Jean Guehenno — Academia Francesa
"Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdadcada
uno con su prójimo".
(Efesios 4:25)
Prólogo
Según
recordaba Adolphe Michel, escritor del siglo 19, Voltaire calculó que a través
dc los años se habían escrito alrededor de seis mil obras sobre los jesuitas.
"¿Cuál será el total un siglo después?" , se preguntaba Michel, pero
de inmediato concluyó: "No importa. Mientras haya jesuitas, se tendrán que
escribir libros contra ellos. No queda nada nuevo que se pueda decir al
respecto, pero cada día hay nuevas generaciones de lectores... ¿Buscarán estos
lectores los libros antiguos?" I
Bastaría esa
razón para justificar que tratemos de este tema tan discutido. En realidad, ya
no existen muchos de los primeros libros que relataban la historia de los
jesuitas. Sólo se encuentran en algunas bibliotecas públicas, por lo que
resultan inaccesibles para la mayoría de los lectores. Siendo nuestro objetivo
informar al público en general, creímos necesario ofrecer un resumen de esas
obras.
Hay oü•a
razón, tan válida como la anterior. Así como surgen nuevas generaciones de
lectores, surgen también nuevas generaciones de jesuitas. Y éstos trabajan
ahora con los mismos métodos tortuosos y tenaces que, en el pasado, activaron
los reflejos de defensa de naciones y gobiernos. Los hijos de Loyola son hoy —y
podríamos decir, más que nunca— el ala principal de la Iglesia Romana. Tan bien
disfrazados como en el pasado, si no mejor, siguen siendo los más notables
"ultramontanos", agentes discretos pero eficaces de la Santa Sede en
todo el mundo* defensores camuflados de su política y el "ejército secreto
del papado"
Por esta
razón, el tema de los jesuitas nunca se agotará. Aunque abunde literatura sobre
ellos, cada época deberá añadir algunas páginas, marcando la continuidad del
sistema oculto que pmcipió hace cuatro
1. Adolphe Michel, "Les Jesuites" (Sandoz et
Fischbacher, París, 1879).
9
siglos "para la gran gloria de
Dios", pero que existe realmente para la gloria del papa.
A pesar del movimiento general hacia una creciente
"laicización", y del inevitable progreso del racionalismo que cada
día reduce más el dominio del "dogma", la Iglesia Romana no podía
abandonar su gran objetivo inicial: reunir bajo
su báculo a todas las naciones del universo. Pase lo que pase, esta monumental
"misión" debe continuar entre los "infieles" y los
"cristianos separados". El clero secular tiene el deber de mantener
las posiciones adquiridas (un arduo trabajo en la actualidad), mientras que de
ciertas órdenes regulares depende el crecimiento del redil de fieles,
convirtiendo a los "herejes'* e "infieles", que es una tarea aún
más ardua. El deber es preservar o adquirir, defender o atacar, y en el frente
de batalla está la fuerza móvil de la Sociedad de Jesús: los jesuitas.
Hablando
propiamente, la Sociedad no es secular ni regular en términos de su
Constitución. Es una compañía sutil que interviene donde y cuando sea
conveniente, en la iglesia y fuera de ella. En resumen, es "el agente más
hábil, perseverante, audaz y convencido de la autoridad papal", como
escribió uno de sus mejores historiadores -2
Veremos cómo se formó este cuerpo de "jenízaros" y
cuál era el servicio invaluable que rendían al papado. Asimismo, veremos que su
eficaz celo lo hizo indispensable para la institución que servía, ejerciendo
sobre ella tal influencia que a su general se le llamó el "papa
negro", y con razón, porque en el gobierno de la iglesia cada vez era más
difícil distinguir la autoridad del papa blanco de la de su poderoso coadjutor.
Por tanto, este libro es una mirada retrospectiva y, a la
vez, una actualización de la historia del "jesuitismo". La mayoría de
has obras sobre los jesuitas no tratan de
su importante rol en los eventos que afectaron al mundo en los últimos 50 años.
Por tanto, creímos que era tiempo de llenar ese vacío, o, más precisamente, de
iniciar con nuestra modesta contribución un estudio más profundo del tema, sin
ocultar los obstáculos a los que se enfrentarán los autores no apologistas que
deseen escribir sobre este tema candente.
Entre todos los factores que fueron parte de la vida
internacional en un siglo lleno de confusión y agitación, uno de los más
decisivos —y más reconocidos— es la ambición de la Iglesia Romana. Su afán
2. O. Miche], op. cit.
secular de extender su influencia hacia el
este, la convirtió en la aliada "espiritual" del pangermanismo y en
su cómplice en el intento de obtener supremo poder; esto causó muerte y
destrucción a los pueblos de Europa dos veces: en 1914 y en 1939.2a
La gente
prácticamcnte desconoce la enorme responsabilidad del Vaticano y de los
jesuitas cn el inicio de las dos guerras mundiales; esto. en parte, se debió a
los grandes recursos financieros que el Vaticano y los jesuitas tenían a su
disposición, dándoles poder en muchos ámbitos, especialmente después del último
conflicto.
En realidad, su papel en aquellos trágicos eventos casi no
se ha mencionado sino hasta estos tiempos, excepto por apologistas deseosos de
encubrirlo. A fin dc rectificar esto y dar a conocer los hechos, presentamos en
este libro y en otros la actividad política del Vaticano durante la época
contemporánea, la cual tiene que también con los jesuitas.
Este estudio
se basa en irrefutables documentos de archivo, en publicaciones de conocidos políticos,
diplomáticos, embajadores y escritores eminentes —en su mayoría, católicos— ,
legalizadas incluso por el imprimátur.
Estos documentos revelan las acciones secretas del Vaticano
y sus hechos malignos para originar conflictos entre naciones cuando esto
beneficiaba sus propios intereses. Con la ayuda de artículos concluyentes,
mostramos el papel de la "iglesia" en el surgimiento de regímenes
totalitarios en Europa,
Estos testimonios y documentos constituyen una acusación
devastadora y, hasta ahora, ningún apologista ha intentado refutarlos.
El lo de mayo de 1938, el "Mercurio de Francia"
nos hizo recordar lo que se había dicho cuatro años antes:
"El Mercurio dc Francia del 15 de enero de 1934
afirmó —y nadie lo contradijo— que Pío XII 'hizo' a HitleT4 Éste subió a]
poder, no por medios legales, sino por la influencia del papa sobre el Centro
(partido católico alemán).-. ¿Piensa el Vaticano que cometió un error político
al abrirle a Hitler el camino al poder? Al parecer, no..."
Aparentemente no pensaban así cuando se escribieron
esas palabras, un día después del "Anschluss" cuando Austria se unió
al tercer Reickb ni después, cuando aumentó la
agresión nazi, ni durante la Segunda
2a, Véase Edmond Paris, Le Vatican
contre l'Europe (Fischbacher, París; P.T S., Londres); y L. Duca, "L'Or du
Vatican" (Laffront, París).
11
Guerra Mundial. De hecho, el 24 de julio de
1959, Juan XXIII, sucesor de Pío XII, le otorgó a su amigo Franz Von Papen el
título honorario de chambelán privado, Éste había sido espía en los Estados
Unidos durante la Primera Guerra Mundial, y uno de los responsables de la dictadura de Hitler y del
Anschluss. Se tendría que sufrir de un tipo peculiar de ceguera para no ver
esos hechos tan evidentes.
Respecto al acuerdo diplomático entre el Vaticano y el
Reich nazi el 8 de julio de 1933, el escritor católico Joseph Rovan dice:
"El Concordato le dio al gobierno
nacionalista-socialista —que en la opinión de casi todos estaba formado por
usurpadores t si no bandoleros— el sello de un acuerdo con e! poder
internacional más antiguo (el Vaticano), En cierto modo, equivalía a un diploma
de honorabilidad internacional" ("Le catholicisme politique en
Allemagne", París, 1956, p. 23 1 , Ed. du Seuil).
El no satisfecho con brindarle su apoyo "personal"
a Hitler, le dio así el apoyo moral dcl Vaticano al Reich nazi.
Al mismo tiempo que el terror empezaba a reinar en el
otro lado del Rin, siendo aceptado y aprobado los llamados "camisas negras" habían
puesto ya a 40,000 personas en campos de concentracióm Los pogromos aumentaban
al paso de esta marcha nazi: "Cuando la sangre judía corre por el
cuchillo, nos sentimos bien otra vez" (Horst-Wessel-Lied).
En los siguientes años, Pío XII vio cosas aún peores
sin escandalizarse, No es de sorprender que los líderes católicos de Alemania
compitieran entrc sí cn su servilismo hacia el régimen nazi, inspirados por su
"Cabeza" en Roma. Resulta una experiencia increíble leer los
pensamientos confusos y las acrobacias verbales de teólogos oportunistas como
Michael Schmaus- Pío XII lo nombró después "príncipe de la iglesia"
y, el 2 de septiembre de 1954, "La Croix" IO describió como "el
gran teólogo de Munich", lo que hizo también el libro "Katholisch
Konserva(ives Erbgut", del cual alguien escribió:
"Esta
antología reúne textos de los principales teóricos de Alemania, desde Gorres hasta
Vogelsang; nos hace creer que el nacionalsocialismo nació pura y simplemente de
ideas católicas" (Gunther Buxbaum, "Mercure de Francc", 15 de
enero de 1939).
Los obispos, que debido al Concordato debían jurar lealtad a
Hitler, procuraban siempre superarse el uno al otro en su "devoción'
"Bajo el régimen nazi, constantemente hallamos el
apoyo ferviente de los obispos en toda la correspondencia y en las
declaraciones de los dignatarios eclesiásticos" (Joseph Rovan, op. cit.,
p. 214).
12
Según Franz Von Papen, a pesar de la obvia diferencia entre
el universalismo católico y el racismo hitleriano, estas dos doctrinas se
habían "reconciliado mmoniosamentc"; este escandaloso acuerdo se dio
porquc el "nazismo es una reacción cristiana contra el espíritu de 1789".
Retornemos a Michael Schmaus, profesor de la Facultad de
Teología de Munich, quien escribió:
"Imperio e Iglesia es una serie de escritos que
deberían contribuir al desarrollo del tercer Reich porque une a un estado
nacionalsocialista con el cristianismo católico...
"Estos escritos, totalmente alemanes y totalmente
católicos, exploran y favorecen las relaciones y reuniones entre la Iglesia
Católica y el nacional-socialismo; abren el camino para una cooperación
fructífera, como se describe en el Concordato... El movimiento
nacional-socialista es la protesta más fuerte y masiva contra el espíritu de
los siglos 19 y 20... La idea de tener un pueblo de una sola sangre es la idea
central de sus enseñanzas, y todos los católicos que obedecen las instrucciones
de los obispos alemanes tienen que admitir que es así... Las leyes del
nacional-socialismo y las de la Iglesia Católica tienen el mismo
objetivo..." (Begegnungen zwischen Katholischem Christentum und
nazional-sozialistischer Weltanschauung Aschendorff, Munster, 1933).
Este
documento prueba que la Iglesia Católica jugó un papel primordial para elevar a
Hitler al poder; en realidad fue un arreglo establecido de antemano. Muestra el
horrendo acuerdo entre el catolicismo y el nazismo. Se ve claramente el odio
del liberalismo, que es la clave en este asunto.
En su libro
"Católicos de Alemania", Robert d'Harcourt, de la Academia Francesa,
dice:
"De todas las declaraciones episcopales que siguieron a
las elecciones triunfales del 5 de marzo de 1933, el punto más vulnerable se
halla en el primer documento oficial de la iglesia que contiene las firmas de
todos los obispos alemanes. Nos referimos a la carta pastoral del 3 de junio de
1933, que involucra a todo el episcopado alemán.
'¿Qué forma tiene este
documento? ¿Cómo principia? Con una nota de optimismo y una declaración
alentadora: *Los hombres a la cabeza de este nuevo gobierno, para alegría
nuestra, nos han asegurado que ellos y su trabajo tienen un fundamento
cristiano. Una declaración de tan profunda sinceridad merece la gratitud de
todos los católicos'" (París, Plon, 1938, p. 108).
Desde el principio de la Primera Guerra Mundial varios
pastores han
13
llegado y se han ido, pero su actitud,
sin variar, ha sido la misma hacia las dos facciones que se enfrentaron en
Europa.
Muchos autores católicos no pudieron ocultar su sorpresa —y
tristeza— al escribir sobre la indiferencia inhumana de Pío XII ante las peores
atrocidades cometidas por aquellos que contaban con el favor del papa. De los
numerosos testimonios, citaré uno de los ataques más moderados contra el
Vaticano, presentado por Jean d'Hospital, corresponsal de "Monde"-
"El recuerdo de Pío XII está rodeado de dudas. En primer
lugar, observadores de cada nación, y aun dentro de los muros del Vaticano,
plantean esta pregunta candente: ¿Sabía él de ciertas atrocidades que se
cometieron durante esta guerra que Hitler inició y dirigió?
"Teniendo siempre a su disposición los informes
regulares y trimestrales de los obispos... ¿podía ignorar él lo que los líderes
militares alemanes nunca pudieron pretender que ignoraban: la tragedia de los
campos de concentración civiles condenados a la deportación—, las masacres a
sangre fría de los que 'estorbaban —el terror de las cámaras de gas— donde
millones de judíos fueron exterminados por razones administrativas? Y si lo
sabía, como fideicomisario y líder principal del evangelio, ¿por qué no salió
vestido de blanco, con los brazos extendidos formando la cruz, para denunciar
un crimen sin precedentes y gritar: iNo!?
"Almas devotas buscarán en vano en las encíclicas,
discursos y mensajes del papa ya fallecido; no hay indicio de condenación de
esta 'religión de sangre' instituida por Hitler, el anticristo... no
encontrarán condenación del que es una obvia contradicción del dogma
católico" ("Rome en confidence", Grasset, París, 1962, pp. 91
ss).
En su libro
"Le silence de Pie XII" (publicado por Du Rocher, Mónaco, 1965), el autor
Carlo Falconi escribe:
"La existencia de tales monstruosidades
(exterminaciones masivas de minorías étnicas, prisioneros y civiles deportados)
destruye todo estándar de bien y mal. Va contra su dignidad como individuos y
como sociedad en general, a tal grado que nos vemos obligados a denunciar a
quienes hubieran podido influir en la opinión pública, ya fueran civiles
comunes o gobernantes.
"Permanecer
callados ante tales atrocidades sería colaborar con ellos. Estimularía la
maldad de los criminales, fomentando su crueldad y vanidad. Pero, si toda
persona tiene el deber mora) de reaccionar al enfrentar tales crímenes, tal
deber es aun doble para las sociedades 14
religiosas y sus líderes, y sobre todo para
el líder de la Iglesia Católica.
"Pío XII nunca condenó directa y explícitamente la
guerra de agresión, mucho menos los inconcebibles crímenes que los alemanes o
sus cómplices cometieron durante esa guerra.
"Pío XII no permaneció callado por ignorar io que
sucedía; desde el principio supo de la gravedad de la quizá aún mejor que cualquier otro jefe de
estado del mundo..." (pp. 12ss).
i La situación es aún peor! El Vaticano ayudó a cometer esos
crímenes a! "prestar" a dos de sus prelados para que actuaran como
agentes pro nazis: monseñores Hlinka y Tiso. También envió a Croacia a su
Icgado, el R.P. Marcone, quien con la ayuda del monseñor Stepinac debía vigilar
el "trabaio" de Ante Pavelic y sus "ustashis". Dondequiera
que miremos, vemos el mismo espectáculo.
Como hemos mostrado, no censuramos tan solo esa monstruosa
parcialidad y complacencia. El crimen imperdonable del Vaticano fue su
participación decisiva para causar las dos guerras mundiales}
Veamos lo que dice Alfred Grosser, profesor del Instituto de
Estudios Políticos de la Universidad de París:
"El conciso libro de Guenter Lewy, 'The Catholic Church
and nazi Germany' (La Iglesia Católica y la Alemania nazi —Nueva York,
McGrawhill, 1964), afirma que todos los documentos concuerdan al mostrar que la
Iglesia Católica cooperó con el régimen de Hitler."En julio de 1933,
cuando el Concordato obligó a los obispos a hacer un juramento de lealtad al
gobierno nazi, los campos de concentración ya estaban operando... las citas
compiladas por Guenter Lewy lo prueba abrumadoramente. En ellas encontramos evidencias
devastadoras sobre personas importantes como el cardenal Faulhaber y el jesuita
Gustav
Gundlach" -4
Realmente no hay argumento que pueda refutar esta cantidad de
pruebas sobre la culpabilidad del Vaticano y de los jesuitas. Su ayuda fue la
principal fuerza que permitió el rápido ascenso de Hitler al poder, quien
juntamente con Mussolini y Franco a pesar de las apariencias— eran sólo peones
para la guerra que el Vaticano y sus jesuitas manipulaban.
Los turiferarios del Vaticano deben bajar la cabeza avergonzados
cuando un miembro del parlamento italiano exclama: "Las manos del
3. E. Paris, "Thc Vatican against Europe"
(PTS., Londres),
Saul Friedlander, "Pie XII et
le 111c Reich" (Ed, du Seuil, París, 1964).
15
papa están bañadas de sangre"
(discurso que Laura Díaz, miembro del parlamento por Livourne, presentó en
Ortona el 15 de abril de 1946), o cuando los estudiantes de la Universidad de
Cardiff escogen este tema para una conferencia: "¿Se debería juzgar al papa
corno criminal de guerra?" ("La Croix", 2 de abril de 1946),
El papa Juan XXIII, refiriéndose a los jesuitas, dijo:
"Perseveren, amados hijos, en las actividades por cuyos méritos ya son
conocidos... Así alegratán a la iglesia y crecerán con incansable ardor: el
camino del justo es como la luz de aurora... Que esa luz crezca e ilumine la
formación de los adolescentes„. De ese modo ayudarán a cumplir nuestros deseos
e intereses espirituales... De todo corazón damos nuestra bendición apostólica
a vuestro Superior General, a ustedes y a sus coadjutores, y a todos los
miembros de la Sociedad de Jesús" .5 El papa Paulo VI dijo:
"Desde el tiempo de su restauž•ación, esta familia
religiosa goza de la dulce ayuda de Dios y sc ha enriquecido rápidamente
progresando en gran manera... los miembros de la Sociedad han realizado muchas
obras impofiantes, todas para la gloria de Dios y el beneficio de ha religión
católica... la iglesia necesita soldados de Cristo con valentía, armados de una
fe sin temor, listos para enfrentar dificultades... PÒr esa razón tenemos una
enorme esperanza en la ayuda que brindarán sus actividades... que en la nueva
era la Sociedad marche por el mismo sendero honorable que recorrió en el
pasado...
"Declarado en Roma, cerca de San Pedro, el 20 de agosto
de 1964, durante su segundo año como papa" .6
El 29 de
octubre de "L'Osservatore Romano" anunció: "El reverendísimo
padre Arrupe, general de los jesuitas, celebró la santa misa para el Concilio
Ecuménico cl 16 de octubre de 1965".
Vemos aquí la apoteosis de la "ética papal", el
anuncio simultáneo de un proyecto para beatificar a Pío XII y a Juan XXIII:
"A fin de
5. L'Osservatore
Romano, 20 de octubre de 1961 .
6. L'Osservatoce
Romano, 18 de septiembre de 1964.
16 17
fortalecernos en nuestro esfuerzo por alcanzar una renovación
Parte 1 espiritual, hemos decidido iniciar los procedimientos canónicos para
beatificar a estos dos grandes y piadosos pontífices a los que tanto La
Fundación de la Orden Jesuita amamos" (Papa Paulo VI).7
Capítulo 1
Ignacio de
Loyola
Nuestro deseo es que este libro le revele la verdadera
naturaleza del amo romano, cuyas palabras son tan "dulces" como
feroces son gus El fundador de la Sociedad de Jesús, el español vasco don Iñigo
hechos secretos. López de Recalde, nació en 1491 en el castillo de Loyola,
provincia de Guipúzcoa. Fue uno de los tipos más extraños de monje-soldado que
haya engendrado el mundo católico. Entre los fundadores de órdenes religiosas*
su personalidad quizá sea la que ha dejado la marca más fuerte en la mente y conducta
de sus discípulos y sucesores .
Tal vez a ello se deba esa "apariencia conocida" o "sello característico", que llega aun a la semejanza física. Aunque Folliet lo rechaza, l muchos documentos prueban que se ha mantenido un tipo "jesuita" a través de las edades. El testimonio más gracioso a] respecto se encuentra en el museo de Guimet. Sobre el trasfondo dorado de un biombo del siglo 16, con todo e] humor de su raza, un artista japonés pintó la llegada de los portugueses, y de fos hijos de Loyola en particular, a las islas japonesas. El asombro de este amante de la naturaleza y de los colores brillantes es obvio al ver Ja forma en que representó aquellas sombras, largas y negras, con rostros tristes, expresando la arrogancia del fanático líder. Para todos es evidente la similitud entre la obra del aflista oriental del siglo 16 y la de Daumier en 1830.
Como muchos otros santos, Iñigo —que después romanizó su
nombre cambiándolo a Ignacio— no parecía ser el predestinado para iluminar a
sus contemporáneos. 2 Su juventud tormentosa estuvo llena de fallas
y aun "crímenes atroces". Según un informe policial, él era
"traicionero, violento y vengativo". Al hablar de la violencia de los
instintos —algo común en aquel tiempo— sus bió arafos reconocen que
él no se rendía ante ninguno de sus compañeros cercanos. Uno de sus confidentes
dijo que Loyola fue "un soldado indisciplinado y presumido", y según
su secretario Polanco, "llevó una vida sin control
l. "La Croix", 31 de julio de 1956.
7. L 'Osservatore Romano, 26 de noviembre de 1965.2.
Como San Agustín, San Francisco de Asís y nmchos otros,
18
en lo concerniente a mujeres, juegos de
azar y duelos".3 Esto lo relata uno de sus hijos espirituales,
R.P. Rouquette, quien trató de explicar y justificar de alguna manera ese
temperamento vehemente, que finalmente se tornó "ad majorem Dei
gloriam" (a la mayor gloria de Dios).
Como en el caso de muchos héroes de la Iglesia Católica
Romana, fue necesario un severo problema físico para cambiar su personalidad.
Él había sido paje del tesorero de Castilla hasta que su amo cayó en deshonra.
Después, sirvió como caballero del virrey de Navarra. Habiendo sido cortesano
hasta entonces, emprendió la vida de soldado, defendiendo a Pamplona contra los
franceses comandados por el conde de Foix. Fue en esa lucha donde sufrió la
herida que decidiría el futuro de su vida-
Cuando una bala de cañón le quebró la pierna, los franceses
victoriosos lo enviaron al castillo de Loyola, el hogar de su hermano_ Allí
enfrentó el martirio de una cirugía sin anestesia. Como ésta no se realizó en
forma correcta, pasó por una segunda operación en la que tuvieron que romper)e
la pierna para acomodarla. A pesar de todo, Ignacio quedó cojo. Realmente es
comprensible que esa experiencia le causara un colapso nervioso. El "don
de lágrimas" que se le concedió "en abundancia", y que sus
biógrafos piadosos vieron como un favor de lo alto, quizá sólo fue resultado de
su naturaleza sumamente emocional afectándolo cada vez más.
Mientras yacía herido y en dolor, sólo se entretenía leyendo
' 'La Vida de Cristo" y "La Vida de los Santos", los únicos libros
que halló en el castillo.
Puesto que prácticamente carecía de educación y sufría aún
los efectos de su tragedia, la angustia de la pasión de Cristo y el martirio de
los santos dejaron en él un impacto imborrable. Esta obsesión llevó al guerrero
inválido hacia el camino del apostolado,
"El dejaba a un lado los libros y soñaba despierto. Era
un caso claro de ese juego imaginario de la niñez que continúa en los años de
la edad adulta... Si permitimos que esto invada el área de lo síquico, resulta
en neurosis y abandono de la voluntad; ilo real liega a ser secundario! "4
A primera vista, tal diagnóstico no parece aplicarse al
fundador de
3. R e. jesuita Robert Rouquette,
"Saint Ignace de Loyola'* Eli Albin Michel, 1944), 6.
Ignacio de Loyola 19
esa Orden tan ni a otros "grandes
místicos" y creadores de sociedades religiosas que, al parecer, poseían
una enorme capacidad organizativa. Sin embargo, vemos que ninguno de ellos
podía resistir su imaginación extremadamente activa y, para ellos, lo imposible
llega a ser posible.
Al respecto, el mismo autor dice: "Quisiera
señalar el resultado obvio cuando alguien, poseedor de una inteligencia
brillante, practica el misticismo. La mente débil que cede al misticismo está
en terreno peligroso, pero el místico inteligente constituye un peligro aún
mayor porque su intelecto trabaja en forma más amplia y profunda,.. Cuando en
una inteligencia activa el mito toma control de la realidad, se convierte en
mero fanatismo, una infección de la voluntad que sufre de aumento parcial o
distorsión" .5
Ignacio
de Loyola fue un ejemplo perfecto del "misticismo activo" y la
"distorsión de la voluntad". No obstante, la transformacjón de]
caballero-guerrero en "general" de la Orden más militante de la
Iglesia Romana, fue lenta. Antes de encontrar su verdadera vocación, dio muchos
pasos vacilantes.
Nuestro objetivo no es examinar cada etapa, sino
recordar los puntos principales: en la primavera de 1522 salió del castillo
ancestral* decidido a ser un santo semejante a aquellos de cuyas hazañas
inspiradoras había leído en el gran volumen "aótico". Además, ¿no se
le había aparecido la Virgen una noche, llevando en sus brazos ai Niño Jesús?
Después de hacer una confesión total en el monasterio de Montserrat, planeaba
ir a Jerusalén. Pero, debido a la peste en Barcelona y el cierre del tráfico
malítimo, tuvo que permanecer en Manresa casi un año. Allí pasó mucho tiempo en
oración y súplica, en ayunos prolongados, flagelándose y practicando toda forma
de maceración, y presentándose ante el "tribunal de penitencias"
aunque, al parecer, su confesión en Nlontserrat había durado tres días enteros.
Una confesión tan exhaustiva habría sido suficiente para un pecador menos
concienzudo. Todo esto muestra el estado mental v nervioso del hombre. Al fin,
librándose de la obsesión con el pecado al decidir que era una treta de
Satanás, se dedicó por entero a las visiones variadas y abundantes que acosaban
su mente febril.
5. Dr- Legrain, "Le Mysticisme
et la folie" (Herblay: Ed. de 1'1dee Libre, [S. et f 931), pp. 14-16.
20
H. Boehmer dice: "Fue debido a una visión que él empezó
a comer carne otra vez. Una serie de visiones le revelaron los misterios del
dogma católico y le ayudaron a vivirlo en verdad. De esa manera, medita en la
Trinidad considerando la forma de un instrumento musical con tres cuerdas; en
el misterio de la creación del mundo, como 'algo' nebuloso y una luz
proveniente de un rayo solar; en el milagroso descenso de Cristo cn la
eucaristía, como rayos de luz que entraban en el agua consagrada cuando el
sacerdote la sostenía mientras rezaba; en Ja naturaleza humana de Cristo y la
santa Virgen bajo la forma de un deslumbrante cuerpo blanco; y, finalmente, en
Satanás como una forma sinuosa y reluciente, similar a una multitud de ojos
misteriosos y centelleantes".6 ¿No es este cl inicio de las
conocidas imágenes creadas por los jesuitas?
Boehmer añade que el profundo significado de los dogmas le
fue revelado como un favor especial de lo alto, mediante intuiciones
transcendentales. "De pronto comprendió con claridad muchos misterios de
la fe y la ciencia; después aparentó haber aprendido más en esos breves
momentos que durante todos sus estudios. Sin embargo, nunca pudo explicar
cuáles eran los misterios que había comprendido repentinamente. Sólo tenía un
vago recuerdo, la sensación de algo milagroso, como si en ese momento hubiera
llegado a ser 'otro hombre con otra inteligencia"' P
Todo eso pudo ser resultado de un trastorno nervioso,
similar a la experiencia de los que fuman opio y consumen hachís: incremento o extensión del ego, la ilusión
de estar elevándose por encima de lo real, una sensación brillante que deja
sólo un recuerdo confuso,
Las visiones
e iluminaciones maravillosas fueron Jos compañeros constantes de este místico
durante toda su vida.
"El
jamás dudó de que esas revelaciones fueran reales. Perseguía a Satanás con un
palo como lo hubiera hecho con un perro bravo; le hablaba al Espíritu Santo
como se le habla a otra persona; pedía la aprobación de Dios, de la Trinidad y
de la Virgen en todos sus proyectos; y derramaba lágrimas de gozo cuando ellos
se le aparecían, En esas ocasiones experimentaba de antemano la dicha
celestial; los cielos se le abrían y la Deidad era visible y perceptible para
él"
6-7. H, Boehmer, profesor*
Universidad de Bonn* "Les Jesuites" (París: Armand Colin, 1910), pp.
12-13.
8. Ibid.* p, 14.
Ignacio de Loyola 21
¿No es este el caso perfecto de una persona alucinada? Esta
Deidad perceptible y visible es la misma que los hijos espirituales de Loyola
ofrecerían constantemente al mundo, no sólo por razones políticas apoyándose en la inclinación a
la idolatría tan arraigada en el corazón humano y elogiándola— sino también por
convicción, por haber sido muy bien adoctrinados. Desde el principio el
misticismo medieval ha predominado en la Sociedad de Jesús, y aún es lo que la
motiva, a pesar de sus evidentes aspectos mundanos, intelectuales y culturales.
Su axioma básico es: "Todas las cosas a todos los hombres". Las
artes, la literatura, la ciencia y aun la filosofía han sido sólo medios o
redes para atrapar almas, como las indulgencias fáciles otorgadas por los
casuistas, por cuyo relajamiento moral fueron reprobados con tanta frecuencia.
Para esta Orden, no existe ámbito alguno en el que sea imposible trabajar en la
debilidad humana, motivando al espíritu y a la voluntad a rendirse y retornar a
una devoción más tranquila y semejante a la de un niño. Por tanto, trabajan
para desarrollar el "reino de Dios" conforme a su ideal: un gran
TCdil bajo el báculo del Santo Padre. Parece extraño que hombres eruditos
puedan tener un ideal tan anacrónico, pero es innegable, y confirma una
realidad que a menudo se pasa por alto: la preeminencia de las emociones en la
vida del espíritu. Además, Kant afirmó que toda filosofía es tan solo la
expresión del temperamento o carácter del filósofo.
Aparte de los métodos individuales, el *'temperamento"
jesuita parece ser más o menos uniforme entre ellos. *'Una combinación de
piedad y diplomacia, ascetismo y sabiduría del mundo, misticismo y cálculo
frío; tal como era el carácter de Loyola, así es la idiosincrasia de esta
Orden" 9
En primer lugar, todo jesuita eligió esta Orden debido a su
propia disposición natural; pero realmente llega a ser un ''hijo" de
Loyola después de pasar por pruebas rigurosas y una educación sistemática que
dura no menos de 14 años.
De esa forma, la paradoja de la Orden ha continuado por 400
años: una Orden que se esfuerza por ser "intelectual", pero que, a la
vez, siempre ha defendido la disposición más estricta dentro de la Iglesia
Romana y la sociedad.
9. J. Huber, profesor de teología católica en. Munich,
"Les Jesuites"
(París: Sandoz et Fischbacher, 1875), 127,
22 Los
Ejercicios Espirituales 23
Parte 1prudencia, se reunía sólo con seis de sus compañeros
universitarios, dos de los cuales llegarían a ser seguidores muy apreciados:
Salmerón y Laínez.
Capítulo 2 ¿Qué había en este estudiante de
más edad que atraía tan poderosamente a los jóvenes? Era su ideal, y algo
especial que llevaba Los Ejercicios Espirituales consigo: un librito. Este, a
pesar de ser tan pequeño, es uno de los que han influido en el destino de la
humanidad. Esta obra se ha impreso Cuando llegó el momento de que Ignacio
partiera de Manresa, él no tantas veces que se desconoce el número total de
copias; además, fue podía prever su destino, pero la ansiedad respecto a su
salvación ya no objeto de más de 400 comentarios. Se trata del libro texto de
los era su principal preocupación. En marzo de 1523 partió hacia la Tierra
jesuitas y, a la vez, el resumen del extenso desarrollo interior de su Santa,
ya no como simple peregrino, sino como misionero. Después de maestro:
"Ejercicios Espirituales". 11 Boehmer declaró después:
muchas aventuras llegó a Jerusalén el I de
septiembre, pero pronto tuvo "Ignacio comprendió, con más claridad que
cualquier otro líder que salir de allí por orden del provincial de los
franciscanos. Este no previo a él, que la mejor forma de elevar a un hombre a
cierto ideal es deseaba que un proselitismo prematuro pusiera en peligro la
precaria convirtiéndose en amo de su imaginación. 'Inculcamos en él fuerzas paz
entre cristianos y turcos. espirituales que difícilmente podrá eliminar
después' , fuerzas más El frustrado misionero pasó por Venecia, Génova y
Barcelona de camino perdurables que todos los principios y las doctrinas más
sublimes. Estas a ka Universidad de Alcalá, donde inició estudios teológicos.
Fue allí fuerzas pueden salir a la superficie nuevamente, a veces después de
también donde empezó su "cura de almas" entre los oyentes
voluntarios. años en que ni siquiera se han mencionado, y llegan a ser tan
poderosas
"En estos
conventículos, las manifestaciones más comunes de piedad que la voluntad,
incapaz de ponerles obstáculos, tiene que seguir su entre el bello sexo eran
los desmayos; así vemos con cuánta severidad irresistible impulso". 12
aplicaba sus métodos religiosos, y por qué esa propaganda fervientePor tanto, el que se dedica a
estos "Ejercicios" , no sólo tendrá que meditar pronto despertaría la
curiosidad y luego las sospechas de los en todas las "verdades" del
dogma católico, sino que deberá vivirlas y inquisidores... En abril de 1527, la
Inquisición puso en la prisión a Sentirlas con la ayuda de un
"director". En otras palabras, deberá ver y Ignacio para juzgarlo por
hereje. La investigación examinó esos revivir el misterio con la mayor intensidad
posible. La sensibilidad • del peculiares incidentes entre sus devotos, las
extrañas aseveraciones del candidato queda impregnada con estas fuerzas, cuya
persistencia en su acusado respecto al poder maravilloso que le confería su
castidad, y sus memoria —y aun más en su subconsciente— será tan poderosa como
el raras teorías sobre la diferencia entre los pecados mortales y los esfuerzo
que hizo para evocarlas y asimilarlas. Además de la vista, los veniales. Estas
teorías tenían semejanzas sorprendentes con las de los otros sentidos como el
oído, el olfato, el gusto y ej. tacto desempeñarán casuistas jesuitas de la
época subsecuente". 10 su parte. En resumen, es simplemente una
autosugestión controlada.
Puesto en libertad, pero bajo prohibición para celebrar
reuniones, Puede decirse que, frente al candidato, se reviven la rebelión de
los Ignacio se dirigió a Salamanca donde pronto inició las mismas ángeles, la expulsión de Adán y Eva del
paraíso, el tribunal de 'Dios, y actividades. Allí, sospechas similares entre
los inquisidores Io llevaron las escenas y fases en los evangelios acerca
de la Pasión. Escenas tiernas a la cárcel nuevamente. Quedó libre sólo con la
condición de que y felices se alternan con otras más sombrías, a un ritmo
diestramente abandonara tal conducta. Por tanto, viajó a París para continuar
sus arreglado. El infierno, por supuesto, ocupa el lugar prominente en ese
estudios en la Universidad de Montaigu. Sus esfuerzos para adoctrinar
"mágico espectáculo de luces" , con el lago de fuego al que son
arrojados a los compañeros, conforme a sus métodos peculiares, le causaron los
que han sido condenados, con el horrendo concierto de gritos y el problemas con
la Inquisición otra vez. Entonces, actuando con más hedor atroz de azufre y
carne quemada. Sin embargo, Cristo está siempre presente allí, para sostener al
visionario que no sabe cómo darle gracias
10. H. Boehrner, op. pp,
20-21.25. 1
1-12. Ibid., pp. 25, 34-35.
24
por no haberlo lanzado ya al infierno
para que pague sus pecados pasados. Edgar Quinet escribió:
"No sólo las visiones están previamente estructuradas;
también están anotados los suspiros, las inhalaciones y la respiración; las
pausas y los intervalos de silencio se indican como en una partitura. Si no me
cree, lo citaré: 'La tercera forma de orar, midiendo las palabras y los
períodos de silencio'. Esta manera particular de orar consiste en dejar fuera
algunas palabras entre cada respiración; más adelante dice: 'Asegúrese de
mantener intervalos iguales enn-e cada respiración, cada sollozo y cada
("Et paria anhelituum ac vocum interstitia observet"). Esto quiere
decir que el hombre, esté inspirado o no, se convierte en una máquina que debe
suspirar, sollozar, gemir, llorar, gritar o respirar en el momento exacto y en
el orden que, según ha demostrado la experiencia, son los más
beneficiosos". 12a
Resulta comprcnsible que después de dedicarse a estos
Ejercicios intensivos durante cuatro semanas, acompañado únicamente por un
director, el candidato esté listo para la instrucción y quebrantamiento
subsecuentes,
Al referirse al creador de ese método tan
alucinante, Quinet dice:
"¿Sabe qué es lo que lo distingue de todos los ascetas
del pasado? El hecho de que podía observarse y analizarse lógica y fríamente en
ese estado de éxtasis, mientras que para los otros aun la idea de reflexionar
les era imposible.
"Imponiéndoles a sus discípulos acciones que para él
eran espontáneas, con su método necesitaba sólo 30 días para quebrantar la
voluntad y el razonamiento, tal como un jinetc doma a su caballo, El sólo
requería de 30 días. "triginta dies", para someter un alma. Nótese
que el jesuitismo se extendió junto con la Inquisición moderna: mientras que la
Inquisición dislocaba el cuerpo, los Ejercicios espirituales quebrantaban los
pensamicntos bajo la máquina de Loyola" . 12b
En todo caso, uno no podría examinar su vida
"espiritual" con mucha profundidad, aun sin tener el honor de ser
jesuita; los métodos de Loyola deben recomendarse a los fieles y a los clérigos
en particular, como nos lo recuerdan comentaristas como el R.P. Pinard de la
Boullayc, autor de "Oración mental para todos". Esta obra. inspirada
por Ignacio y una ayuda valiosa para el alma, tendría —pensamos nosotros— un
título más explícito si dijera "alienación" en vez de
"oración".
