Melvin Partridge no habĂa sonreĂdo en mucho tiempo, y ahora no sonreĂa mientras arrastraba los pies lentamente por el parque, la nieve escarchaba el borde de su sombrero de fieltro y los hombros de su chaqueta barata de algodĂłn. Se apoyĂł pesadamente en su bastĂłn cuando llegĂł a la cima de la pequeña colina al final de Hampstead Street y se quedĂł mirando a travĂ©s de la extensiĂłn vacĂa del estacionamiento. El lote siempre estaba desierto a estas horas de la noche, y habĂa veces, en tardes de finales de noviembre como esta, que parecĂa casi más solemne y fantasmal que el cementerio que habĂa más allá.
El silencio cubriĂł la noche mientras Melvin cruzaba de un cĂrculo de luz al siguiente. Pronto estuvo al pie del pequeño puente de madera que cruzaba Stanton Creek y conducĂa al cementerio. Solo un rato, se dijo, y estarĂa de vuelta en su apartamento con una bebida caliente, un buen libro y su mĂşsica favorita en el reproductor. Pero primero tendrĂa que cruzar la tierra nevada de los muertos que se alzaba ante Ă©l.
Su tobillo le dolĂa más que de costumbre esta noche. Debe ser el frĂo, se dijo. El invierno no solĂa molestarlo, pero ya nunca parecĂa calentarse lo suficiente. Hizo una pausa para quitarse la nieve que de algĂşn modo se habĂa metido entre los guantes y las mangas del abrigo, y no pudo evitar sonreĂr al pensar en lo que habrĂa dicho Charley si estuviera allĂ.
"¿QuĂ© pasa, cobarde? ¿Tienes miedo del patio de la tumba, verdad?" Charley habrĂa sonreĂdo. Melvin y Charley habĂan sido los mejores amigos durante muchos años y generalmente se reunĂan en el Teatro Madison los viernes por la noche para asistir al espectáculo nocturno. El Madison siempre pasaba una pelĂcula de terror de algĂşn tipo para el programa nocturno de los viernes, y en algĂşn lugar de la fila de espera de veinteañeros y punks, por lo general podĂas encontrar a los dos viejos con sus abrigos a cuadros y botas de goma, mordisqueando sus palomitas de maĂz. y discutiendo los aspectos más finos de las pelĂculas de zombis. DespuĂ©s de la pelĂcula, Charley se dirigĂa hacia el norte, a su casita verde en Maple Avenue, y Melvin se marchaba arrastrando los pies hasta su apartamento, atravesando el cementerio para acortar el camino a casa unas cuantas manzanas. Charley nunca se separaba sin burlarse de Melvin sobre el cementerio, alegando que habĂa rumores de algĂşn monstruo esperando allĂ, esperando que Ă©l se aventurara a pasar. Melvin sabĂa que Charley realmente envidiaba la apacible aventura de caminar por el lugar, por lo que no pudo evitar reĂrse de las monstruosidades cada vez más extravagantes con las que Charley soñarĂa para asustarlo. Todo habĂa sido muy divertido antes de que Shredder atacara por primera vez. Entonces no fue divertido en absoluto.
Siete personas habĂan sido asesinadas en el cementerio, y tanto la prensa como la policĂa habĂan mantenido en secreto la forma de sus muertes. La especulaciĂłn pĂşblica incluyĂł espeluznantes informes de cĂłmo las vĂctimas habĂan sido literalmente despedazadas, y algunos afirmaron que las piezas eran demasiado pequeñas para ser reconocibles como algo más que trozos de carne esparcidos. 'The Shredder' se convirtiĂł rápidamente en una leyenda local, y no importaba cuán increĂbles fueran las historias, el hecho era que en realidad se estaba matando gente en ese cementerio. Charley habĂa comenzado a mostrar una genuina hostilidad ante la continua negativa de Melvin a tomar una ruta más larga a casa los viernes por la noche, pero ambos sabĂan que Melvin era demasiado estricto y nunca permitirĂa que lo intimidaran para que cambiara de rumbo. Ni siquiera si el matĂłn era, como decĂan las leyendas, mucho más que un animal y mucho menos que un ser humano. Por lo general, Melvin cambiaba de tema riĂ©ndose del reloj Twilight Zone de Charley, que brillaba en la oscuridad, y las cosas volvĂan a la normalidad. Pero Melvin sabĂa que Charley estaba realmente preocupado, por lo que finalmente prometiĂł comenzar a tomar la ruta más larga a casa. Pero, por supuesto, nunca lo hizo.
Melvin cruzĂł el puente y entrĂł en el silencioso cementerio. Las luces de la ciudad se reflejaban en los bancos bajos de nubes de tormenta, bañando los terrenos con un resplandor tenue y espeluznante. Tumbas y lápidas se elevaban oscuramente a su alrededor, y reinaba un silencio casi antinatural. Las ramas desnudas parecĂan llamarlo para que siguiera adelante, y tuvo que reĂrse a pesar de sĂ mismo. Este lugar realmente ERA espeluznante, y no hacĂa falta mucha imaginaciĂłn para generar serias dudas sobre cruzarlo en una noche como esta.
