VENCE AL DIABLO



 AsĂ­ que allĂ­ me sentĂ© en el suelo frĂ­o y duro, apoyado contra el tronco de un árbol muerto hace mucho tiempo. La luz de la luna se derramaba a travĂ©s de las ramas desnudas, salpicando los cruces de caminos, y en algĂşn lugar a travĂ©s de los campos vacĂ­os, un bĂşho ululaba con ese tipo de sonido triste que tienen. MĂ­rame los escalofrĂ­os, sobre todo porque estoy acostumbrado al sonido del tráfico, bocinas y sirenas todo el tiempo. El silencio aquĂ­ en el campo me estaba poniendo terriblemente nervioso para empezar, y el Sr. Lechuza comĂşn no estaba haciendo nada bueno para mis nervios. No es que no tuviera motivos para estar nerviosa. Cuando le debes al diablo, y la deuda está vencida, y no tienes lo que debes... bueno, no es una especie de sensaciĂłn tranquilizadora.

Por supuesto, estoy seguro de que el Sr. Flambe no era realmente el mismo diablo, solo un representante de algĂşn tipo. Ă‰l no era humano, eso se hizo evidente para mĂ­ de varias maneras. Pero apareciĂł en carne humana para tratar conmigo, y no le doy crĂ©dito a mi alma por ser lo suficientemente importante como para que el señor del inframundo venga personalmente a tentarme. El Sr. Flambe era solo un subalterno inferior enviado para manejar mi situaciĂłn. Le ahorrarĂ© los detalles, pero básicamente necesitaba dinero y el Sr. Flambe habĂ­a aparecido ofreciĂ©ndome mucho. Además, se ofreciĂł a endulzar el trato dándome otros cincuenta años de vida. Cabe señalar que mi tumor cerebral y la nociĂłn de tener solo unos pocos meses de vida eran pertinentes entre los factores bajo consideraciĂłn. Todo lo que tenĂ­a que hacer era entregar un corazĂłn humano para la prĂłxima luna llena. Y por absurdo que parezca ahora, Estaba lo suficientemente desesperado como para aceptar el trato y me encontrĂ© con Flambe en el cruce de caminos esa noche para firmar el contrato. Mi sangre pareciĂł ennegrecerse cuando golpeĂł el pergamino.

Realmente no estaba preocupado por entregar el corazĂłn, porque realmente pensĂ© que tenĂ­a una soluciĂłn inteligente. Oh sĂ­, pequeño yo inteligente. PensĂ© en llamar a mi prima Lou, que casualmente es funeraria. Pero lo llamaron fuera de la ciudad inesperadamente. Luego tratĂ© de colarme en el banco de Ăłrganos del hospital local, pero casi fui descubierto por una multitud de reporteros que merodeaban por un rumor sobre una estrella de cine con un esguince de tobillo. La universidad local estaba siendo fuertemente patrullada debido a los recientes problemas de vandalismo, por lo que el departamento de ciencias estaba inaccesible. El Ăşnico otro lugar en el que podĂ­a pensar era en una funeraria, y estaba repleta de policĂ­as cuando lleguĂ©. Parece que alguien habĂ­a entrado para robar en la oficina. Mientras miraba hacia los cielos con frustraciĂłn (sĂ­, sĂ© cĂłmo suena, pero eso es lo que hice de todos modos), Vi que la luna estaba llena. No se suponĂ­a que estarĂ­a lleno hasta dentro de un par de semanas, pero ahĂ­ estaba.

RegresĂ© al cruce y me sentĂ© a esperar bajo la luz de la luna, pensando que el contrato deberĂ­a ser olvidado despuĂ©s de tal engaño, o al menos renegociado. Pero cualquier esperanza a la que pudiera haberme aferrado se debilitĂł drásticamente cuando apareciĂł el agujero. El suelo pareciĂł derrumbarse en el centro de la polvorienta encrucijada, dejando un agujero de unos tres pies de ancho. No podĂ­a ver el fondo desde donde estaba sentado, pero de alguna manera sentĂ­ que no habĂ­a ninguno. Y se podĂ­a ver un tenue resplandor rojizo pulsando dĂ©bilmente desde algĂşn lugar en las profundidades del suelo.

"Encantador, ¿no?"
Creo que saltĂ© un poco fĂ­sicamente cuando el Sr. Flambe hablĂł, estaba tan tenso. MirĂ© a mi izquierda y allĂ­ estaba sentado, justo a mi lado en el suelo rocoso. Complacido de haberme asustado tanto, sonreĂ­a sombrĂ­amente mientras se ponĂ­a de pie con gracia.

"Tienes lo que me debes, por supuesto?" preguntĂł con una voz suave como la seda.
"Creo que sabes que no. ¿Y sabes quĂ© más pienso?" Entonces procedĂ­ a decirle un gran nĂşmero de cosas que habĂ­an estado en mi mente hasta este momento. Cabe señalar que ya estaba más que un poco molesto. Flambe parecĂ­a completamente sorprendido por este giro de los acontecimientos. Aparentemente esperaba que le entregara el corazĂłn sin ninguna queja y parecĂ­a ofendido personalmente porque no lo habĂ­a hecho.