12a,12b. Miche}et et Guinet, "Des Jesuites" (París:
Hæhette, Paulin, 1845), pp. 185-187.
25
Parte 1
Capítulo 3
La Fundación de la Compañía
La Sociedad de Jesús se constituyó como tal e] día de la
Asunción, en 1534. en la capilla de Notre Dame de Montmartre.
Ignacio tenía entonces 44 años de edad. Después de comulgar,
el originador de la idea y sus compañeros prometieron que, tan pronto como finalizaran
sus estudios, irían a la Ticrra Santa para convertir a los infieles. Sin
embargo, al año siguientc se encontraban en Roma. Allí, el papa —que con el
emperador alemán y la república de Venecia organizaba una cruzada contra los
turcos— les mostró que debido a ésta les sería imposible realizar su proyecto.
Por tanto, Ignacio y sus compañeros se dedicaron al trabajo misionero en
territorios cristianos. En Venecia su apostolado levantó una vez más las
sospechas de la Inquisición. La Constitución de la Compañía de Jesús fue al fin
redactada y, en 1540, Pablo III la aprobó en Roma. Los jesuitas se pusieron a
la disposición del papa, prometiéndote obediencia incondicional. El campo de
acción de la nueva Orden eran la enseñanza, la confesión, la predicación y las
obras de caridad. No obstante, no excluían el trabajo misionero cn otros
países, ya que en 1541 Francisco Javier y dos compañeros partieron de Lisboa
para evangelizar en el Lejano Oriente. En 1546 se inició el aspecto político de
su carrera, cuando el papa escogió a Laínez y a Salmerón para que lo
representaran ante el Concilio de Trento como "teólogos pontificios".
Boehmer escribe lo siguiente:
e] papa empleó a la Orden sólo
en forma temporal. Pero ésta desempeñó sus funciones con tanta prontitud y celo
que, ya bajo Pablo m, estaba firmemente establecida en toda clase de
actividades selectas y se había ganado la confianza de la Curia para siempre 12c
Esta confianza estaba totalmente justificada. Durante las
tres sesiones del concilio, que concluyó en 1562, los jesuitas —y Laínez en
particular, con su devoto amigo, el cardenal Morone— se convirtieron en hábiles
e incansables defensores de la autoridad pontificia y la
12c. H. Boehmer, op. cit., pp. 47-48,
26 27
intangibilidad del dogma. Mediante sus
astutas maniobras y dialéctica, Parte I vencieron a la oposición y todas las
propuestas "herejes", incluyendo el matrimonio de los sacerdotes, la
comunión con el uso de los dos elementos, el empleo del idioma local en los
servicios y, en especial, la Capítulo 4 reforma del papado. En la agenda sólo
se mantuvo la reforma de los convcntos. Laínez mismo, con un poderoso
contraataque, defendió la El Espíritu de la Orden infalibilidad papal que el
Concilio Vaticano promulgó tres siglos después. 13 Gracias a las
acciones firmes de los jesuitas, la Santa Sede "No olvidemos —escribe el
jesuita Rouquette— que históricamente, salió fortalecida de la crisis en la que
casi fue derrotada. Por tanto, los el 'ultramontanismo' ha sido la afirmación
práctica del 'universalismo' términos que Pablo III escogió
para describir a esta nueva Orden, en su Este universalismo necesario sería una
palabra hueca si no resultara en Bula de Autorización, se justificaban
ampliamente: "Regimen una obediencia práctica o cohesión del cristianismo;
por ello Ignacio
Ecclesiae militantis". deseaba que su equipo estuviera a disposición de' papa... y que fuera el El espíritu de lucha continuó creciendo con el paso del tiempo, defensor de la unidad católica, la que sólo se logra mediante una porque además de las misiones en países extranjeros, las actividades de sujeción efectiva al vicario de Cristo" . 13a los hijos de LoyoÌa empezaron a enfocarse en las almas de los hombres, Los jesuitas deseaban imponer este absolutismo monásqBico Ja Iglesia especialmente entre las clases gobernantes. La política es su principa! Romana, y lo mantuvieron en la sociedad civil ya que debían ver a los campo de acción, ya que todos los estuerzos de estos "directores" se soberanos como representantes temporales del Santo Padre, la verdadera concentran en un objetivo: la sujeción del mundo al papado para cabeza del cristianismo. Mientras los monarcas fueran totalmente lograrlo, primeramente las "cabezas" deben ser conquistadas. ¿Cómo se a su amo común, los jesuitas eran sus más fieles partidarios. Pero si puede alcanzar este ideal? Con dos armas importantes: ser los esos gobernantes se rebelaban, los jesuitas eran sus peores enemigos. confesores de los poderosos y de aquellos que están en puestos En Europa, dondequiera que los intereses de Rorna requerían que la eleVados, y la educación de sus hijos. De este modo, se asegura cl gente se sublevara contra su re}ß o si los gobernantes temporales presente mientras se prepara el futuro. tomaban decisiones que avergonzaban a la iglesia * la Curia sabía que La Santa Sede pronto se dio cuenta de la fuerza que aportaría la fuera de la Sociedad de Jesús, no encontraría gente más capaz, hábil y nueva Orden. Al principio, el número de miembros se había limitado a osada para intrigas, propaganda o incluso franca rebelión, 14
60, pero esta restricción se anuló de inmediato. Cuando falleció Hemos
visto, en el espírj1L1 de los Ejercicios, que el fundador de esta Ignacio, en
1556, sus hijos estaban trabajando entre los paganos en la Compañía estaba
atrasado en su misticismo simplista, la disciplina India, China, Japón y el
Nuevo Mundo, pero también y especialmenteeclesiástica y, en general, en su
concepto de subordinación. Las
en Europa: Francia, Alemania del sur y
occidental —donde lucharon Constituciones y los Ejercicios, fundamentales
en ese sistema, no dejan contra la "herejua España, Portugal* Italia y aun
Inglaterra, duda alguna al respecto. No importa qué digan
sus discípulos —en introduciéndose a través de Irlanda. Su historia, llena de
vicisitudes, especial ahora, cuando las ideas modernas sobre e] tema son
totalmente trata de una red "romana" que constantemente tratan de
extender por el diferentes — la obediencia ocupa un lugar muy especial, sin
duda el mundo, cuyos nexos siempre se rompen y se restauran. primero al resumir
las reglas de la Orden. Folliet quizá pretenda ver sólo "obediencia
religiosa". necesaria en toda congregación. El R.P. Rouquette escribe
desafiante: "Lejos de constituir una disminución del
13a. R.P. jesuita Rouguette. op. cit., p. 44,
14. Rene Fulop-Milker, "Les Jesuitas et le secret
de leur puissance"
13. Concilio Vaticano (1870). (Puás:
Librería Pion, 1933), p. 61.
28
hombre. esta obediencia inteligente y
voluntaria es el pináculo de la libertad... una liberación de la esclavitud a
uno Sólo hay que leer esos textos para percibir cl carácter extremo, si no
monstruoso, de la sujeción del alma y del espíritu que se impone a los
jesuitas, haciéndolos instrumentos dóciles en las manos de sus superiores; y
peor aún, convirtiéndolos desde el principio en enemigos naturales de toda
clase de libertad.
Según Folliet, fa famosa frase "perinde ac cadaver"
(como cadáver en manos del sepulturero) se encuentra en toda la
"literatura espiritual", y en el oricnte, en la Constitución de los
Haschichins. Los jesuitas deben estar en las manos de sus superiores "como
una vara que obedece cada impulso; como una bola de cera que puede ser modelada
y estirada en cualquier dirección; como un pequeño crucifijo que uno levanta y
muevc como desea"; sin embargo, estas agradables fórmulas son reveladoras.
Los comentarios y explicaciones del creador de esta Orden no nos permiten dudar
de su verdadero significado. Además, entre los jesuitas no sólo la voluntad,
sino también el razonamiento y los escrúpulos morales deben sacrificarse para
dar lugar a la virtud primordial de la obediencia, que, según Borgia, es
"la muralla más fuerte de la Sociedad".
Loyola
cscribió: "Estemos convencidos de que todo es bueno y correcto cuando lo
ordena el superior". También declaró: "Incluso si Dios les diera un
animal sin raciocinio como señor, no vacilarán en obedecerle como amo y guía,
porque Dios ordenó que así fuera",
|
Hay algo aún mejor: el
•esuita debe ver en su su rior no a un hombre |
falible, J, Huber, profesor de teología católica cn
Munich y autor de una de las obras más importantes acerca de los jesuitas,
escribió: "He aquí un hecho comprobado: las Constituciones repiten 500
veces ue uno debe ver a Cristo en la rsona del General" . 15 |
La disciplina de la Orden, equiparada tan a menudo con la del
ejército, es nada entonces cuando se compara con la realidad. "La
obediencia militar no es et equivalente de la obediencia jesuita; ésta cs más
amplia porque controla al hombre total, y no queda satisfecha, como la otra,
con un acto externo, sino que requiere que se sacrifique la voluntad y se deje
de lado el criterio propio" . 16
Ignacio mismo, en su carta a los jesuitas portugueses,
escribió: "Si la iglesia lo dice, debemos ver lo negro como blanco".
Tales son el "pináculo de la
libertad" y la "liberación de la esclavitud 15-16. J. Huber,
"Les Jesuites" (París; Sandoz et Fischbacher, 1875), pp. 71 , 73.
El Espíritu de la Orden 29
a uno mismo", alabados antes por
el R.P. Rouquette. El jesuita en verdad se libera de sí mismo al sujetarse
totalmente a sus amos; toda duda o escrúpulo le serían imputados como pecado.
Boehmer escribe:
"En las adiciones a las Constituciones se aconseja a los
superiores que, tal como hizo Dios con Abraham, ordenen a los novicios que
hagan cosas aparentemente criminales para probarlos. Sin embargo, esas
tentaciones deben estar en proporción a la fortaleza de cada uno. No es difícil
imaginar cuáles podrían ser los resultados de tal educación".17 La vida de
altibajos de la Orden —no hay un solo país del cual no haya sido expulsada— da
testimonio de que todos los gobiernos, aun los más católicos, vieron esos
peligros. Al introducir a hombres tan ciegamente devotos a su causa para
enseñar entre las clases altas, a la Compañía —defensora del universalismo por
tanto, del ultramontanismo— se le consideraba inevitablemente como una amenaza
para ha autoridad civil, ya que la actividad de la por el simple hecho de su vocación,
se volcó cada vez más hacia la política.
En forma paralela, entre sus miembros se estaba formando lo
que llamamos el espíritu jesuita. No obstante, el fundador no había descuidado
la aptitud, siendo inspirado principalmente por las necesidades de las
"misiones", en el país y fuera de él. En su "Sententiae
asceticae" escribió: "Una cautela sagaz junto con una pureza mediocre
es mejor que una pureza mayor con una aptitud menos perfecta. Un buen pastor de
almas tiene que saber cómo ignorar muchas cosas y pretender que no las
entiende, Una vez que sea amo de las voluntades, podrá guiar sabiamente a sus
estudiantes a donde él elija. La gente está totalmente absofia por intereses
pasajeros, por lo que no debemos hablarles muy directamente acerca de sus almas:
sería lanzar el anzuelo sin la camada".
Se declaraba enfáticamente aun la expresión que se deseaba
en los hijos de Loyola: '*Deben mantener la cabeza ligeramente baja, sin girar
a la izquierda ni a la derecha; no deben rrfrar arriba. y cuando le hablen a
alguien, no deben mirarlo directo a los ojos sino sólo indirectamente". 18
Los sucesores de Loyola retuvieron muy bien esta lección en
su memoria, aplicándola extensamente para lograr sus planes.
17. Gabriel
Monod. en Introduction aux "Jesuites", de Hr Boehmer (París: Armand
Colin), p. XVI.
18. Pierre
Dominique, "La politique des Jesuites" (Paris: Grasset, 1995), p. 37
30
Parte 1
Capítulo 5
Los Privilegios de la Compañía
Después de 1558, Laínez. el ingenioso táctico del
Concilio de Trento, fue nombrado general de la congregación con la facultad
para organizar la Orden como fuera inspirado. Las Declaraciones que redactó con
Salmerón se agregaron a las Constituciones, formando un comentario; ellos
acentuaron aún más el despotismo del general electo con carácter vitalicio. Un
monitor, un procurador y asistentes, que también residían en Roma, lo ayudaban
generalmente a administrar la Orden. dividida entonces en cinco congregaciones:
Italia, Alemania, Francia, España, e Inglaterra y Estados Unidos. Estas
congregaciones, a su vez, se dividían en provincias que agrupaban las
diferentes instituciones de la Orden. Sólo el monitor (o supervisor) y los
asistentes eran nominados por la congregación. El general nombraba a los demás
oficiales, promulgaba ordenanzas que no debían modificar las Constituciones,
administraba las finanzas de la Orden contòrmc a sus propios deseos, y dirigía
las actividades de la misma respondiendo por cllo únicamente ante el papa.
A esta milicia —tan firmemente unida en las manos de su
líder, y que necesitaba la mayor autonomía para que sus acciones fueran
eficaces— , el papa le concedió privilegios que quizá les parecían exorbitantes
a otras órdenes religiosas.
Debido a sus Constituciones, los jesuitas estaban exentos de
la regla de aislamiento que se aplicaba a la vida monástica en general. En
realidad eran monjes que vivían "en el mundo" y, en lo externo, nada
los distinguía del clero secular. Pero, a diferencia de éste y de otras
congregaciones religiosas, no estaban sujetos a la autoridad del obispo. Ya
desde 1545, una bula de Pablo III les permitió predicar, escuchar confesiones,
dispensar los sacramentos y decir misa; es decir, podían ejercer su ministerio
sin tener que referirse al obispo. Lo único que no podían hacer cra oficiar
matrimonios.
Tenían poder para dar la absolución, para cambiar los votos
por otros que se pudieran cumplir más fácilmente, o incluso cancelarlos.
Gastón Bally escribe:
*'El poder del general respecto a la absolución y las
dispensaciones es
Los Privilegios de la Compañía 31
aun mayor. Puede anular todo castigo
infligido a los miembros de ha Sociedad antes o después que entraron en la
Orden, absolver todos sus pecados incluyendo el de herejía y cisma, la
falsificación de escritos apostólicos, etc.
"El general absuelve, en persona o mediante un
dclegado, a todos los que están bajo sn obediencia, del desdichado estado que
resulta de la excomunión, suspensión o interdicto, siempre y cuando estas
censuras no hayan sido infligidas por excesos tan enormes que, además del
tribunal papal, otros estén enterados de ellos.
"También
absuelve de irregularidades que resulten por bigamia, lesiones causadas a otras
personas, crimen, asesinato... siempre y cuando estos hechos malvados no se
conozcan públicamente y sean causa de escándalo". 19
Por último, Gregorio XIII otorgó a la Compañía el derecho de
hacer negocios comerciales y bancarios, un derecho que después usó
extensamentc.
Estas dispensaciones y poderes sin precedente les fueron
totalmente garantizados.
"Los
papas recurrían aun a príncipes y reyes para defender estos privilegios;
amenazaban con aplicar la excomunión automática a todo el que intentara
anularlos. En 1574, una bula de Pío V le dio al general el derecho de restaurar
estos privilegios a su magnitud original oponiéndose a todo intento de alterarlos o reducirlos, aunque
tales reducciones estuvieran documentadas con la autoridad de una revocación
papal...
"Al otorgar a los jesuitas esos privilegios
exorbitantes, contrarios a la anticuada constitución de la iglesia, el papado
deseaba, no sólo proveerles armas poderosas para pelear contra los
"infieles" sino, en especial, usarlos como guardaespaldas para que defendicran
su propio poder ilimitado en la iglesia y contra la iglesia". "Para
preservar la supremacía espiritual y temporal que usurparon durante la Edad
Media, los papas vendieron la iglesia a la Orden de Jesús, y, en consecuencia,
se entregaron en sus manos... Si el papado era apoyado por los jesuitas, la
existencia total de éstos dependía de la supremacía espiritual y temporal del
papado. En esta forma, los intereses de ambos partidos estaban íntimamente
unidos"
19. Gaston
Baily, "Les Jesùites" (Chamtzry: Imprimerie NouveIJe, M)2), pp.
11-13,
20. Ibid., pp.
9-10; 16-17.
32
No obstante,
esta unión selecta necesitaba ayudantes secretos para dominar a la sociedad civil:
este papel recayó en aquellos que estaban afiliados a la Compañía llamada
Jesuitas. ' 'Mucha gente importante estuvo conectada de esta manera
con la Sociedad: los emperadores Ferdinando 11 y Ferdinando III;
Segismundo III, rey de Polonia que había pertenecido oficialmente
a la Compañía; el cardenal Infante, un duque de Savoy- Y éstos no
fueron los menos útiles 21
Lo mismo sucede hoy. Los 33,000 miembros oficiales
de la Sociedad trabajan en todo el mundo como su personal; son oficiales de un ejército verdaderamente
secreto, que en sus tropas cuenta con líderes de partidos políticos, oficiales
de alto rango, generales, magistrados, médicos, catedráticos, etc..
Todos ellos se esfuerzan por llevar a cabo, en su propia esfera, el
"Opus Dei", la obra de Dios, quc en realidad son los planes del papado.
21 Pierre Dominique, op. cit., p. 37.
33
Parte 11
Los Jesuitas en Europa en los Siglos 16 y 17
Capítulo 1
Italia, Portugal y España
"Francia —escribió Boehmer— es la cuna de la
Sociedad de Jesús, pero en Italia recibió su programa y constitución. Por
tanto, en Italia echó raíces primero y, de allí, se extendió a otros
países" -1
El autor menciona el creciente número de universidades
(128) y academias jesuitas (l ,680). "Pero —dice— la historia de la
civilización italiana en los siglos 16 y 17 muestra sus resultados en forma más
sorprendente. Si un italiano instruido abrazaba otra vez la fe y las ordenanzas
de la iglesia, sentía nuevo celo por el ascetismo y las misiones, componía
poemas piadosos e himnos para la iglesia, dedicaba concienzudamente los
pinceles de pintor y los cinceles de escultor para exaltar el ideal religioso,
¿no era acaso porque las clases educadas se instruían en universidades y
confesionarios jesuitas?"2
Desaparecieron la "sencillez del niño, la alegría, la
vivacidad y el simple amor por la naturaleza..."
"Los alumnos de los jesuitas son demasiado
clericales, devotos y absortos como para preservar esas cualidades. Las
visiones e iluminaciones extáticas los dominan; literalmente. se embriagan con
pinturas de las aterradoras mortificaciones y los tormentos atroces de los
mártires; necesitan Ea pompa, el brillo y Io teatral. Desde fines del siglo 16,
la literatura y el arte italianos reproducen fielmente esa transformación
moral... El desasosiego, la ostentación y la afirmación aterradora que
caracterizan a Las creaciones de aquel período fomentan un sentimiento de
repulsión —en vez de simpatía— por las creencias que debían interpretar y
glorificar" . 3
Es la característica sui géneris de la Compañía. El
amor por lo distorsionado, afectado, brillante y teatral podría parecer extraño
entre místicos formados por los Ejercicios Espirituales, si no detectáramos el objetivo esencialmente jesuita
de impactar la mente. Es una aplicación
I - H- Baehmert op. cit.. p. 82.
2-3. Ibid., pp. 82-83.
34 Italia,
Portugal y España 35
de la máxima "el fin justifica
los medios", que los jesuitas ponían en aprobación de ellos. La política
extranjera estaba también bajo su práctica en las artes, la literatura, la
política y la moral. influencia. Cualquier persona perspicaz podía darse cuenta
de que esa La Reforma apenas había tocado a Italia. Sin embargo, los valdenses.
situación no beneficiaba al reino" . 7 que habían sobrevivido
desde ia Edad Media a pesar de la persecución. Los resultados se ven en el
estado de decadencia en el que cayó esa y se habían establecido en el norte y
sur de la península, se unieron a la tierra desafortunada. A mediados del.
sigio ' 8, se requirió de toda la Iglesia Calvinista en 1532. Según un informe
del jesuita Possevino. energía y perspicacia del marqués de Pombal para librar
a Portugal del Emmanuel Filiberto de Savoy lanzó otra persecución sangrienta
contra control mortal de la Orden.
sus súbditos "herejes" cn 1561.
Lo mismo ocurr.iÓ en Calabria, en Casal En España la penetración de la Orden
fue más lenta. Por mucho de San Sixto y la Guardia Fiscal. "Los jesuitas
estaban implicados en tiempo el clero superior y los dominicos se opusieron a
ella. Aun los esas masacres; estuvieron ocupados convirtiendo a las víctimas.
"4 rcycs Carlos V y Felipe ll, aunque aceptaban los servicios dc estos El
padre Possevino, por su parte, "seguía al ejército católico como su
soldados del papa, desconfiaban de ellos y temían que invadieran su capellán, y
recomendaba la exterminación por fuego de los pastores autoridad. No obstante,
con mucha astucia ia Orden finalmente venció herejcs como un acto necesario y
santo" , 5 la resistencia. "En el siglo 17 tenían todo
poder entre las clases altas y En los siglos 16 y 17, los jesuitas eran
poderosos en Parma, en la en la corte dc España. El padre Neidhart, ex oficial
de la caballería corte de los Farnese, así como en Nápoles. Pero el 14 de mayo
dc 1606 alemana, incluso gobernó cl reino como Consejero de Estado, Primer los
expulsaron de Venecia —donde se les había colmado de favores— , Ministro y Gran
Inquisidor... En España y en Portugal, la ruina dc] por considerarlos como
"los más fieles siervos y portavoces del papa". reino coincidió con
el apogeo de la Orden... "8 Sin embargo, en 1656 les permitieron volver,
pero su influencia cn la Edgar Quinet dijo lo siguiente:
república sólo fue una sombra de la que habían tenido en el pasado. "Dondequiera que muere una dinastía, puedo ver que sc levanta y se Portugal fue un país favorito de la Orden. "Estando bajo Juan III para tras ella una especie dc gcnio malo, una de esas figuras sombrías (1521-1559), era ya la comunidad religiosa más poderosa en el reino".6 que son los confesores, atrayéndola en forma gentil y paternal hacia la Su influencia creció aún más tras la revolución de 1640, que puso a los muerte" 9
Braganza en el trono. "Bajo el primer
rey de la casa de Braganza, el En realidad uno no puede imputar la decadencia
de España padre Fernández fue miembro del gobierno; además, fue el consejero
únicamente a esta Orden. "Sin embargo, es verdad que la Compañía de más
escuchado por la reina regente Luisa mientras Alfonso VI era Jesús, junto con
la iglesia y otras órdcncs religiosas, aceleraron su menor de edad. El padre De
Ville logró derrocar a Alfonso VI en 1667 , caída; mientras más rica se hacía
la Orden, más pobre era tanto y el nuevo rey, Pedro II, ese mismo año nombró
al. padre Emmanuel así que cuando Carlos II falleció, en las arcas del estado
no había Fernández como su representante en las 'Cortes' Aunque los Padres
suficiente dinero para pagar por las 10,000 misas que generalmente se no
cumplían deberes públicos en el reino, eran más poderosos en decían por la
salvación del alma de un monarca fallecido" Portugal que en cualquier otra
nación. No eran sólo consejeros espirituales de la familia real, sino que el
rey y sus ministros les consultaban en toda situación importante. Por uno de
sus testimonios sabemos que, sin su consentimiento, nadie podía obtener cargo
alguno en la administración del estado y de la iglesia; a tal grado que el clero,
las clases altas y la gente disputaban entre sí para ganarse el favor y la
7. H. Bczhmer, op. cit., pp. 85-88.
4. J. Huber,
op. cit., p, 165.
5. H. Boehmer,
op. cit., p. 89. 9. Michelet
et Quinet, op. cit., p. 259.
6. Ibid„ pp.
85-86,IO. H, Boehmer, op. cit., pp. 85—88.
36
Parte 11
Capítulo 2
Alemania
"La lucha histórica entre ef catolicismo y el
protestantismo no se libró en el sur de Europa, sino en Europa central:
Francia, Holanda, Alemania y Polonia- Por tanto, estos países fueron el
principal campo de batalla para la Sociedad de Jesús". 11
La situación cra particularmente grave en Alemania. ''No
sólo los pesimistas, sino también católicos sabios y estudiosos consideraban
que estaba casi perdida la causa de la antigua iglesia en todo el territorio
alemán. Aun en Austria y Bohemia, el rompimiento con Roma estaba tan
generalizado que, para los protestantes, era razonable tener la esperanza de
conquistar Austria en unas décadas. Entonces, ¿por qué no ocurlió ese cambio,
dividiéndose más bien el país en dos secciones? El partido católico, a fines
del siglo 16, no titubeó en responder esta pregunta porque siempre reconoció
que los Witelsbach, los Habsburg y los jesuitas eran responsables por el
afortunado cambio de circunstancias". 12
Rene Fulop-Miller escribió acerca del papel de los jesuitas
en estos eventos: "La causa católica sólo podía esperar verdadero éxito si
los Padres eran capaces de influir en los príncipes, guiándolos en todo tiempo
y circunstancia. Los confesionarios les brindaban a los jesuitas el medio para
tener una influencia política duradera, y por tanto, una acción efectiva".
13
En Baviera, el joven duque Alberto V, hijo de un católico
celoso y educado en Ingolstadt, la antigua ciudad católica, llamó a los
jesuitas para combatir la herejía:
"El 7 de julio de 1556, ocho padres y doce maesa•os
jesuitas llegaron
a Ingolstadt. Fue el inicio de una nueva
era para Baviera... el estado mismo recibió un nuevo sello... los conceptos
católicos romanos dirigieron la política de los príncipes y el comportamiento
de las clases altas. Pero, este nuevo espíritu tomó control sólo de fas clases
más altas. No se ganó el corazón de la gente común... No obstante, bajo la
1 1-12. H. Boehmer, op. cit., pp. 89, 104, 112. 1 14.
13. Rene op- cit.. 11. pp. 98. 102.
Alemania 37
dura disciplina del estado y la iglesia
restaurada, otra vez se volvieron católicos devotos, dóciles, fanáticos e
intolerantes ante toda herejía...
"Quizá parezca excesivo atribuir virtudes y actos
tan prodigiosos a un simple grupo de extraños. Sin embargo, en esas
circunstancias, la proporción de su fuerza fue inversa a su número y, al no
enfrentar obstáculos, fueron efectivos de inmediato. Los emisarios de Loyola se
ganaron el corazón y la mente del país desde el principio... A partir de la
siguiente generación, Ingolstadt se convirtió en el modelo perfecto de la
ciudad alemana jesuita". 14
Al leer lo siguiente, se pucde juzgar el estado mental que
los Padres introdujeron a esta fonaleza de fe:
"El jesuita .Mayrhofer, de Ingolstadt, en su
'Espejo del Predicador' enseñó: 'No se nos juzgará si demandamos la muerte de
los protestantes, así como no se nos juzgaría si pidiéramos la pena capital
para ladrones, asesinos, falsificadores y revolucionarios'". 15
Los sucesores de Alberto V —sobrc todo Maximiliano I
(15971651)— completaron su obra. Pero Alberto V era concienzudo en su
"deber" de garantizar la "salvación" para sus súbditos.
"Tan pronto como los Padres llegaron a Baviera, su
actitud hacia los protestantes y a quienes los apoyaban se tornó más severa.
Desde 1 563 expulsó sin piedad a los reincidentes, y no mostró misericordia
hacia los anabaptistas, que fueron ahogados, quemados, encarcelados y
encadenados, actos alabados por el jesuita Agricola... A pesar de esto, tuvo
que desaparecer toda una generación de hombres antes de que la persecución sc
considerara totalmente exitosa. Aun en 1586, los anabaptistas moravos lograron
esconder del duque Guillaume a 600 víctimas. Este ejemplo prueba que no sólo
cientos, sino miles de personas se vieron forzadas a huir, siendo una terrible
ruptura en un país poco poblado-
"Pero —dijo Alberto V al concilio de la ciudad
de Munich— debemos poner el honor de Dios y la salvación de almas por encima de
todo interés temporal"
Poco a poco toda la enseñanza en Baviera se dejó en
manos de los jesuitas, llegando a ser esa tierra la base para su penetración en
el este, oeste y norte de Alemania.
14. H. Boehmer,
ibid.
15. Rene FuloNiJIer, ibid.
16. H, ibid.
38
"Desde ] 585, los Padres convirtieron la sección de
Westfalia que dependía de Colonia; en 1586, llegaron a Neuss y Bonn, una de las
residencias del arzobispo de Colonia; abrieron universidades en Hildesheim en
1587 y en Munster en 1588. Ésta en particular tenía ya 1,300 estudiantes en
1618... De ese modo, el catolicismo reconquistó gran parte de Alemania
occidental, gracias a los Wittelsbach y a los jesuitas.
"La alianza entre los Wittelsbach y los jesuitas quizá
fue aún más importante para las 'tierras austríacas' que para Alemania
occidental" 17
El archiduque Carlos de Styrie. último hijo del emperador
Ferdinando, se casó en 1571 con una princesa bávara, "que introdujo en el
castillo de Gratz las estrechas tendencias católicas y la amistad con los
jesuitas, que prevalecían en la corte de Munich". Bajo su influencia,
Carlos se esforzó para "extirpar la hereiía" de su reino y, cuando
estaba muriendo en 1590, hizo jurar a su hijo y sucesor, Ferdinando, que
continuaría el trabajo. En todo caso, Ferdinando estaba preparado para eso.
"Durante cinco años había sido discípulo de los jesuitas en Ingolstadt; además, tenía una
mentalidad tan estrecha que, para él, no existía tarea más noble que el
restablecimiento de la iglesia católica en los estados que había heredado. No
le interesaba si esta tarea beneficiaba o no a sus tierras.
"Prefiero" , decía él, "reinar sobre un país en ruinas que sobre
uno que está condenado" 18
En 1617, el emperador coronó al archiduque Ferdinando como
rey de Bohemia. *'Influenciado por su confesor jesuita, Viller, Ferdinando de
inmediato empezó a combatir el protestantismo cn su nuevo reino. Esto marcó el
inicio de la sangrienta guerra religiosa que, durante los siguientes 30 años,
mantuvo en suspenso a Europa. En 1618, cuando los n-ágicos sucesos en Praga
dieron la seña] para una franca rúlión, el anciano emperador Matías primero
trató de transigir, pero carecía del poder suficiente como para que
predominaran sus intenciones contra el rey Ferdinando, quien estaba dominado
por su confesor jesuita; por tanto, se perdió la última esperanza de resolver
el conflicto en forma amistosa". "Al mismo tiempo, las tierras de
Bohemia habían tomado medidas especiales, decretando solemnemente que se debía
expulsar a todos los jesuitas, puesto que los veían como promotores de la
guerra civil" . 19
Pronto Moravia y Silesia siguieron ese ejemplo, y los
protestantes de
17-1}" H. Boehmer, op. cit., pp. 117, 120.
19. J. pp.
180-183T
Alemania 39
Hungría —donde el jesuita Pazmany
gobernaba con vara de hierro— también se rebelaron. Pero, en la batalla de la
montaña Blanca (1620) venció Ferdinando, a quien habían hecho emperador otra
vez tras la muerte de Matías.
"Los jesuitas persuadieron a Ferdinando para que
infligiera el castigo más cruel a los rebeldes', el protestantismo fue
expulsado de todo el país, usando medios demasiado horrcndos como para
describirlos... Al finalizar la guerra, la ruina material del país era
total"
"El jesuita Balbinus, historiador de Bohemia, se
preguntaba cómo pudieron quedar aún algunos habitantes en esc país. No
obstante, la ruina moral fue aún peor... La floreciente cultura de los nobles y
la clase media, la rica literatura nacional que no podía remplazarse: todo fue destruido;
incluso se abolió la nacionalidad. Bohemia dio libertad a las actividades de
los jesuitas. y éstos quemaron la literatura checoeslovaca en forma masiva.
Bajo su influencia, aun el nombre del gran santo de la nación, Juan Huss,
gradualmente se fue apagando hasta extinguirse en los corazones de la gente...
El mayor grado de poder de los jesuitas —decía Tomek— coincidió con la más
grande decadencia del país en su cultura nacional; la influencia de la Orden
hizo que el despertamiento de esta tierra desdichada llegara casi un siglo
demasiado tarde..."
"Al concluir la Guerra dc los Treinta
estableciéndose la paz y asegurándoles a los alemanes protestantes los mismos
derechos políticos que disfrutaban los católicos, los jesuitas hicieron lo
posible para continuar la pclea; fue en vano" 20
Sin embargo, lograron que su discípulo Leopoldo I —el
emperador reinante entonces— prometiera que perseguiría a los protestantes en
los territorios que le pertenecían, y especialmente en Hungría.
"Escoltados por dragones imperiales, los jesuitas iniciaron el trabajo de
conversión en 1671- Los húngaros se levantaron y comenzaron una guerra que duró
casi toda una generación... Pero la insurrección fue victoriosa bajo el
liderazgo de Francis Kakoczy- El vencedor quiso expulsar a los jesuitas de
todos los países que cayeron bajo su poder; pero influyentes protectores de la
Orden consiguieron poner fin a esas medidas, y la expulsión no ocur1iÓ sino
hasta 1707
"El príncipe Eugenio culpó, con dura franqueza, a Ja
política de la
20. Rene Fulop-Milrer. op. cit.. PP. 104-105.
40
casa imperial y las intrigas de los jesuitas en Hungría. Escribió:
'Austria casi pierde a Hungría debido a su persecución contra los
protestantes'. Un día exclamó amargamente que la moral de los turcos era mucho
más elevada que la de los jesuitas, al menos en la práctica. Estos 'no sólo
desean dominar las conciencias, sino tener el derecho sobre la vida y muerte de
los hombres'.
"Austria
y Baviera cosecharon los frutos de la total dominación jesuita: la reducción de
toda tendencia progresista y la anulación sistemática de la gente".
"La profunda miseria que siguió a la guerra religiosa,
la política impotente, la decadencia intelectual, la corrupción moral, la
horrenda disminución de la población y el empobrecimiento de Alemania: estos
fueron los resultados de las acciones de la Orden" .[1]
41
Parte n
Capítulo 3
Suiza
En el siglo 17, los jesuitas lograron al fin establecerse en
Suiza, habiendo sido llamados y luego expulsados por algunas ciudades de la
Confederación en la segunda mitad del siglo 16.
El arzobispo de Milán, Carlos Borromee. que había aprobado
que se establecieran en Lucerna en 1578, pronto comprendió cuáles serían las consecuencias
de sus actos, como nos lo recuerda J. Huber: "Carlos Borromee le escribió
a su confesor que la Compañía de Jesús, gobernada por líderes que eran más
políticos que religiosos, se estaba volviendo demasiado poderosa como para
preservar la moderación y sujeción necesarias... Domina a reyes y príncipes, y
gobierna sobre asuntos temporales y espirituales; la institución piadosa ha
perdido el espíritu que la animaba originalmente; nos veremos forzados a
abolirla" .22
Al mismo tiempo, en Francia, el famoso experto legal Etienne
Pasquier escribió: "Introduzcan esta Orden en nuestro medio, y también
introducirán disensión, caos y confusión" 23
¿No es esa la queja que se escuchaba en todos los países, una
y otra vez? Fue la misma que hubo en Suiza cuando, a través de la halagadora
apariencia con que la Compañía se cubría tan bien, se vio la evidencia de sus
obras malvadas.
"Dondequiera que los jesuitas lograban echar raíces,
seducían a grandes y pequeños, a jóvenes y ancianos. Muy pronto las autoridades
empezaban a consultarles respecto a asuntos importantes; sus donaciones
comenzaban a llegar y, en poco tiempo, ocupaban todos los colegios y escuelas,
los púlpitos de la mayoría de las iglesias, los confesionarios de la gente más
influyente y de más alto nivel. Como confesores a cargo de la educación de
todas las clases de la sociedad, y consejeros y amigos íntimos de miembros del
concilio, su influencia
22. J. Huber,
op. cit., p. 131.
23. Citado por
H. Fulop-Miller, "Les Jesuites et le secret de leur puissance"
(París: 1933), p. 57.
42
crecía de día en día, y, no esperaron mucho
para ejercerla en asuntos públicos. Lucerna y Fribourg eran los centros
principales; desde allí manejaban la política exterior dc la mayoría de los
cantones católicos
"Todo plan contra el protestantismo en Suiza* forjado en
Roma o por otros poderes extranjeros, contaba con et apoyo total de los
jesuitas...
"En 1620, lograron que la población católica de Veltlin
se levantara contra los protestantes y mataran a 600. El papa otorgó la
indulgencia a todos los que participaron en ese tenible acto.
"En 1656, provocaron una guerra civil entre miembros de
las distintas confesiones... Tiempo después, los jesuitas iniciaron una nueva
guerra religiosa.
"En 171 2, se discutía respecto a la paz en Aarau.
Lucerna y Uri ya la habían aceptado cuando, por orden de Roma, los jesuitas
hicieron lo posible para revertir la situación. Negaban la absolución a todos
los que se negaban a tomar las armas. Proclamaban a todo volumen, desde sus
púlpitos, que uno no estaba obligado a cumplir su palabra si se la había dado a
un hereje; a los moderados los impulsaban a sospechar y
trataban de quitarlos de sus cargos; y, en Lucerna, provocaron un amenazante
levantamiento del pueblo contra el gobierno, al grado que la autoridad suprema
se resignó a violar la paz. En esa lucha los católicos fueron derrotados y
firmaron un gravoso acuerdo de paz.
"Desde entonces la influencia de la Orden en Suiza fue disminuyendo
gradualmente" 24
Hoy, el artículo 51 de la constitución suiza prohtbe que la
Sociedad de Jesús celebre actividades culturales o educativas en el territorio
de la Confederación, y todo esfuerzo para abolir esa ley siempre se ha
rechazado.
24, J. pp.
188ss-
43
Parte 11
Capítulo 4
Polonia y Rusia
En ningún otro territorio fue tan mortal la dominación
jesuita como lo fuc en Polonia. Esto Io prueba el historiador moderado H.
Boehmcr, quien no muestra una hostilidad sistemática contra la Sociedad.
"Los jesuitas fueron totalmente responsables por la
aniquilación de Polonia. La acusación expresada dc ese modo resulta exagerada.
La decadencia del estado polaco había principiado antes que ellos llegaran.
