- SATANISMO
Abarca un nĂşmero de creencias y fenĂłmenos sociales relacionados, que comparten las caracterĂsticas del simbolismo que incluye la veneraciĂłn o admiraciĂłn por Satán o figuras similares.
Subdividido, a su vez, en dos categorĂas:
* SATANISMO INCREYENTE O ATEISTA: Integrado por los satanistas que no creen en la presencia real (existencia) de Satanás, a no ser como mero sĂmbolo que utilizan cual burda soluciĂłn de compromiso para normativizar su libertinaje implĂcito (en esta categorĂa puede ubicarse, como ejemplo, la Iglesia de Satán de Anton Szandor LaVey); este tipo de satanismo es hoy el más frecuente ,“el satanismo de los más”.
* SATANISMO CREYENTE O TEISTA: integrado por los satanistas que sĂ creen en la presencia real (existencia) de Satanás, y que en consecuencia lo adoran situándolo en un plano de igualdad con respecto a Dios (en esta categorĂa puede ubicarse una escisiĂłn de la Iglesia de Satán de LaVey, como es el Templo de Set del teniente coronel Michael A. Aquino, a quien supuestamente se le apareciĂł en 1975 el mismĂsimo Satanás, indicándole Ă©ste una serie de preceptos, como el relativo a su nuevo nombre autorizado: Set.
- LUCIFERISMO
Doctrina esotérica y gnóstica, filosófica (en el caso de las órdenes secretas) y en algunos casos religiosa (en forma minoritaria), que gira en torno a la figura del dios romano Lucifer, que a su vez es considerado como el Ser portador de la luz del intelecto.
Subdividido, a su vez, en dos categorĂas:
* LUCIFERINISMO O LUCIFERISMO PRACTICO:
Integrado por los luciferinos que creen en la existencia de Lucifer, entendido como PrĂncipe bueno, el “Portador de la Luz” (en alusiĂłn a Prometeo).
Admiten la existencia de Dios, que no identifican como el rival de Lucifer .
* LUCIFERIANISMO O LUCIFERISMO MONOTEĂŤSTA:
Integrado por los luciferinos segĂşn los cuales Lucifer es el “Ăşnico dios”; niegan pues la existencia de Dios, ausente de sus rituales.
Para los luciferinos, la iluminaciĂłn es el objetivo final. Los principios luciferinos básicos resaltan la verdad y la libertad de voluntad, adorando al ser interno y al potencial máximo de uno. El dogma tradicional es rechazado como una base para la moralidad sobre la base de que los humanos no deberĂan necesitar deidades o miedo al castigo eterno para distinguir el bien del mal y hacer el bien.
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