"¡¡¿Me estás tomando el pelo?!!" Ă©l irrumpiĂł. "¿Sabes lo lejos que tengo que viajar para hacer estos tratos? ¿Tienes idea de lo desagradable que se siente tomar forma humana, usar carne y huesos? ¿Tienes ALGUNA idea de lo que tengo que pasar al hacer estas cosas?" ? Bueno, ¿y tĂş?!!!" Y el Sr. Flambe se quedĂł allĂ­ con los brazos cruzados, frunciĂ©ndome el ceño. Me puse de pie torpemente y comencĂ© a decir algo sobre cĂłmo habĂ­an manipulado las cosas en mi contra. Pero su ira era tan extrema que estaba empezando a vibrar fĂ­sicamente, y su rostro se estaba poniendo de un desagradable color pĂşrpura.

"¡¿Crees que puedes hacerme perder el tiempo?! ¡¿Crees que todo esto es una BROMA?!" De hecho, comenzĂł a saltar de frustraciĂłn. "Un trato es un TRATO, pequeño desagradecido..."
No estoy seguro de cĂłmo planeaba llamarme. Pero para ser honesto, incluso 'poco' fue suficiente para meterse debajo de mi piel. ¿He mencionado que estaba un poco molesto? De todos modos, no vi lo que realmente tenĂ­a que perder en este punto, particularmente a la luz de las cosas bastante espectaculares que el contrato especificaba que sucederĂ­an si no se entregaba el corazĂłn. AsĂ­ que esperĂ© a que sus saltos lo dejaran momentáneamente en el aire y me lancĂ© hacia adelante, golpeándolo con fuerza en el pecho con mis palmas extendidas. VolĂł de regreso hacia el agujero, y por un minuto realmente pensĂ© que lo habĂ­a vencido. ¿Puedes creerlo?

Estaba de pie balanceándose sobre el borde del agujero, agitando los brazos salvajemente, su voz ahora estaba lejos de ser sedosa mientras me llamaba nombres que habrĂ­an marchitado la vida vegetal y agriado la leche. Y luego recuperĂł el equilibrio y dio un paso hacia mĂ­. Su expresiĂłn dejĂł solo un pensamiento ardiendo en mi mente. ¡CORRER! Me di la vuelta, desesperada por alejarme lo más posible lo más rápido posible, y me estrellĂ© directamente contra el tronco del árbol muerto.

El dolor repentino de mi colisiĂłn debe haber nublado mi juicio en este punto, porque mi siguiente pensamiento fue escapar trepando al árbol. TrepĂ© por el tronco una corta distancia y saltĂ© a una de las ramas más bajas. Agarrando la extremidad con un brazo extendido, me impulsĂ© hacia arriba. Equilibrándome, mirĂ© hacia abajo para ver al Sr. Flambe mirándome. Y entonces la rama se rompiĂł.

CaĂ­ pesadamente al suelo rocoso en la base del árbol, todavĂ­a agarrando la rama rota. Levantándome lo más rápido posible mientras Flambe pisoteaba hacia mĂ­, balanceĂ© la rama contra el tronco del árbol tan fuerte como pude. Hubo un fuerte SNAP seco y me encontrĂ© sosteniendo un garrote que parecĂ­a bastante Ăştil. Me volvĂ­ hacia mi atormentador con el comienzo de una sonrisa. Y la rama estallĂł en llamas.

Dejando caer la madera en llamas entre nosotros, comencĂ© a tropezar ciegamente hacia atrás. Y de repente me encontrĂ© cayendo cuando mi pie se enganchĂł en un trozo de raĂ­z de árbol que sobresalĂ­a. La parte de atrás de mi cabeza se estrellĂł contra una de las rocas más grandes esparcidas alrededor, y por un momento fui entretenido por miles de pequeños destellos de colores brillantes, como si las estrellas estuvieran bailando para celebrar mi muerte inminente. Y entonces el rostro salvajemente sonriente del Sr. Flambe llenĂł mi visiĂłn cuando comenzĂł a ponerme de pie.

"Te tengo, pequeño..."
¿He mencionado que me molesta que me llamen "pequeño"? LancĂ© la piedra a un lado de su cara con todas mis fuerzas. Y luego lo golpeĂ© en el otro lado de su cara. Y luego comencĂ© a abordar el área frontal. SeguĂ­ balanceándome y balanceándome. Quiero decir, lo estaba golpeando para vencer al desarrollador... bueno, entiendes la idea.

Bueno, estaba molesto porque no habĂ­a matado a nadie, ¿verdad? De repente se me ocurriĂł que el haber sido 'devuelto al remitente' no necesariamente cancelarĂ­a el contrato. Probablemente todavĂ­a estaba endeudado, asĂ­ que arrastrĂ© el cuerpo hacia el lado del agujero. Todo lo que tenĂ­a para trabajar era una pequeña navaja que habĂ­a planeado usar para abrir puertas o ventanas en la funeraria, pero lo logrĂ©.

Y luego me sentĂ© de nuevo en la base del árbol. DespuĂ©s de un tiempo, el agujero en el suelo se llenĂł solo, aunque parecĂ­a hacerlo de mala gana. La lechuza ululĂł de nuevo, enviando nuevos escalofrĂ­os por mi espina dorsal. Pero pensĂ© que el sol tenĂ­a que salir en algĂşn momento. Y me imaginĂ© que podĂ­a contar con estar aquĂ­ por otros cincuenta años. Quiero decir, un trato es un trato. ¿Derecha?

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