Pero, sin duda aceleraron la desintegración dcl reino. Entre todos los estados,
Polonia, dondc había millones de cristianos ortodoxos, debería haber aplicado
la tolerancia religiosa como uno de los principios más esenciales de su
política interior. Sin embargo, los jesuitas no lo permitieron. Peor aún, pusieron
la política exterior de Polonia al servicio de los intereses católicas en una
manera fatal"
Esto se escribió a fines de] siglo 18; es muy sitnilar a lo
que el corone] Beck, ex ministro de Asuntos Exteriores de Polonia (19321939)
dijo después de la guerra de 1939-1945:
"El Vaticano es una de las causas principa\es de la
tragedia de mi país. Muy tarde comprendí que habíamos trabajado en nuestra
política exterior sólo para servir a los interescs de la Iglesia Católica"
Por tanto, con varios siglos de separación, la misma
influencia desastrosa había dejado su marca una vez más en esa desafortunada
nación.
Ya en 1581 el padre Possevino* legado pontificio en MoscLC
había procurado que el zar Iván el Tenible se uniera a la Iglesia Romana. Iván
no estaba totalmente contra ésta. Lleno de esperanza, en 1584 Possevino actuó
corno mediador del tratado de paz de Kirewora Gora entre Rusia y Polonia, un
acuerdo que salvó a Iván de dificultades inextricables. Esto era precisamente
lo que deseaba el astuto soberano. Después no se habló más de la conversión de
los rusos. Possevino tuvo que salir de Rusia sin haber logrado nada. Dos años
después, los Padres
25. H. Boehmer,
op. cit., 135.
26. Declaración
del 6 de febrero de 1940.
44
tuvieron una oportunidad aún mejor de
controlar a Rusia: Grischka Ostrepjew, un monje a quien habían obligado a
colgar los hábitos, le reveló a un jesuita que él era Demetrio, hijo del zar
Iván que había sido asesinado; y declaró que si ocupaba el trono de los zares,
él pondría a Moscú bajo el control de Roma. Sin pensarlo, los jesuitas se
encargaron de presentar a Ostrepjew al gobernante de Sandomir, quien le dio a
su hija en matrimonio- Ellos hablaron en su favor al rey Segismundo III y al
papa respecto a sus expectativas* y lograron que el ejército polaco se
levantara contra el zar Boris Godunov. Como recompensa por estos servicios, el
falso Demetrio renunció a la religión de sus padres en Cracovia, uno de los
centros jesuitas, y le prometió a la Orden que se establecería en Moscú, cerca
del Kremlin, después de derrotar a Boris.
"Sin embargo, estos favores de los católicos despertaron
el odio de la Iglesia Ortodoxa Rusa contra Demetrio. El 27 de mayo de 1606 fue
masacrado por cientos de seguidores polacos, Hasta entonces casi no se podía
hablar de un sentimiento nacional ruso; pero después, ese sentimiento era muy
fuerte, convirtiéndose de inmediato en odio fanático contra la Iglesia Romana y
Polonia.
"La alianza con Austria y la política de ataque de Segismundo
III contra los turcos, impulsadas fuertemente por la Orden, fueron también
desastrosas para Polonia. En resumen, ningún otro estado sufrió tanto como
Polonia bajo la dominación jesuita, Y, aparte de Portugal, en ningún otro país
fue tan poderosa la Sociedad. Polonia no sólo tenía un 'rey de los jesuitas',
sino también un rey jesuita, Jean-Casimir, que había pertenecido a la Orden
antes de ascender al trono en 1649...
"Mientras Polonia se dirigía en forma acelerada a la
ruina, el número de establecimientos y colegios jesuitas estaba creciendo tan
rápidamente que el general convirtió a Polonia en una congregación especial en
1751".27
27, H. Boehmer, op. cit., pp. 135ss.
45
Parte 11
Capítulo 5
Suecia e Inglaterra
"En
los países escandinavos —escribió Pierre Dominique— el luteranismo opacó todo
lo demás y, cuando los jesuitas contraatacaron, no hallaron lo mismo que en
Alemania: un partido católico ya minoritario pero aún fuerte"
Su única esperanza era la conversión del soberano,
quien apoyaba al catolicismo en secreto. Además el rey Juan III, de la dinastía
Vasa, en 1568 se había casado con Catalina, una princesa polaca que era
católica romana. En 1574, el padre Nicolás y otros jesuitas fueron llevados a
la escuela de teología recién establecida, donde se despertó en ellos el fervor
para convenir a la gente al catolicismo, aunque oficialmente seguían el
luteranismo. Después, el astuto negociador Possevmo logró la conversión de Juan
III y recibió la responsabilidad de la educación de su hijo, el futuro
Segismundo III, rey de Polonia. Cuando llegó el tiempo de someter a Suecia a la
Santa Sede, las condiciones que presentó el rey —matrimonio de los sacerdotes,
uso del idioma vernáculo en los servicios, y la comunión con los dos
elementos—, y que la Curia romana ya había rechazado, hicieron que las
negociaciones se paralizaran. En todo caso, el rey, cuya primera esposa había
fallecido, se había casado con una luterana sueca. Los jesuitas tuvieron que
salir del país.
"La Orden obtuvo otra gran victoria en Suecia 50
años después. La reina Cristina —hija de Gustavo Adolfo, el último de los
Vasas— se convirtió bajo la enseñanza de dos profesores jesuitas, quienes
habían llegado a Estocolmo simulando ser nobles viajeros italianos. Pero, a fin
de cambiar de religión sin conflictos, ella tuvo que abdicar e] 24 de junio de
1654".29
En Inglaterra, por otro lado, la situación parecía ser
más favorable para la Sociedad. Ésta podía abrigar la esperanza, al menos por
un tiempo, de lograr que el país volviera a estar bajo la jurisdicción de la
Santa Sede.
28. Pierre
Dominique, op. cit., p. 76.
29. H. Boehmer.
op. cit., pp. 137-139,
46
"Cuando la reina Isabel ascendió al trono en 1558,
Irlanda aún era totalmente católica, e Inglaterra en un 50 por ciento... En
1542, el papa había enviado a Salmerón y a Broet para evaluar la situación en
Irlanda" ,30
Se habían establecido seminarios dirigidos por jesuitas en
Douai, Pont-a-Mousson y Roma, con la idea de capacitar a misioneros ingleses,
irlandeses y escoceses. Poniéndose de acuerdo con Felipe II dc España, la Curia
romana trabajó para derrocar a Isabel y poner en su lugar a la católica María
Estuardo. Un levantamiento irlandés, provocado por Roma. había sido derrotado.
Pero los jesuitas, que habían llegado a Inglaterra en 1580, participaron en una
gran asamblea católica en Southwark.
"Después, bajo distintos disfraces, fueron de condado en
condado, de las casas de campo a los castil]os. En la noche escuchaban
confesiones; en la mañana predicaban y servían la comunión, y luego
desaparecían en forma tan misteriosa como habían llegado. La razón era qlm a
partir del 15 de julio, Isabel los había proscrito"
Por tanto, imprimieron y distribuyeron en secreto folletos
mordaces contra la reina y la I olcsia Anglicana. Uno de ellos, el
padre Campion, fue apresado y condenado a la horca por alta traición. En
Edimburgo lambién tramaron ganarse al rey Santiago de Escocia para su causa. El
resultado de estos disturbios fue la ejecución de María Estuardo en 1587*
Luego siguió la expedición española, la armada invencible que
hizo temblar a Inglaterra por un tiempo, produciendo la "unión
sagrada" en torno al trono de Isabel. Pero la Compañía continuó sus
proyectos, capacitando a sacerdotes ingleses en Valladolid, Sevilla, Madrid y
Lisboa, a la vez que difundía su propaganda en Inglaterra bajo la dirección del
padre Garnett. Después del complot de Gunpowder contra Santiago I, sucesor de
Isabel, el padre Garnett fue condenado por complicidad y terminó en la horca
como el padre Campion.
Bajo Carlos
I, que entonces estaba en la Mancomunidad de Cromwell,
otros jesuitas pagaron sus intrigas con la vida. La Orden había pensado que triunfaría bajo
Carlos ll, quien había firmado un tratado secreto con Luis XIV en Dover,
prometiendo restaurar el catolicismo en el territorio.
30.
31. Ibid., pp. 140-142.
Suecia c Inglaterra 47
"La nación no estaba totalmente informada al respecto,
pero lo poco que se supo bastó para crear una terrible Inglaterra entera temblÓ ante la sombra de
Loyola y las conspiraciones de los jesuitas" 32
La reunión que éstos celebraron en el palacio despertó la
furia del pueblo.
"Carlos ll, que disfrutaba la vida de rey y no quería
embarcarse en otra 'travesía por los mares', envió a la horca a cinco
sacerdotes por alta traición en Tyburn... Esto no desanimó a los jesuitas...
Sin embargo, Carlos ll era demasiado prudente y escéptico para el gusto de ellos,
dispuesto siempre abandonarlos. Cuando Santiago II subió al trono, pensaron que
verían la victoria. De hecho, el rey siguió el antiguo juego de María Tudor
pero con medios más suaves. Pretendiendo haber convertido a Inglaterra, en el
palacio de Savoy estableció un colegio para los a donde llegaron de inmediato
400 estudiantes cn residencia. Una evidente camarilla de jesuitas ocuparon el
palacio„,
"Todas estas circunstancias fueron la causa principal de
la revolución de 1688. Los jesuitas tenían que actuar contra una corriente
demasiado poderosa. Para entonces, en Inglaterra había 20 protestantes por cada
católico. El rey fue derrocado; todos los miembros de la Compañía terminaron en
prisión Q fueron ejecutados. Por algún tiempo, los jesuitas reiniciaron su
trabajo de agentes secretos, pero sólo fue una agitación fútil. Habían perdido
la causa" *33
32. Ibid.,pp.
140, 142.
33. Pierre
Dominique, op. cit., pp. 101-102.
48
Parte 11
Capítulo 6
Francia
La Orden
empezó a establecerse en Francia en 1551, es decir, 17
años después de su fundación en la capilla de Saint-Denis en
Montmartre.
Los jesuitas se presentaban como adversarios eficaces de la
Reforma, la cual había ganado a una séptima parte de la población francesa; sin
embargo, la gente desconfiaba de estos soldados tan devotos a la Santa Sede.
Por tanto, su penetración en el territorio francés fue lenta. Como hicieron en
otros países donde la opinión general no les era favorable, se inu-odujeron
sutilmente entre la gente de la corte; luego, por medio de ésta llegaron a las
clases altas. En París, no obstante, el parlamento, la universidad y aun el
clero se mantuvieron hostiles. Esto fue evidente cuando intentaron establecer
allí un colegio.
"La
Facultad de Teología, cuya misión es salvaguardar los principios religiosos en
Francia, el 1 de diciembre de 1554 decretó que 'esta sociedad parece ser
extremadamente peligrosa respecto a la fe; es enemiga de la paz de la iglesia,
destructora del estado monástico, y parece haber nacido para causar ruina en
vez de edificar'" 34
No
obstante, a los Padres les permitieron establecerse en Billom, en un extremo de
Auvergne. Desde allí, organizaron una gran actividad contra la Reforma en las
provincias del sur de Francia. El famoso Laínez, representante en el Concilio
de Trento, se distinguió en polémica, especialmente en el Coloquio de Poissy,
en un desafortunado intento de conciliar las dos doctrinas (1561).
Gracias a la reina madre Catalina de Médicis, la Orden abrió
su primer establecimiento parisino, el Colegio de Clermont, que competía con la
universidad. La oposición de parte de esta universidad, el clero y el
parlamento fue más o menos apaciguada mediante concesiones —al menos verbales—
que hizo la Compañía* prometiendo conformarse al derecho común- Pero la
universidad peleó en forma ardua y prolongada
34. Gaston Bally, op. cit., p. 69.
Francia 49
contra la introducción de "hombres
sobornados a expensas de Francia, para tomar armas contra el rey". Esta
declaración, hecha por Etienne Pasquier, poco después resultó ciepta.
No es necesario preguntar si los jesuitas
"consintieron" en que se realizara la masacre de San Battolomé
(1572). ¿La "prepararon" ellos? Quién sabe... La política de la
Compañía, sutil y variable en sus procedimientos, tenía metas muy claras. La
política de los papas era "destruir la herejía". Todo debía
subordinarse a este objetivo principal. "Catalina de Médicis trabajó para
lograr esta meta y la Compañía podía contar con los Guises"
Pero, este plan principal, que recibió tanta ayuda con la
masacre de la noche del 24 de agosto de 1572, despertó un terible odio
fratricida.
Tres años después surgió la Liga, tras el asesinato del
duque de Guise —llamado "el rey de París" y la apelación a Su Muy
Cristiana Majestad para que peleara contra los protestantes.
"El astuto Enrique III hizo lo posible para evitar
una guerra de religiones. Poniéndose de acuerdo con Enrique de Navarra,
reunieron a los protestantes y a la mayoría de los católicos moderados para
luchar contra París, la Liga y los partidarios romanos fanáticos apoyados por
España..
"Los jesuitas, poderosos en París, protestaron que
el rey de Francia se había rendido a la herejía... El comité que dirigía a la
Liga deliberó en la casa de los jesuitas, en la calle San Antonio. ¿Estaba
París bajo el dominio de España? Era poco probable. ¿Lo controlaba la Liga?
Ésta era sólo un instrumento usado por manos capaces... La Compañía de Jesús
que había estado luchando en nombre de Roma por 30 años... era el amo secreto
de París".
"Enrique III fue asesinado. Puesto que el
heredero era protestante, al parecer el motivo no era político; pero, ¿acaso
quienes planearon el asesinato, y persuadieron al jacobino Clement para que lo
ejecutara, esperaban que la Francia católica se levantara contra el heredero
hugonote? Lo cierto es que el jesuita Camelet llamó "ángel" a
Clement; y el jesuita Guignard, que después fue ejecutado en la horca, moldeaba
la opinión de sus alumnos dándoles textos tiranicidas como ejercicios de
latín" .36
35. Pierre
Dominique, op. cit., p. 84.
36. Ibid., pp.
85-86, 89.
50
Entre ofras cosas, esos ejercicios decían: "Jacques
Clement realizó un acto meritorio inspirado por el Espíritu Santo„. Si podemos
librar guerra contra el rey, hagámoslo; si no, matémoslo". También decían:
"Cometimos un gran error en San Baftolomé; deberíamos haber hecho que la
vena real se desangrara".37
En 1592, Barriere —que intentó asesinar a Enrique IV —
confesÓ que el padre Varade, rector de los jesuitas en París, lo había
persuadido para que lo hiciera. En 1594 lo intentó Jean Chatel, ex discípulo de
los jesuitas, quienes escucharon su confesión justo antes del atentado. Fue en
esa ocasión cuando, en la casa del padre Guignard, se encontraron los
ejercicios escolares antes mencionados "El sacerdote fue ejecutado en la
horca en Greve, mientras el rey confirmaba un edicto del parlamento,
desterrando del reino a los hijos de Loyola por 4 corromper a
jóvenes, perturbar la paz pública y ser enemigos del estado y la corona de
Francia... "'
Sin embargo, el edicto no se cumplió totalmente. En 1603 el
rey lo derogó, actuando en contra del consejo del parlamento. Aquaviva, el
general de los jesuitas, actuó con astucia, haciendo creer a Enráque IV que la
Orden, restablecida en Francia, serviría lealmente a los intereses nacionales.
Siendo tan sutil, ¿cómo pudo creer el rey que esos romanos fanáticos aceptarían
el Edicto de Nantes que determinaba los derechos de los protestantes en
Francia, y peor aún, que apoyarían sus proyectos contra España y el emperador?
La realidad es que Enrique IV escogió como confesor y tutor de los Dauphin al
padre CDtton, uno de los miembros más distinguidos de la Compañía.38a El
16 de mayo de 1610, en la víspera de su campaña contra Austria, fue asesinado
por Ravaillac, quien confesó haber recibido la inspiración de los escritos de
los padres Mariana y Suárez. Ambos aprobaban el asesinato de
"tiranos" herejes, o de quienes no eran suficientemente devotos a los
intereses del papado. El duque de Epernon, quien hizo que el rey leyera una
carta mientras el asesino esperaba, era amigo de los jesuitas, y Michelet probó
que éstos sabían lo que se planeaba hacer. "Momentos antes, Ravaillac se
había confesado al jesuita d' Aubigny, y cuando los jueces interogaron al
sacerdote, éste sólo respondió que Dios le había dado el don de olvidar de
inmediato lo que escuchaba en el confesionario" ,38
37, pp, 85-86,
89,
38a. Siendo Cotton La palabra en inglés para
"algodón"* los adversarios de este sacerdote solían decir que él
tenía "algodón" en los oídos,
38. Henri Fulop-Mi11er, op. 113.
Francia 51
El
parlamento, persuadido de que Ravaillac había sido sólo el instrumento de la ordenó al verdugo que
quemara el libro del padre Mariana.
"Afortunadamente Aquaviva aún estaba allí. Una vez
más, este gran general tramó todo bien; condenó con severidad la le2itimidad
del tiranicidio. La Compañía siempre tenía autores que, en el silencio de sus
estudios, exponían la doctrina con toda su rectitud; también tenía grandes
políticos que, cuando era necesario, la cubrían con las máscaras
apropiadas" -39
Gracias al padre Cotton, que se hizo cargo de la
situación, la Sociedad de Jesús salió ilesa de la tormenta. Rápidamente
crecieron sus riquezas, el número de sus establecimientos y de sus adherentes.
Pero cuando Luis XIII ascendió al trono y Richelieu tomó en sus manos los
asuntos del estado, hubo un choque de voluntades. El cardenal jamás permitía
que alguien se opusiera a su política. El jesuita Caussin, confesor del rey,
descubrió esta realidad cuando lo enviaron a la prisión de Rennes por orden de
Richelieu, como criminal estatal. Esto dio buen resultado. A fin de permanecer
en Francia, la Orden incluso colaboró con el terrible ministro.
Al respecto, Boehmer escribió: "La falta de
consideración que el gobierno francés —desde Felipe el Bello— siempre mostró
hacia la iglesia, en las conflictos entre los intereses nacionales y los
religiosos, una vez más fue la mejor política" .40
El ascenso de Luis XIV al trono marcó el principio de
la época más próspera para la Orden. Los confesores jesuitas usaron extensamente
su actitud "laxa" —la tolerancia astuta con la que atraían a
pecadores que no ansiaban hacer penitencia— entre la gente común y en la corte,
en especial con el rey, que era más dado a las mujeres que a la devoción,
Su Majestad no tenía intención alguna de renunciar a
sus amoríos y, aunque estaba cometiendo adulterio, el confesor cuidaba de no
tocar el tema. Pronto toda la familia real tenía sólo confesores jesuitas, y la
influencia de éstos creció entre la alta sociedad. Los sacerdotes de París atacaron
en sus "Escritos" la moral disoluta de los famosos casuistas de la
Compañía, pero sin resultado. Pascal mismo, durante la gran disputa teológica
de aquel tiempo, intervino en vano a favor de los jansenistas.
39, Pierre Dominique, op. cit„pr 95.
40þ H. Boehmer, op. citr, p, 100,
52
En sus "Cartas provinciales" expuso al ridículo a los jesuitas,
sus oponentes extremadamente mundanos.
A pesar de eso, el lugar seguro que tenían en la corte les
dio la victoria, mientras que los de Puerto Real sucumbieron. La Orden obtuvo
otra victoria para Roma, cuyas consecuencias eran contrarias a los intereses
nacionales. Por supuesto, aunque tuvieron que aceptar la paz religiosa
establecida por el Edicto de Nantes, continuaron su guerra secreta contra los
protestantes franceses, Al envejecer, Luis XIV se hizo cada vez más
intolerante, siguiendo la influencia de Madame de Maintenon y del padre La Chaise,
su confesor. En 1681, éstos lo persuadieron para reiniciar la persecución
contra los protestantes. Finalmente, el 17 de (Etubre de 1685, firmó la
"Revocación del Edicto de Nantes", convirtiendo en criminales a los
que rehusaban aceptar la religión católica. Poco después, a fin de acelerar las
conversiones, surgieron los famosos "dragones". Este nombre siniestro
tile parte de todo intento subsecuente para lograr conversiones por medio de
fuego y cadenas. Mientras los fanáticos vitoreaban, los protestantes huían en
rnasa del reino. Scgún Marshal Vauban, Francia perdió así a 400,000 habitantes
y 60 millones de francos. Fabricantes, comerciantes, dueños de barcos y
diestros artesanos se fueron a otros países, llevando el beneficio de sus
habilidades.
"El 17 de octubre de 1685 fue un día de victoria para
los jesuitas, la recompensa final por una guerra que había continuado por 125
años sin cesar. Pero el estado pagó el precio de la victoria de los jesuitas.
"La despoblación y la reducción de la prosperidad nacional
fueron las graves consecuencias materiales de su triunfo, seguidas por un
empobrecimiento espiritual que ni el mejor colegio jesuita podía sanar. Esto es
lo que Francia sufrió y lo que la Sociedad de Jesús pagaría después"*41
Durante el
siglo siguiente, los hijos de Loyola no sólo fueron expulsados de Francia, sino
de todos los países europeos; percb una vez más, fue sólo por un tiempo. Estos
fanáticos janisarios del papado no habían terminado de causar ruina en su afán
por alcanzar su sueño imposible.
41. p.
103.
53
Parte 111
Misiones en el Extranjero
Capítulo 1
India, Japón y China
La conversión de "paganos" fue el primer objetivo
del fundador de la Sociedad de Jesús. Aunque la necesidad de combatir a]
protestantismo en Europa ocupó cada vez más la atención de sus y esta acción política y
religiosa —de la cual vimos un breve resumen— se convirtió en su tarea
principal, aún procuraban evangelizar las tierras lejanas.
Su ideal teocrático —poner a] mundo bajo la autoridad de la
Santa Sede— les demandaba ir a todas las regiones del mundo para conquistar
almas.
Francisco
Javier —uno de los primeros compañeros de Ignacio y canonizado también por la
iglesia— fue el gran promotor de la evangelización de Asia. En 1542 desembarcó
en Goa; allí encontró a un obispo, una catedral y un convento de franciscanos,
que con algunos sacerdotes portugueses habían tratado ya de difundir la
religión de Cristo. Debido al impulso que dio Javier a ese primer intento, lo
llamaron "apóstol de la India". En realidad, fue pionero y "motivador",
pero no logró resultados duraderos. Siendo impetuoso y entusiasta, buscaba
nuevos campos de acción y señalaba el camino, pero no siempre despejaba el
terreno. En el reino de Travancore, Malaca, las islas de Banda, Macasar y
Ceilán, su encanto personal y sus discursos elocuentes maravillaron. Como
resultado, se convirtieron 70000 "idólatras", especialmente de la
casta baja. Para lograrlo, no menospreció el apoyo político y aun militar de
los portugueses. Estos resultados, espectaculares más que sólidos, despertaron
en Europa el interés en las misiones y dieron renombre a la Sociedad de
Jesús.
Este apóstol incansable, aunque no perseverante, pronto
partió de la India para ir al Japón y luego a la China, donde iba a trabajar,
pero falleció en Cantón en 1552.
Su sucesor en la India, Roberto de Nobile, aplicó allí
los mismos métodos que los jesuitas usaban con éxito en Europa. Apeló a las
clases más altas. Y, a los "intocables", sólo les alcanzaba la hostia
consagrada en la punta de un palo.
Con la aprobación del papa
Gregorio XV, adoptó las vestiduras, 54
costumbres y estilo de vida de los brahmanes, mezclando los ritos
cristianos con los de ellos. Gracias a esta ambigüedad. afirmaba que había
"convertido" a 250,000 hindúes. Pero, "un siglo después de su
mucr(c, cuando el intransigente papa Benedicto XIV prohibió que se observaran
esos ritos hindúes, todo colapsó y desaparecieron los 250 ,000 seudo
católicos". I
En el norte de la India, en el territorio del gran mogol
Akbar —un hombre tolerante que incluso intentó introducir el sincretismo
religioso en sus estados — , se permitió a los jesuitas edificar un
establecimiento en Lahore en 1575. Los sucesores de Akbar les concedieron los
mismos favorcs. Sin cmharco, Aureng-Zcg (1666-1707), un musulmán ortodoxo, puso
fin a todo eso.
En 1549, Javier se embarcó al Japón con dos compañeros y un
japonés, Yagiro, a quien había convertido en Malaca. Los inicios no fueron muy
promisorios. "Los japoneses tienen su propio concepto de la muerte, son
reservados y su pasado los ha afirmado en el paganismo. Los adultos sonríen al
mirar a esos hombres extraños, y los niños los siguen para mofarse de
ellos" .2
Yagiro, siendo japonés, logró empezar una pequeña comunidad
de 100 seguidores, Francisco Javier, en cambio, sin hablar bien el japonés, ni
siquiera obtuvo audiencia con el Mikado. Cuando él se fue del Japón, dos padres
se quedaron allí y tiempo después lograron la conversión de los daimios de
Arima y Bungo. Cuando este último hizo su decisión en 1578, lo había estado
considerando por 27 años.
El siguiente año los Padres se establecieron en Nagasaki.
Afirmaban haber convertido a 100,000 japoneses. En 1587, la situación interna
de la nación —destruida por guerras entre clanes— cambió por completo.
"Los jesuitas habían sacado provecho de esa anarquía y de su estrecha
relación con comerciantes que había nacido en la clase
baja, usurpó el poder atribuyéndose el título de Taikosama. Él desconfió de la
influencia política de los jesuitas, de su asociación con los portugueses, y de
su conexión con los grandes vasallos auerreros, los samurai.
Por tanto, la joven iglesia católica jalK)nesa fue perseguida
violentamente. Seis franciscanos y tres jesuitas fueron crucificados, muchos
convertidos fueron asesinados y la Orden fue expulsada del país.
I . "Les Jesuites", "Le
Crapouillot", No. 24, 1954, p, 42.
2. Ibíd., p.
43,
3. H. Boehmer,
op. cit., p. 162.
India, Japón y China 55
Sin embargo, el decreto nunca se implementó y los jesuitas
continuaron su apostolado en secreto. Pero en 1614, al primer Shogún, Tokugawa
Yagasu, le inquietaron esas actividades ocultas y reinició la persecución.
Además, los holandeses habían ocupado el lugar de los portugueses en los
negocios, por lo que el gobierno los observaba muy de cerca. Una profunda
desconfianza hacia los extranjeros — eclesiásticos o laicos— inspiró desde
entonces la conducta de los líderes. En 1638, una rebelión de los cristianos de
Nagasaki fue apagada con sangre. Para los jesuitas, la aventura en el Japón
había concluido* y así permaneció por mucho tiempo.
En la notable obra de Lord Bertrand Russell, "Ciencia y
Religión", leemos lo siguiente acerca de Francisco Javier, el hacedor de
milagros: "El y sus compañeros escribieron muchas cartas extensas que se
han conservado; en ellas relatan sus labores, pero en ninguna de las que se durante su vida se mencionan
poderes milagrosos. losé Acosta, el jesuita que se preocupó por los animales
del Perú, expresamente negó que esos misioneros hubieran contado con la ayuda
de milagros en su esfuerzo para convertir a los paganos. Pero, poco después de
morir Javier, empezaron a surgir numerosas historias de milagros. Se dijo que
tenía don de lenguas, aunque en sus cartas habló muchas veces de la dificultad
para dominar el idioma japonés o para encontrar buenos intérpretes.
"Se contaba que cuando sus amigos tuvieron sed en el
mar, él había convertido el agua salada en agua fresca. Cuando se le cayó el
crucifijo a-f mar, un cangrejo se Io devolvió. Según una versión posterior,
había lanzado el crucifijo a] mar para calmar una tempestad. Cuando fue canonizado
en 1622, se había probado —para satisfacción de las autoridades del
Vaticano— que había hecho milagros, ya que sin éstos nadie puede ser santo. El
papa dio garantía oficial del don de lenguas; en especial, le impresionó que
Javier hubiera hecho arder las lámparas con agua bendita en vez de aceite.
"Este papa, Urbano VTfl* t'ue el mismo que rehusó creer
las declaraciones de Galileo. La leyenda siguió mejorando: una biografía
escrita por el padre Bonhours. publicada en 1682, dice que el santo resucitó a
14 personas a lo largo de su vida... Autores católicos aún le allibuyen el don
de milagros; en una biografía publicada en 1872, el padrc Coleridge de la
Sociedad de Jesús reiteró que Javier tenía el don de lenguas".4
4. Bertrand Russel], "Science and
Religion" (París: Ed. Gallimard, 1 957), pp. 84-85,
56 dc
A juzgar por
las hazañas mencionadas, san Francisco Javier bien merecía su aureola.
En la China, los hijos de Loyola disfrutaron de una estadía
prolongada y favorable. con sólo algunas expulsiones; lograron esto con la
condición de que trabajarían principalmente como científicos, postrándose ante
los milenarios ritos de esta antigua civilización.
"El tema principal fue la meteorología. Francisco Javier
ya sabía que los japoneses ignoraban que la tierra era redonda, así que
deseaban que les enseñara al respecto y otros temas similares. En la China
llegó a ser oficial y, puesto quc los chinos no eran fanáticos, la situación
marchó pacíficamente". "Un italiano, el padre Ricci, fue quien inició
todo. Al llegar a Pekín, asumió el papel de astrónomo ante los científicos
chinos... La astronomía y las matemáticas eran importantes en las instituciones
chinas. Estas ciencias permitían al soberano establecer las fechas para sus
ceremonias religiosas y civiles... Ricci llevó información que lo hacía
indispensable, lo cual aprovechó para hablar del cristianismo... Mandó llamar a
dos Padres que enmendaron el calendario tradicional, estableciendo la armonía
entre el curso de las estrellas y los eventos terrenales. Ricci ayudó también
en tareas menores; por ejemplo, dibujó un mapa mural del imperio, cn el que
situó cuidadosamente a la China en el centro del universo".5
Este fue el trabajo principal de los jesuitas en el Imperio
en cuanto al aspecto religioso de su misión, el interés de la gente en éste fue
mínimo. Resulta curioso que, en Pekín, los Padres se dedicaron a rectificar los
errores astronómicos de los chinos, mientras que en Roma, la Santa Sede
persistió en condenar el sistema de Copérnico hasta 1822. Aunque los chinos no
mostraban inclinación por el misticismo, en 1599 sc abrió la primera iglesia
católica en Pekín. Al morir Ricci, Io remplazó un alemán, el padre Shall von
Bell, un astrónomo que también publicó tratados notables en el idioma chino, En
1644 recibió el título de "Presidente del Tribunal de Matemáticas",
despertando celos entre los mandarines. Mientras tanto, las comunidades
cristianas se organizaron. En 1617 e] emperador, previendo quizá los peligros
de esta penetración pacífica, ordenó la salida de todos los extranjeros. Los
Padres fueron enviados en jaulas de madera a trabajar entre los portugueses dc
Macao. Sin embargo, pronto les pidieron que volvieran por ser buenos
astrónomos.
En realidad eran también buenos misioneros, con 41
residencias en la
5. "Le Crapouil]ot", op. cit. * p. 44.
India, Japón y China 57
China, 159 iglcsias y 257 ,000 miembros
bautizados. Pero, una nueva reacción contra ellos causó su expulsión, y el
padre Shall fue condenado a muerte. No cabe duda de que él no recibió esa
sentencia únicamente por su trabajo de matemáticas. Un terremoto y el incendio
del palacio imperial, presentados astutamente como señal de la ira del cielo,
le salvó la vida; dos años después falleció en paz. No obstante, sus compañeros
tuvieron que salir de la China.
A pesar de todo, apreciaban tanto a los jesuitas que el
emperador Kang-Hi se sintió obligado a llamarlos otra vez en 1669, y ordenó que
se celebrara un funeral solemne para los restos de lam Io Vam (JeanAdam Shall).
Estos honores inusuales fueron tan solo el principio de excepcionales
favores".6
El padre belga Verbiest sucedió a Shall como director de
misiones y del Instituto Imperial de Matemáticas. Él le dio al Observatorio de
Pekín los famosos instrumentos, cuya precisión matemática fue ocultada con
quimeras, dragones, etc. Kang-Hi, 'tel déspota iluminado" que reinó por 61
años, apreció los servicios de aquel científico que Je dio sabios consejos, lo
acompañó a la guerra e incluso administró una fundición para cañones. Pero esta
actividad profana y militar estaba dirigida "a la mayor gloria de
Dios", como le recordó el Padre al emperador en una nota que le envió
antes de morir: "Señor, muero feliz porque usé casi cada momento de mi
vida para servir a Su Majestad, Pero oro a El muy humildemente para que
recuerde, después de mi muerte, que mi objetivo en t(Hlo lo que hice fue
conseguir un protector para la religión más santa en el universo; y ese protector
era usted , el más grande rey en el oriente" .7
Sin embargo, en la China así como en Malabar, esta religión
no podía sobrevivir sin alguna estratagema. Los jesuitas tuvieron que poner la
doctrina romana al nivel de los chinos, identificar a Dios con el cielo
("ticn") o con el *'Chang-Ti" (emperador de lo alto), mezclar
Jos ritos católicos con los rituales chinos, aceptar las enseñanzas de
Confucio, la adoración a los ancestros, etc.
El papa Clemente XI, quien fue informado de todo esto
por órdenes rivales, condenó este "laxismo" doctrinal. Como
resultado, quedó destruido todo el trabajo misionero de los jesuitas en el
Imperio Celestial.
Los sucesores de Kang-Hi prohibieron el cristianismo. Los
últimos padres que quedaron en la China murieron allí, y nunca los
sustituyeron.
6. H. Boehmer, cit., p. 168.
7. "Correspondence"
de Verbiest (Bruselas. 193 1), p. 551.
58
Parte 111
Capítulo 2
Las Américas: El Estado Jesuita de Paraguay
Los misioneros de la Sociedad de Jesús descubrieron que el
Nuevo Mundo era mucho más favorable que Asia para realizar su proselitismo.
Allí no existían civilizaciones antiguas y conocidas, religiones firmemente
establecidas ni tradiciones filosóficas; sólo hallaron tribus pobres y
bárbaras, indefensas en Io espiritual y secular frente a los conquistadores
blancos. Sólo México y Perú, que aún tenían frcsco en su mente el recuerdo de
los dioses aztecas e se opusieron por mucho tiempo a esta religión importada.
Además, los dominicos y franciscanos ya estaban bien establecidos.
Por tanto, los hijos de Loyola realizaron su actividad
agresiva entre las tribus salvajes, los cazadores y pescadores nómades. Sus
resultados variaban según la fiereza y oposición de las distintas poblaciones.
En Canadá, los indios hurones —pacíficos y dóciles— accptaron
fácilmente el catecismo; pero sus enemigos, los iroquese¶ atacaron las
estaciones creadas alrededor del fuerte Santa María y masacraron a sus
habitantes. Los indios hurones prácticamente fueron exterminados en unos diez
años. En 1649, los jesuitas tuvieron que salir de allí con unos 300
sobrevivientes.
Al pasar por los territorios que ahora forman los Estados
Unidos, los jesuitas no causaron mayor impresión * Recién cn el siglo 19
empezaron a echar algunas raíces en esa parte del continente.
En Sudamérica el trabajo de los jesuitas enfrentó factores
positivos y negativos. En 1546, los portugueses los invitaron a trabajar en los
terñtorios que poseían en el Brasil. Mientras convertían a los nativos,
experimentaron numerosos conflictos con las autoridades civiles y otras órdenes
religiosas. Lo mismo ocur1iÓ en Nucva Granada.
En Paraguay, por el contrario, se vivió la gran
"experiencia" de la colonización jesuítica. Este país se extendía
desde el Atlántico hasta los Andes, abarcando territorios que hoy pertenecen a
Brasil, Uruguay y Argentina. El único medio de acceso por la selva virgen eran
los ríos Paraguay y Paraná. La población estaba formada por indígenas nómades y
dóciles, listos a postrarse ante cualquier dominación mientras les proveyeran
alimento y un poco de tabaco.
Las
Américas: El Estado Jesuita de Paraguay 59
Los jesuitas no podrían haber hallado mejores condiciones
para establecerse, lejos dc la corrupción de blancos v mestizos, el tipo perfecto
de colonia, una ciudad de Dios conforme al deseo de sus corazones. A principios
del siglo 17, el general de la Orden, a quien la corte de España había otorgado
todo poder, convirtió a Paraguay en Provincia y el "Estado Jesuita"
se desarrolló y floreció.
Los dóciles salvajes fueron catequizados e instruidos para
vivir en forma sedentaria, bajo una disciplina gentil y fuerte a la vez:
"Como mano de hierro en guante de terciopelo". Estas sociedades
patriarcales deliberadamente ignoraban todas las libertades.
"Todo lo que el cristiano posee y usa, la choza donde
vive, los campos que cultiva, el ganado que le provee alimento y vestimenta,
las armas que lleva, las herramientas con que trabaja, aun el único cuchillo de
mesa que se le da a cada pareja joven cuando cstablece su hogar, es 'Tupambac',
propiedad de Dios. Partiendo de este concepto, el 'cristiano' no puede disponer
de su tiempo y de su persona libremente. El bebé que lacta está bajo la
protección de su madre. Tan pronto como puede caminar, está bajo el poder del
Padre o de sus agentes... Cuando la hija crece, aprende a hilar y usar el
telar. En el caso del hijo, aprende a leer y escribir, pero sólo en guaraní; el
español está prohibido para impedir el comercio con los criollos corruptos...
Tan pronto como una muchacha cumple 14 años y un muchacho cumple 16, se les
casa porque los Padres no desean verlos caer en algún pecado carnal... Ninguno
de ellos puede ser sacerdote, monje y menos aún jesuita... Prácticamente no les
queda ninguna libertad. Pero, respecto a lo material, es obvio que están
felices... En la mañana, después de misa, cada grupo de trabajadores va
cantando a los campos, uno tras otro, precedido por alguna imagen sagrada. En
la noche regresan a la villa de la misma manera, para escuchar el catecismo o
rezar el rosario. Los Padres también han pensado en diversiones y recreaciones
honestas para los 'cristianos' ..