¡Pum! El sonido de la nieve al caer lo sobresaltĂł tanto que casi se cae. Dándose la vuelta, vio ramas de pino que todavĂa temblaban mientras una gran cantidad de nieve caĂa sobre el camino detrás de Ă©l. ¿Algo habĂa sacudido el árbol? ¿Eran esas marcas en las huellas de nieve, y habĂa visto un movimiento furtivo detrás del árbol? "SĂ© realista", murmurĂł en voz baja. Pero siguiĂł mirando nerviosamente a su alrededor mientras entraba en el corazĂłn del cementerio.
Fue solo cuando llegĂł a la gran tumba de mármol con los ángeles tallados que mirĂł hacia abajo. Se habĂa dicho a sĂ mismo que no iba a mirar hacia abajo cuando llegara a este lugar, que solo iba a caminar con calma y no mirar hacia abajo. Pero, por supuesto, habĂa mirado hacia abajo y, por supuesto, las manchas de sangre seguĂan allĂ. Diminutos puntos oscuros salpicaban la base de una urna, y una pequeña raya de color burdeos aĂşn corrĂa por el frĂo cemento gris al pie de la tumba. MirĂł sombrĂamente las manchas, asombrado de que tanta horrible carnicerĂa pudiera dejar tan poco rastro, solo unas pocas gotas de sangre esparcidas. La sangre de Charley.
No habĂa sido ningĂşn 'Shredder' mĂtico el que habĂa asesinado a Charley, solo alguien con un objeto contundente y sin apreciar el hecho de que Charley era un ser humano. Lo habĂan golpeado hasta dejarlo casi irreconocible, y todo porque querĂa conocer a Melvin antes de la pelĂcula, caminar con Ă©l por el cementerio y asegurarse de que no pasara nada malo. QuĂ© risa. Melvin contuvo una lágrima de enojo mientras murmuraba suavemente "Buen trabajo, pequeño". Y se puso repentinamente alerta cuando escuchĂł la risa frĂa y fea que siguiĂł a su comentario.
PodĂa verlos a unas pocas docenas de metros, dos formas oscuras acurrucadas en la nieve. Su fuerte risa de borrachos fue puntuada con gritos vulgares cuando uno de ellos rompiĂł una botella contra una lápida. Melvin dio un paso adelante en silencio, con la esperanza de pasar desapercibido, pero una capa de hielo de repente se rompiĂł debajo de sus zapatos, el sonido silenciĂł instantáneamente a las dos figuras oscuras mientras se ponĂan de pie de un salto.
VolviĂ©ndose hacia Ă©l, el más alto de los dos señalĂł directamente a Melvin y murmurĂł algo a su amigo antes de avanzar. El más pequeño de los dos se quedĂł inmĂłvil por un momento, y Melvin pudo ver que era un joven de unos 18 años, regordete y de aspecto cruel. El niño estaba sosteniendo una palanca. Pero en lugar de avanzar, dio media vuelta y echĂł a correr, desapareciendo en las tumbas más altas en la oscuridad. Melvin mirĂł hacia atrás a tiempo para ver a la otra figura saliendo al camino frente a Ă©l. Este sostenĂa la mitad rota de una botella de whisky.
"¿QuĂ© tal, viejo?" se burlĂł el adolescente larguirucho, su rostro lleno de granos sonriendo como un reptil. "¡Este es tu dĂa de suerte, papá!" Y se acercĂł tambaleándose agitando lentamente la botella rota frente a Ă©l.
"¡Mira, ahĂ está esta desagradable y mala bestia de Shredder andando suelta, y se come a los viejos asquerosos como tĂş para la cena, abuelo! SĂ, ¡estaba justo detrás de ti, listo para devorarte de inmediato! Solo Louie y yo, llegamos primero". y le pateĂł el trasero, asĂ que ahora nos debes por salvarte a ti mismo". Y en este punto toda la luz se apagĂł de los ojos del niño y de repente parecĂa más muerto que la mamposterĂa que lo rodeaba.
"¿Tu cavas?"
Melvin agarrĂł el bastĂłn con más fuerza, considerando usarlo como arma. Pero entonces la palanca se clavĂł en la parte posterior de su cráneo y escuchĂł la fea risa del niño regordete mientras caĂa al suelo frĂo e indiferente.
La oscuridad amenazĂł con llevarlo a la inexistencia, pero la lágrima que se formaba en su ojo no era por Ă©l. De repente podĂa recordar con tanta claridad un dĂa a finales de los años sesenta, la luz del sol brillando en el plástico azul brillante de su radio de transistores mientras La Quinta DimensiĂłn cantaba sobre el amanecer de una era completamente nueva. Y casi podĂas creerlo mientras mirabas los rostros jĂłvenes y brillantes, los colores vibrantes que estallaban por todas partes y el mundo entero rebosante de una sensaciĂłn de llegada. ParecĂa que la humanidad finalmente habĂa tenido una pista, finalmente estaba lista para superar toda la violencia, el egoĂsmo y la estupidez. ParecĂa que finalmente todos estaban listos para arrojar sus armas y evolucionar. Todo iba a ser tan hermoso, tan maravilloso. Y luego, de alguna manera, todo se habĂa esfumado en silencio, al igual que Melvin se estaba escurriendo ahora. "
Danny agarrĂł la cartera del anciano de los dedos regordetes de Louie. "Dame eso, perdedor. Consigues el reloj y los anillos, yo consigo el dinero en efectivo. ¡Además, tienes la Ăşltima billetera!"
