Puedo oĂr a Jacko escarbando fuera de la ventana. Y supongo que es
un poco de suerte que no tenga la llave del apartamento, pero sé que en realidad solo estápostergando lo inevitable.
Tienes que darte cuenta, mira, que nunca quisimos que nada de esto sucediera
en primer lugar. Solo intentábamos pasar un buen rato, eso es todo.
Pero a veces las cosas se te escapan un poco, ¿no? Supongo que si
quieres matar vampiros, debes aceptar los riesgos. O tal vez deberĂa decir
probabilidades, ya que asĂ es como Jacko y yo siempre vimos las cosas.
Mira, ambos somos lo que podrĂas llamar, entre otras cosas, jugadores. Y
Desde el primer turno de noche de Jacko en el refrigerador, hemos estado apostando
a casi cualquier cosa que se presente, solo por el deporte, ¿
entiendes? ¿La nevera? Ese es nuestro nombre para la funeraria del condado de Stanton.
Por supuesto, el viejo jefe Hemmings odia que lo llamemos asĂ, pero es un
jefe de mala muerte, ¿a quiĂ©n le importa? De todos modos, los turnos de noche en el refrigerador son realmente
otra cosa a veces, y nunca sabes en quĂ© tipo de lĂo se van a meter
.
AsĂ que un poco de juego te ayuda a pasar la noche y te mantiene alejado de
las cosas que tal vez no. gusta pensar, como los alfileres de plata.
Ahora, esto no es el tipo de cosa que quieres difundir, pero en
la nevera, son muy estrictos con esos alfileres. Todo el mundo recibe uno, tan
pronto como llegan. Justo en el corazĂłn. PensarĂas que
Jacko o yo habrĂamos hecho un gran problema por jurar guardar el secreto y todo eso,
pero ¿a quiĂ©n se lo Ăbamos a decir? Todo lo que buscábamos era suficiente dinero en efectivo para
el alquiler, y tal vez un poco más para divertirnos y, por supuesto, hacer nuestras pequeñas
apuestas nocturnas. Pero resulta que los alfileres los mantienen bajos, y sin
esos alfileres, tienes un vampiro genuino que camina, acecha.
AsĂ que durante bastante tiempo, simplemente continuamos con el trabajo y pasamos el
tiempo libre apostando. Juegos de cartas, juegos de pelota, sea o no el prĂłximo pobre hijo de puta
enrollado le faltarĂa una cara, cualquier cosa tonta que pudiĂ©ramos encontrar. Supongo
que es natural que eventualmente nos aburriéramos de todo y nos dedicáramos
a beber en su lugar. Y tal vez eso tuvo que ver con que Jacko olvidĂł
ese primer broche de plata, pero sigo pensando que fue deliberado. Mira,
Jacko siempre fue más bromista que yo, y parecĂa tener una
habilidad especial para no dejarse atrapar por las cosas.
Pero por alguna razĂłn, no pudo fijar uno, y apareciĂł en
medio de la noche. Nos asustĂł hasta la muerte, pero pronto descubrimos que
son bastante fáciles de dejar de nuevo, si revientas el corazón. Y
resultĂł que incluso el mango de un trapeador roto serĂa suficiente.
Entonces, como digo, el primero fue fácil. Y tan pronto como golpeó el
suelo, se convirtiĂł en polvo. Simplemente se secĂł en segundos y no dejĂł
nada excepto un polvo rojizo. Lo barrimos todo y nos reĂmos bastante
de todo el asunto. Y una cosa llevó a la otra después de eso.
Primero era apostar a quiĂ©n podĂa matar a uno más rápido, y luego a quiĂ©n
podĂa matar a uno más lento, pero de vez en cuando nos convertĂamos en vampiros y nos
divertĂamos.
Mirando hacia atrás, supongo que fue algo bastante ridĂculo
, pero siempre sentimos que tenĂamos el control de la situaciĂłn. Uno de nosotros
manejarĂa el cronĂłmetro, cronometrando el juego con cuidado, mientras que el otro
despachĂł a la criatura. El tiempo comenzĂł cuando los vampiros se levantaron y terminĂł
cuando la estaca atravesĂł su corazĂłn y se clavĂł en el suelo. De hecho , habĂamos
dejado que los vampiros salieran a los campos cercanos, en parte
debido a nuestra preferencia por la luz de la luna y en parte porque el martillo que golpeaba
la estaca en el suelo emitĂa un sonido más preciso para hacer clic en el cronĂłmetro.
Además, se podrĂa dejar que el polvo se disperse con la brisa de la tarde, dejándonos
más tiempo para las bebidas después del juego.
Y asà jugamos nuestro pequeño juego, ninguno de nosotros preocupado por lo que
podrĂamos estar arriesgando. El vampiro es generalmente bastante dĂ©bil y su pecho es
fácilmente penetrado. El principal peligro es, por supuesto, que podrĂa ir por
su cuello, pero una estaca de madera de tres pies y un martillo de bola suelen ser
adecuados para mantenerlo atrás. Y tal vez, esta última vez, estaba demasiado
confiado, pero realmente pensĂ© que tenĂa el asunto bajo control, y todo lo que hice
fue mirar hacia atrás para ver si Jacko estaba listo para hacer clic en el reloj. Lo siguiente que
sé es que la cosa está fuera de la estaca y se dirige a mi garganta, y Jacko está
agarrando mis hombros, tirando de mà hacia atrás. Oscuridad repentina, ojos rojos brillando
a centĂmetros de los mĂos, y al momento siguiente un rugido atronador en mis oĂdos, Jacko
gritando, y me doy cuenta de que estoy cayendo hacia atrás. Un dolor resplandeciente estalla
cuando golpeo el suelo pedregoso, mis Ăşltimos pensamientos conscientes se desvĂan hacia el
cronómetro, preguntándome si he perdido el juego.
No creo que realmente importe ahora, pero todavĂa me gustarĂa haber
superado el mejor tiempo de Jacko, siendo ese nuestro último juego y todo eso. Pero lo hecho, hecho está,
y puedo oĂr a Jacko escarbando fuera de la ventana. Es una tonterĂa por su
parte seguirme de vuelta al apartamento de esa manera, pero no sabe lo de la
escopeta en el armario del vestĂbulo. SĂ, voy a extrañar a Jacko. Pero bueno, nadie
me clava estacas en MI corazĂłn, amigo. Y tan pronto como termine con el viejo
Jacko, regresaré a la morgue. Hay algo ahà que
necesito recoger. Una cajita de alfileres de plata.
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