"Los jesuitas los cuidan como padres; y, como padres
también castigan los más pequeños errores... El látigo, el ayuno, la prisión,
exponerlos a la vergüenza en la plaza principal, penitencia pública en la
iglesia, estos son los castigos que usan... Así que, los hijos 'rojos' de
Paraguay no conocen otra autoridad sino la de los buenos Padres. No tienen ni
la vaga sospecha de que el rey de España es su soberano" 8
8. H. Boehrner, cit., pp, 197sy
60 de
Las
Américas: El Estado Jesuita de Paraguay 61
¿No es
éste un cuadro perfecto, algo caricaturesco, de la sociedad sentido de
responsabilidad. Ellos mismos inventaban juegos y teocrática ideal?
entretenimientos para sus cristianos, y pensaban por ellos en vez de
Consideremos cómo afectó el avance intelectual y moral de los incentivarlos a
pensar por sí mismos. Simplemente sometieron a los beneficiarios de ese
sistema, esos "pobres inocentes", como los llamó que estaban bajo su
cuidado a una 'instrucción' mecánica en vez de el marqués de Loreto: "La
alta cultura de las misiones no es sino el educarlos".) 1
producto artificial de un invernadero que lleva en sí una semilla de ¿Qué otra
cosa podían hacer, si ellos mismos habían pasado por una muerte. Porque, a
pesar de toda la instrucción y capacitación, el guaraní "instrucción"
que duraba 14 años? ¿Podían enseñar a los guaraníes y a continuó siendo en lo
profundo lo que era: un salvaje perezoso, de sus alumnos blancos a "pensar
por sí mismos", cuando para ellos eso mentalidad estrecha, sensual,
codicioso y sórdido. Como los Padres estaba terminantemente prohibido?
mismos dicen, él sólo trabaja cuando siente
detrás de él el aguijón del Las siguientes palabras no fueron escritas por un
jesuita antiguo, sino supervisor. Tan pronto como se les deja solos, no les
importa que la uno contemporáneo: "Él (el jesuita) no olvidará que la
virtud cosecha se esté pudriendo en el campo, que los instrumentos se estén
característica de la Compañía es obediencia total de la acción, la deteriorando
y que los rebaños estén esparcidos. Si no se le vigila voluntad y aun el
criterio... Todos los superiores estarán obligados de la mientras trabaja en
los campos, tal vez hasta le quite el yugo a un buey misma forma a OtTOS
superiores a ellos, y el Padre General Io estará al y lo mate allí mismo,
encienda una fogata con la madera del arado y, Santo Padre... Se organizó así
para otorgar a la Santa Sede una con sus compañeros, empiece a comerse la came
medio cocida hasta autoridad universalmente eficaz, y san Ignacio estaba seguro
de que la que no quede nada. Sabe que recibirá 25 latigazos por eso, pero sabe
enseñanza y educación conducirían a la Europa dividida para retomar a también
que los Padres nunca lo dejarían morirse de hambre".9 la unidad
católica".
Un libro dice lo siguiente respecto a los castigos de los jesuitas: "El El padre Bonhours escribió que con la esperanza de "reformar al culpable, vistiendo los atavíos de penitente, era escoltado a la iglesia mundo", él había "adoptado en particular este medio: la instrucción de donde confesaba su falta. Luego era azotado en la plaza de acuerdo con la juventud" 12 el código penal... Los culpables siempre recibían este castigo, no sólo La educación de los nativos de Paraguay se realizó con los mismos sin murmuraciones, sino con gratitud... El culpable, habiendo sido principios que los Padres aplicaron en el pasado, aplican ahora, y castigado y reconciliado, besaba la mano de aquel que lo había aplicarán a todos y en todo lugar. Su meta —deplorada por Boehmer, golpeado, diciendo: 'Que Dios te recompense por liberarme, mediante pero considerada ideal por esos fanáticos— es: la renuncia a todo este leve castigo, de los sufrimientos eternos que me amenazaban"'. 10 criterio personal y a toda iniciativa, y una sujeción ciega a los
Después dc
leer esto, comprendemos la conclusión a la que llegó superiores. ¿No es este el
"pináculo de la libertad" y la "liberación de la Boehmer:
"Bajo la disciplina de los Padres, muy poco se enriqueció la esclavitud a
uno mismo"* alabada por el R.P. Rouquette como ya se vida moral del
guaraní. Éste se convirtió en un católico devoto y mencionó?
supersticioso
que veía milagros por doquier, y que parecía disfrutar Los guaraníes
fueron "liberados" en fonna tan eficaz por el método flagelándose
hasta sangrar. Aprendió a obedecer y se apegó a los jesuítico, durante más de 150 años, que cuando sus maestros
se fueron Padres —que cuidaban muy bien de él— con una gratitud filial que, en el siglo 18, ellos retornaron a sus
selvas y a sus antiguas costumbres, aunque no era muy profunda, era tenaz. Este
resultado deficiente como si nada hubiera
sucedido. prueba que existía un serio defecto en los métodos educativos de los
Padres. ¿Cuál fue? Que nunca trataron de desarrollar en sus hijos indígenas las
facultades inventivas, la necesidad de actividad y el
9. H* Boehmer, op. cit., pp. 197ss. l
l . H. Boehmer, cit., pp. 204-205.
IO. Clovis Lugon, "La Republiquc communiste chretienne
des Guaranís", p. 197. 12, F.
Charrnot* s.j„ "La Pedagogíe des Jesuites" (París: Edit. Spes, 1943),
p. 39,
62
Parte IV
Los Jesuitas en la Sociedad Europea
Capítulo 1
La Enseñanza de los Jesuitas
"El método pedagógico de la Compañía", escribió el
R.P. Charmot, S.J., consiste primcramente en rodear a los alumnos con una gran
cadena de oraciones".
Después cita
al jesuita Tacchini: "Que el Espíritu Santo los llene corno se [lenan los
alabastros con perfumes; que penetre tanto en ellos que, al pasar el tiempo,
ipuedan respirar más y más la fragancia celestial y el perfume de Cristo!"
El padre Gandier aporta lo siguiente: "No olvidemos que
la educación, tal como la ve la Compañía, es el ministerio más semejante al de
los ángeles". 1
El padre Charmot dice después: ";No nos preocupemos de
dónde y cómo se inserta el misticismo en la educación! ... No se hace por medio
de un sistema o una técnica artificial, sino mediante infiltración, por
'endósmosis'. Las almas de los niños son impregnadas al estar en estrecho
'contacto con maestros que están literalmente saturados con él" 2
El mismo
autor da el siguiente "objetivo del profesor jesuita": "Por
medio de su enseñanza se propone formar, no una élite cristiana intelectual,
sino cristianos elitistas"ß
Estas pocas citas nos dicen suficiente acerca del objetivo
principal de estos educadores. Veamos ahora cómo forman a los cristianos
elitistas, y qué, clase de misticismo sc "inserta" (o inocula),
"infiltra" o "bombea en" los niños sometidos a su sistema
educativo.
En primer lugar —algo característico de esta Orden—
encontTamos a la virgen María. "Loyola consideró a la Virgen como lo más
importante cn su vida, La adoración a María era la base de sus devociones
religiosas y la traspasó a su Orden. Esta adoración se desarrolló tanto quc a
menudo se decía, y con razón, que era la verdadera religión de los jesuitas
Eso no lo escribió un protestante, sino J. Huber, profesor de
teología católica.
1-3. Fa Charmot, s.l., op. cit.,
pp- 413, 415, 417, 442, 493. 4, J. Huber, op. cit., pp. 98-99.
La
Enseñanza de los Jesuitas 63
Loyola estaba convencido de que la Virgen lo había inspirado
cuando él formuló sus "Ejercicios". Un jesuita tuvo una visión de
María cubriendo a la Sociedad con su manto, como señal de su protección
especial. Otro jesuita, Rodrigo de Gois, quedó tan cautivado con la
indescriptible belleza de María que Io vieron elevarse en el aire, Un novicio
de la Orden. que murió en Roma en 158]. fue sostenido por la Virgen cuando
luchaba contra las tentaciones del diablo; a fin de fortalecerlo, de tiempo en
tiempo ella le daba a probar la sangre de su Hijo y "el consuelo de sus
pechos"þ
La doctrina de la "inmaculada concepción", creada
por Duns Escoto, fue adoptada con entusiasmo por la Orden, la que logró que Pío
LX la convirtiera en dogma en 1854.
"Erasmo describía satíricamente la adoración a María en
su tiempo. En el cuarto siglo se había inventado la historia de la casa de
Loreto, una casa que, al parecer, los ángeles habían llevado desde Palestina.
Los jesuitas aceptaron esa leyenda y la defendieron. Canisio llegó al extremo
de mostrar cartas supuestamente escritas por María y, gracias a la Orden,
comenzó a llegar mucho dinero a Loreto (como en el caso de Lourdes, Fátima,
etc.) .
"Los jesuitas presentaron toda clase de reliquias de la
Madre de Dios. Cuando llegaron a la iglesia de San Miguel, en Munich,
ofrecieron para veneración de los fieles algunos trozos del velo de María,
varios mechones de su cabello y pedazos dc su peine; se instituyó un culto
especial para adorar esos objetos...
"Esta adoración degeneró en manifestaciones inrnorales y
sensualcs, especialmente en los himnos que el padrc Jacques Pontanus dedicó a
la Virgen, El poeta expresaba que no había nada más hermoso que el scno de
María, nada más dulce que su leche, y nada más agradable que su abdomen
Se podrían citar innumerables afirmaciones semejantes.
Ignacio quería que sus discípulos tuvieran una piedad "perceptible" y
aun sensual, similar a la que él tenía, y obviamente lo lograron. Con razón
tuvieron tanto éxito con los guaraníes; este fetichismo erótico era muy
apropiado para ellos. Pero los Padres siempre pensaron que también sería
apropiado para los "blancos". Puesto que el fundamenta de su doctrina
era el menosprecio total a la gente como seres humanos, los
5. J. Huber.
op. cit., pp. 98-99.
6. "Oeuvres
completes" de Bucher (Munich, 1819, ll), pp. 477ss.
64 de
"blancos" y los
"indígenas" eran iguales, y debían ser tratados como niños.
Por tanto, trabajaban sin cesar propagando ese espíritu y las
prácticas jdólatras. Debido a su influencia sobre la Santa Sede, la cual no
puede funcionar sin ellos, impusieron sus ideas y prácticas a la Iglesia
Romana, a pesar de la oposición que ha disminuido gradualmente.
"El padrc Barri escribió un libro titulado 'El paraíso se
abre por medio de 100 devociones a la Madre de Dios'. En él expone la idea de
que no es importante cómo entremos en el paraíso; Io importante es entrar.
Enumera ejercicios de piedad externa a María que abren las puertas del cielo.
Entre otras cosas, estos ejercicios consisten en ofrecer a María salutaciones
matutinas y vespertinas; dando con frecuencia a los ángeles la tarea de
saludarla; expresando el deseo de construirle más iglesias que todas las que
han construido los monarcas; llevando día y noche un rosario como brazalete, o
una imagen de María, etc.
"Estas prácticas son suficientes para proveernos salvación;
y cuando estemos a punto de morir. si el diablo reclama nuestras almas, sólo
tenemos que recordarle que María es responsable por nosotros y que debe tratar
con ella" .7
En su "Pietas quotidiana erga S.D. Mariam", el padre
Pemble recomienda: "Golpearnos o flagelarnos, ofreciendo cada golpe como
sacrificio a Dios por medio de María; tallar con un cuchillo el sagrado nombre
de María en nuestro pecho; cubrirnos decentemente en la noche para no ofender
la casta mirada de María; decirle a la Virgen que usted estaría dispuesto a
ofrecerle su lugar en el cielo si ella no tuviera uno propio; desear no haber
nacido jamás o preferir el infierno si María no hubiera nacido; no comer jamás
una manzana, como María había sido guardada del error de probarla"-8
Eso se escribió en 1764; pero, al mirar numerosas Obras
similares que se publican hoy, vemos que, durante más de 200 años, esa
idolatría sin control creció. El papa Pío XII se distinguió por el derecho de
propiedad sobre María- Y, bajo su gobierno, gran parte de la Iglesia Romana
siguió su ejemplo.
Además, los hijos de
Loyola, que siempre ansían conformarse al espíritu de la época, trataron
también de acomodar estos asuntos medievales pueliåes. Existen varios tratados
publicados por algunos de
7-8.
J. Huber, op. cit., pp. 106-108.
La Enseñanza de los Jesuitas 65
estos
Padres, bajo el gran auspicio del "Centre Nationak de la Recherche
Scientifique" (C.N R.S
Si a esto
añadimos los escapularios multicolores con sus virtudes apropiadas, la
adoración a los santos, las imágenes, las reliquias, la defensa de los
"milagros", la adoración del Sagrado Corazón, tendremos una idea del
"misticismo" con el que "las almas de los niños son
impregnadas" mediante su contacto con maestros "que están saturados
con él", como escribió el R.P- Charmot en 1943No existe otra manera de
formar "cristianos elitistas" -
No obstante, para vencer en la lucha contra las universidades,
los colegios jesuitas tenían que expandir su enseñanza e incluir cursos
seculares, ya que cl Renacimiento había despertado la sed de aprender. Sabemos
que así lo hicieron, tomando las precauciones necesarias para que tal
aprendizaje no contradijera el objetivo de su enseñanza: mantener las mentes en
completa obediencia a la iglesia.
Por csa razón, sus alumnos son "rodeados" primero por
esa "gran cadena de oraciones", las cuales no bastarían si al enseñar
no eliminaran cuidadosamente toda idea y espíritu heterodoxos. Por tanto, el
griego y el latín (muy apreciado en estos colegios) se estudiaban por su valor
literario; en cuanto al pensamiento ortodoxo "antiguo", explicaban
sólo lo suficiente como para establecer la llamada filosofía escolástica
superior. Los "humanistas" a los que estaban instruyendo podían
componer discursos y versos en latín, pero el único amo de sus pensamientos era
Tomás de Aquino, un monje del siglo 13.
Veamos el "Ratio Studiorum", tratado fundamental de la
pedagogía jesuita que cita el R.P. Charmot: "Descartaremos con cuidado los
temas seculares que no favorezcan la buena moral y la piedad. Compondremos
poemas; pero nuestros poetas serán cristianos, no seguidores de paganos que
invocan a las musas, las ninfas de la montaña, las ninfas del mar, Calíope,
Apolo... u otros dioses y diosas, Además, si a éstos se les menciona, que sea
con el fin de caricaturizarlos, porque son sólo demonios" P
Así,
todas las ciencias —y en especial las ciencias naturales— son
"interpretadas" de manera similar.
E] R.P. Charmot ni
siquiera trató de ocultarlo cuando habló del profesor jesuita en 1943: "Él
enseña ciencias, no por estas mismas, sino
9.
F. Charmot, SJ„ op. cit., pp. 318-319, 508-509, 494.
66 de
sólo con el propósito de dar la mayor gloria
a Dios. Es la regla que san Ignacio estableció en sus 'Constituciones . IO
También dijo: "Cuando hablamos de toda una cultura, no
queremos decir que enseñamos todos los temas y ciencias. sino que damos una
educación literaria y científica que no es puramente secular e impermeable a
las luces de la
La
instrucción que daban los jesuitas, pues, estaba destinada a ser más llamativa
que profunda, o "formalista" coma se le llama a menudo. "No
creían en la libertad, lo que resultó fatal para la enseñanza", escribió
Boehmer-
"La verdad es quc los méritos relativos de la enseñanza
de los jesuitas disminuyeron, mientras que la ciencia y los métodos de
educación e instrucción progresaban y se desarrollaban, basados en un concepto
más amplio y más profundo acerca de la humanidad. Buckle dijo: 'Mientras más
avanzaba la civilización, más terreno perdían los jesuitas, no sólo por su
propia decadencia, sino debido a todas las modificaciones y los cambios en la
mente de los que los rodeaban... Durante c] siglo 16, los jesuitas estuvieron
adelante, pero durante el siglo 1 8, qucdaron atrás de su tiempo'" . 12
10-1 1. Chamot* sa,- op. cit., pp. 508-509, 494.
12. J. Huber, op. cit., ll, p. 177.
67
Parte IV
Capítulo 2
La Moral de los Jesuitas
El espíritu conquistador de la Sociedad. y el ardiente deseo
de atraer conciencias y mantenerlas bajo su influencia exclusiva. sólo podía
impulsar a los jesuitas a ser más indulgentes con los penitentes que los
conièsores de otras órdenes o que el clero secular. Como bien dice el
proverbio: "Con vinagre no se atrapan moscas".
Como vimos, Ignacio expresó esa misma idea en diferentes
términos y sus hijos se inspiraron en ella.
"La extraordinaria actividad de la Orden en el campo de
la teología moral muestra que. para él, esta intrincada ciencia tenía mayor
importancia práctica que las otras ciencias". 13
Boehmer, a quien pertenece la frase recién citada, nos
recuerda que la confesión rara vez se realizaba durante la Edad Media; los
fieles recurrían a ella sólo en casos muy graves. Sin embargo, debido al
carácter dominante de la Iglesia Romana. la práctica fue extendiéndose. En el
siglo 16, la confesión se había convertido ya en un deber rcligioso que tenían
que cumplir diligentemente. Puesta que Ignacio la consideraba muy importante,
recomendó a sus discípulos que el mayor número posible de fieles la observara
con reglùaridad.
Este método tuvo resultados extraordinarios. Las confesores
jesuitas pronto recibieron la misma consideración dada a los profesores jesuitas,
y todos veían el confesionario corno c] símbolo del poder y la actividad de la
Orden, al igua] que c] cargo dc catedrático y la gramática latina...
"*Si leemos las Instrucciones de Ignacio rcspecto a la
confesión y la teología moral, debemos admitir que desde el pfncipio la Orden
estuvo preparada para tratar amablemente al pecador, Al pasar el tiempo, mostró
cada vez más indulgencia, hasta que esta amabilidad degeneró en relajación...
"Es fácil ver por qué esta astuta indulgencia les
permitió tener tanto éxito como confesores, Así se ganaron el favor de los
nobles y las clases altas de este mundo, que siempre necesitaban más
condescendencia de
13. H. Boehmer, op. cit., pp, orl 4-246.
68 La
Historia Secreta de los Jesuitas La
Moraå de los Jesuitas 69
sus confesores que las masas de pecadores
comunes. esposa adúltera si ha roto el contrato conyugal, ella puede decir
"no" "Las cortes de la Edad Media nunca tuvieron confesores con
poder sin titubear, puesto que ese contrato aún existe. Una vez que haya total.
Esta figura característica apareció en la vida de las cortes sólo en obtenido
la absolución en el confesionario, ella puede decir: "Estoy sin la época
moderna, y la Orden Jesuita la implantó en todas partes" . 14 pecado",
si, mientras lo dices piensa en la absolución que le quitó la Boehmer escribió:
"En el siglo 17, estos confesores no sólo carga de su pecado. Si el esposo
aún permanece incrédulo, puede obtuvieron considerable influencia política por
doquier, sino que tranquilizarlo diciendo que no ha cometido adulterio, y si
ella agrega aceptaron funciones o cargos políticos. Fue entonces cuando el
padre (en voz baja) adulterio, está obligada a confesar'.
Neidhart asumió la dirección dc la política
española como Primer iNo es difícil
imaginar el éxito que tuvo esa teoría entre las bellas Ministro y Gran
Inquisidor; el padre Fernández tenía derecho a voz y damas penitentes!
voto en el
Concilio de Portugal; el padre La Chaise y su sucesor fueron De hecho, a tos
galantes acompañantes también los trataban bien: ministros de Asuntos
Eclesiásticos en la corte de Francia. "La Ley de Dios ordena: 'No
matarás'. 'Pero, eso no significa que todo "Recordemos también el papel
que desempeñaron los Padres en la hombre que mata, comete pecado contra este precepto.
Por ejemplo, si política general, incluso fuera del confesionario: el padre
Possevino fue a un noblc lo amenazan con golpes o una paliza, él puede matar a
su legado pontificio en Suecia, Polonia y Rusia; el padre Petre fue agresor;
por supuesto, este derecho es sólo para los nobles, no para los ministro en
Inglaterra; el padre Vota fue consejero íntimo de Jean plebeyos, porque para el
hombre común no es deshonroso recibir una Sobieski de Polonia, 'creador dc
reyes' en ese país, y mediador cuando pahza... Asimismo, un criado que ayuda a
su amo a seducir a una Prusia llegó a ser reino. Debemos reconocer que ninguna
otra orden muchacha. no comete pecado mortal si teme serias desventajas o
mostró tanto interés y (alento para la política, ni estuvo tan activa en maltrato
en caso de que rehúse hacerlo. Si una joven está embarazada, ella como la Orden
Jesuita". 15 se puede inducir el aborto si su falta es causa de
deshonra para ella o "Si la de estos confesores hacia sus augustos
penitentes para un miembro del clero" . 17 ayudó grandemente a
los intereses de la Orden y de la Curia romana, lo El padre Benzi se hizo
famoso al declarar: "Tocar el seno de una mismo ocurrió en las esferas más
modestas, donde los Padres usaron monja es sólo una ofensa leve". Por esta
razón, los jesuitas recibieron el métodos convenientes muy similares. Con el
espíritu meticuloso y aun apodo de "teólogos mamilares" entrometido que heredaron de
su fundador, los famosos 'casuistas' Sin embargo, el famoso casuista Tomás Lanchz
merece el premio por como Escobar, Mariana, Sánchez, Busenbaum y otras— se
dedicaron a su tratado "De Maüimonio". Allí, el piadoso autor estudia
en detalle estudiar cada regla y sus aplicaciones a todos los casos que
pudieran todas las variedades del "pecado carnal" presentarse ante el tribunal
de penitencia. Sus tratados de 'teología Estudiemos ahora las máximas acerca de
la política, en especial la moral' le dieron a la Compañía una reputación
universal, siendo legitimidad de asesinar a "tiranos", culpables de
mostrarse tibios ante evidente su sutileza para tergiversar y pervertir los
deberes morales más los sagrados intereses de Ea Santa Sede. Boehmer declara:
"Como obvios. acabamos de ver, no
es difícil guardarse del pecado mortal.
He aquí
algunos ejemplos de tales maniobras: '*La Ley divina Dependiendo de las
circunstancias, sólo tenemos que usar los prescribe: 'No dirás falso
testimonio* . 'Existe falso testimonio sólo si el excelentes medios permitidos
por los Padres: 'equivocación, reserva que prestó juramento usa palabras
sabiendo que engañarán al juez. Por mental, la sutil teoría de la dirección de
las intenciones'; entonces, sin tanto, está permitido usar términos ambiguos, y
aun la excusa de pecar, podremos cometer actos que las masas ignorantes
consideran reserva mental en ciertas circunstancias* 'Si un esposo le pregunta
a su criminales, pero en los que ni el Padre más severo podrá hallar ni un
átomo de pecado mortal". 18
14.H.
Boetuner, op. cit.. pp- 7'4-246.
15.Ibid., pp.
247-248.238ss. 17-18. Ibid., pp. 238, 241.
70 de
Entre las
reglas jesuitas más criminales, examinemos la que despertó la máxima
indignación pública: "Está permitido que un monje o sacerdote mate a los
que estén dispuestos a difamarlo a él o a su comunidad".
La Orden, pues, se atribuye el derecho de eliminar a sus
adversarios y a miembros de la misma que, habiendo salido de ella, hablen
demasiado. Esto lo encontramos en la "Teología de] Padre L'Amy".
Hay otro caso en el que se aplica ese principio, ya que el
mismo jesuita escribió cínicamente: "Si un Padre, cediendo a la tentación,
viola a una mujer y ella hace público lo ocunido, deshonrándolo así a él, leste
mismo Padre puede matarla para evitar la vergüenza!"
Otro hijo de Loyola, citado por "Le grand flambeau"
Caramuel, opinó que debían mantener y defender dicha regla: "El Padre
puede usarla como excusa para matar a la mujer y preservar así su honor"
Esta monstruosa teoría se usó para cubrir muchos crímenes
cometidos por eclesiásticos. En 1956 tal vez fue la razón, si no la causa, del
lamentable amorío del sacerdote de Uniffe.
71
Capítulo 3
El Eclipse de la Compañía
Los éxitos de la Sociedad de Jesús en Europa y en tierras más lejanas, aunque intercalados con infortunios, le permitieron mantener una posición preponderante por mucho tiempo. Pero, como ya se ha dicho, el tiempo no le favoreció. A medida que evolucionaban las ideas y el progreso de las ciencias liberaba las mentes, a la gente común y a los monarcas les resultaba más difícil aceptar el control de los defensores de la "teocracia"*
Además, debido a sus éxitos, éstos cometieron abusos que
dañaron internamente a la Sœiedad. Como vimos, se involucraron profundamente en
la política en detlimento de los intereses de la nación. pronto su actividad
devoradora se hizo sentir también en la economía.
"Los Padres participaban demasiado en asuntos ajenos a
la religión: comercio, bolsa de valores y liquidación de bancan•otas. El
Colegio Romano, que debía ser el modelo intelectual y moral de todos los
colegios jesuitas, mandaba hacer grandes cantidades de telas en Macerata y las
vendía a bajo precio en ferias. Sus centros en la India, las Antillas, México y
Brasil empezaron a comerciar productos de las colonias. En Martinica, un
procurador creó vastas plantaciones que eran cultivadas por esclavos
negros". 19
Este aspecto comercial de las Misiones Extranjeras se
mantiene igual ahora. La Iglesia Romana nunca ha despreciado la oportunidad de
sacar una ganancia temporal de sus conquistas "espirituales". En esta
área, los jesuitas actuaron como las otras órdenes religiosas, y aún peor. En
todo caso, sabemos que los Padres blancos se encontraban entre los más ricos
terratenientes del norte de áfrica.
Los hijos de Loyola trabajaban con la misma intensidad, ya
fuera para aprovechar al máximo la fuerza laboral de los "paganos" o
para ganar sus almas.
"En México, poseían minas de plata y refinerías
de azúcar; en
19. Pierre Dominique, cit., pp.
190-191
72 de
Paraguay, plantaciones de té y cacao, y
fábricas de alfombras; además, criaban ganado y exportaban 80,000 mulas cada
año".20
Como podemos ver, la evangelización de los "hijos
indígenas" era una buena fuente de ingresos. Y, para obtener aun mayor
ganancia, los Padres no titubeaban en defraudar el tesoro del estado. La prueba
es la conocida historia de las supuestas cajas de chocolate que descargaron en
Cádiz, que realmente estaban llenas de polvo de oro.
El obispo
Palafox, a quien el papa Inocente VIII envió como visitador apostólico, le
escribió en 1647: "Toda la riqueza de Sudamérica está en manos de los
jesuitas".
Los asuntos financieros eran igualmente ventajosos. "En
Roma, las arcas de la Orden hacía pagos a la embajada portuguesa en nombre del
gobierno de Portugal. Cuando Augusto Le Fort fue a Polonia, a este monarca
necesitado los Padres de Viena le abrieron una cuenta de crédito con los
jesuitas de Varsovia. En la China, los Padres prestaban dinero a los
comerciantes con intereses de] 25, 50 y hasta 100 por ciento" .21
La vergonzosa codicia de la Orden, su moralidad relajada, sus
incesantes intrigas políticas y usurpación de las prerrogativas del clero
secular y regular, provocaron por doquier enemistad mortal y odio. La Sociedad
se había desprestigiado totalmente entre las clases más altas. En Francia, sus
esfuerzos para mantener a la gente bajo una piedad formalista y supersticiosa
dio paso a la inevitable emancipación de las mentes.
No obstante, la prosperidad material de la Sociedad, sus
cargos en las cortes y, en especial, el apoyo de la Santa Sede a la cual
consideraban inamovible, hicieron que los jesuitas se sintieran seguros, aun en
vísperas de su ruina. ¿No habían atravesado ya otras tormentas? ¿No los habían
expulsado unas 30 veces, desde el tiempo de su fundación hasta mediados del
siglo 18? Casi todas fas veces, tarde o temprano, recuperaron las posiciones
que habían perdido.
Sin embargo, el nuevo eclipse que los amenazaba sería casi
total, y esta vez duraría más de 40 años.
Lo extraño es que el primer ataquc contra la poderosa
Sociedad provino de la Portugal católica, uno de sus principales bastiones en
Europa. Quizá una de las causas de tal sublevación fue la influencia que ejerció
Inglaterra sobre esa nación desde los inicios del sigla.
20. Andre Mater,
citado por Pierre Dominique, op. cit.* p. 191.
21. Pierre
Dominique, op. cit., p. 191.
El
Eclipse de la Compañía 73
Un tratado firmado entre España y Portugal en 1750 —para
establecer los límites en América— dio a los portugueses un vasto territorio al
este del río Uruguay, donde los jesuitas estaban trabajando. Como resultado, los Padres
debían retirarse con sus convertidos, dejando ese lado de la nueva frontera
para dirigirse al tenitorio español. Por tanto, armando a sus seguidores
guaraníes, libraron una prolongada guerrilla y, finalmente, quedaron como amos
del teffitorio que le fue devuelto a España.
El marqués de Pombal, primer ministro de Portugal, se sintió
insultado. Además, este ex discípulo de los jesuitas no había conservado la
"marca" característica de ellos, inspirándose en filósofos franceses
e ingleses, más que en sus antiguos educadores. En 1757, expulsó a los
confesores jesuitas de la familia real y prohibió que los miembros de la
Sociedad predicaran. Después de varias disputas, distribuyó folletos af público
—uno de los cuales fue "Breve relato del reino de los jesuitas en el
Paraguay", del cual se habló mucho— , logró que el papa Benedicto XIV
investigara la conducta de ellos, y finalmente expulsó a la Sociedad de todos
sus territorios.
Esto causó conmoción en Europa, sobre todo en Francia, donde
poco después se supo de la bancarrota del padre La Valette. Este "hombre
de negocios", que administraba enormes transacciones de azúcar y café para
la Compañía, se negó a pagar las deudas de los Padres. Esta decisión tuvo
terñbles consecuencias. El Parlamento, no satisfecho con una condena civil,
examinó las constituciones de la Orden, declaró ilegal su establecimiento en
Francia y condenó 24 obras de sus autores principales.
El 6 de abril de 1762 se publicó una "declaración
de arresto" (acusación) que declaraba: "El mencionado Instituto es
inadmisible en todo estado civilizado, ya que su naturaleza es hostil a todas
las autoridades espirituales y temporales. Bajo el pretexto plausible de ser un
instituto religioso, procura introducir en la iglesia y en los estados, no una
Orden deseosa de difundir la perfección evangélica, sino un cuerpo político que
trabaja incansablemente para usurpar toda autoridad, usando toda clase dc
medios indirectos, secretos y deshoncstos"
En conclusión, se describió la doctrina jesuita como
"perversa; destructora de todos los principios honestos y religiosos;
ofensiva a la moral cristiana; perniciosa para la sociedad civil; hostil a los
derechos de la nación, al poder real, y aun a la seguridad de los soberanos y
la
74 de
obediencia dc sus súbditos; apropjada para provocar los mayores
disturbios en los estados, y para concebir y mantener la peor clase de
corrupción en los corazones humanos".
En Francia
se confiscaron las propiedades dc la Sociedad para beneficio de la Corona.
Además, a ninguno de sus miembros se le permitió permanecer en el reino, a
menos que renunciara a sus votos y jurara sujetarse a las reglas generales del
clero francés.
En Roma, el general de los jesuitas, Ricci, obtuvo del papa
Clemente una bula que confirmaba los
privilegios de la Orden y proclamaba su inocencia. Pero, era demasiado tarde.
En España, los Borbones prohibieron todos los establecimientos de la Sociedad,
tanto los metropolitanos como los de las colonias. Así terminó el estado
jesuita de Paraguay. Los gobiernos de Nápoles, Parma y aun el Gran Maestro de
Malta desterraron a los hijos de Loyola de sus territorios. Los 6,000 jesuitas
que estaban en España tuvieron una experiencia extraña después de haber sido
llevados a la prisión: "EL rey Carlos III envió a todos los prisioneros al
papa con una carta, en la que decía que $los ponía bajo el sabio e inmediato
control de Su Santidad'. Pero. cuando iban a desembarcar en Civita Vecchia, los
recibió el estruendo de un cañonazo por orden de su propio general, quien ya
debía cuidar de los jesuitas portugueses y ni siquiera podía alimentarlos.
Simplemente les encontraron un asilo en malas condiciones en Córcega" .22
"Clemente XIII, electo el 6 de julio de 1758, se había
resistido por mucho tiempo a las peticiones apremiantes de varias naciones que
demandaban la supresión de los jesuitas. Pero, estaba a punto de ceder. Había
convocado a un consistorio para el 3 de febrero de 1769, donde anunciaría a los
cardenales su decisión de acceder a los deseos de esas cortes. En la víspera de
ese día, cuando se preparaba para dormir, repentinamente se sintió enfermo y
exclamó: 'Me muero... iEs muy peligroso atacar a los jesuitas ! "'23
Un cónclave se reunió y estuvo en sesión por tres meses. Al
fin, el cardenal Ganganelli se puso la mitra y adoptó el nombre de Clemente
XIV. Las cortes que habían desterrado a los jesuitas continuaron pidiendo la
supresión total de la Sociedad. Pero, el papado no tenía prisa para abolir el
instrumento primordial en la implementación de su
22. Ibid., p.
209.
23. Barón de
Ponnat, "Histoire des variations et des contradictions de l'Eglise
romaine" (París: Charpentier, 1882), II, p. 215.
El
Eclipse de la Compañía 75
política. Cuatro años después, en
1773, forzado por la firme actitud de sus oponentes que habían ocupado algunos
estados Clemente XIV finalmente firmó
el Breve de Disolución "Dominus ac Redemptor", Aun el general de la
Orden, Ricci, fue encarcelado en el castillo de San ángelo, donde murió unos
años después.
"Los
jesuitas sólo aparentaron sujetarse a este veredicto que los condenaba...
Escribieron innumerables folletos contra el papa, incitando a la rebelión;
difundieron mentiras y difamaron respecto a las supuestas atrocidades cometidas
cuando se Ics confiscaron sus propiedades de Roma" . 24
Un sector de la opinión europea les atribuyó incluso la
muerte de Clemente XIV, catorce meses después.
"Los jesuitas. al menos en principio, ya no
existían; pero Clemente XIV sabía muy bien que, al firmar la sentencia de
mucrte de ellos. estaba firmando también la propia. 'Esta supresión se llevó a
cabo al fin —exclamó — v no lo lamento... Lo haría otra vez si no se hubiera
hecho ya; pero esta supresión me matará"' . 25
Ganganelli tenía razón. Pronto aparecieron letreros en las
paredes del palacio. con estas cinco letras: I.S.S S.V. Todos se preguntaban
qué significaban. Clement lo comprendió de inmediato y declaró valientemente:
"Significa: Settembre, Sara Sedc Vacante* (cn septiembre la sede estará
vacante} es decir, el papa habrá muerto)"
Veamos otro testimonio. "El papa Ganganelli no
sobrevivió por mucho tiempo después de la supresión de los jesuitas", diio
Escipión de Ricci. "El informe de su enfermedad y muerte, enviado a la
corte de Madrid por el Ministro para España en Roma, demostró que había sido
envenenado. Hasta donde se sabe, ni los cardenales ni el nuevo papa
investigaron el suceso. El culpable dc tal acto abominable escapó así del
juicio del mundo, ; pero no escapará de la justicia
"Podemos afirmar, con toda seguridad, que el 22 de
septiembre de 1774 el papa Clemente XIV murió envenenado" - 28
Mientras,
la emperatriz de Austria, María Teresa, también había desterrado a los jesuitas
de todos sus estados. Sólo Federico de Prusia y
24. J. Hubert
op. cit., p. 365.
25. Caraccioli,
"Vie du Pape Clement XIV" (París: Desani, 1776), p. 313.
26. Barón de
Pannat, op. cit„ p. 223.
27. Potter,
"Vie de Scipion de Ricci" (Bruselas, 1825), I, p. 18-
28. Barón de
Ponnat, op. cit., 224.
76 de
Catalina II, emperatriz de Rusia, los
recibicron en sus países como educadores. Pero, en Prusia, sólo lograron
permanecer diez años, hasta 1786 Rusia les permitió quedarse más tiempo, pero
finalmente, por la misma razón, provocaron la animosidad del gobierno.
"La supresión del cisma y la unión de Rusia con el
papa los atrajeron como la luz atrae a la polilla. Allí iniciaron un activo
programa de propaganda en el ejército y la aristocracia, y lucharon contra la
Sociedad Bíblica creada por el zar. Tuvieron algunos éxitos y lograron la
conversión del príncipe Galitzine, sobrino del Ministro de Religión. Por tanto,
el zar intervino promulgando el decreto del 20 de diciembre de 1815".29
Por supuesto, las causas del decreto, que expulsó a los
jesuitas de San Petersburgo y Moscú, fueron las mismas que en los otros países.
"Nos dimos cuenta de que no cumplían los deberes que se esperaba de
ellos... En vez de vivir como habitantes pacíficos en un país extranjero,
perturbaban la religión griega que ha existido desde la antigüedad, la religión
predominante en nuestro imperio y sobre la cual descansa la paz y felicidad de
las naciones bajo nuestro cetro. Abusaron de la confianza que lograron,
alejando de nuestra religión a la juventud que se les había confiado y a las mujeres
inconstantes... No nos solprende que hayan expulsado a esta Orden religiosa de
todos los países y que sus actos no sean tolcrados en ningún lugar"
En 1820, al fin se tomaron medidas generales para
desterrarlos de todo Rusia.
Pero, por sucesos políticos que los favorecieron, una vez más
se encontraban en Europa occidental cuando el papa Pío VII restableció
solemnemente su Orden en 1814.
Daniel-Rops, gran amigo de los jesuitas, expresa con claridad
la importancia política de esta decisión. Respecto a la "reaparición de
los hijos de Loyola", escribió: "Era imposible no ver en ella un acto
obvio de 30
29. Pierre
Dominique, op. cit., 220.
30. Daniel-Rops,
de la Academia Francesa, "Le retablissement de la Compagnie de Jesus" (Etudes,
septiembre de 1959).
77
Parte IV
Capítulo 4
El Renacimiento de la Sociedad de Jesús en el Siglo 19
Cuando a Clemente XIV se Ic obligó a ordenar la supresión de
la Orden Jesuita, al parecer declaró: "Me he cortado la mano
derecha".
La frase parece válida. Debió ser difícil para la Santa Sede
separarse de su instrumento más importante para dominar al mundo. Sin embargo,
la deshonra de la Orden —una medida política impuesta por las circunstancias—
fue atenuada gradualmente por Pío VI y Pío VII, sucesores de Clemente XIV. Y,
si cl eclipse oficial de los jesuitas se prolongó por 40 años, se debió a la
conmoción que la Revolución Francesa causó en Europa. En todo caso, tal eclipse
nunca fue total.
