nada.
Es más fácil acusarlos de sufrir algún trastorno mental, y a veces ni si quiera es suficiente para evitar una condena.
Todo lo anterior nos lleva a la conclusión de que los casos de posesiones demoniacas son antiguos y persistentes. Y, ya sea por efecto de la sugestión, de alguna enfermedad mental o de una realidad mucho más espiritual, no podemos negar que de una forma o de otra, existen. Unos son falsos, otros autoinducidos, y los más extraños, seguramente, reales.

¿Y quién sabe? Quizás haríamos bien en recordar que las ovejas que no creen en los lobos siempre son las más fáciles de cazar, y que mostrarnos escépticos, en determinadas situaciones, podría salirnos muy caro.

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