"Eso es una mierda", se quejĂł Louie, "¡Yo soy el que lo golpeĂł!" Se quedaron allĂ evaluándose el uno al otro por un momento, cada uno preguntándose si no podrĂa destrozar al otro y tenerlo todo. Pero luego escucharon algo peculiar detrás de ellos, un extraño sonido de estallido, y ambos se dieron la vuelta para mirar el cuerpo arrugado del anciano que yacĂa en la nieve.
HabĂa algo mal con la forma de Ă©l. Bajo su abrigo se producĂa un extraño aleteo, justo encima de la columna vertebral. Sus extremidades comenzaban a temblar en el camino de piedra frĂa, y sus piernas parecĂan alargarse, mutando en una forma con más ángulos de los que deberĂa haber. Sus dedos de repente rasgaron los guantes baratos, las afiladas garras resonaron en el suelo helado. Unas enormes alas atravesaron el abrigo mientras Danny y Louie miraban horrorizados. El anciano se puso de pie lentamente, pero en realidad ya no eran pies. Y ya no era realmente Melvin, no ahora que el cambio se habĂa producido de nuevo. No ahora que el hambre estaba sobre Ă©l.
Danny y Louie se quedaron mirando una monstruosidad más allá de una pesadilla. Louie ahora tomĂł la Ăşltima decisiĂłn que tomarĂa en esta vida y, como la mayorĂa de las anteriores, fue completamente incorrecta. Se lanzĂł hacia adelante con la palanca, pensando borracho que le mostrarĂa a ese idiota de Danny cuánto más fuerte era, cuánto más valiente, cĂłmo la palanca que habĂa comenzado a balancear de repente sobresalĂa de su propio pecho. Shredder se moviĂł como un rayo, enganchando una garra debajo de su mandĂbula y levantándolo en el aire. Lo atrajo hacia sĂ y lo mirĂł a los ojos por un breve momento antes de arrojar su forma temblorosa a la noche. CayĂł sobre una lápida y su columna se partiĂł con fuerza. Shredder se girĂł para mirar al otro de los dos.
Danny estaba llorando como un niño y se habĂa mojado. RetrocediĂł aterrorizado, suplicando que lo perdonaran. Y en algĂşn lugar del corazĂłn más profundo de Shredder, algo se detuvo a considerar. ¿DeberĂa negar el hambre, negar su propia naturaleza y mostrar misericordia? La parte de Ă©l que todavĂa era Melvin mirĂł las manos suplicantes que se extendĂan para evitarlo. Y vio el reloj Twilight Zone de Charley brillando dĂ©bilmente.
Danny nunca sintiĂł que le arrancaran los brazos. TerminĂł demasiado rápido. Pero cuando Shredder golpeĂł su torso tembloroso contra la frĂa tumba de piedra detrás de Ă©l, se acercĂł y lo mirĂł a los ojos. Y en esa noche silenciosa del cementerio hizo algo que nunca habĂa intentado hacer antes. HablĂł.
"Yooo solossst no entiendotttttttt, ¿doooooo yooo? ¡YO TAMBIÉN HAAAAAAD beee estossssssssssssssssssssss! Perotttt yooo... ¡yooooo podrĂa havvvvvvvvooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo que podrĂa haber estado CUALQUIER COSAOOOOOOOOOOOOOO!!!"
Y luego arrojĂł a Danny al suelo, sus dientes brillando hĂşmedos a la luz de la luna.
DespuĂ©s de un tiempo, la criatura terminĂł su sombrĂo propĂłsito. La alimentaciĂłn lo sustentarĂa y seguirĂa viviendo. No conocĂa la culpa ni el remordimiento por haber festejado, eso era por su otro yo, la parte que caminaba mientras estaba dormida. La parte que era Melvin Partridge. Se alimentarĂa cuando lo necesitara y cuando no tuviera hambre serĂa Melvin y usarĂa abrigos a cuadros y disfrutarĂa de las pelĂculas de terror.
En un rincĂłn tranquilo del cementerio la criatura se acurrucĂł, preparándose para el sueño que la transformarĂa en su forma más apacible. Se preguntĂł vagamente quĂ© podrĂa deparar el futuro. El futuro siempre fue incierto y, por lo tanto, siempre aterrador. En el fondo de su mente podĂa escuchar a un tipo llamado Charley riĂ©ndose.
"¿QuĂ© pasa? ¿Asustado, cobarde?" Y un tipo llamado Melvin respondiĂł "No, en realidad no". Y entonces la criatura se durmiĂł.
0 Comentarios