"La mayoría de los jesuitas permanecieron en Austria,
Francia, España e Italia, mezclados con el clero. Se rnantenían en contacto o
celebraban grandes reuniones cuando les era posible. En 1794, Jean de Tournely
fundó en Bélgica la Sociedad del Sagrado Corazón, como un
cuerpo docente. Muchos jesuitas se unieron
a éste. Tres años después, el tirolés Paccanari —que se consideraba otro
Ignacio— fundó la Sociedad de los Hermanos de la Fe. En 1799, las dos
sociedades se fusionaron, quedando el padre Clariviere como líder; era el único
jesuita francés que aún vivía. En 1803 se unieron a los jesuitas rusos. Así,
cierta cohesión estaba retomando vida, pero las masas, y la mayoría de los
políticos, no se dieron cuenta al princip10
La Revolución Francesa, y luego el Imperio, le dieron
nuevamente a la Compañía una credibilidad inesperada. Fue una reacción
defensiva contra las ideas nuevas que estaban surgiendo en las antiguas
monarquías.
Napoleón I describió a la Sociedad como "muy peligrosa;
nunca se
31. Pierre Dominique, op. cit.. p, '219. Según
Daniel-Rops, así ocurrió la extraña muerte de Paccanari, fundador de los Padres
de Ja Fe: "Fue llevado ante la Santa Sede, luego lo encarcelaron en el
castillo de San ángelo y finalmente fue 'asesinado'" (Etudes, septiembre
de 1959).
78 de
El Renacimiento de la Sociedad de
Jesús en el Sig]o ] 9 79
permitirá su existencia en el
Imperio". cuando
triunfó la Santa
Alianza * los nuevos "monarcas" no despreciaron la ayuda de los
colegios y establecimientos, viéndose obligados a interrumpir las absolutistas
para conseguir otra vez la estricta obediencia del pueblo. actividades
prescritas en sus leyes. Lo mismo ocurrió en los países latinoamericanos. La
Ordcn enfrentó supresión en Guatemala en 1872; No obstante. los tiempos habían
cambiado. Los Padres lograron en México en 1873; en Brasil en 1874; en Ecuador
y Colombia en retardar la propagación de las ideas liberales, pero no la
pudieron
1875; y en Costa Rica en 1884.
detener; sus esfuerzos fueron más perjudiciales que útiles. En Francia,
"Los jesuitas únicamente vivieron
en paz en países donde el la Restauración lo expeñmentó en forma amarga. Luis
XVIII, político protestantismo constituía la mayoría: Inglaterra. Suecia,
Dinamarca y astuto y no creyente, procuró reprimir el creciente poder de los
"ultras".
Estados Unidos de América. Esto quizá
parezca extraño, pero se debió Pero, bajo Carlos X —de criterio estrecho y muy devoto—,
los jesuitas a que los Padres nunca pudieron ejercer influencia política en
esos no tuvieron problema, La Icy que los había expulsado en 1764 aún países.
Sin duda, aceptaban esa realidad por necesidad más que por estaba vigente- Eso
no importaba. Dieron vida a la famosa inclinación. De otra manera, habrían
aprovechado toda oportunidad Congregación. el primer tipo de Opus Dei* Esta
hermandad religiosa, para influir en la legislación y administración en forma
directa, formada por eclesiásticos y laicos, se encontraba por doquier,
controlando a las clases Ù0bernantes, o en forma indirecta, agitando
pretendiendo que "limpiaba" el ejército, la magistratura, la
constantemente a las masas católicas" administración, la profesión
docente. Realizaba "misiones" por todo el
En realidad, los países protestantes no
estuvieron totalmente inmunes país, plantando cruces conmemorativas dondequiera
que iba; muchas a la acción de los jesuitas. de éstas todavía permanecen hoy.
Incitaba a los creyentes a pelear
"En los Estados Unidos", escribió Fulop-Miller, "la Compañía ha contra los infieles y, llegó a hacerse tan aborrecible que aun Montlosier, desplegado una actividad sistemática y fructífera por mucho tiempo, un legitimista muy católico, exclamó: porque ninguna ley la restringe". "No estoy contento con el "Nuestros misioneros han provocado incendios en todas partes. Si renacimiento de los jesuitas", escribió el ex presidente de la Unión, algo se nos tuviera que enviar, preferiríamos la plaga de Marsella que John Adams, a su sucesor, Tomás Jefferson, en 1816. "Muchos de ellos más misioneros' se presentarán bajo más disfraces de que haya usado jamás un jefe En 1828, Carlos X le retiró a la Orden el derecho de enseñar, pero era de los bohemios: como impresores, escritores, editores, maestros de demasiado tarde. La dinastía cayó en 1830.
escuela, etc. Si alguna asociación de
personas ha merecido condenación Odiados y en deshonra, los hijos de Loyola
permanecieron en eterna en esta tierra y en el infierno, es esta de Loyola. Sin
Francia, pero se mantuvieron ocultos puesto que la Orden aún estaba embarzo,
debido a nuestro sistema de Ebertad religiosa, sólo podemos oficialmente
abolida. Luis Felipe y Napoleón III los toleraron. La ofrecerles refugio".
Jefferson respondió a su predecesor: "Como usted, República los dispersó
en 1880, bajo la administración de Jules Ferry. me opongo al restablecimiento
de los jesuitas, que hace que la luz dé El cierre de sus establecimientos se
puso en efecto sólo en 1901 , bajo la paso a las tinieblas"
ley de separación, Como veremos, un siglo
después se comprobó que estos temores Durante el siglo 19, la historia de la
Compañía en América y en la estaban justificados. mitad de Europa estuvo igualmente
llena de altibajos: como en el pasado, mientras peleaba contra las nuevas
ideas.
"Dondequiera que ganaban los de mentalidad
libera], los jesuitas eran expulsados. Pero si triunfaba
el grupo contrario, volvían a establecerse para defender e] trono y el altar.
Así, fueron expulsados de Portugal en 1834; de España en 1820, 1835 y 1868', de
Suiza en 1848; de Alemania en 1872; y de Francia en 1880 y 1901. 32. Boehmer,
op. cit. * p.
"En Italia, desde 1859 los despojaron gradualmente de
todos sus 33. Rene Fu]op-Miller, op.
cit., pp. 149-150.
80
Parte IV
Capítulo 5
El Segundo Imperio y la Ley de Falloux — La Guerra de 1870
En el capítulo previo se mencionó la amplia toleranêia que
disfrutó la Sociedad de Jesús en Francia, bajo Napoleón III', aunque estaba
prohibida oficialmente. Tenía que ser así, ya que ese régimen le debía su
existencia —al menos en gran parte— a la Iglesia Romana, cuyo apoyo nunca faltó
mientras duró el régimen. No obstante, resultaría costoso para Francia.
Los lectores de "Progres du Pas-de-Calais"
—publicación para la que el 1.844— podían sospechar que él se
inclinaba al "ultramontanismo" al leer lo siguiente:
"Bajo el pretexto de la libertad para enseñar, el clero
demanda el derecho de instruir a la juventud. El estado, por otro lado, también
demanda el derecho de dirigir la educación pública favoreciendo sus intereses.
Esta lucha es el resultado de opiniones, ideas Y sentimientos divergentes entre
el gobierno y la iglesia. Ambos desean influenciar a las nuevas generaciones,
yendo en direcciones opuestas y buscando su propio beneficio. No creemos, como
dice un conocido orador, que todos los vínculos entre el clero y la autoridad
civil deban romperse para poner fin a esa separación. Desafortunadamente, los
ministros de religión de Francia por lo general se oponen a los intereses
democráticos. Permitirles construir escuelas sin contr01 es animarlos a enseñar
a la gente que odien la revolución y la libertad'
También dijo:
"El clero dejará de ser ultramontano tan pronto como se le obligue a
educarse como en el pasado, manteniéndose al día y mezclándose con la gente,
obteniendo su educación de las mismas fuentes que el público en general".
Refiriéndose a la forma en que los sacerdotes alemanes se
capacitaban, el autor aclara sus ideas diciendo: "En vez de aislarlos del
resto del mundo desde la niñez, inculcándoles en los seminarios el odio
Falloux—La 81
hacia la sociedad en la que deben vivir,
aprenderían desde temprano a ser ciudadanos antes que sacerdotes" .34
Esto no fortaleció cl clericalismo político del futuro
soberano, que era entonces un "Carbonari". Pero, Ja ambición de
ascender al trono pronto lo hizo más dócil hacia Roma. ¿No había sido Roma la
que lo había ayudado a subir el primer peldaño?
"Después de ser nombrado presidentc de. la República el
IO de diciembre de 1848, Luis Napoleón Bonaparte reúne a varios ministros
alrededor de él; uno de ellos es Falloux, ¿Quién cs Falloux? Un instrumento de
los jesuitas... El 4 de enero de 1849 instituyc una comisión, cuya tarea es
'preparar una gran reforma legislativa de la educación primaria y secundaria'
... Durante la discusión, Cousin se toma la libertad de declarar que quizá la
iglesia esté errada al unir su destino con los jesuitas. El monseñor Dupanloup
defiende firmemente a la Sociedad... Se estaba preparando una ley sobre la
enseñanza que 'compensaría' a los jesuitas. En el pasado se protegió al estado
y a la universidad de las invasiones jesuitas. Estábamos equivocados y fuimos
injustos. Demandábamos que el gobierno aplicara sus leyes contra estos agentes
de un gobierno extranjero y les pedimos perdón por eso. Ellos son buenos
ciudadanos a quienes se difamó y juzgó mal; ¿qué podemos hacer para mostrarles
el respeto y aprecio que merecen?
"Poner en sus manos la enseñanza de
las generaciones jóvenes".
"De hecho, ese es el objetivo de la ley del 15 de marzo
de 1850. Esta ley nombra un concilio superior para la Instrucción Pública en el
que domina el clero (art. 1); convierte a los miembros del clero en maestros de
escuelas (art. 44); le da a las asociaciones religiosas el derecho de crear
escuelas librcs, sin dar explicaciones sobre congregaciones no autorizadas
(jesuitas) (art. 17,2); las cartas de obediencia serían sus diplomas (art. 49).
Barthelemy Saint-l•lilaire trata, en vano, de mostrar que el propósito de los
autores del proyecto es darle al clero el monopolio, y que esta ley sería fatal
para la universidad... Víctor Hugo exclama también en vano: 'Esta ley es un
monopolio en las manos de los que tratan que la enseñanza salga de la sacristía
y que el gobierno salga del confesionario" .35
Sin embargo, la Asamblea ignora las protestas. Prefiere escuchar
a Montalembert, que declara: "Nos ahogarán si no paramos de inmediato
34. "Oeuvres
de Napoleon III" (París: Amyot et Plon, 1865), II, pp. 31 , 33.
35. Adolphe
Michel, op. cit., pp. 66ss.
82
la corriente actual de racionalismo y
demagogia; es más, sólo puede pararse con ayuda de la iglesia".
Montalembert agrega estas palabras para que la importancia
de esta ley se describa muy bien: "Al desmoralizador y anárquico ejército
de maestros, debemos confrontarlo con el ejército del clero". La ley fue
aprobada. Nunca antes los jesuitas habían obtenido una victoria tan completa en
Francia.
Montalcmbert lo admitió con orgullo... Dijo:
"Defiendo la justicia apoyando lo mejor posible al gobictmo de la
República, que ha hecho tanto para resguardar el orden y mantener la unión del
pueblo francés. En especial, rindió más servicios a la Iglesia Católica que
todos los demás gobiernos en el poder durante los últimos dos siglos" .36
Todo esto
sucedió hace más de 100 años, pero aún suena familiar ahora. Sin embargo,
veamos cómo la "República", presidida por el príncipe Luis Napoleón,
actuó en el ámbito internacional.
Entre otras repercusiones en Europa, la revolución de 1848
había provocado el levantamiento de los romanos contra el papa Pío IX, el
soberano temporal que había huido a Gaete. La república romana había sido
proclamada- Pero, cn una deshonrosa paradoja, la república francesa, de común
acuerdo con los austríacos y el rey de Nápoles, pusieron en el trono otra vez
al soberano no deseado.
"Un régimen francés sitió a Roma, tomó cl control 2
de junio de 1849 y restauró el poder pontificio. Permaneció allí con ayuda de
una división francesa de ocupación, la que salió de Roma después de las
primeras derrotas en la guerra franco alemana de 1870".37 Este
principio se veía muy prometedor.
"El
golpe de estado del 2 de diciembre de 1851 resultó en la proclamación del
emperador. Luis Napoleón * presidente de la República, había favorecido a los
jesuitas en toda forma. Siendo ahora el emperador, no les negó nada a sus
cómplices y aliados. El clero ofreció sus bendiciones y abundantes
"tedeums" por las masacres y proscripciones del 2 de diciembre. Al
responsable de esta abominable emboscada se le trataba como salvador
providencial. El arzobispo de París, monseñor Sibour, que contempló las
masacres en el bulevar, exclamó:
'Ha llegado el hombre que Dios preparó; el dedo divino nunca
estuvo
36* [bid„ pp. 55, 66.
37. Larousse, VII, p. 371.
Falloux —La 83
más visible
que en los eventos que produjeron estos grandes resultados
El obispo de Saint-Flour dijo desde el púlpito: "Dios
señaló a Luis Napoleón. Él ya lo había elegido para que fuera emperador, Sí,
mis amados hermanos, Dios lo consagró de antemano mediante la bendición de Sus
pontífices y sacerdotes. Él mismo lo aclamó, ¿no podemos reconocer al elegido
de Dios?"
El obispo de Nevers saludó falsamente al "instrumento
visible de la Providencia". "Estas múltiples adulaciones lastimeras
merecían una recompensa. Esta era la libertad total para los jesuitas mientras
perdurara el emperador. La Sociedad de Jesús fue, literalmente, dueña de
Francia por 18 años... Se enriqueció, multiplicó sus establecimientos y
extendió su influencia. Sus acciones se sintieron en todos los eventos
importantes de esa época, sobre todo en la expedición a México y la declaración
de guerra en 1870" 38
"El imperio significa paz", declaró el nuevo
soberano. Pero, apenas dos años después de ascender al trono, empezó la primera
de las guerras que libraron en forma sucesiva durante su reinado. La historia
podría decir que las causas de esas guerras no estaban relacionadas, a menos
que veamos lo que las unió: la defensa de los intereses de la lulesia
Romana. Un ejemplo es la guerra de Crimea, la primera de esas empresas absurdas
que nos debilitaron y no produjo beneficio alguno para la nación
No fue un opositor del clero, sino cl abad Brugerette quien
escribió: "Uno tiene que leer los discursos que c] famoso teatino (padre
Ventura) dio en la capilla de Las Tullerías durante Cuaresma en 1857. Habló de
la restauración del emperador como obra de Dios... Fiaabó a Napoleón
III por defender la religión en Climea y hacer que los grandes días de las
Cruzadas brillaran en el oriente por segunda vez... La guerra de Crimea se
consideró como complemento a la expedición rornana... El clero la elogió,
admirado por el fervor religioso de las tropas que sitiaron Sebastopolh Saint
Beuve relató en forma conmovedora cómo Napoleón III había enviado una imagen de
la Virgen a la flota francesa'' 39
¿Cuál fue la expedición que despertó el entusiasmo del clero?
Pablo
38. Adolphe Michel,
ap. cit., pp. 71-72.
39. Abad J.
Brugerette, "Le Pretre francais et la societe contemporaine"
(París: Lethielleux. 1933), 1, pp, 168, 1 80,
84 La
Historia Secreta de los Jesuitas
León, miembro del Instituto,
explica: "Una disputa entre monjes revivió el problema del oriente. Surgió
por rivalidades entre la iglesia latina y la ortodoxa respecto a la protección
de los lugares sagrados (en Palestina). ¿Quiénes cuidarían de las iglesias de
Belén, quiénes tendrían las llaves y dirigirían el trabajo? ¿Por qué asuntos
tan pequeños causaron pugnas entre dos
grandes imperios?... Sin embargo, detrás de los monjes latinos estaba el
partido católico francés, que contaba con antiguos privilegios y apoyaba al
nuevo régimen; y detrás de las crecientes demandas de la iglesia ortodoxa, que
había crecido numéricamente, estaba la influencia rusa" .40
El zar pidió protección de la Iglesia Ortodoxa, a la que él
debía brindar seguridad; para ponerla en efecto, pidió autorización para que su
flota usara el paso de Dardanelles. Inglaterra, apoyada por Francia, negó el
permiso y estalló la guerra.
"Francia e Inglaterra sólo podían llegar al zar por el
mar Negro y la alianza turca... Desde ese momento, la guerra de Rusia se
convirtió en la guerra de Crimea, centrándose por completo en sitiar a
Sebastopol un episodio costoso sin
resultados positivos. Batallas sangrientas, epidemias mortales y sufrimientos
inhumanos le costaron a Francia 100,0W muertos" 41
Debemos indicar que esos 100,000 muertos fueron soldados de
Cristo y gloriosos "mártires de la fe", según el monseñor Sibour,
arzobispo de París, quien declaró en ese tiempo: "La guerra de Crimea
entre Francia y Rusia no es política, sino una guerra santa. No se trata de un
estado que lucha contra otro estado; personas que pelean contra otras personas,
sino una guerra religiosa, una Cruzada" 42
Tal admisión no es ambigua. ¿No se oyó lo mismo durante la
ocupación alemana, explicada en términos idénticos por los prelados de Su
Santidad Pío XII y por Pien•e Laval mismo, presidente del Concilio de Vichy?
En 1863 se realizó la expedición a México. ¿Cuál era el
objetivo? Transformar una república seglar en imperio, y ofrecérsela a
Maximiliano, archiduque de Austria. Siendo Austria el principal pilar del
papado, el objetivo era también levantar una barrera para detener la
40-41. Paul León, Institute "La guerre pour la
Paix" (París: Ed. Fayard, 1950), pp. 321-323,
42. Citado por monseñor Journet,
"Exigences chretiennes en politique" (París: Ed. L. V, F.. 1945), p.
274.
Falloux—La 85
influencia de los Estados Unidos —un país
protestante— sobre los países sudamericanos, baluartes de la Iglesia Romana.
Alberto Bayet
escribió sagazmente: "El propósito de la guerra es establecer un imperio
católico en México y acortar el derecho del pueblo a gobernarse; como en la
campaña siria y kas dos campañas en la China, sirve especialmente a los
intereses católicos" .43
Como sabemos, en 1867, después que el ejército francés se
embarcó offa vez, Maximiliano —desafortunado defensor de la Santa Sede— fue
tomado prisionero cuando Querétaro se rindió y lo mataron de un tiro. Eso abrió
el camino para una república, con el victorioso Juárez como presidente.
No obstante, Francia pagaría otra vez, y mucho más caro, por
el apoyo político del Vaticano para lograr el trono imperial. Mientras el
ejército francés derramaba su sangre en las cuatro esquinas del mundo,
debilitándose cada vez más al defender intereses ajenos, Prusia, bajo la pesada
mano del futuro "canciller de hierro", expandía su poderío militar
para unir a los estados germanos en un solo bloque. Austria fue la primera
víctima de su voluntad y poder. Después de llegar a un acuerdo con Prusia, que
capturaría a la duquesa danesa de Schleswig y Holstein, Austria fue engañada
por su cómplice. La guerra que estalló fue ganada por Prusia en Sadowa, el 3 de
julio de 1866. Fue un golpe terrible para la antigua monarquía de los Hapsburg
que estaba decayendo. El golpe fue igualmente duro para el Vaticano, ya que por
mucho tiempo Austria había sido su fiel baluarte en las tierras germánicas. A
partir de ese momento, la Prusia protestante ejercería su hegemonía sobre
ellos, a menos que la Iglesia Romana encontrara un "brazo secular"
capaz de detener por completo la expansión del poder "hereje".
Pero, ¿quién podía desempeñar ese papel en Europa, aparte del
imperio francés? Napoleón III, "el hombre enviado por la
Providencia", tendría el honor de vengar a Sadowa. El ejército francés no
estaba listo. "La artillería es anticuada. Nuesfros cañones aún hay que
cargarlos por la boca", escribió Rothan, el ministro francés en Francfort
que veía el inminente desastre. "Prusia sabe que es superior y que no
estamos preparados", agregó como muchos otros observadores. Los
instigadores de la guerra no estaban preocupados. La candidatura de un príncipe
de la dinastía Hohenzollern, para ocupar el ü•ono vacante de España, fue la 43,
Alben Bayet. "Histoire de France" (París: Ed. du Sagittaire, 1938),
p. 282.
86
excusa para esa guerra; además, Bismark la
deseaba. Cuando falsificó el despacho dc Ems, los defensores de la guerra
tuvieron la situación bajo control y provocaron una reacción
Francia misma
declaró la guerra. Gastón Bally escribió que esa "guerra de 1870, como la
historia demostró, fue obra de los jesuitas".
Adrien Dansette, eminente historiador católico, describe así
la composición del gobierno que envió a Francia al desastre: "Napoleón
III. empezó sacrificando a Víctor Duruy, luego decidió nombrar en su gobierno a
hombres del partido del pueblo (enero de 1870). Casi todos los nuevos ministros
eran católicos sinceros, o eclesiásticos que creían en el conservadurismo
social" .44
Es fácil comprender ahora lo que era inexplicable: la prisa
dc este Ù 0bierno para encontrar una causa de guerra de ese despacho
falsificado, aun antes de recibir una confirmación.
"Las consecuencias fueron: el colapso del imperio y,
luego, el contragolpe por el trono papal... La estructura imperial y la
estructura papal, con los jesuitas a la cabeza, cayeron en el mismo barro, a
pesar de la Inmaculada Concepción y la infalibilidad papal; pero, cayeron sabre
las cenizas de Francia" .45
44. Adrien
Dansette, "Histoire religieuse de la France contemporaine" (París:
Flammarion, 1948), p. 432*
45. Gaston
Bally, op. cit., pp. 100-101 .
87
Parte IV
Capítulo 6
Los Jesuitas en Roma — El Syllabus
En un libro del abad Brugerette, en el capítulo titulado
"El clero bajo el segundo imperio", leemos:
"Devociones particulares, antiguas o nuevas, se
celebraban más y más en un tiempo cuando el romanticismo aún exaltaba los
sentidos, en detrimento de la razón austera. La adoración de santos y reliquias
— que c] frío racionalismo había restringido por mucho tiempo— adquirió nuevo
vigor. La adoración de la Santa Virgen, por apariciones en La Salctte y
Lourdes, obtuvo extraordinaria popularidad. Los peregrinajes a esos lugares
favorecidos por milagros se mu]tiplicaron.
"El episcopado francés... favorecía nuevas devociones.
En 1854, con aprecio y gratitud, recibió la encíclica de Pío IX que proclamó el
dogma de la Inmaculada Concepción... Ese episcopado, convocado en París en 1856
para el bautismo del príncipe imperial, pidió también a Pío IX que la
festividad del Sagrado Corazón... se instituyera como fiesta solemne de la
iglesia universa]" 46
Esas declaraciones muestran la influencia preponderante que
ejercieron los jesuitas bajo el Segundo Imperio, tanto en Francia como en la
Santa Sede. Como vimos, habían sido y aún eran los propagadores de esas
"devociones antiguas o nuevas". Esta piedad
"perceptible" —casi sensual— tomó a la gente excesivamente rccelosa
en los asuntos religiosos, en especial a las mujeres. ese aspccto, debemos
admitir que eran realistas, Había pasado el tiempo —ya bajo Napoleón 111 —
cuando el pueblo, tanto los letrados como los ignorantes, mostraban profundo
interés en temas teológicos. Intelectualmente, el catolicismo había finalizado
su carrera.
Así, por necesidad, más que por su formación. en las
siglos 19 y 20 los hijos de Loyola procuraron despertar una religiosidad
supersticiosa, sobre todo entre las mujeres que conf0finan la mayor parte del
redil. El objetivo era contrarrestar el "racionalismo".
46. Abad J. Blugerette, op- cit„ pp. 1 83-184,
88
Para la educación secundaria de las jóvenes, la Orden
promovió la fundación de varias congregaciones de mujeres. "La más famosa
y activa fue la Congregación de Damas del Sagrado Corazón. En 1830 contaba con
105 casas y 4,700 maestras, y tenía gran influencia sobre las clases
altas"-47
La adoración a María, tan valorada por los jesuitas, bajo e]
Segundo Imperio recibió gran ayuda con las "apariciones" oportunas de
la Virgen a una pastorcita de Lourdes. Esto ocurrió dos años después de que Pío
IX, inducido por la Compañía de Jesús, promulgara el dogma de la Inmaculada
Concepción (1854). Los principales actos en este pontificado fueron victorias
para los jesuitas, cuya poderosa influencia sobre la Curia romana se afirmó
cada vez más.
En 1864,
Pío IX publicó la encíclica 'Quanta Cura", acompañada por el
"Syllabus" que condenó los mejores principios políticos de las
sociedades de ese tiempo.
'iSea anatema todo lo que la
Francia moderna aprecia! La Francia moderna desca la independencia del estado;
el Syllabus enseña que el poder eclesiástico debe ejercer autoridad sin el
consentimiento y permiso del poder civil. La Francia moderna quiere libertad de
conciencia y de culto; el Syllabus enseña que la Iglesia Romana tiene derecho
de usar la fuerza y reinstalar la Inquisición. La Francia moderna reconoce la
existencia de varios tipos de adoración; el Syllabus declara que se debe
considerar al catolicismo como la única religión del estado, excluyendo a todas
las demás, La Francia moderna proclama que el pueb}o es soberano; el Syllabus
condena el sufragio universal. La Francia moderna profesa que todos los
franceses son iguales ante la ley; el Syllabus afirma que los clérigos están
exentos de los tribunales civiles y criminales".
"Estas son las doctrinas que los jesuitas enseñan en sus
colegios. Ellos están al frente del ejército de contrarrevolución... Su misión
consiste en instruir a la juventud que está bajo su cuidado, para que odie los
principios en los que está fundamentada la sociedad francesa —principios
establecidos a un alto costo por generaciones previas. Mediante sus enseñanzas
tratan de dividir a Francia, cuestionando todo lo que se ha hecho desde 1789.
Nosotros queremos armonía; c]los, discordia. Deseamos paz; ellos, guerra.
Queremos que Francia sea libre; ellos quieren que esté esclavizada. Son una
sociedad combatiente
47, H. Boehmer, op. cit., p. 290*
Ins
Jesuitas en Roma — El Syllabus 89
que recibe órdenes del exterior. Pelean contra nosotros; debemos
defendernos. Nos amenazan; debemos desarmarlos" .48
La permanente pretensión de la Santa Sede, de dominar a la
sociedad civil, se reafirmó como Renan declaró en 1848, en el artículo
"Liberalismo clerical": "Demostró que la iglesia condenaba la
soberanía del pueblo, la libertad de conciencia y todas las libertades
modernas. Presentó a la Inquisición como 'la consecuencia lógica de todo el
sistema ortodoxo', como 'el sumario del espíritu de la iglesia"' Añadió: "Cuando pueda, la
iglesia restablecerá la Inquisición; si no lo hace, es porque no puede"
El poder de los jesuitas sobre el Vaticano se manifestó con
más fuerza unos años después del Syllabus, cuando se promulgó el dogma de la
infalibilidad papal. E] abad Brugerette escribió que este dogma "cubriría
los trágicos años de 1870-1871, que dcjaron a Francia en duelo, con el
resplandor de una gran esperanza cristiana".
Luego agregó: "Se puede decir que durante la primera
mitad de 1870, la iglesia francesa no estaba en Francia. Se hallaba en Roma,
apasionadamente ocupada en el Concilio General que Pío IX había convocado en el
Vaticano"* Según el monseñor Pie, este clero francés había
"abandonado sus hábitos, sus máximas y sus libertades francesas o
gálicas". Este obispo de Poitiers añadió que el clero hizo eso
sacrificando el principio de autoridad, la sana doctrina y el derecho común;
colocó todo bajo los pies del soberano pontífice, hizo con ello un trono para
él y tocó la trompeta, diciendo: "El papa es nuestro rey; no sólo su
voluntad es nuestro mandato, sino que sus deseos son nuestras reglas" *49a
El clero "nacional" se entregó en manos de la Curia
romana; por lo mismo, los católicos franceses se sometieron a la voluntad de un
déspota extranjero que, con el pretexto del dogma o la moral, iba a imponerles
su tcndencia política sill oposición alguna. Los católicos liberales
protestaron en vana contra la pretensión de la Santa Sedc de dictar sus leyes
en nombre del Espíritu Santo. Montalembert, supcrior del abad Brugerette,
publicó un artículo en la "Gazette" de Francia; en é} protestó contra
los que "sacrifican la justicia, la verdad, la razón y la historia al
ídolo que ponen en el Vaticano" .5C
48. Adolphe Michel, "Les Jesuites" (París:
Sandoz et Fischbacher, 1 879,
PP.
49-49a-5(). Abad J , Brugerette, op. cit., 221 223.
90
Varios obispos notables —como los padres Hyacinthe Loyson y
Gratry— adoptaron la misma posición. Este dijo con vehemencia: "Él publicó
sucesivamente sus cuatro Cartas al Monseñor Deschamps. En cllas no sólo
discutía eventos históricos —como la condenación del papa Honorio s que, según
él , se opuso a la proclamación de ta infalibilidad papal—, sino que de manera
clara y severa denunció que católicos de autoridad estaban mcnospreciando la
verdad y la integridad científica. Uno de ellos, candidato eclesiástico al
doctorado en teología, se atrevió a justificar decretos falsos ante la facultad
de Parí¾ declarando que 'i no se trataba dc un fraude despreciable".
Gratry agregó: "Aun hoy se afirma que la condenación contra Galileo fue
oportuna".
'i Ustcdes, hombres de poca fe, de
corazones miserables v almas sórdidas! Sus artimañas son vergonzosas. El día en
que la gran ciencia de la naturaleza se elevó sobre el mundo, ustedes la
condenaron".
"No se sorprendan si los hombres, antes de pcrdonarlos a
ustedes, esperan confesión, penitencia, profunda contrición y enmiendas por sus
faltas"§l
Está por demás dccir que los jesuitas —que inspiraron a
Pío IX y tenían todo poder sobre el Concilio— no estaban ansiosos de confesar
ni hacer penitencia, contrición o reparación, especialmente cuando casi
alcanzaban la meta fijada en el Concilio de Trento, a mediados del siglo 16. Laínez ya apoyaba entonces
la idea de la infalibilidad papal.
Sólo significaba consagrar como dogma una pretensión casi tan
antigua como el papado mismo. Hasta entonces, ningún otro concilio estuvo
dispuesto a ratificarlo, pero el momento parecía apropiado. Además, el trabajo
paciente de fos jesuitas había preparado a! clero nacional para renunciar a sus
últimas libertades. Según los ultramontanos, el colapso inminente del poder
temporal del papa sucedió antes que votara el
Concilio— demandaba un refuerzo de su autoridad espiritual. El argumento
prevaleció y el "dictatus papae" de Gregorio VII —principios de la
teocracia medieval— triunfó a mediados del si o lo 19.
Lo que el nuevo dogma consagró especialmente fue
la omnipotenci4 de la Compañía de Jesús en la Iglesia Romana.
"El papado ha tenido nuevas ambiciones bajo la cobertura
de los
51. Padre Gratry citado por Brugerette: op. cit., p.
229.
Los Jesuitas en Roma — El Syllabus 91
jesuitas, quienes se establecieron en el
Vaticano cuando los poderes seculares los rechazaron en todos los países
libres, considerándolos una sociedad de malhechores, Estos hombres malvados
—que han convertido el evangelio en un espectáculo dc lágrimas y sangre, y
continúan siendo los peores enemigos de la democracia y la libertad de
pensamiento— dominan a la Curia romana. Todos sus esfuerzos se concentran en mantener
en la iglesia su perniciosa preponderancia y sus doctrinas vergonzosas.
"Dedicados a la causa de la centralización extrema,
apóstoles de la teocracia, son los maestros reconocidos del catolicismo
contemporáneo y estampan su sello en la teología, en su piedad oficial y en sus
políticas fraudulentas.
"Como verdaderos jansenistas del Vaticano, inspiran
todo, gobiernan todo, penetran en todo lugar, establecen la 'información' como
sistcma de gobiemo, y son fieles a una casuística cuya profunda inmoralidad la
historia ha revelado, inspirando las inmortales páginas de con sus burlas
sublimes. Mediante el Syllabus de 1864, que ellos mismos formularon, Pío IX
declaró la guerra a todo pensamiento libre; años después, reforzó el dogma de
la infalibilidad, un verdadero anacronismo histórico al que la ciencia moderna
no dio importancia" .52
A los que, contra todas las probabilidades, insistan en
considerar las citas anteriores como exageraciones y menosprecios, sólo podemos
presentarles la confirmación misma de esos hechos de la pluma ottodoxa de
Daniel-Rops. Esta confirmación tiene aún más peso porque se imprimió en 1959 en
la publicación de los jesuitas, "Etudes", bajo este títuJo: "El
Restablecimiento de Ja Compañía de Por tanto, en un verdadero mensaje de defensa.
leemos:
"Por muchas razones la reorganización de la
Compañía de Jesús tuvo gran importancia histórica. La Santa Sede redescubrió al
grupo fiel y devoto a su causa, al cual pronto necesitaría. Muchos Padres
ejercieron en ese siglo —como lo hacen ahora— una influencia discreta pero
profunda en ciertas disposiciones adoptadas por el Vaticano. Incluso se
escuchaba en Roma un proverbio: Los que controlan la pluma del papa son
jesuitas' . Su influencia fue obvia en el desarrollo de la adoración al Sagrado
Corazón, en la proclamación del do u ma de la Inmaculada Concepción,
en la redacción del 'Syllabus' y en la definición de
52. Louis Roguelin, "L'Eglise chretienne
primitive et le catholicisme" (París: Maurice 1927), pp. 79-81 .
92 93
'infalibiüdad'. Se esperaba que la 'Civilta Cattolica',
fundada por el Parte IV jesuita napolitano Carlo Curci, reflejara el
pensamiento de Pío IX durante la mayor parte de su pontificado"
Esta confesión es clara. Sólo te recordaríamos al espíritu de
este Capítulo 7
más académico bien el piadoso pensamiento que,
lógicamente, del papa reflejaba y a juzgar las opiniones por el contexto de la
"Civiltaprevio, Los
Jesuitas en Francia Desde
Cattolica". 1870
Hasta 1885
Los jesuitas, que gozaban de poder total en Roma por su
espíritu y organización, procuraron una creciente intervención del papado en la
El colapso del Imperio debería haber causado una reacción contra el política
internacional, Louis Roguelin escribió: "Puesto que la Iglesia espíritu
ultramontano en Francia- Pero no fue así, como IO muestra
de Roma perdió su poder temporal, aprovechaba
toda oportunidad paraMichel:
recuperar el teneno que fue forzada a abandonar; para ello, aumentaba "Cuando el trono cayó en el lodo de Sedán el 2 de diciembre, Francia sus actividades diplomáticas. Ya que su estrategia astutamente quedó definitivamente derrotada* y la asamblea de 1871 se reunió en encubierta era dividir a fin de reinar, procuraba tornar cada conflicto a Bordeaux mientras esperaba ir a Versalles, el partido clerical fue más su favor". audaz que nunca. En todos los desastres que acontecían a Ea nación, Según el plan de los súbditos de Loyola, el dogma de la infalibilidad hablaba como amo. ¿Quién puedc olvidar las presuntuosas papal favoreció mucho esta acción dc la Santa Sede. Su importancia es manifestaciones de los jesuitas y sus amenazas insolentes en los años evidente puesto que la mayoría de los estados tienen un representante previos? Está el caso del padre Marquigny, que anunció el entierro civil acreditado antc ella. Con el pretexto det dogma y la moral —temas que de los principios de 1789; Belcastel, que por decisión propia dedicó a en principio limitan e) término 'infalible'—, el papa dispone hoy de Francia al Sagrado Corazón; los jesuitas, que construyeron una iglesia una autoridad ilimitada sobre la conciencia de los fieles.
en la colina de
Montmartre en París, actuando contra la Revolución; los Así, durante el siglo
20, er Vaticano participó activamente en la política interior y exterior
de los países; incluso los gobernó por medio obispos, restablecer que el poder
incitaron temporal a Francia del papa...a "54declarar la guerra a Italia y
de los partidos católicos. Además, apoyó a hombres "providenciales"
como Mussolini y Hitler que, con su ayuda, originaron las catástrofes Gastón
Bally explica muy bien la razón de esa situación más terribles. aparentemente
paradójica: "Durante ese cataclismo. los jesuitas como El vicario de
Cristo agradeció los servicios de la famosa Sociedad siempre se ocultaron
rápidamente en su agujero, dejando que la que trabajó eficaz y arduamente en su
favor. La reputación de estos República luchara sola para salir del problema.
Pero, cuando la mayor "hijos de Satanás" como los calificaron algunos
religiosos parte del trabajo estaba hecho y nuestro territorio se liberó de la
valientes— está empañada; pero ellos, por su parte, pueden alardear por
invasión de Prusia, ellos empezaron otra vez la invasión negra después el testimonio
de aprobación del fallecido papa Pío XII, cuyo confesor de librarse de un
desastre. El país estaba saliendo nuevamente de una era un jesuita alemán. pesadilla, de un sueño terrible, y era el
tiempo oportuno para tomar el El 9 dc agosto de 1955 "La Croix"
publicó lo siguiente: "La iglesia no control de las masas dominadas por el
pánico" -55 desea otros ayudantes sino los de esta Compañía...
Esperamos que los Pero, ¿no sucede lo mismo después de cada guerra? Es
indiscutible hijos de Loyola se esfuercen por seguir los pasos de ]os
anteriores..." que la Iglesia Romana siempre se ha beneficiado de los
grandes
Hoy, al igual que en el pasado, están haciendo justamente
eso, para el desastres públicos; y que la muefie, la miseria y toda clase de
sufrimiento mal de las naciones. incitan a las masas a buscar el consuelo
ilusorio en prácticas piadosas.
53. Daniel-Rops, op. cit. 54.
Adolphe Michel, op. cit., pp. 72-73.
55, Gaston op.
cit., pp. 101, 107-109.
94
Así, las mismas víctimas fortalecen —o
aumentan— el poder de quienes causan esos desastres. Al respecto, las dos
guerras mundiales tuvieron las mismas consecuencias que la de 1870.
Francia, pues, fue conquistada. Y la Compañía de Jesús obtuvo
una gran victoria en 1873, cuando se aprobó una ley autorizando construir la
basflica del Sagrado Corazón cn la colina de Montmartre. Esta iglesia,
declarada un "deseo nacional", por una cruel ironía materializaría en
iedra el triunfo del jesuitismo en el lugar donde se había ori inado.
La invocación al
Sagrado Corazón dc Jesús, ensalzada por los jesuitas, a primera vista puede
parecer inocente aunque es fundamentalmente idólatra.
"Para
comprender el peligro", escribió Gastón Bally, "tenemos quc mirar
tras la fachada, y observar la manipulación de las almas y el objetivo de sus
diversas asociaciones: la Fraternidad de la hAdoración Perpetua' , la Hermandad
de la 'Guardia de Honor' el Apostolado de la Oración, la Comunión Reparativa,
etc. Tal como lo expresó la invitación de la señorita Alacoque, el propósito
exclusivo de las hermandades, los asociados, apóstoles, misioneros, adoradores,
defensores, guardias de honor, restauradores, mediadores y otros federados del
Sagrado Corazón es unir su homenaje al de los nueve coros de ángeles"
Por tanto,
está lejos de ser inocente. "Las hermandades declararon sus objetivos
muchas veces. No pueden acusame de difamarlos; sólo citaré algunos pasajes de
sus declaraciones más claras y reuniré sus confesiones.
"La
opinión pública mostró indignación por los comentarios del padre Olivier cuando
sepultaron a las víctimas del Bazar de Caridad. En esa catástrofe, cl monje
había visto sólo otra prueba de la clemencia divina. Dios, sintiéndose triste
por nuestros nos invitaba
tiernamente a corregirlos.
"Parecía
monstruoso. La construcción de la basílica en Montmartre fue resultado del
mismo 'razonamiento' , pero había quedado en el olvido" .56
Y cuál era el terrible
ecado ue Francia debía confesar¶ antes mencionado res onde:
"LA REVOLUCIÓN".
"Ese es el crimen abominable que
debemos 'expiar'
"La Basilica del Sagrado Corazón simboliza el
arrepentimiento de
56. Gaston Bally, op. cit., pp. 101, 107-109.
Los Jesuitas en Francia Desde 1870 Hasta 1885 95
Francia ("Sacratissimo cordi Jesu
Gallioe poenitens et devoter"); asimismo, expresa nuestra firme intención
de reparar los erores. Es un monumento de expiación y reparación".57
"Salva a Roma y a Francia en el nombre del Sagrado
Corazón" llegó a ser el himno del Orden Moral.
"Así,
pudimos esperar contra toda esperanza", escribió el abad Brugerette,
"a la expectativa de que, en algún momento, viniera del 'cielo apaciguado'
el gran evento de la restauración del orden y la salvación de la patna .58
Sin embargo, parecía que el "cielo", airado con la
Francia de los derechos humanos, no estaba lo suficientementc
"apaciguado" con la edificación de la famosa basílica y los tres
famosos apagavelas como "restauración del orden" 1 0 la restauración
monárquica estaba ocurriendo en forma muy lenta. El mismo autor explica:
"Aunque las manifestaciones gloriosas de la fe católica
en los años posteriores a la guerra de 870 parezcan impresionantes, se
carecería dc percepción si se juzgara a la sociedad francesa de esa época sólo
por la piedad exterior; faltaría también el espíritu sicológico y estaríamos
lejos de la verdad. Debemos preguntarnos, entonces, si el sentimiento religioso
fuc una respuesta directa —para toda esa sociedad— a la expresión de fe que
revelaban los impresionantes peregrinajes organizados por los obispos y la
sinceridad de [as masas en las iglesias.
"Sin el deseo de atenuar la importancia del movimiento
religioso en Francia, originado por las guerras de 1870 y 1914 que despertaron
altas esperanzas, debemos admitir que ese avivamiento de la fe no tuvo la
profundidad ni el alcance de una verdadera renovación religiosa,-.
"Porque, aun entonces, la iglesia francesa no sólo
estaba formada por miles de incrédulos y adversarios, sino por un gran número
de católicos nominales y sin convicción, Las prácticas religiosas se celebraban
por hábito más que por convicción...
"Francia, en un acto desesperado, envió a una mayoría
católica a la Asamblea Nacional; pero al parecer, pronto lo lamentó, porque
cinco meses después cambió su posición en las elecciones complementmias del 2
de julio. Ese día el país debía elegir a 113 diputados. Fue una total derrota
para los católicos y la victoria para unos 80 a 90 republicanos.
57. Gaston op. cit. pp. 107-109.
58. Abad
Brugerette, op. cit., II, pp. 10-14.
96 La
Historia Secreta de los Jesuitas
En todas las elecciones que siguieron a dicha
consulta de sufragio universal, se vio la misma oposición republicana y
anticlerical. Sería infantil pretender que no expresaban el sentimiento y los
deseos de la sociedad" 59
El abad
Brugerette, al hablar de los grandes peregrinajes organizados en cse tiempo
para "animar al país", admite que causaron "algunos errores y
excesos", despertando sospechas de los "adversarios de la
iglesia"
"Para ellos, los peregrinajes eran empresas organizadas
por el clero para restaurar la monarquía en Francia y el poder pontifica] en
Roma. Y, la actitud del clero respecto a esos dos objetivos parecía justificar
tal acusación de la prensa no religiosa; como veremos después, eso impulsó
poderosamente el anticlericalismo. Sin alejarse de sus hábitos religiosos,
reavivados después de la guerra, la sociedad francesa se rebeló contra ese
'gobierno de sacerdotes', como lo estigmatizó Gambetta. En profundo, el pueblo
francés mantuvo un invencible instinto de resistencia contra todo lo que se
asemejara, aun vagamente, al dominio político de la iglesia, En general la
nación amaba la religión , pero cl fantasma de la "teocracia",
revivido por la prensa de oposición, la atemorizaba. La hiia mayor de la
iglesia no quería olvidar que también era la
madre de la Revolución" .60
No obstante, el clero —con los jesuitas a la cabeza— procuró
persuadir al pueblo francés para que abjurara del espíritu republicano.
"Con la
ley de Falloux en vigencia, los jesuitas expandieron libremente sus colegios,
donde educaban a los hijos de las clases medias que tenían el poder, y, por
supuesto, no les inculcaban mucho amor a la república...
"Los
'asuncionistas', creados en 1845 por el intransigente padre D'Alzon, deseaban
devolverle a la gente la fe que había
Sin embargo, otras congregaciones celosas y dedicadas a la
educación estaban prosperando: los oratorianos, los eudistas, la Tercera Orden
de dominicos, los marianistas, los maristas a los que Jules Simon llamaba
"el segundo volumen" de jesuitas cubiertos con piel de asno — y los
famosos "Hermanos de las Escuelas Cristianas", más conocidos como
"ignorantes", que enseñaban la "buena doctrina" a los
59. Abad
Brugerette, op. cit., n, pp, 10-14.
60. Ibid., pp.
164-165.
61. Adrien
Dansctte, op. cit., p. 29.
Los Jesuitas en
Francia Desde 1870 Hasta 1885 97
hijos de las clases medias y a más de un
millón y medio de niños de la gente común.
No es de sorprender que esa situación pusiera al régimen
republicano a la defensiva. En 1879, Jules Ferry propuso una ley para eliminar
al clero de los Concilios para la Educación Pública, en los que fue incluido
por las leyes de 1850 y 1873. De ese modo, el estado recuperaría el derecho
exclusivo para evaluar los títulos de los maestros. El artículo 7 de esa ley
también especificaba: nadie se le permitirá participar en la enseñanza pública
o libre si pertenece a una congregación religiosa no autorizada"
"Ese
famoso artículo 7 apunta a los jesuitas antes que a ninguna otra persona. Los
sacerdotes del decanato de Moret (Seine-et-Marne) dcclararon entonces que
"estaban de parte de todas las comunidades religiosas, incluyendo a los
venerables Padres de la Compañía de Jesús". "Atacarlos —escribieron—
es atacamos a nosotros mismos". La confesión es clara.
El abad
Brugerette, que escribió ese pasaje, describe la resistencia que ofrecieron los
católicos contra lo que él llama "un ataque traicionero", pero
agrega:
*'El clero
aún ignora ef inmenso progreso del laicado; no ha comprendido que, por su
oposición a ios principios de 1789, ha perdido toda influencia profunda sobre
la dirección del espíritu público en Francia" -62
El senado rechazó el artículo pero Jules Ferry invocó las
leyes existentes respecto a las congregaciones.
"En consecuencia,
el 29 de marzo de 1880, el "Joumal Officiel" contiene dos decretos
obligando a los jesuitas a separarse, y a todas las congregaciones no
autorizadas, de hombres y mujeres, a obtener
reconocimiento y aprobación para sus regulaciones y estado legal dentro
de tres meses..."
Sin demora se organizó un movimiento de oposición. Según
Debidour, "la iglesia, profundamente herida, se levantó". Después del
11 de marzo, León XIII y su nuncio expresaron una protesta...
"Ahora
les toca a todos los obispos defender enérgicamente a las órdenes
religiosas"
No obstante,
los hijos de Loyola fueron expulsados. Veamos lo que dice el abad Brugerette al
respecto: "A pesar de todo, los jesuitas,
62-63. Abad op. cit., pp, 164-167, 176, 185.
98
expertos en volver a entrar por las
ventanas cuando son lanzados por la Querta,.ya habían
dejado sus colegios bajo el control de laicos o religiosos seculares. Aunque no
residían en esos colegios, a ciertas horas del día se les veía llegar para
desempeñar responsabilidades de dirección y supervisión" .64
Sin embargo, se descubrió el engaño y finalmente se
cerraron los colegios jesuitas.
Los decretos de 1 879 se hicieron cumplir en 32
congregaciones que rehusaban someterse a las disposiciones legales. En muchos
lugares los militares realizaron la expulsión mediante la fuerza de las armas,
ante la oposición de feligreses incitados por los Padres. Éstos no sólo se
negaron a solicitar la autorización legal, sino que rehusaron firmar una
declaración negando toda oposición al régimen republicano. Esto habría bastado
para que Freycinet —entonces presidente del Concilio y que los apoyaba. pudiera
"tolerarlos" aún. Cuando las órdenes decidieron firmar esta
declaración formal de lealtad, la maniobra ya había sido anulada y Freycinet se
vio forzado a renunciar, por haber intentado negociar este acuerdo contra los
deseos del parlamento y de sus colegas del gabinete.
Respecto a la declaración que las órdenes religiosas
debían firmar y que consideraron repulsivas, el abad Brugerette comenta:
"Esta
declaración de respeto por las instituciones que Francia se concedió a sí
misma... quizá parezca benigna e inofensiva hoy, a] compararla con el solemne
juramento de lealtad demandado a los obispos alemanes por el concordato del 20
de julio de 1933, entre la Santa Sede y el Reich.
"Artículo 16: Antes de tomar posesión de su diócesis,
los obispos jurarán lealtad ante el presidente del Reich o un
'Reichsstatthalter' en los siguientes términos:
"Ante Dios y sobre las Sagradas Escrituras, juro y
prometo, como un obispo debe hacerlo, lealtad al Reich alemán y al Estado. Juro
y prometo respetar, y hacer que mi clero respete, el gobierno establecido seoún
las leyes constitucionales. Como es mi deber, trabajaré por el bien y los
intereses del Estado alemán; en el ejercicio del santo ministerio que se me ha
confiado, trataré de detener todo Io que sea perjudicial para él"
Existe una gran diferencia
entre la mera promesa de no oponerse al
64-65. Abad Brugerette. op. cit., ll, pp, 164-167,
176, 185.
en
Francia Desde 1870 Hasta 1885 99
régimen de Francia, i
La diferencia es tan grancle ct.)1110 la ue existía entre los dos rc ímenes: uno
democrático y liberal, odiado por la Iglesia Romana: y el otrg totalitario
brutalmente intolerante deseado establecido r los esfuerzos unidos de Franz von Pa
en camarlen o secreto del -@P.a.a.-.Ydel
monseñor Pacelli nuncio en Berlín futuro Pío XII.
Brugerette, tras declarar que se había logrado el objetivo
del gobierno en cuanto a la Compañía de Jesús, admite:
"No podríamos decir que se destruyó la institución
de las congregaciones. No se les hizo nada a las congregaciones de mujeres; y
las autorizadas, "tan peligrosas como las otras por el espíritu aún
estaban firmes. Sabíamos también que casi todas las congregaciones de varones,
expulsadas de sus casas por los decretos de 1880, silenciosamente habían
retomado a sus monasterios' 66
Sin embarao, la tregua no duró mucho tiempo,
El objetivo del estado de cobrar impuestos, y el derecho de sucesión sobre la
riqueza de las comunidades eclesiásticas, provocaron una protesta general entre
ellas ya que no tenían intención alguna de sujetarse a la ley común. "La
organización de la resistencia fue obra de un comité dirigido por el padre
Bailly, asuncionista; Stanislas, capuchino; y Le Dore, superior de los
eudistas... El padre Bailly estaba reavivando el enorme celo del clero al escribir:
'Como San Laurencio, los monjes y monjas deben retornar al potro o a las
empulgueras antes que rendirse" .67
Como por accidente, Bailly, principal motivador de ese
"gran celo", era asuncionista o, en realidad, jesuita camuflado.
Respecto al potro y las empulgueras, podríamos haberle recordado al Padre que
esos instrumentos de tortura son parte de la tradición de la Santa Sede, no del
estado republicano.
Finalmente*
las congregaciones pagaron —aproximadamente la mitad de lo que debían— y el
mencionado abad admite que "nada impidió que prosperara el trabajo que
corno bien podemos imaginar.
No podemos
explicar en detalle las leyes de 1880 y 1886 que aseguraban la neutralidad
confesional de los colegios estatales. Esa
"secularización" 67a natural para toda mente tolerante, fue rechazada por la Iglesia Romana, or ser un intento abominable de for
ar i
66-67. Ibid.,pp. 185, 196, 191.
67a. Véase Jan Cotereau, "Anthologie des grands textes
laiques" Fischbacher).
100 La
Historia Secreta de los Jesuitas
conciencias —algo que ella ha hecho
siçmpçe, Sólo se podía esperar gue
luchara .por ese lïamado "derecho" con la misma violencia con_gue
defendía sus privilegios financieros.
En 1883, laeconzregación
romana del índice inspirada por el jesuitismo— entra en la lucha*
condenando ciertos textos escolares sobre moral y enseñanza cívica. Por
supuesto, el asunto es grave: uno de los autores, Paul Bert, se atrevió a
escribir que aun la idea de los milagros "debe desaparecer de la mente
crítica". Por tanto, más de 50 obispos promulgaron el decreto del índice
con comentarios explosivos. Uno de ellos, el
monseñor Isoard declar en su c' a ast ral febrero
de 1883 que a los maestros. padres e hijos que rehúsen destruir estos libros se les prohibirá
participar de los sacramentos.67b
Las leyes de 1886, 1901 y 1904, al declarar que ningún
puesto de enseñanza podía ser ocupado por miembros de congregaciones
religiosas, también iniciaron una corriente de protestas del Vaticano y del
clero "francés". En realidad, los monjes y monjas que eran maestros
sólo tenían que "secularizarse". Con esas disposiciones legales, el
único resultado positivo fue que los profesores de las escuelas llamadas
"libres" debían estar bien cualificados pedagógicamente. Esto fue
favorable ya que, antes de la última guerra, en Francia había 11655 escuelas
católicas de primaria, con 824,595 alumnos.
Respecto a los colegios "libres", en especial los
de jesuitas, si el número está disminuyendo se debe a diversos factores que
nada tienen que ver con los problemas Eegales. La superioridad de la enseñanza
universitaria, reconocida por la mayoría de los padres de familia, y el hecho
de que no cambia, son las causas principales de su creciente popularidad.
Además, la Sociedad de Jesús voluntariamente ha reducido e] número de sus
escuelas.
67b. Véase Jean Cornec, "LaicE' (París: Sudel).
101
Parte IV
Capítulo 8
Los Jesuitas, el General Boulanger y el Caso Dreyfus
La hostilidad de la que el partido religioso pretendía ser
víctima a fines del siglo 19, de parte del estado republicano, no habría
carecido de justificación; aunque esa hostilidad* o más bien desconfianza,
había sido aun más evidente. Según el abad Brugerette, oposición clerical al
régimen que Francia misma se impuso, se manifestó en toda oportunidad. En 1873*
a pesar del fuerte apoyo dcl c]cro, fracasó el intento de restaurar la
monarquía con el conde de Chambord, porque quien pretendía el trono rehusó adoptar
la bandera tricolor que, según él, era emblema de la Revolución.
"Tal como se ve, el catolicismo
parece estar ligado a la política, o a cierta clase de política... En las
regiones católicas del oeste y del sur, la lealtad a la monarquía se transmitió
de generación a generación en las antiguas familias de la nobleza, así como en
las clases medias y el pueblo común. Su nostalgia por un antiguo régimen
idealizado, y visualizado en una Edad Media épica, se combinaba con los deseos
de católicos fervientes, cuya principal preocupación era salvar la religión.
Éstos apoyaron a Veuillot* con la legítima y devota familia real de Chambord,
considerando que era la forma de gobierno más favorable para la iglcsia. En la
difícil situación después de la guerra, de la unión de estas fuerzas políticas
y religiosas nació una forma de misticismo reaccionario, ejemplificado
perfectamente por el monseñor Pie, obispo de Poitiers, y su mejor encamación en
el mundo eclesiástico: "Francia, que espera otro líder y pide un gobernante... recibirá
de Dios otra vez. ue ca 6 de sus manos or un
tiem o', en aquel día cuando aprenda nuevamente
a ponerse de rodillas" .68
Este cuadro, descrito por un historiador católico, es
significativo. Ayuda a comprender los sucesos que, años después, siguieron al
fallido intento de restauración en 1873.
68. Adrien Dansette, op. cit., pp. 37-38.
102
El mismo historiador católico describe así la actitud
política del clero en aquel tiempo:
"En el pcríodo de elecciones, los presbiterios se
convierten en centros para los candidatos reaccionarios; los sacerdotes y
ministros llaman a los hogares para hacer propaganda electoral, difamando a la
República y sus nuevas leyes pedagógicas. Declaran que quienes votan por los
librepensadores, el gobierno actual o los masones, descritos como 'bandidos*,
'gentuza' y 'ladrones', son culpables de pecado mortal. Alguien declara que una adúltera será perdonada más fácilmente que los
aue envían a sus hijos a escuelas laicas; otro dicc que es mejor estrangular a un niño que apoyar a] régimen;
un tercero dice que no administrará los últimos sacramentos a quienes voten por
los partidarios del régimen. Las amenazas se cumplen: los negociantes
republicanos y anticlericales son boicoteados: se niega toda ayuda a la gente
necesitada; y los trabajadores son despedidos" 69
Estos excesos, cometidos por un clero cada vez más dominado por
el ultramontanismo jesuita, resultan aun menos aceptables por provenir "de
religiosos pagados por el gobierno, puesto que el Concordato aún está
La mayoría de
la gente no está feliz con esta presión sobre las conciencias, como lo expresa
cl mencionado autor:
"Como vimos, el pueblo francés en general es indiferente
a asuntos religiosos, y no
podemos confundir la observancia heredada de prácticas religiosas con una fe
verdadera... La realidad es que el mapa político de Francia es idéntico a su
mapa religioso... podemos decir que en las regiones donde es fuerte la fe, el
pueblo francés vota por candidatos católicos; en otras partes, eligen deliberadamente
a diputados y senadores anticlericales... No desean el clericalismo, que es el
ejercicio de autoridad eclesiástica en asuntos políticos, llamado comúnmente
'gobierno de los sacerdotes'.
"Muchos católicos consideran suficiente que el sacerdote
—un hombre problemático'— mediante sus sermones y las prescripciones del
confesionario, interfiera en la conducta de los fieles, examinando
pensamientos, sentimientos, actos, alimentos y bebidas, y aun las intimidades
de la vida matrimonial. Quieren limitar su imperio, preservando al menos la
independencia que tienen como ciudadanos"
.70 Nos gustaría ver tan vivo hoy ese espíritu de independencia.
69-70* Ibid., 11, pp, 46-48.
103
Pero, a pesar de la opinión de los "muchos
católicos", los ultramontanos no depusieron las •c:Œmas; en cada
oportunidad continuaron luchando contra el odiado régimen, Por un tiempo
pensaron que habían hallado al "hombre providencial" en la persona
del general Boulanger, el Ministro de Guerra en 1886. Este, que había organizado
muy bien su propaganda personal, parecía ser un futuro dictador.
"Había un acuerdo tácito —escribió Adrien Dansette—
entre general y los católicos, y fue evidente en el verano... También concluyó
un acuerdo secreto con miembros realistas del parlarnent0* con•u::) el barón de
Mackau y el conde de ÌvTun, fieles defensores de la iglesia en asanlblea...
"Conslans, el flemático Ministro del Interior, arnenazó
arrestarlo y, cl 1 de abril, el candidato a dictador escapó a Brusc]as con su
amante.
"Desde ese momento, el boulangismo decayó rápidamente.
Francia no había sido tomada y sc recuperó... El boulangisrno ('ue derrotado en
las elecciones el 22 de septicmbrc y cl 6 de octubre dc 1889..."71
El mismo historiador describe la actitud del papa de aquel
tiempo respecto a ese aventurero. El papa era León XIII, quien en 1878 había
sucedido a Pío IX, el papa del Syllabus, y que pretendió aconsejar a los
fieles de Francia para que se unieran al
régimen republicano:
"En agosto (1889), el embajador alemán ante el Vaticano
quiso que el papa viera en el general (Boulanger) al hombre que derrocaría a la
República de Francia y restablecería el trono. En un artículo, el 'Monitor de
Roma' imaginó que el candidato dictatorial tomaría el poder y la iglesia 'podría
beneficiarse grandemente' El general Boulanger
envió a uno de sus ex oficiales a Roma con una carta para León XIII,
prometiéndole 'que el día cn que é] sostuviera en sus manos la espada de
Francia, haHa todo lo posible para que se reconocieran los derechos del papado"' 72
Así era este pontífice_iesuita. i'Los clérigos
inÇ•ansigentes se oponían a su suouesto
"liberalismo" excesivp!
La crisis boulangista reveló lo que el
partido religioso había hecho . contra la República laica bajo el disfraz del nacionalismo. Pero, a pesar de
todo, por la falta de carisma del personaje principal y la oposición de la
mayoría en el país, el intento fracasó, Aún así, las tácticas chauvinistas
habían demostrado ser efectivas, sobre tado en París, y las usalían otra vez en
una mejor oportunidad. Esta se presentó —¿o fue provocada? — y, por supuesto,
los discípulos de Loyola encabezaron. el
71-72, Ibid, pp,
104 La
Historia Secreta de los Jesuitas
movimiento. "Sus amigos están aquf',
escribió Pierre Dominique, "una nobleza intolerante, una clase media que
rechaza a Voltaire, y muchos militares. Trabajarán especialmente en el
ejército, y el resultado será la famosa alianza
de 'la espada v el rociador de agua bendita'.
"En 1890 ya no gobernaban la conciencia del rey de
Francia, sino al Estado Mayor o por lo menos a su jefe; luego, estalló el caso
Dreyfus, una guerra civil que dividió a Francia" 13
El historiador católico Dansette resume así
el inicio del problema:
"El 22 de diciembre de 1894, el capitán de artillería
Alfredo Dreyfus es declarado culpable de traición y condenado a ser deponado,
para scr dado de baja y recibir cadena perpetua. Tres meses antes, nuestro
Servicio de Inteligencia había descubierto en la embajada alemana una lista de
documentos refercntcs a la defensa nacional; había cierta similitud cntre la
letra del capitán Dreyfus y la de la lista. De inmediato el Estado Mayor
exclamó: 'Es él; es el judío'. Esta era sólo una suposición, ya que la traición
no tenía explicación sicológica (Dreyfus tenía buena reputación, riqueza y una
vida ordenada). El desafortunado hombre fue encarcelado. Un tribunal militar lo
condenó tras una investigación tan rápida y parcial que el juicio tuvo que
haber sido preconcebido. Peor aún, después se supo que a los jueces se les
había entregado un documento sin que lo supiera el abogado del acusado...
"Pero,
se filtró más información en el Estado Mayor después del arresto de Dreyfus. El
comandante Picquart, director del Servicio de Inteligencia después de julio de
1895, supo de un proyecto llamado "petit bleu" (cartas urgentes)
entre el agregado militar alemán y el qomandante francés Esterhazy (de origen
húngaro). Este hombre de mala reputación sólo expresaba odio y desprecio hacia
su país de adopción. Pero el comandante Henry, oficial del Servicio de Inteligencia, agregó al expediente de Dreyfus —como veremos—
un documento que, de ser genuino, sería devastador para el oficial judío;
también borró y volvió a escribir el nombre de Esterhazy en las "cartas
urgentes", para dar la impresión de que el documento era falso. Por tanto, Picquart cayó en desgracia en noviembre de
1896".74
La desgracia del director del Servicio de Inteligencia se
comprende fácilmente: su celo por disipar las tinieblas acumuladas fue
excesivo.
El testimonio más confiable se encuentra en "Carnets de
73. Pierre
Dominique, op. cit. p. 239.
74. Adrien
Dansette, ibid., pp. 263-264.
105
Schwartzkoppen", publicado después de
su muerte en 1930. El autor — entonces, primer agregado militar de la embajada
alemana en París— no recibió de Dreyfus los documentos secretos sobre la
defensa nacional francesa, sino de Esterhazy.
"Un tiempo antes, en julio, Picquart pensó que era
tiempo de advertir por carta al jefe del Estado Mayor, que estaba entonces en
Vichy, respecto a sus sospechas acerca de Esterhazy. La primera reunión ocurrió
el 5 de agosto dc 1896. El general Boisdeffre aprobó todo lo que Picquart había
hecho hasta ese momento acerca de este caso, y le dio permiso para llevar a
cabo su investigación,
"Al Ministro de Guerra, el general Billot, también se le
informaron desde agosto las sospechas de Picquart; y él aprobó las medidas
tomadas por éste. Esterhazy, a quien yo había dado de baja, usando sus
conexiones con el diputado Jules Roche, intentó que Io asignaran al Ministerio
de Guerra para tratar de estar en contacto conmigo otra vez, y había escrito
cartas al Ministro de Guerra y a su edecán. A Picquart le entregaron una de
esas cartas y, por primera vez, vio que su letra era igual a la de la
"lista". Le mostró una foto de esa carla a Du Paty y a Bertillon, por
supuesto, sin decirles quién la había escrito... Bertillon dijo: "iEs la
misma letra de la
"Al no estar tan convencido ya de la culpabilidad de
Dreyfus. Picquart decidió consultar el "pequeño archivo" que se había
dado sólo a los jueces. El archivero Gribelin se lo entregó. Era de noche. Al
quedarse solo en su oficina, Picquart tomó el sobre abierto de Henry, donde
estaba la firma de éste escrita con lápiz azul... Grande fue su asombro al
darse cuenta de que esos documentos carecían de validez e importancia; ninguno
podía aplicarse a Dreyfus. Por primera vez supo que el hombre que estaba
cumpliendo una condena en la Isla del Diablo, era inocente. Al día siguiente,
Picquart escribió una carta al general Boisdeffre, exponiendo todos los cargos
contra Esterhazy y lo que había descubierto recientemente. Cuando leyó acerca
del "archivo secreto", el general exclamó: "¿Por qué no lo
quemaron como se acordó?" 76
Von Schwartzkoppen
escribió también: "Mi posición se volvió extremadamente incómoda. El
dilema era: ¿Debo decir la verdad y reparar así el honible error, liberando al
pobre hombre inocente? Si hubiera podido hacer lo que deseaba. ¿ciertamente
habría hecho eso!
75, "Les Carnets de Schwanzkoppen" (París:
Rieder, 1933), pp. 147-148, 162.
76. Armand Charpentier, "Histoire de l'affaire
Dreyfus" (Fasquelle, 1933), p. 73,
106
Examinando el asunto en detalle. llegué a
la conclusión de que no debía involucrarme, porque, en esas circunstancias,
nadie me hubiera creído; además. las consideraciones diplomáticas impedían tal
acción. Tomando en cuenta que el gobierno francés podía tornar las medidas
necesarias para aclarar e] asunto y reparar la injusticia, decidí no hacer
nada" -77
"Podemos ver en acción las tácticas del Estado
Mayor", dice Dansette. '*Si Esterhazy es culpable, los oficiales que
causaron la condena ilegal de Dreyfus, y sobre todo el genera] Marcier
—Ministro de Guerra en aquel tiempo— son también culpables. Los intereses de]
ejército requieren cl sacrificio de Dreyfus; no debemos interferir con la
sentencia de 1894",78
Aún parece increíble que usaran tal argumento para justificar
—si osamos expresarlo así— una condenación tan inicua. Y eso ocurrió durante
todo el caso, que recién empezaba. Por supuesto, nos encontrábamos entonces en
una fiebre antisemita. Las disertaciones violentas de Eduardo Drumont, en
"Librc Parole", cada día presentaba a los hijos de Israel como
agentes de la corrupción y disolución nacionales. El prejuicio desfavorable que
creaba, incitaba a un gran sector de la opinión pública a creer. a priori, que
Dreyfus era culpable. Pero después, cuando la inocencia del acusado fue
evidente, aún se mantenía el terrible argumento de la "infalibilidad"
del tribuna] militar, y desde ese momento lo hicieron con un cinismo declarado.
¿Estaba inspirando el Espíritu Santo a esos jueces
uniformados que no podían cometer ningún error? Sería tentador creer en esa
intervención celestial tan similar a la que garantiza la infalibilidad papal—
al leer acerca del padre jesuita Du Lac, que tuvo mucho que ver con el caso:
"Él
dirigió el colegio de "Rue des Postes", donde los jesuitas preparaban
a los candidatos para las escuelas más grandes. Era un hombre muy inteligente
que tenía conexiones importantes. A Drumont, confesor de Boisdeffre y De Mun,
lo convirtió en jefe del Estado Mayor del ejército, y Io veía todos los días"
,79
El abad Brugerette también menciona los hechos que cita
Joseph Reinach: "¿No cs este padre Du Lac —que convirtió a Drumont y lo
instó a escribir 'La Francia Judía' — quien proporcionó los medios para crear
la 'Libre Parole'? ¿No ve el general Boisdeffre al famoso jesuita
77. "Les Carnets dc Schwartzkoppen" (París:
Rieder, 1933), pp. 147-148, 162.
78 . Adrien Dansettc, ibid., pp. 263-264.
79, Pierre Dominique, op. cit.* p. 240,
107
todos los días? El iefe del Estado Mayor no
toma ninguna decisión sin antes consultar a su director" .SO
Allí, en la Isla del Diablo, merecedora de su nombre en ese
clima mortal, la víctima del atroz complot fue tratado con extrema crueldad, ya
que la prensa antisemita había difundido la noticia dc que había intentado
escapar. El Ministro para Colonias, Andre Lebon, dio órdenes tomando en cuenta
ese informe.
"El domingo 6 de septiembre por la mañana, el carcelero
principal, Lebar, informó al prisionero que desde ese momento no podría caminar
por e] área de la isla que estaba reservada para él, quedando confinado a su
cabaña. Al anochcccr le informaron que permanecería encadenado toda la noche.
Al pie de su cama, hecha con tres tablas, colocaron dos cadenas dobles de
fierra que rodeaban los pies del convicto. Era un castigo do]oroso,
especialmente en las noches tórridas"
"Al amanecer, los guardias le quitaban las cadenas al
prisionero, quien temblaba al ponerse de pie. Puesto que tenía prohibido salir
de la cabaña, allí debía permanecer día y noche. Al anocheccr lo encadenaban
otra vez. Esto se repitió durante 40 noches. Después de un tiempo, sus tobillos
estaban cubie?tos de sangre y tuvieron que vendárselos. Sus guardias, por
compasión, secretamente le cubrían los pies con telas antes de ponerle las
cadenas"
Sin embargo, el convicto aún proclamaba su inocencia. A su
esposa le escribió: "En algún lugar, en esta hermosa y generosa tierra de
Francia, debc haber un hombre honesto con el valor suficiente para buscar y
descubrir la verdad"
De hecho, verdad ya no estaba en duda. Lo que faltaba era la
voluntad para dejar que saliera a la !uz. E] abad Brugerette da testimonio al
tespecto:
"Las presunciones de inocencia en favor del convicto que
está en la Isla del Diablo se multiplican en vano. Las declaraciones de Bulow
en la Cámara Baja del Parlamento, y las que transmitió su embajador Munster al
gobierno francés, también afirman en vano la inocencia de Dreyfus. Esta
inocencia fue proclamada también por cl emperador Guillaume, y se confirmó
cuando Schwarzkippen (el agregado militar alemán) fue llamado a Berlín tan pronto
como Esterhazy fue acusado por Mathieu Dreyfus (hermano del convicto). El
Estado Mayor aún se
80. Abad
Brugerette, op. cit., II, pp. 454, 432, 467.
81. Armand
Charpentier, op. cit„ 75,
"Lettres d'un innocent" (enero y febrero de
1895).
108 La
Historia Secreta de los Jesuitas
opone a reexaminar el juicio... Alguien
está haciendo todo lo posible para encubrir a Esterhazy. Se le transmiten
documentos secretos para su defensa, y no se pennite comparar su letra con la
de la *lista'
"Al estar protegido de ese modo, el villano Esterhazy
tiene la audacia de solicitar un juicio ante el consejo de guerra. Allí, el 17
de enero de 1898, sc le absuelve unánimemente después de una deliberación que
duró tres minutos".83
Debemos mencionar que, unos meses después, cuando el coronel
Henry fue declarado culpable dc falsificación, Esterhazy huyó a Inglaterra;
finalmente confesó ser el autor de la famosa "lista" atribuida a
Dreyfus.
No es posible mencionar aquí todo Io sucedido en este
drama; los numerosos documentos falsos que se presentaron para tratar de
encubrir una verdad obvia; la destitución del jefe del Estado Mayor; la caída
de ministros; el suicidio de Henry que, estando preso en el monte Valerien, se
cortó la garganta, así con su sangre la confesión de su culpabilidad.
En diciembre de 1898, la prensa alemana publicó esta nota
semioficial: "Las declaraciones del gobierno imperial han mostrado que
ningún personaje alemán, de alto o bajo rango, tuvo asociación alguna con
Dreyfus. Por tanto, desde el punto de vista de Alemania, no vemos inconveniente
en que se publique el archivo secreto completo" -84
Finalmente,
la corte decidió que se reabriera el caso. Dreyfus compareció otra vez ante el
consejo de guerra en Rennes, el 3 de junio de 1899, marcando el inicio de otra
tortura. "Él no pudo haber imaginado que enfrentaría mayor odio que cuando
se fue, y que sus ex jefes, conspirando para enviarlo otra vez a la Isla del
Diablo, no tendrían compasión de ese pobre ser desafortunado que creía haber
sufrido todo lo que se puede soportar"-85
"Por
tanto", escribió el abad Brugerette, "el consejo de guerra en Rennes
sólo agregó otra injusticia al juicio inicuo de 1894. Lo ilegal del juicio, la
culpabilidad de Esterhazy, y las maniobras criminales de Henry fueron evidentes
durante las 29 sesiones del juicio en Rennes, Pero el consejo de guerra...
juzgó a Dreyfus por cargos de espionaje de los cuales jamás se le había acusado
ni se había informado. Le atribuyeron todas las filtraciones previas de
información, presentando documentos totalmente ajenos a él... Al finaL y contra
nuestras
83. Abad
Brugerette, op. cit., II , pp. 454, 432, 467.
84. Maurice
Paleologue, "Journal de l'Affaire Dreyfus" (París: Plor¼ 1955), p.
149.
85 Abad Burgerette, ibid-
109
tradiciones legales, se le demandó a
Dreyfus mismo que probara que él no había entregado tal documento o papel, como
si no fuera responsabilidad del fiscal presentar las pruebas del crimen"
La parcialidad de los acusadores de Dreyfus era tan obvia que
se levantó la opinión pública fuera de Francia. En Alemania, el diario
semioficial "Cologne Gazette" publicó dos artículos durante el juicio
—16 y 29 de agosto— , en los que leemos: "Después de las declaraciones del
gobierno alemán y los debates de la corte suprema de apelaciones en Francia, si
alguien aún cree que Dreyfus es culpable, sólo podemos decir que esa persona
debe estar mentalmente enferma o que, en forma deliberada, quiere que un
inocente sea condenado"
Sin embargo, el odio, lo absurdo y el fanatismo no perdieron
fuerza por ello.
Incluso usaron otros documentos falsos para remplazar los que
habían perdido credibilidad. Es decir, fue una burla siniestra. Dreyfus fue
condenado a IO años de prisión, icon circunstancias atenuantes!
"Este uicio lamentablc rovocó asombro e indi nación en
todo el mundo, y el desprecio contra Francia.
¿Quién podría haber imaginado
tan terrible dolor?" exclamó Clemenceau
al leer los diarios de Inglaterra y Alemania, Se necesitaba misericordia.
Dreyfus la aceptó para "continuar", dijo él, "procurando que se
revocara el terrible error militar del que era víctima". "Para tal
revocaciónt de nada valía esperar la justicia de los concilios de guerra. i Ya
se había visto esa justicia en acción! Una vez más tuvo que actuar la corte
suprema de apelaciones que, después de una cuidadosa investigación y
prolongados debates, anuló definitivamente el veredicto de Rennes. Unos días
después, por voto solemne, la asamblea y el senado readmitieron a Dreyfus en el
ejército, condecorándolo después con la Legión de Honor"
La revocación, lograda con tanto esfuerzo, se debió a hombres
"honestos y valientes", como los que esperaba ver en acción el
prisionero inocente en la Isla del Diablo, El número de esos hombres fue
aumentando a medida que la verdad salía a la luz. Cuando el consejo de guerra
absolvió tan rápidamente a) traidor Esterhazy, en enero de 1898, Emilio Zola
publicó en la "Aurore*', el diario de Clemenceau, su
86. Ibid.,ll,
pp. 469* 471-472.
87. Maurice
Paleologue, op. cit., p. 237.
88. "L'Aurore"
(14 de septiembre de 1899). ibid.
110
famosa carta abierta titulada "Yo
Acuso". Allí escribió: "Acuso al primer consejo de guerra de habcr
violado la ley% condenando a un acusado en base a un documento secreto, y acuso
al segundo consejo de guerra de haber encubierto esa ilegalidad, cometiendo
también un crimen jurídico al absolver conscientemente a un culpable".
Sin embargo, los
"caballeros" de la famosa Compañía estaban atentos para acallar todo
lo que pudiera instruir al público, El diputado católico De Mun llevó a
Zola ante la corte de casos criminales de Seine. Allí, el valiente escritor fue
condenado a un año de prisión —la sentencia máxima— tras ese juicio injusto.
La opinión pública fue enzañada tan astutamentc
por las protestas ds los "nacionalistas clericales", favorecieron
a estos
No obstante, la revelación pública de los documentos
falsos, la destitución dei jefe de Estado Mayor y la evidente parcialidad
criminal
de los jueces, les abrieron los ojos a Jos
que sinceramente buscaban la verdad. Estos, en forma casi exclusiva, eran
protestantes, judíos o laicos.
"En Francia, pocos católicos estuvieron de parte de
Dreyfus, y de ellos, pocos eran prominentes... La acción de ese pequeño grupo
no tuvo mayor repercusión. La conspiración de silencio lo rodeaba..." 90
"La mayoría de los sacerdotes y obispos aún están
convencidos de la culpabilidad de Dreyfus", escribió el abad Brugerette.
Georges Sorel declaró; "Mientras que el caso Dreyfus causó una división
entre todos los grupos sociales, e] mundo católico estuvo absolutamente unido
para oponerse a que se reexaminara el juicio", Peguy admitió: "Todas
las fuerzas políticas de la iglesia han estado siempre contra Dreyfus"
¿Necesitamos
recordar las listas de suscripciones que abrieron "La Libre Parole" y
"La Croix", en favor de la viuda del falsificador Henry que se
suicidó? Los nombres de muchos sacerdotes suscritos iban acompañados de
"comentarios no muy cristianos", como muestra Dansette al citar los
siguientes:
"El abad Cros pide una alfombra hecha con piel de judío,
para ponerla al lado de la cama y pisarla por la mañana y por la noche; un
joven sacerdote quiere destruir la nariz de Reinach con el tacón de su zapato;
tres sacerdotes desearían golpear la inmunda cara del judío Reinach" 91
90. Dansette,
op. cit., 11, pp. 275-2764
91 . Adrien op.
cit., 11, pp, 275-276.
el
Genera] Boulanger y el Caso Dreyfus 111
El clero secular mantenía cierta reserva, pero e] ambiente en
las congregaciones era más ponzoñoso:
"El 15
de julio de 1898* en la entrega de premios del Colegio de Arcueil, presidida
por el generalísimo Jamont (vicepresidente del
Consejo Superior de Guerra), rector de la Escuela Albert-le-Grand, dio un
discurso impetuoso. En él defendió el uso de la violencia contra aquellos que
cometieran el crimen de denunciar valientemente algún error militar..."
El elocuente monje dijo: "¿Debemos permitir que el
maìvado quede libre? i Por supuesto que no! El enemigo es el intelectualismo
que pretende menospreciar la fuerza, y los civiles que desean subordinar a los
militares. Cuando falla la persuasión* cuando
el 'amor' no es eficaz, debemos blandir la
espada, difundir el terror, cortar cabczasl declarar la guerra* atacar..."
"Este discurso se lanzó como un desafío a los que
simpatizaban con cl desafortunado convicto' '* 92
Pero* ¿cuántos de estos discursos hemos escuchado desde
entonces? Estos llamados a la represión sangrienta provenían de clérigos
gentiles, iespecialmentc durante la ocupación alemana! En cuanto a la
declaración de odio contra el intelectualismo, encontramos el eco perfecto en
ta afirmación de cierto general: "Cuando alguien habla de inteligencia,
saco mi revólver".
estrwr os pensarmenlos por ]a fuerza es
un. principio de la Iglesiai Romana que -nunca ha cambiado.
Sin cmbargo,
el abad BrugercLte se asombra al ver que el clero continuó creyendo en la
culpabilidad de Drcyfus: "Un evento tan importante v dramático, que llegó
como un trueno en el ciclo azul e iluminó al Departamento respecto a las falsificaciones
hechas cn el Estado Mayor, debió abrirles los ojos, aun a los que no querían
descubrir ]a verdad. Nos referimos a las falsificaciones hechas por Henry...
"¿No era
tiempo de que el clero y los católicos franceses repudiaran un error que se
había prolongado demasiado? ... Los sacerdotes y feligreses hubieran podido ir
juntos, y en la última hora, como los obreros mencionados en los evangelios,
hubieran aumentado las filas de los defensores de justicia y la verdad... Pero,
los hechos más evidentes no siempre iluminan
las mentes dominadas por prejuicios,
op. cit., II, p. 451 .
112
porque éstos se
oponen al examen y, por su naturaleza. se rebelan çontra las evidencias" .93
iCuánto se esfuerzan para mantener en e! error a los católicos! '¿Podían
ellos imaginar que la prensa los estaba engañando vergonzosamente, encubriendo
todas las pruebas de inocencia, los testimonios en favor del convicto de la
Isla del Diablo, y que estaba decidida a impedir el curso de la justicia por
todos los medios?"94
Al frente de esa prensa estaban "La Libre
Parole", creada con ayuda del padre jesuita Du Lac, y "La
Croix", del padre asuncionista Bailly. Siendo
la orden de la Asunción una rama camuflada de la Compañía de Jesús tenemos ue
atribuirle el inicio el desarrollo de la cam aña contra Drey.fus.
El padre Lecanuet, un testigo no muy suspicaz, escribió
osadamente: "Los historiadores del Caso denuncian a las congregaciones, en
especial a los jesuitas. Y, debemos admitir que éstos recibieron los primeros
ataques con una temeridad imprudente" 95
"Casi todos los periódicos católicos provinciales,
como 'Nouvelliste' de Lyon, que son informativos y muy leídos, participan en
ese oscuro complot contra la verdad y la justicia. Al parecer, la consigna era impedir que llegara la luz
para mantener al público en oscuridad".96
En
realidad, se necesitaría una ceguera peculiar para no discernir, tras el furor
demostrado por "La Croix" en París y en las provincias, la "consigna" que mencionó el abad Brugerette. Y uno
tendría que ser también muy ingenuo para no darse cuenta del origen.96a
Dansette
dice: "La Orden Asuncionista en general, y con ella la iglesia, quedan
expuestas por la campaña de 'La Croix' El padre Bailly se jacta de que el
'Santo Padre' lo aprueba" -97 iRealmente no hay duda alguna
respecto a esa aprobación! ¿No fueron los jesuitas —a quienes los asuncionistas
prestan su nombre— los instrumentos políticos del papa desde que se fundó la
Orden? Tenemos que sonreír frente a la historia astutamente difundida —y
repetida por los historiadores apologistas— de que León XIII, al parecer, había
"aconsejado moderación" a los directores de "La Croix".
93-94* Ibid., pp. 443-444, 448*
95. Padre
Lecanuet, "Les Signes avant-coureurs de la Separation", p. 179.
96. Ibid., pp.
443-444, 448.
96a. El diario "La Croix" se publicaba
entonces ampliamente (nota del autor).
97. Adrien
Dansette, op. cit. p. 277.
el
General Boulanger y el Caso Dreyfus 113
Es una treta clásica, pero aún eficaz.
iAlgunas personas todavía creen que la voz oficial de la Santa Sede tiene
cierta independencia!
Veamos lo que publicó en Roma la "Civilta
Cafiolica", publicación oficial de los jesuitas, bajo el título "El
caso Dreyfus"•
"La
emancipación de los judíos fue resultado de los llamados principios de 1789,
cuyo yugo pesa fuertemente sobre los franceses... Los judíos tienen en sus
manos a la República, que es más hebrea que francesa... El judío fue creado por
Dios para ser usado como espía dondequiera que se planea una traición... Los
judíos no sólo deben ser eliminados de Francia, sino también de Alemania,
Austria e Italia. Luego, al restablecerse la gran armonía de tiempos pasados,
las naciones otra vez hallarán la felicidad que perdieron" 98
En capítulos previos, dimos un breve resumen de la
"gran armonía" y "felicidad" que disfrutaban las naciones
cuando los hijos de Loyola escuchaban confesiones e inspiraban a los reyes.
Como acabamos de ver, también reinaba la "armonía" cuando ellos eran
confesores y consejeros de los jefes del Estado Mayor.
Según el abad Brugerette, el general Boisdeffre,
penitente del jesuita Du Lac, experimentó el sabor amargo como otros antes de
él, al ser engañados por estos "directores de conciencias". Las
confesiones del falsificador Henry lo obligaron a renunciar. "Siendo un hombre
honesto, declaró que había sido 'vergonzosamente engañado', y quienes lo
conocían estaban conscientes de su amargura por el complot del que había sido
víctima" .99.
Bmgerette agrega que Boisdeffre cesó toda comunicación con su
ex confesor; "incluso cuando estaba muriendo, rehusó verlo otra vez".
Después de leer esto, escrito y publicado en la
"Civilta Cattolica", no es necesario seguir hablando de la
culpabilidad de la Orden. Concordamos con lo que Reinach escribió entonces:
"Como ven, los jesuitas planearon este caso siniestro. Y, para ellos,
Dreyfus es sólo un pretexto. Lo que quieren, y ellos lo admiten, es reprimir al
laicado y controlar la Revolución Francesa... abolir a los dioses extranjeros y
los dogmas de 1789"
Está muy claro. Pero* como algunos insisten —contra
todas las evidencias— que quizá hubo un desacuerdo entre el papa y su ejército
secreto, entre las intenciones de uno y las acciones del otro. es fácil probar
que eso no tiene fundamento. El caso de Bailly revela mucho al respecto.
98.
"Civilta Cattolica" (5 de febrero de 1898),
99.
op. cit., II, pp. 435, 454.
1 14 los
¿Qué leemos en "La Croix" del 29 de mayo de
1956? Nada menos que esto: "Como anunciamos, Su Eminencia cardenal Feltin
ordenó que se investigaran los escritos del padre Bailly. Éste fundó nuestra
publicación y la 'Maison de la Bonne Press'. El texto de tal ordenanza, fechada
el 15 de mayo de 1956, dice:
'Yo,
Maurice Feltin, por la gracia de Dios y de la Santa Sede apostólica,
cardenal-sacerdote de la Santa Iglesia de Roma cuyo título es Santa María de la
Paz, arzobispo de París.
'En vista dcl plan que presentó la Congrcgación de los
Agustinos de la Asunción, y aprobado por nosotros, para introducir en Roma la
causa del siervo de Dios, Vincent-de-Paul Bailly, fundador de La Croix y Bonne
Press.
*En vista
de las disposiciones... e instrucciones dc la Santa Sede respecto al acto de
beatificación e investigación dc los escritos de siervos de Dios:
'Hemos ordenado y ordenamos lo siguiente: Todo el que
conoció a este siervo de Dios o que pueda decirnos algo especial acerca de su
vida, debe hacérnoslo saber... Todo el que posea escritos de cste siervo de
Dios debe entregárnoslos antes del 30 de septiembre de 1956, ya sean libros
impresos, notas cscritas a mano, cartas, memorandos.„ aun instrucciones o
consejos no escritos por él, pero que él dictó... Para todas estas
comunicaciones designamos al canónigo Dubois, secretario de nuestro arzobispado
y promotor de fe para esta causa" . 100
He aquí un "siervo de Dios" que recibiría, en
forma de halo, la justa recompensa por sus servicios leales. Nos atrevemos a
decir que respecto a sus "escritos", buscados tan cuidadosamente, el
"promotor de fe" tendría mucho de qué escoger. En cuanto al material
"impreso", la colección de "La Croix" sobre todo entre 1895
y ] 899— proporcionaría escritos muy edificantes,
"Su actitud (la de los diarios católicos), y
especialmente la de 'La Croix' constituye para todas 'las mentes instruidas y
rectas' lo que Paul Violet, miembro católico del Instituto, llama un 'escándalo
indesciiptible'. En el caso Dreyfus, este escándalo apoya los enores más
sorprendentes, el engaño y el crimen contra la verdad, la rectitud y la
justicia'}. Añade: "La corte de Roma y todas las cortes de Europa lo
saben"
En realidad, la corte de Roma sabía más que ninguna
otra. Como
100. "La Croix" (29 de mayo de 1956).
101 Abad Brugerette, II,
p. 443,
el General Boulanger y el Caso
Dreyfus 115
vimos, en 1956 no había olvidado las hazañas
piadosas de este "siervo de Dios" mientras preparaba su
beatificación.
Sin duda. el promotor de fe le acreditó al futuro
"santo" las famosas listas de suscripciones en favor de la viuda del
falsificador Henry, de las cuales Brugerette dice: "Hoy, al considerar
esos pedidos para restablecer la Inquisición, para perseguir a los iudíos y
para asesinar a los defensores de Dreyfus, nos parece oír las ideas delirantes
de fanáticos salvajes y grotescos. No obstante, 'La Croix' los presenta como un
gran espectáculo que consuela y anima" 102
En vida, el padre Bailly no tuvo el gozo de ver cumplidos sus
deseos para los judíos, en manos de esos fanáticos sin control que seguían la
esvástica. Sólo "desde el cielo" pudo disfrutar de ese ' 'gran
espectáculo que consuela y anima": aunque, altá arriba, los espectáculos
de csa clase son muy comunes, según afirman los "instruidos", y
especialmente Santo Tomás dc Aquino, cl ángel dc la Escuela:
"Para que los santos disfruten más de su
bienaventuranza, y aumente su gratitud a Dios, se les pemite contemplar lo
espantoso de la tortura de los impíos... Los santos se regocijarán con los
tormentos de los impíos" ('Sancti de poenis impiorum gaudebunt'). 103
Como vemos, el padre Bailly, fundador de "La
Croix", cumplió todos los requisitos para ser santo: persiguió a los
inocentes, maldijo a sus defensores, los entregó para que fueran asesinados,
apoyó con todas sus fuerzas la mentira y la iniquidad, provocó discordias y
odio. Antc los ojos de la Iglesia Romana, esas características eran títulos
firmes para recibir la gloria; por tanto, debemos entender por qué deseaba
ponerle el halo al autor de esos actos piadosos.
Sin embargo,
suroe la pregunta: "¿Es también este 'siervo de Dios' un
hacedor de maravillas? Pues, sabemos que para merecer tal promoción, uno debe
haber realizado mnagros que se hayan comprobado"
¿Qué milagros realizó el fundador y director de
"La Croix"? ¿Fue acaso la transmutación, ante sus lectores, de lo
negro a blanco y de lo blanco a negro? ¿Haber dicho una mentira como si fuera
la verdad, y la verdad como si fuera mentira? Por supuesto. Pero, un milagro
mayor fue que persuadió a miembros del Estado Mayor (y luego al público) de
que. después de haber cometido un error, y habiéndose descubierto
102. Ibidr, p,
450.
103. "Somme
theologique", Supple, XCIV, 1.3.
116
éste, era para ellos un "honor"
negar la evidencia; es decir, itransformó el error en abuso de poder!
"Errare humanum est, perseverare diabolicum", El "siervo de
Dios" no prestaba mucha atención a ese proverbio. En vez de permitir que
lo inspirara, lo escondió bajo su sotana. En realidad, la "mea culpa"
era para los feligreses comunes, no para los clérigos, y como vimos, tampoco
para los jefes militares que tienen confesores jesuitas.
El resultado deseado era exaltar las emociones partidistas y
dividir al pueblo francés.
El errûnente historiador Pierre Gaxotte lo declara: "El
caso Dreyfus fue el factor decisivo... Al ser juzgado por oficiales, involucró
a la institución militar... El problema creció, se convirtió en conflicto
político, dividió a familias y partió a Francia en dos. Tuvo el efecto de una
guerra religiosa... Creó odio contra los cuelpos de oficiales... Inició el
antimilitarismo" _104
Cuando pensamos en la Europa de aquel tiempo, con Alemania
excesi vamente armada y rodeada por sus dos aliados; cuando recordamos la
responsabilidad del Vaticano en los inicios de la guerra de 1941, no podemos
creer que la disminución de fuerzas en nuestro potencial militar no haya sido
premeditado.
¿Cómo no
nos dimos cuenta de que el caso Dreyfus comenzó en 1894, el año cuando se
realizó la alianza franco-rusa. Luego, los voceros del Vaticano hablaron
abiertamente del acuerdo con un poder "cismático" que, en su opinión,
era un escándalo. Incluso el monseñor Cristiani, "prc]ado de Su
Santidad", se atrevió a escribir:
"Mediante políticas que no se consideraron sabiamente,
nuestro país parecía complacerse en provocar inclinaciones bélicas en su
poderoso vecino (Alemania)-.. De hecho, la alianza franco-rusa parecía amenazar
con rodear a Alemania" 105
Para el respetable prelado, la triple alianza (Alemania,
Italia, AustriaHungría) no era una amenaza para nadie y Francia estaba
equivocada al no permanecer aislada ante tal bloque. Siendo tres contra uno, el
"golpe" hubiera sido más fácil y el Santo Padre no habría tenido que lamentar
en 1918 la derrota de sus defensores.
104. Pierre
Gacotte, de l'Academie Francaise, "Histoire de Francais" (París: 1951), 11, pp. 516-517.
105. Mgr.
Cristiani, "Le Vatican politique" (París: Ed. du Centuriorb 1957), p.
102
117
Parte IV
Capítulo 9
Los Años Previos a la Guerra: 1900-1914
El abad
Brugerette escribió: "Bajo la imagen de Jesús crucificado, símbolo divino
de la idea de justicia, 'La Croix' había cooperado apasionadamente con el
trabajo de engaño y crimen contra la verdad, la rectitud y la justicia" - 106
No
obstante, al final la justicia triunfó. El abad Fremont, quien, al referirse al
caso Dreyfus, no temió mencionar la siniestra cruzada dirigida por Inocencio
III contra los albigenses, parecía ser un verdadero profeta cuando dijo:
"Los católicos están ganando y piensan que
derrocarán a la República debido al odio hacia los judíos. Pero, me temo que
sólo se derrotarán a sí mismos" 107
Cuando la opinión pública estaba bien informada, la reacción
era fatal- Ranc había aprendido ha lección en el caso Dreyfus cuando exclamó:
"La República desn-uirá el poder de las congregaciones o será
estrangulada". En 1899 se formó un ministerio de "defensa
republicana". El padre Picard —superior de los asuncionistas— padre Bailly —director de '*La
Croix" y otros diez miembros de esa orden fueron llevados a juicio ante el
tribunal de Seine, por violar la ley de las asociaciones. La congregación de
los asuncionistas fue disueltaEl 28 de octubre de 1900 Waldek-Rousseau,
presidente del Consejo, declaró en un discurso en Toulouse: "Las órdenes
religiosas, dispersas pero no reprimidas, se formaron otra vez más numerosas y
más militantes; cubren el territorio con la red de una organización política,
cuyos vínculos son innumerables y muy unidos como vimos en un juicio reciente"
Al fin, en , se aprobó una ley ordenando que ninguna
congregación podía formarse sin autorización, y las que no presentaran su
solicitud dentro del tiempo legal, serían disueltas automáticamente.
Estas regulaciones —tan naturales de parte de autoridades
públicas
106. Abad
Brugerette, op. cit., p. 478.
107. Agnes
Siegfried, "L'Abbe FremonC' (París: F. Alcan, 1932), II, p. 163.
118
que deben controlar toda asociación
establecida en su tenitorio— se presentaron ante los católicos como un abuso
intolerable. Un dicho afirma: "La casa de un hombre es su castillo",
pero la iglesia no lo acepta; la ley común no es para ella.
La oposición de los clérigos a que se aplicara la ley sería
suficiente prueba de cuánto se necesitaba. Esa resistencia llevó al gobierno a
reforzar su actitud, sobre todo bajo el ministro Combes. La intransigencia de
Roma, en especial cuando Pío I sucedió a León XIII, dio origen a la ley de 1904
que abolió a las órdenes dedicadas a la educación,
A partir de entonces, la fricción entre el gobierno francés y
la Santa Sede fue constanteÞ Además * se eligió al nuevo papa en circunstancias
significativas.
"León XIII murió el 20 de julio de 1903. Después de
varias votaciones, e] cónclave reunido para nombrar a su sucesor ie dio 29
votos al cardenal Rampolla (se ncccsitan 42 para elegir a un papa). Entonces el
cardenal austríaco Puzyna se paró y declaró que Su Apostólica Majestad, el
emperador de Austria y rey de Hungría, estaba inspirado oficialmente para
excluir al secretario de estado de Lcón XIII. Sabemos que el cardenal Rampolla
favorecía a Francia-'. 108
Finalmente el cardenal Sarto fue elegido. Mediante la
maniobra de Austria, que tomó el lugar del Espíritu Santo para
"inspirar" a los cardenales del cónclave, esa elección fue una
victoria para los jesuitas. El nuevo pontífice, descrito como una mezcla de
"sacerdote de pueblo y arcángel con una espada feroz", era el
perfecto tipo de hombre que deseaba Ea Orden. Al respecto* Dansette declaró;
"Cuando amamos al papa, no limitamos el área en que
puede y debe ejercer su voluntad" * 109
En su primer discurso consistorial dijo: "Sabemos que
muchos se asombrarán cuando declaremos que necesariamente participaremos en la
política. Pero, todo el que desee ser justo puede entender que el Soberana
Pontífice, investido por Dios con autoridad suprema, no tiene el derecho de
separar la política del campo de la fe y la moral" 110
Por tanto, tan pronto como Pío X subió al trono de San Pcdro,
públicamente declaró que, en su opinión. la autoridad del papa debía sentirse
en todas las áreas, y que el clericalismo político no era sólo un
108-1 IO, Adrien Dansette, pp.
317-319.
Los
Años Previos a la Guerra: 1900-1914 1
19
derecho sino un deber, Como secretario de
estado escogió también a un prelado español, monseñor Merry de] Val. Éste tenía
38 años de edad y, como él, apoyaba a Alemania y se oponía a Francia. Esto no
nos sorprende cuando leemos estas palabras del abad Fremont:
"Merry
del Val, a quien conocí en el Colegio Romano, era el 'discípulo favorito de los
jesuitas" . I
Pronto las relaciones entre la Santa Sede y Francia sintieron
los efectos de tal elección. El primer conflicto surgió por la nominación de
obispos de parte del poder civil.
"Antes de la guerra de 1870, la Santa Sede conocía los
nombres de los nuevos obispos sólo después que éstos eran nominados. Si el papa
no aprobaba a alguno, se reservaba el derecho de impedir gue fuera obispo
reteniendo la institución canónica. Existían enormes dificultades ya que los
gobiernos, bajo toda clase de régimen, eran cuidadosos para elegir a candidatos
dignos del oficio episcopal"
Tan pronto como Pío X asumió c] papado, Roma rechazó la
mayoría de las nominaciones para nuevos obispos. Además, según relata Dansette,
el nuncio en París, Lorenzelli, era "un teólogo que no seguía la
diplomacia en forma apropiada y era totalmente hostil hacia Francia".
Algunos dirán: "i Sólo fue uno más que se sumó a los otros!" Pero su
elección para ese cargo mostró claramente las intenciones de la Curia romana en
relación a Francia.
Esa hostilidad sistemática fue aún más evidente en 1904,
cuando el presidente Loubet fue a correspondiendo a la visita que Víctor
Emmanuel III, rey de Italia, le había hecho en París hacía un tiempo.
Loubet deseaba que también el papa lo recibiera. Pero la
Curia romana presentó un supuesto "protocolo invencible": "El
papa no podía recibir a un jefe de estado que, al visitar al rey de Italia en
Roma, pareciera reconocer como legal la "usurpación" de ese antiguo
estado pontificio. Sin embargo. había precedentes: dos veces, en 1888 y 1903,
un jefe de estado —y no de los menos importantes— había sido recibido en Roma
por el rey de italia y el papa. Por supuesto, no había sido cl prcsidcnte de
una república, sino el emperador alemán Guillcrmo 11.,. EÌ mismo honor se le
había otorgado a Eduardo VII, rey de Inglaterra, y al zar.
La intención ofensiva del rechazo era evidente, y aun lo
enfatizaron
111.
Agnes Siegfried, op. cit., p. 342.
112.
Adrien Dansette, op. cit., p. 323.
120
con un mensaje que cl secretario de estado,
Merry del Val, envió a todas las cancillerías. Al respecto, el autor católico
Charles Ledre escribió:
"¿Podía la diplomacia pontificia ignorar el objetivo tan
importante que había tras la visita del presidente Loubet a Roma?" 113
Por supuesto, el Vaticano conocía el plan para separar a
Italia de sus socios de la Triple Alianza: Alemania y Austria-Hungría, dos
poderes germánicos que la Iglesia de Roma consideraba como sus mejores armas
seculares- Este era el punto crucial y, de hecho, la razón de los frecuentes
arranques de ira del Vaticano.
Hubo también otros conflictos respecto a los obispos
franceses, a los que Roma consideraba demasiado republicanos. Al fin, cansados
de los constantes problemas por las violaciones del Vaticano a los términos del
Concordato, el 29 de julio de 1904 el gobierno francés puso fin a las
"relaciones que la Santa Sede había invalidado".
El
rompimiento dc las relaciones diplomáticas llevó después a la separación de
iglesia y estado.
Dansette escribió: "Nos parece normal ahora que Francia
mantenga relaciones diplomáticas con la Santa Sede, y que el estado y la
iglesia sigan el régimen de separación. Las relaciones diplomáticas son
necesarias porque, aparte de toda consideración doctrinal, Francia debe estar
representada dondequiera que tenga intereses que defender. Pero también se
necesita la separación porque, en una democracia fundada en la soberanía de un
pueblo dividido por diversas creencias, el estado sólo le debe libertad a la iglesia".
1 14 Luego el autor agrega: "Esta es, al menos, la opinión
general"
Estamos de acuerdo con esta opinión razonable, sin olvidar,
claro está, que el papado nunca la aceptaría. En el transcurso de su historia,
la Iglesia Romana nunca dejó de proclamar su preeminencia sobre la historia
civil, y al no poder imponerla abiertamente, hizo todo lo posible para
implantarla con aymda de su ejército secreto: la Compañía de Jesús.
Fue en esa
época cuando el padre Wernz, general de la Orden, escribió: "El estado
está bajo la jurisdicción de la iglesia; por tanto, la autoridad secular está
en sujeción a la autoridad eclesiástica y tiene que obedecerla". 115
113. Charles Ledre, *'Un siecle
sous la tiare" (Paris: Bibliotheque catholique Amiot-Dumont* 1955), p.
125. 114. Adrien Dansette, op. cit., pp. 333, 361
115. Pierre Dominique, p,
241 ,
Los
Años Previos a la Guerra: J 900-1914 121
Esa es la doctrina de los intransigentes defensores de la
teocracia, de los consejeros y los que ejecutan sus órdenes. Estos han llegado
a ser tan indispensables en el Vaticano que es imposible distinguir aun la más
leve diferencia entre el "papa negro" y el "papa blanco";
son el mismo. Y, cuando nos referimos a la política del Vaticano, simplemente
nos referimos a la política de los jesuitas.
Junto con muchos otros observadores calificados, el abad
Fremont admite esto diciendo: "Los jesuitas dominan el Vaticano" 1
16
Frente a la enorme oposición de los jesuitas —todopoderosos
en la iglesia— a la República, desde 1905 a 1908 el estado se vio forzado a
aplicar la ley de la separación con varias enmiendas. El objetivo de esta ley
no era disminuir la riqueza de la iglesia ni sus templos. Los fieles podían
organizarse en asociaciones locales, bajo la dirección del sacerdote para que
los dirigiera. ¿Qué haría Roma?
"En la encíclica 'Vehementer' (l l de febrero de 1906),
Pío X condenó el principio de separación y el de las asociaciones locales.
Pero, ¿fue más allá de los principios?" 1 17 Pronto lo sabrcmos.
A pesar del consejo del episcopado francés, el IO de agosto de 1906 rechazó
todo el acuerdo mediante la encíclica 'Gravissimo"'
Esto causó otra decepción a los católicos liberales.
Brunetiere exclamó: "Cuando pienso que Io que se les niega a los católicos
franceses —sabiendo que tal negativa desatará una guerra religiosa en nuestro
pobre país que tanto necesita la paz— se les concede a los católicos alemanes,
y que las 'asociaciones locales' han estado operando allí por 30 años para
satisfacción de no puedo evitar, como patriota y como católico, sentirme muy
indignado" 118
Es cierto que
hubo algunos problemas al hacer inventario de las propiedades de la iglesia,
pero no fue una guerra religiosa... Aunque los ultramontanos querían causar
conflicto, la población en general permaneció calmada cuando la iglesia
prefirió devolver al estado algunas de sus propiedades, en vez de someterse a
las medidas conciliatorias establecidas por la ley.
¿Entendió
totalmente el escritor Brunetiere por qué la Santa Sede trataba en forma diferente a los católicos
franceses uva los. alemanes? La Primera Guerra
Mundial revelaría su significación._
116. Agnes Siegfried, op. cit., p.
421 .
1 17. Adrien Dansette, op. cit.,
pp. 333, 361. 1 18. Adrien Dansette, op. cit., p.
363 .
122
Aunque, con el Caso Dreyfus, los jesuitas habían
trabajado eficazmente para dividir al
pueblo francés y debilitar el prestigio de su ejército, en Alemania estaban
haciendo lo opuesto.
Bismark, que en el pasado había promovido la Lucha Cultural
contra la Iglesia Católica, estaba recibiendo innumerables favores de ésta. El
escñtor católico Joseph Rovan lo explica así:
"Bismark
será el primer protestante que recibirá la de Cristo' con joyas, uno de los más altos honores de la iglesia. El
gobierno alemán permite que diarios dedicados a ese fin, publiquen que el
canciller estaría dispuesto a defender las pretensiones del papa a una
restauración parcial de su autoridad temporal". 119
"En 1 886, el Centro —partido católico alemán— se
mostró hostil a los proyectos militares que
presentó Bismark. León XIII intervino en los asuntos internos de Alemania para
apoyar al canciller. Su secretario de estado le escribió al Nuncio de Munich:
'En vista de la inminente revisión de la legislación religiosa que, por buenas
razones, creemos que se realizará de manera conciliatoria, el Santo Padre desea
que el Centro promueva los proyectos de los militares en toda forma
posible"' .120
Joseph Rovan declara: "La diplomacia alemana
interviene —es ya un antiguo hábito— en el Vaticano
para hacer que el papa ejerza su influencia sobre el Centro (el partido
católico), a fin de que apoye los proyectos militares... Los católicos alemanes
hablarán de la gran misión política' de Alemania,
que es a la vez una misión moral universal... El Centro también se hace
responsable de la prolongación de un débil que, con discursos
de tono bélico sobre armamentos navales y otras arengas bélicas, llevó a
Alemania a una catástrofe... El Centro fue a la guerra (de 1914) convencido de
la rectitud, pureza e integridad moral de los líderes de su país, y de la
armonía de sus planes y programas con los planes de la justicia eterna" 121
Como vemos,
el papado había logrado implantar esa convicción. Además, como el monseñor
Fn.lhwirth dijo en 1914:
*'Alemania es la base
sobre la cual el Santo Padre puede y debe establecer grandes esperanzas".
1 19. Joseph Rovan, op. cit.. pp. 121. 150ss.
120. Jean Bruhat,
"Le Vatican contre les peuples" (Paralleles, 21 de diciembre de
1950).
121. Joseph
Rovan, pp. 121 , 150ssv
123
Parte V
El Ciclo Infernal
Capítulo 1
La Primera Guerra Mundial
A la furia
que despefió en el Vaticano la alianza franco-rusa, tan evidente en el Caso
Dreyfus, y a la ica incitada por la unión francoitaliana, demostrada en el
incidente de Loubet, se añadió un amargo resentimiento por el "Entente
Cordiale" [acuerdo de amistad] con Inglaterra. Francia había decidido no
oponerse sola a su "poderoso vecino" ni a Austria y Hungría. Según el
monseñor Cristiani, los líderes máximos de la Iglesia Católica no vieron con
agrado esa política tan "irracional e insensata". Porque, además de
poner en peligro la "depuración radical" que necesitaba la Francia
atea, esa política apoyaba a la cismática Rusia, una oveja perdida cuyo retomo
la Iglesia Católica aún esperaba, aunque se necesitara una guena para lo orarlo.
Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa permaneció firme en los
Balcanes, especialmente en Serbia. Esta, por el tratado de Bucarest que puso
fin a la auerra en los Balcanes, se había conveitido en centro de
atracción para los eslavos del sur, sobre todo a los que estaban bajo el yugo
austríaco. Los ambiciosos planes del Vaticano y el imperialismo apostólico de
la dinastía Hapsburgo concordaban perfectamente* tal como en el pasado. Debido
a su creciente poder, Serbia empezó a ser vista por Roma y Viena como el
enemigo que debían derrotar.
Esto está registrado en un documento diplomático que se halló
en los archivos austlíacos-húngaros. Respecto a los diálogos que el príncipe
Schonburg tuvo en el Vaticano en octubre y noviembre de 1913, al ministro
austríaco Berchtold se le informó lo siguiente:
124 La Primera Guerra Mundial 125 dijo Su
Santidad— si Austria-Hungría hubieran castigado a los serbios "Hubiera
sido imposible detectar un espíritu de indulgencia y por todas las maldades
que hicieron". 1 conciliación en las palabras de Su
Eminencia. Es cierto que calificó de Por
tanto, ya en 1913 se manifestaron claramente los sentimientos severo el mensaje a Serbia, pero lo aprobó totalmente y,
en forma bélicos de Pío X. sorprende si
consideramos indirecta, expresó el deseo de que la monarquía finalizara el
trabajo. En s iraban la olítica roman verdad, agregó el cardenal, era una
lástima que no se hubiera humillado debían hacer los Hapsburgo? Castigar a Serbia, una nación a Serbia mucho
antes, porque entonces sc habría hecho sin grandes ortodoxa. Eso hubiera incrementado el prestigio de Austria-Hungría
y riesgos. Esta declaración concuerda con los deseos del papa, que en los de
la dinastía Hapsburgo que, con los Borbones de España, eran Eos últimos años
a menudo lamentó que Austria-Hungría no hubiera últimos partidarios de los
jesuitas. Sobre todo, hubiera aumentado c] 'castigado' a su peligroso vecino
del Danubio" A prestigio del heredero, Francisco Ferdinando. Para Roma,
estc asunto Esto era lo opuesto a los rumores "imaginarios" sobre
la intervención adquirió importancia casi religiosa; la victoria de la
monarquía pontificia en favor de la paz. apostólica sobre el
zarismo se podría considerar como una victoria dc En realidad, el diplomático
austríaco no fue el único que informó la Roma sobre el cisma del este" "verdadera
opinión" del pontífice romano y su ministro. La situación continuó
en 1913, Sin embargo, el 28 de junio de 1914 Un día antes, el 26 de julio, el
barón Ritter, encargado de negocios el archiduque Francisco Ferdinando fue
asesinado en Sarajevo. El ante cl Vaticano, había escrito a su gobierno: gobierno serbio no participó en el crimen, cometido
por un estudiante "El papa está de acuerdo con Austria en tratar
severamente a Serbia. macedonio, pero fue la excusa perfecta para que el
esperador Francisco No cree que los ejércitos ruso y francés
sean tan poderosos, y opina que José atacara- no podrían lograr mucho en una guerra contra
Alemania. El cartlenal "El conde Sforza
sostiene ue el rinci al roblema fue rsuadir Secretario de Estado no sabe
cuándo Austria podría declarar la guerra si Francisco José de que la guerra
era necesaria. El consejo del papa y su . no se decide ahora" . 5 |
"Entre los temas discutidos la semana pasada con el
cardenal Secretario de Estado (Merry del 'Val), como era de esperarse, surgió
el asunto de Serbia. Ante todo, el cardenal se alegró por nuestra actitud firme
y oportuna en los últimos meses. Durante la audiencia que tuve ese día con Su
Santidad, el Santo Padre, que inició la conversación mencionando los pasos
enérgicos que tomamos en Belgrado, él hizo algunos comentarios característicos.
'Por cierto, habría sido mejor — fue lo-que más
influyó en él"'
Este consejo, claro está, le fue dado al emperador; y fue el tipo de consejo que se hubiera esperado de ese papa y su "discípulo favorito de los jesuitas". Mientras Serbia procuraba mantener la paz, cediendo a los deseos del gobierno austríaco —que había enviado un mensaje amenazador a Belgrado , el 29 de julio el conde Palffy, representante austríaco ante el Vaticano, le entregó al ministro Berchtold un resumen de su conversación del día 27 con el cardenal Secretario de Estado, Merry del Val. Este diálogo trató de asuntos que
perturbaban a Europa en aquel tiempo".
Él diplomático negó con desdén los rumores
"imaginarios" sobre la supuesta intervención del papa, quien, a]
parecer, "había suplicado al emperador que librara a las naciones
cristianas de los horrores de la guerra". Habiendo enfrentado esas
"absurdas" suposiciones, expresó la "verdadera opinión de la
Curia" que le transmitió el Secretario de Estado:
l. "Documento" P A r, XI/291.
2-3. Pierre
Dominique, pp. 245-246, 250,
Por tanto. la
Santa Sede estaba consciente de los "grandes riesgos" ue representaba una guerra entre Austria y Serbia.
pero hizo todo lo posible por incitarla.
Al Santo Padre y a sus consejeros jesuitas no les importaba
que las "naciones cristianas" sufrieran. No era la primera vez que
éstas eran usadas para beneficiar la política de Roma. Al fin tenían la oportunidad anhelada de usar el arma secular germánica
contra la Rusia ortodoxa, contra la Francia "atea" que necesitaba
una "depuración radical", como un beneficio adicional,
contra la Inglaterra "hereie". Todo
parecía prometer una guerra "emocionante y feliz" .
Pío X no vio el desarrollo ni el resultado de la guerra como
esperaba. Murió cuando ésta se iniciaba, el 20 de agosto de 1914. Pero 40 años
después, Pío XII canonizó a este augusto pontífice, y el Resumen de la Historia
Santa, usado como catecismo parroquial, le dedicó estas edificantes palabras:
4.
"Veroffentlichungen der Kommission fur Neuere
Geschichte Osterreichs" (26 Wjen-Leipzig, }930), pp. 893-894.
5.
Este comunicado apareció en "Bayerische
Dokumenten zum Kliegssausbruch" 111, 205.
126 La
Primera Guerra Mundial 127
"Pío X hizo todo lo posible para
impedir que estallara la guerra de "El escándalo de esa muerte fue tal que
no se pudo evitar una 1914, y murió de angustia al prever los sufrimientos que
causaría". investigación. Este fue el resultado: En la oficina se había
roto un Si fuera una sátira, ;nadie la habría planeado mejor! frasco. Así se
explicó la presencia de vidrio pulverizado en el azucarero
Unos años antes de 1914, Yves Guyot, un
verdadero profeta, declaró: que usaba el cardenal. iEl azúcar granulada puede
ser útil! Allí se "Si estalla la guerra, escuchen, ustedes que creen que
la Iglesia Romana detuvo la investigación..."9 es el símbolo de orden y paz, y no busquen al culpable fuera del El
abad Daniel agrega que. días después, la salida repentina del Vaticano: éste será el instigador astuto, corno cn
la guerra de 1870". 6 criado del cardenal fallecido provocó
muchos comentarios, sobre todo Habiendo instigado la matanza, el Vaticano apoyó
también con porque él, había trabajado para el Monseñor von astucia a
sus defensores austríacos y alemanes durante la guerra. La Gerlach antes que su
amo ingresara a las Santas órdenes. Este prelado incursión militar en Francia,
anunciada por el Káiscr, fue detenida en el germánico y espía notorio huyó de
Roma en 1916. Luego fue arrestado Mame y el agresor se vio forzado a defenderse
tras sus feroces ataques. y acusado de sabotear el barco de guerra italiano
"Leonardo de Vinci" Pero, al menos ta diplomacia
pontificia le proveyó toda la ayuda que explotó en la bahía de Tarente,
causando la muerte de 21 oficiales y posible. No debe sorprendernos ya que, al
parecer, la Divina 221 marineros. Su juicio continuó en 1919. Von Gerlach no
compareció Providencia se complacía en favorecer a los imperios centmes. y fue
condenado a 20 años de trabajo forzado" IO
El cardenal Rampolla, considerado defensor
de Francia —y a quien, por Con el caso de este "chambelán
participante", editor del "Osservatorc lo mismo, un veto de Austria
le impidió subir al trono pontificio— falleció Romano", tenemos una idea
clara del estado de ánimo en las altas unos meses antes que Pío X. Fue,
aparentemente, una muerte muy oportuna. esferas dcl Vaticano.
Pero esta no fue
la intervención total "de Dios": Como había Una vez más, el abad
Brugerette describe el "ambiente dc la Santa prometido antes de la
votación, el nuevo papa, Benedicto XV, nombró Sede": "Ningún obstáculo detiene a los profesores y
clérigos en su _ al cardenal Ferrata como secretario de estado. esfuerzo para que el clero italiano Y el mundo
católico de Roma, No obstante, el cardena1 7 ni siquiera tuvo
tiempo de asumir respeten y admiren al ejército
alemán. y desprecien y aborrezcan a totalmente su nuevo cargo, Después de
ocupar e] puesto de secretario a Francia".11
fines de septiembre de 1914, MURIó REPENTINAMENTE el 20 de Ferrata, que
prefería la neutralidad, había fallecido en el momento octubre, víctima de una
terrible indisposición lue 'T0 de unoportuno, y el cardenal
Gasparri pasó a ser secretario de estado. Éste, "REFRIGERIO LIGERO"en perfecta armonía con
Benedicto XVt se esforzó para apoyar los "Estaba sentado frente a su
escritorio y de pronto se sintió mal, intereses de los imperios centrales]
desplomándose como si le hubiera caído un rayo. Los sirvientes "Considerando esto, no nos sorprende que
el papa Benedicto XV, en acudieron rápidamente para atenderlo» El doctor, a
quien llamaron de los meses siguientes, trabajara arduamente para mantener a
Italia en el inmediato, se dio cuenta al instante de la gravedad de la
situación y camino de la intervención, lo que beneficiaría más a los jesuitas,
solicitó una consulta rápida. Ferrata había comprendido lo que estaba amigos de
los Hapsburgo..."12 sucediendo y sabía que no tenía esperanza... Suplicó
que no lo dejaran Al mismo tiempo, los aliados se habían desmoralizado
grandemente, morir en el Vaticano.„ La consulta médica se realizó en su hotel,
con seis aunque no lo expresaban.
doctores... Éstos rehusaron escribir un
informe médico; el que se publicó "El IO
de enero de 1915, un decreto firmado por el cardenal no estaba
firmado".8 El no padecía de ningún tipo de mal o enfermedad, Gasparri, secretario de estado de Benedicto XV,
ordenó que se observara un día de oración para que reinara la paz... Uno de los
6. Yves Guyot, "Bilan politique de l'Eg1ise", p. 139.
7. El no
simpatizaba mucho con los jesuitas. 9.
Daniel, Bapteme de (Herbiay.
Ed. de Lible, 1935), pp. 28-30.
8. Abba Daniel,
"Le Bapteme de sang" (Herblay: Ed. de I*ldee Libre. 1935), 10-11 .
Abad Brugerette, op. cit., III, pp. 553, 528-529, pp. 28-30, 12. Pierre Dominique, op. cit., p,
252.
128
eiercicios de piedad obligatorios era rezar la
oración que Benedicto XV -h.ah.ía—e.scü.9... El
gobierno francés ordenó que se incautara e] documento pontificio. Pensaban
que esa oración por la paz era una manifestación debilitante y destructiva,
ç.a;paz de amjnorar el esfuerzo
|
e l |
rcitos n
una é oca cuando las hordas alemanas estaba |
iendo
resionadas a abandonar el tenitorio el Káiser odía ver e inminente castigo por sus crímenes
imperdonables... El
papa —se decía— deseaba
la paz de cualquier
manera, aunque en ese tiempo sólQ podía favorecer a los imperios centrales. Al
papa no le
agradaba
Francia• él era "alemán"
. 13
Charles Ledre, otro escritor católico, lo confirma: "En
dos ocasiones, mencionadas en artículos famosos de "La Revue de
Paris", la Santa Sede, al pedir a Italia y luego a los Estados Unidos que
se mantuvieran alejados de la guerra, no sólo deseaba que la guerra concluyera
más rápidamente... Según el abad Brugerette, apoyaba los intereses de nuesm3s
enemigos y actuaba contra nosotros" - 14
Sin embargo, las acciones de los jesuitas y, por tanto, las
acciones del Vaticano, no sólo afectaron a Italia y a los Estados Unidos. Todo
medio y todo lugar era bueno para ellos.
"No nos sorprende, pues, que la diplomacia pontificia
procurara desde el principio que no recibiéramos alimentos, disuadiendo a los
neutrales para que no se pusieran de nuestro lado y destruir la unión del
'Entente' ... Nada era insignificante si podía ayudar en esta tarea, y si
producía paz al provocar debilidad entre los aliados.
"Hubo algo peor: peticiones de una paz separada.
Entre el 2 y el IO de enero de 1916, algunos católicos alemanes fueron a
Bélgica —en nombre del papa, dijeron— a
predicar una paz separada. Los obispos belgas los acusaron de mentir, pero el
nuncio y el papa permanecieron callados...
"Entonces,
la Santa Sede pensó unir a Francia y Austria, esperando así hacer que Francia
firmara un acuerdo de paz separada, o demandarle que negociara la paz general
con sus aliados... Unas semanas después, el 31 de marzo de 1917, el príncipe
Sixto de Borbón entregó la famosa carta del emperador Carlos al presidente de
la República.
"Puesto que la maniobra falló en este lado de los Alpes,
se tenía que
13. Abad
Brugerette, op. cit., 111, pp. 553, 528-529.
14. Charles
Ledre, op. cit., p. 154.
La Primera Guerra Mundial 129
intentar nuevamente en otros lugares, en Inglaterra. en los Estados Unidos
y sobre todo en Italia...
"Destruir
los poderes temporales del 'Entente' para detener sus ataques, y arruinar su
prestigio moral a fin dc debilitar su valentía y obligarlo a negociar... Estas
dos acciones conforman la política de Benedicto XV, y todos sus esfuerzos han
tenido y tienen el objetivo de destruirnos". 1
Inuis Canet, un conocido católico, escribió.esas palabras. Y
el abad Brugerette escribió:
"Recién
cuatro años después. por las declaraciones de Erzberger publicadas en
'Germania' el 22 de abril de 1921. supimos que la propuesta de paz que el papa proclamó, en agosto de
1917, fue secreto entre
la Santa Sede Alemania". 16
tro ato Interesante es que el diplomático eclesiástico que
negoció cl "acuerdo secreto" fue el nuncio de Munich, monseñor Pacelli,
futuro Pío |
Uno de sus
apologistas, el jesuita Fernesolle, escribió: "El 28 de mayo (1917),
monseñor Pacelli presentó sus caltas de nombramiento al rey de Baviera...
Procuró arduamente obtener la cooperación de Guillermo II y del canciller
Bcthmann-Holveg. El 29 de junio, el emperador Guillermo II recibió al monseñor
Pacelli en su sede de Kreuznach".17
Así, el futuro papa inició sus 12 años como
Luego en Berlín, tal como pensó realizar su trabajo. Durante esos- años
multiplicó las intrigas para derrocar a la república alemana que se..• estableció después de la Primera Cruerra Mundial, y- preparar
ëlganz.a de
1939 colocando a:Hitler en el poder.
No obstante, cuando los aliados firmaron el tratado de
Versalles en julio de 1919, conocían tan bien el papel que había desempeñado eh
Vaticano en el conflicto, que con cuidado lo mantuvieron alejado de la mesa de
la conferencia. Lo más sorprendente es que Italia, el estado más católico. fue
el que insistió en tal exclusión.
"Mediante el artículo XV del pacto de
Londres (26 de abril de 1915),
15. Louis Canet,
''LC Politique de Benoit XV" (París: Revue, 15 de octubre y I de noviembre
de 1918).
16. Abad
Brugerette, op. cit., III, p. 543.
17. R.P.
Femesolle, S J ., ' 'Pro pontifice", frnprimatur 26 de junio de 1947
(París: Beauchesne, 15.
130
que definía la
pañicipación de Italia en la guerra, cl barón Sonnino logró que los otros
aliados prometieran oponerse a toda intervención del papado en los arreglos
para lograr la paz".18 Esta medida fue sabia pero insuficiente.
En vez de aplicar las sanciones contra la Santa
Sede, que ésta merecía por haber provocado la Primera Guerra Mundial. 10Sì
vmccdores no hicieron nada para prevenir las futuras intrigas de los jesuitas
y del Vaticano. Veinte años después, tales intrigas conduieron a_ una
catástrofe aún peor,
18. Charles
Pichon, "Histoire de Vatican" (París: Sefi, 1946), p, 143.
131
Parte V
Capítulo 2
Preparativos Para la Segunda Guerra Mundial
En 1919, los hijos de Loyola cosecharon los frutos
amargos dc su política criminal. Francia no había sucumbido a la
"depuración radical". El imperio apostólico de los Hapsburgo —a los
que incitaron para "castigar a los serbios"— se había desintegrado,
librando a los eslavos ortodoxos del yugo de Roma. Rusia. en vez de volver al
redil romano, se tornó marxista, anticlerical y oficialmente atea. Y, en el caos, la invencible Alemania
Sin embargo, por cl orgullo característico de la Compañía,
ésta jamás iba a confesar un pecado. Cuando Benedicto XV falleció en 1922,
estaba lista para empezar otra vez con nuevas fuerzas. ¿Acaso no era
todopoderosa en Roma?
Pierre Dominique declara: "El nuevo papa, Pío XI, que
según a]gunos es jesuita, intenta arreglar la situación. Le pide al jesuita
D'Herbigny que vaya a Rusia para reunir lo que queda del catolicismo y, en
especial, para ver qué se puede hacer. Es una esperanza grande y vaga: reunir alrededor del
pontífice al mundo ortodoxo perseguido.
"En Roma hay 39 colegios eclesiásticos, cuya fundación
marca la fecha de importantes contraofensivas. De éstas, muchas fueron
dirigidas y realizadas por jesuitas: e] colegio germánico (1552), inglés
(1578), irlandés (1628, restablecido en 1826), escocés (1600), estadounidense
(1859), canadiense (1888), etíope (1919, reconstituido en 1930).
"Pío XI crea el colegio ruso (Colegio Pontificio
Ruso de Santa Teresa del Niño Jesús) y lo pone bajo el cuidado de los jesuitas.
Estos controlan también el Instituto Oriental, el Instituto de San Juan
Damasceno, el colegio polaco y después el colegio lituano. ¿No nos recuerda
esto al padre Possevino, a Iván el Terriblc y al falso Demetrio? Se cumple así
el segundo de los tres objetivos principales del tiempo de Ignacio. Una vez más
los jesuitas son los agentes que inspiran y llevan a cabo tal operación" 19
19. Pierre Dominique, op. cit., pp. 253-254.
132 La
Historia Secreta de los Jesuitas
En la
derrota sufridap los hiios de Loyola vislumbran una esperanza. Al eliminar
la revolución nisa al zar, protector de la Iglesia Ortodoxa, ¿no ha decapitado
al gran rival, ayudando a que entre la Iglesia Romana? iDeben atacar mientras
haya oportunidad! Se crea entonces el famoso "Russicum" [colegio
pontificio ruso] y sus misioneros clandestinos llevan las Buenas Nuevas a ese
país cismático. 19a Un siglo después de ser expulsados por el zar
Alejandro I, jesuitas emprenden otra vez la conquista del mundo eslavo. Desde
1915 su general es Nalke von Ledochowski.
Dominique dice: "iAlgunos pensarán que veo jesuitas en
todas partes! Pero me siento obligado a señalar su presencia y sus actos; a
declarar que apoyaban la monarquía de Alfonso XIII, cuyo confesor era el padre
López; que, cuando se puso fin a la monarquía española y quemaron sus
monasterios y colegios, ellos estaban ayudando a Gil Robles; después, cuando
estalló la guerra civil, estaban con Franco. En Portugal apoyaron a Salazar. En
Austria y Hungría, donde el emperador Carlos fue destronado tres veces (¿qué
papel jugaron ellos en esos intentos de recuperar el trono de Hungría? INadie
lo sabe!), ellos mantenían el asiento listo, sin saber para quién o para qué,
Monseñor Seipe], Dolfuss
y Schussnigg pertenecen a sus filas.
Por un tiempo soñaban con una gran Alemania, y una mayoría católica a la que
los austríacos tendrían que pertenecer necesariamente: una versión moderna de
la antigua alianza del siglo 16, entre
los Witte]sbach y los Hapsburgo, En Italia, apoyan primero a Don Sturzo,
fundador det partido popular, y luego a Mussolini... El jesuita Tacchi Venturil
secretario general de la Compañía, actuó como intermediario entre Pío XI —cuyos
confesores eran los jesuitas Alissiardi y Celebrano— y Mussolini.
"En febrero de 1929, en el período de] Tratado Laterano. el papa llamó a Mussolini 'el hombre que la Providencia nos permitió conocer'. Roma no condenó lo que se conoce como la
'agresión etíope' ..¥_en 1940. el Vaticano
aún es el amigo sincero .de Mussolini.
"Los jesuitas tienen en él un cuartel secreto. Desde
allí observan a la Iglesia Universal con el ojo frío y calculador del
político" -20
Esto resume perfectamente la actividad de los jesuitas entre
las dos guerras mundiales. El "cuartel secreto" de los hijos de
Loyola era el
19a. Véase también Frederic Hoffet, "L'Equivoque
catholique et le nouveau clericalisme" (París: Fischbacher),
20. Pierre Dominique, op. cit., pp. 253-254.
133
cerebro político del Vaticano. Los
confesores de Pío XI eran jesuitas; los de su sucesor, Pío XII, también fueron
jesuitas y, además, alemanes. No importaba si e] complot resultaba evidente: al
parecer, todo estaba listo para la venganza.
Pero, bajo el Þntificado de Pío XI hubo un período de
preparación. El "brazo secular" germano, al ser dentado, soltó la
espada. Mientras esperaba tomarla otra vez en sus manos, sc preparaba en Europa
un campo digno de sus futuras hazañas, y antes debían detener el auge de la
democracia.
Italia sería el primer campo de acción. Allí había un jefe
socialista alborotador, reuniendo a ex militares alrededor de él. Este
proclamaba una doctrina aparentemente intransigente, pero, a pesar de sus
alardes irracionales, poseía suficiente ambición y lucidez para ver su
situación precaria,
La diplomacia jesuita pronto lo ganaría
para sus filas.
Francois Charles-Roux, del Instituto, y que era entonces
embajador de Francia ante el Vaticano, dijo: "Cuando el futuro Duce era
sólo un simple diputado, el cardenal GaspatTi, secretario de estado, tuvo una
entrevista secreta con él... El líder fascista
estuvo de acuerdo en gup el papa debía eiercer soberanía temporal sobre una
parte de Romat..
"Cuando el cardenal Gasparri me informó de la entrevista,
concluyó diciendo: 'Con ta] promesa, estuve
seguro de que si este hombre subí? al poder. tendríamos éxito' .
"No mencionaré su relato sobre las negociaciones entre
los agentes secretos de Pío XI y Mussol;nl... 21
Estos agentes secretos siendo el principal el jesuita Tacchi
Venturi— cumplieron muy bien su misión. No nos sorprende, sabiendo que dicho padre era secretario de Com9añía de y cnnfe.snr de, Mussolini.
Según el relato de Gastón Gaillard, Halke von Ledochowski, general de su
Orden, fue quien lo "dirigió" a ganarse la simpatía del líder
fascista.22
El 16 de noviembre de 1922 el parlamento eligió a Mussolini
con 306 votos a favor y 116 en contra. Allí el gtmpo católico de Don Sturzo,
que supuestamente era demócrata cristiano, votó unánimemente por el primer
gobierno fascista" . 23
21. Francois
Charles-Roux, "Huit ans an Valican" (París: Flammañon, 1947), pp.
47ss.
22. Gaston "La fin temps" (París: Ed. Albert, 1933), p. 353.
23. Pietro
Nenni, "Six ans de gueTŸe civile en Italie" (París: Libmirie Valois,
146.
134 los
135
Diez años después, Ja misma maniobra tuvo un rcsultado
similar enrestableció el poder temporal del papa, proclamó al catolicismo
romano,
Alemania. Mediante sus votos, c} Centro Católico del monseñor
Kass como la reliÙión del estado, y, mediante leyes auc aún están vigentçg,le-
aseguró la dictadura del nazismo. dio al clero poder total sobre
la vida de la nación.-
En 1922, Italia tile para la nueva fórmula del El obelisco de
Mussolini debía estar en el corazón de. Roma para dar conservadorismo autoritario:
el fascismo, con un disfraz más elegante testimonio de eso, para beneficio de
turistas extranjeros que lo miraran si las circunstancias locales lo exigían, y
algo de seudo socialismo. con admiración, o burla; y con la esperanza de que
llegaran mejores Desde ese momento, todos los esfuerzos de los jesuitas del
Vaticano tiempos y se erigiera al "atleta desnudo" de 100 metros de
alto, procuraban difundir esta "doctrina" en Europa, con una
ambigüedad defensor simbólico del Vaticano.
típica de ellos. El Tratado
Laterano, con el que Mussolini le demostró su gratitud al Ni la caída del
régimen de Mussolini, ni la delT0ta ni la ruina fueron papado, le dio a la
Santa Sede —aparte del pago de I ,750 millones de suficientes para
desacreditar, ante los demócratas cristianos italianos, al liras — la soberanía
temporal sobre el territorio de la ciudad del dictador con delirio de grandeza
que el Vaticano impuso en Su país. Vaticano. Monseñor Cristiani, prelado de Su
Santidad. explicó la Aunque [o repudiaron externamente. su prestigio siguió
intacto en el importancia del cvento:
corazón de los clérigos.
La prensa publicó IO siguiente: "Ciertamente la Constitución de la ciudad
dei Vaticano era de primordial "Esto hemos decidido: Los visitantes, al
llegar a Roma para las importancia para establecer al papado como poder poht'co
25
Olimpíadas de 1960, verán
el obclisco de mármol que Benito Mussolini No
erderemos tiem o intentando conciliar esta confesió con la erigió en su
honor, porque domina cl estadio o}ímpico desde las orillas frase tan escuchada: 'La I lesia Romana no arlici a en olítica".
Sólo del Tíber. El monumento, de 33 metros de alto, lleva la inscripción
señalaremos la osición sin alar ue tiene e I mun
'Mussolini-Dux', y lo adornan mosaicos e inscripciones que alaban al es secular sa rado de naturaleza ambi ua las consecuencias de fascismo. La frase *Larga vida al Duce' aparece más de 100 veces; y el lema, 'Muchos enemigos significan mucho honor' , se repite varias u es son as ast ta artlmanas FSU1t1ca,S que emp ea es e po er; veces también- A cada lado del monumento hay bloques de mármol, que, según las circunstancias, utsa su carácter temporal o el espiritual para conmemorando los eventos principales del fascismo, desde la estar exenta de las re las establecidas or las le es internacionales? fundación de la publicación 'Popolo d'ltalia' por Mussolini, hasta el Las naciones mismas han. dado lugar a esos engaños y. hacerlo. establecimiento del imperio fascista —de muy corta duración— , avudaron a que el caballo de Trova del erericalismo penetrara en mediq incluyendo la guerra en Etiopía. El plan era coronar el obelisco con una ellas.
estatua gigante de Mussolini —representado como un
afleta desnudo "El papa se
identificaba demasiado con los dictadores" *26 escribió de casi
100 metros de alto. Pero el régimen cayó antes que este extraño Francois
Char]cs-Roux, embajador francés ante el Vaticano- Pero, proyecto se llevara a
cabo. ¿podía esperarse algo distinto cuando la Santa Sede misma había
"Después dc un año de controversias, e] gobierno 24 de Seoni ha
elevado a esos hombres al poder?
decidido que c] obelisco
del Ducc debe permanecer - Mussolini, el prototipo, inauguró esa serie de
hombres "providenciales", No importaban la guerra, la sangre que
corría profusamente, las individuos armados con espada que prepararían la
venganza para 1918. lágrimas y las ruinas. Eran detalles sin importancia,
pequeñas manchas Desde Italia, donde e] fascismo prosperó baio el cuidado del
jesuita
en el monumento erigido para gloria del "hombre
que la Providencia Tacchi Venturi v
sus acólitos, se exportaría pronto a Alemania. "Hitler
nos permitió conocer", como lo
describió Pío XI. recibe su ímpetu de
Miissolin$; el ideal de los nazis es el mismo que
Ningún defecto. error o crimen podía borrar su principal mérito:
él
24. Press New York Herald
Tribune, Time y Paris Presse,25. (París: Monseñor Ed. du Centurion, Cristiani,
"Le Vatican p. 136.politique". Imprimatur: 15 de junio de 1956 3 de
noviembre de 1959. 26. Francois
Charles-Roux, op. cit., p. 231 .
136 La
Historia Secreta de los Jesuitas
existía en Italia... Puesto que Mussolini está a la cabeza, todos
simpatizan con Berlín... En 1923, su fascismo se une con el nacionalsocialismo;
él establece amistad con Hitler, proveyéndole armas
y
En aquel tiempo, el monseñor Pacelh futuro Pío XII y el mejor
diplomático de la Curia entonces— era Nuncio en Munich, capital de la Baviera
católica. Allí comenzó a elevarse la estrella del futuro dictador alemán; él
también era católico, como sus asociados más importantes. Respecto al país*
cuna del nazismo, Maurice Lapone nos dice: enemigos
se llaman protestantismo y. democracia".
Por farito. era e.ompreqsible la ansiedad que
vivía Prusia.
"Es fácil imaginar el cuidado especial del Vaticano por
Baviera, donde el nacionalsocialismo de Hitler recluta a sus más fuertes
contingentes"
Quitarle a la Prusia "hereje" el control del
"brazo secular" alemán, y transferirlo a la Baviera católica, iqué
hermoso sueño! El monseñor. Pacelli hizo todo lo posible para realizarlo*
actuando en convenio con el líder de la Compañía de
Jesúi.,.r•-••
"Después de la
otra gucrra (1914-1918), el general de los jesuitas, Halke von Ledochowski,
concibió un vasto plan... crear, con o sin el emperador Hapsburgo, una
federación de las naciones católicas del centro y este de Europa: Austria,
Eslovaquia, Bohemia, Polonia, Hungría, Croacia y, por supuesto, Baviera.
"Este nuevo imperio central debía pelear en dos frentes:
por el este, contra la Unión Soviética; por el oeste, contra Prusia, la Gran
Bretaña protestante, y la Francia republicana y rebelde. En esa época el
monseñor Pacelli era nuncio en Munich —entonces Berlín— y amigo íntimo del
cardenal Faulhaber, principal colaborador de Von Ledochowski. El plan de éste
era el sueño de juventud de Pío XII" .29
Pero, ¿era sólo un sueño de juventud? La Europa
central que Hitler trató de organizar se asemejaba mucho a este plan, sin la
presencia de la Prusia luterana en ese
bloque —una minoría no peligrosa— y las zonas reconocidas de influencia que
—quizá temporalmente— pertenecían a Italia. En realidad, era el plan de
Ledochowski, adaptado a las necesidades de ese tiempo; cl Fuhrer estaba
tratando de realizarlo .bajo el patrocinio de la Santa Sede, con ayuda de Franz
von Papen,
27 Antonio Aniante, "Mussolini" (París:
Grasset, 1932), pp. 123ss.
28. Maurice
Laportc, "Sous le casque d'acier" (París: A. Redier, 1931), p. 105.
29. "La
Tribune des Nations", 30 de junio de 1950.
137
chambelán privado del papa * y el
nuncio de Munich, monseñor Pacelfi.
Charles-Roux
escribió: "En la época contemporánea, la política mundial nunca sintió
tanto la intervención católica como durante el ministerio del monseñor
Pacelli" .30
"Ahora la Baviera católica", dijo Joseph Rovan,
"dará la bienvenida y protegerá a todos los que siembran problemas, a los
confederados y asesinos de la Santa Vehm". 31
Entre esos
agitadores, los "regeneradores" de Alemania escogieron a Hitler, el
destinado a superar los "errores de la democracia" bajo el estándar
del Santo Padre. Por supuesto, él era católico como sus principales
colaboradores.
"El régimen nazi es como el retorno al gobierno del sur
de Alemania. Los nombres y el origen de sus líderes io muestran: Hitler es
austríaco,
Goreing es bávaro, Gœbbels es de la región
del Rin, y así sucesivamente" .32
En 1924 la Santa Sede firmó un Concordato con
Baviera. En 1927 la "Gaceta de
Colonia" afirmó: "Pío XI es el papa más alemán que haya
sentado en el trono de San Pedro".
Su sucesor, Pío XII, he quitó ese título. Pero, por el
momento él estaba atendiendo su carrera diplomática —o su carrera política— en
esta Alemania por la cual, como le dijo a Ribbentrop, "siempre sentiría un
afecto especial"
A] nombrársele nuncio en Berlín, trabajó con Franz von Papen
para destruir a la república de Weimar. El 20 de julio de 1932 se declaró
estado de sitio en Berlín y los ministros fueron expulsados por la fuerza de
las armas. Ese fue el primer paso hacia la dictadura hitleriana. Luego, se
planearon nuevas elecciones que determinaron el triunfo de los nazis.
"Goering y Strasser, con la aprobación de Hitler,
contactaron al monseñor Kass, jefe del partido Centro Catohco . 33
El cardenal Bertram, arzobispo de Breslau y primado de
Alemania, declaró: "Nosotros, cristianos y católicos, no a ninguna religión o raza..." Como muchos
otros obispos, intentó advertir a los fieles acerca del "ideal pagano de
los nazis". Obviamente este prelado no había entendido la política del
papa, pero pronto se la enseñarían.
30, Francois op. cit., p. 93 .
31. Joseph
Rovan, op. cit.. p. 195.
32. Gonzague de
Reynold, "D'ou vient l'Allemagne" (París: Plon, 1939), p. 185.
33. Walter
Gorlitz y Herbert A. Quint, "Adolf Hitler" (París: Amiot, Dumont, p,
32.
138 La
Historia Secreta de los Jesuitas
En 1934, el "Mercurio de Francia"
publicó un estudio excelente:
"A principios de 1932, los católicos alemanes no creían
haber perdido la causa; pero, en la primavera, sus líderes no sabían qué
pensar: les habían dicho que 'personalmente, el papa estaba a favor de Hitler'
"No debe sorprendemos que Pío XI simpatizara con
Hitler... Según él, Europa experimentaría estabilidad sólo por medio de la
hegemonía de Alemania... El Vaticano por mucho tiempo había pensado cambiar el
centro alrededor del cual giraba el Reich, mediante la unificación (Anschluss),
y la Compañía de Jesús trabajaba abiertamente con ese objetivo (plan de
Ledochowski), sobre todo en Austria. Sabemos ya que Pío XI dependía de Austria
para lograr lo que él llamaba su triunfo político. Tenía que evitar la
hegemonía de la Prusia protestante y, puesto que el Reich debía dominar a
Europa... tenía que reconstruir un Reich donde los católicos fueran los amos...
"En marzo de 1933, los obispos de Alemania, reunidos
en Fulda, aprovecharon el discurso de Hitler en Potsdam para declarar: 'Debemos
reconocer que máximo representante del gobierno de) Reich, que es a la vez
líder del movimiento nacionalsocialista, presentó declaraciones públicas y
solemnes por las cuales se reconoce la inviolabilidad de la doctrina católica,
el trabajo y los derechos inmutables de la iglesia...' Von Papen se dirigió a
Roma. Este hombre, con un pasado maligno, llega a ser un peregrino piadoso con
la misión de concluir un Concordato con el papa (para Alemania entera). También
tendría que imitar la conducta de Mussolini hacia el Vaticano" .34
En ambos países sucedió lo mismo: en Italia, el partido
católico de
Don Sturzo aseguró el ascenso de Mussolini
al poder; en Alemania, el Centro de monseñor Kaas hizo lo mismo por Hitler. Y,
en ambos casos, un Concordato selló el pacto.
Royan lo admite diciendo: "Gracias a Von Papen, el
representante ante el Centro desde 1920 y dueño de la publicación oficial del
paftido, 'Germania', Hitler subió al poder el 30 de enero de 1933... El
catolicismo político alemán, en vez de volverse demócrata cristiano, tuvo que
otorgarle poder total a Hitler el 26 de marzo de 1933... Para votar a favor de
poderes se requería una mayoría de dos terceras partes, y se necesitaban los
votos de] Centro para alcanzarla" .35 El mismo autor agrega:
"Bajo el régimen nazi, en la correspondencia y
34. "Mercure
de France", "Pius XI and Hitler" (15 de enero de 1934),
35. Joseph
Rovan, op. cit. pp. 197, 209,
139
declaraciones de dignatarios eclesiásticos siempre hallaremos la
ferviente aprobación de los obispos" . 36
Este
fervor se explica fácilmente al leer lo que
escribió Von Papen: "Los términos generales del Concordato fueron
más favorables que todos los demás acuerdos similares que firmó el
Vaticano", y "el canciller Hitler me pidió que le asegurara al
secretario de estado papal cardenal Pacelli ue de inmediato callaría al clan
anticlerical" |
|
|
Esta promesa no se hizo en vano, En 1933, aparte de la
masacre de judíos y los asesinatos perpetrados por nazis, existían ya 45 campos
de concentración en Alemania, con 40,000 prisioneros de diversas opiniones
políticas, pero mayormente liberales. Von chambelán privado del papa, definió
perfectamente el significado del pacto entre el
-Vaticano y Hitler con esta frase, digna
de grabarse: "El nazismo es una reacción cristiana contra el
espíritu de 1789".
En 1937, presionado por la opinión mundial,
Pío XI "condenó" las teorías raciales por ser incompatibles con la
doctrina y los principios católicos. Lo hizo mediante Io que sus apologistas,
en forma divertida, llaman la "terrible" encíclica "Mit
brennender Sorge". Allí se condena el racismo nazi, pero no a Hitler, su
promotor: "Distinguio". Y el Vaticano se cuida de no denunciar el
"ventajoso" Concordato que cuatro años antes había concluido con el
Reich nazi r
Mientras la cruz de Cristo y la esvástica cooperaban en
Alemania, Benito Mussolini emprendió la fácil conquista de Etiopía con la bendición Santo Padre.
"El soberano pontífice no había condenado la política de Mussolini, dejando al clero
italiano en total libertad para colaborar con el gobierno fascista... Los clérigos. desde los sacerdotes de parroquias
humildes hasta los cardenales. hablaban en favor de la guerra..-
"Uno de los ejemplos más asombrosos fue el del
cardenal arzobispo de Milán, Alfredo Ildefonso Schuster (jesuita), quien llegó
al extremo de describir esta campaña como una cruzada
católica" .38 Pío XI aclaró:
36. Joseph Rovan, op. cit., pp. ] 209, 214.
37, Franz von Papen, op. cit., p. 207,
38 Es comprensible el entusiasmo
del cardenal Schuster, ya que la Compañía de Jesús había enfrentado en Abisinia
la misma situación que en los países europeos. Con la avuda del usurpador
Segud, a quien habían convertido y puesto en el trono, los hijos de Loyola
trataron de imponer el catolicismo en toda la nación, provocando levantamientos
y represiones sangrientas. Finalmente el Negus Basflides los expulsó.
140 La
Historia Secreta de los Jesuitas
"Italia considera que esta guerra se justifica por la apremiante necesidad de expansión...
"Diez
días después. cuando hablaba a una audiencia de ex militares, Pío XI expresó el deseo de que se cumpliera el
anhelo legítimo de una nación grande y
noble. de la cual —les recordó— descendía él".39
La agœsión fascista contra Albania el Viernes
Santo de 1939, sc basó en el mismo "razonamiento", como relata Camille
Cianfarra.• "La ocupación italiana de Albania fue de gran provecho para la
ig}esia... De una población de un millón de albaneses que se convirtieron en súbditos de Italia, el 68%
eran musulmanes, el 20% eran griegos ortodoxos, y sólo el 12% eran católicos
romanos... Desde el punto de vista político, la anexión del país por un poder
católico mejoraría la osición dc la iglesia y
agradaría al Vaticano" .40
En Es aña, la Curia romana aún consideraba el establecimiento
de la
república como una ofensa personal. "Nunca me atreví a mencionar el
"unto de España a Pío
XI", escribió Charles-Roux. "Probablemente me
hubiera recordado ue los intereses de la i lesia en esa ran tierra histórica
de Es aña eran tan solo asunto de) a ado"
Por tanto, a este "protegido territorio de cacería"
se le dio un dictador, similar a los que habían tenido éxito en Italia y
Alemania. La aventura del general Franco principió a mediados de julio de
19.36. Pero, el 21 de marzo de 1934 ya sc había sellado el Pacto de Roma entre
Mussolini y los jefes de los partidos reaccionarios de España; uno de ellos era
Goicoechea, líder de la Renovación Española. Con este pacto, el partido
italiano fascista se encargó de proveer a los rebeldes el dinero, equipo de guerra,
armas y municiones. Sabemos que hicieron aún más de lo prometido, y que
Mussolini y Hitler constantemente abastecían a la rebelión española con equipo,
aviones y "voluntarios".
El Vaticano, pasando por alto
su propio principio —los fieles deben respetar
al gobierno establecido— oprimía a España con amenazase
"El papa excomulgó a los líderes de la república
española y declaró guerra espiritual entre la Santa Sede y Madrid, Luego,
publicó la encíclica 'Dilectissimi Nobis' El
arzobispo Goma. nuevo primado de España,
declaró la guerra civil".42
394). Camilfe Cianfarra, "La
Guerre et le Vatican" (París: Le Portulan, 1946), pp 46-48. El cardenal
Schuster era también rector de esta extraña institución, "L'Ecole de
mystique fasciste" {escuela de misticismo fascista).
evangelio |
El Vaticano incluso reconoció al gobierno e
Franco el 3 de agosto de 1937 20 meses antes ue finalizara la uerra civil. |
|
41 Ftancois
Charles-Roux, op. cit., p. 181 .
Andre Ribard, "1960 et le
secret du Vatican" (París: Libr. Robin, 1954), p. 45.
Los prelados de Su Santidad aceptaban sin problema los
horrores de esta guerra fratricida. El monseñor Gomara, obispo de Cartagena,
interpretó muy bien los sentimientos apostólicos de aquellos al decir:
"Benditos son los cañones si, en los aguieros que éstos
hacen, crece!_"
Bélgica
también estaba protegida por la Acción Católiça,
una organización eminentemente ultramontana v
jesuítica. i Tenían que preparar el terreno para la venidera invasión de
los ejércitos del Fuhrer! Simulando una "renovación espiritual", el
monseñor Picard (jesuita), el padre Arendt (jesuita), el padre Foucart
(jesuita) y otros predicaban diligentemente el evangelio fascista hitleriano.
Un joven belga, que cayó víctima de ellos como muchos otros, testificó:
"En esc tiempo
todos estábamos obsesionados ya con cierto tipo de fascismo... La Acción
Católica, a la que yo pertenecía, simpatizaba con el fascismo italiano...
Monseñor Picard proclamaba abiertamente que Mussolini era un genio y deseaba
con fervor un dictador... Se organizaron peregrinajes para favorecer los
contactos con Italia y el fascismo. Cuando fui a Italia con 300 estudiantes, al
retomar a casa todos nos saludaban al estilo romano y cantaban 'Giovinezza"'
43
Otro testigo declara: "Después de 1928, el grupo de León
Degrelle colaboró regularmente con el monseñor Picard.-- [Éste] consiguió ayuda
de León Degrelle para una misión muy importante: administrar una nueva casa de
publicaciones en el centro de la Acción Católica. A esta casa editora se le
puso un nombre que pronto se hizo famoso: Rex...
"El clamor por un nuevo régimen se multiplicó... Los
resultados de esta propaganda en Alemania eran observados con mucho interés. En
octubre de 1933, un artículo en el 'Vlan' nos recordó que en 1919 sólo había
siete nazis, y que Hitler los trajo años después, sin otro recurso
sino su talento para la publicidad...
Habiéndose fundado con principios similares, el equipo 'rexista' inició un
activo programa de propaganda en el país, Sus reuniones pronto atrajeron a
centenares, y luego a miles de persorms".44
43.
Raymond de Becker, "Livre des vivants et des
morts" (Bimselas: Ed- de la Toison d'0r, 1942), pp. 175.
44.
Jacques Saint-Germain, "La Bataille de Rex" Les ceuvres francaises, 1937). pp. 67, 69.
142 La
Historia Secreta de los Jesuitas
Por supuesto,
al igual que Mussolini con el fascismo, Hitler había traído al nuevo
nacionalsocialismo mucho más que talento para la publicidad; i trajo el apoyo
del papado!
Siendo tan solo una pálida sombra de aquellos dos, León
Degrelle — líder del "Christus Rex'*— recibió también el mismo apoyo, pero
con un propósito muy distinto, ya que su trabajo fue abrirle las puertas de su
país al invasor.
Raymond de Becker dice: "Yo colaboré con el
'Avant-Garde' Esta publicación (del monseñor
Picard) procuraba romper los lazos que unían a Bélgica, Francia e Inglaterra
Sabemos cuán rápidamente el ejército alemán derrotó a la
defensa belga, traicionada por la quinta columna clerical. Tal vez recordemos
también que el apóstol de "Christus Rex", vistiendo el uniforme
alemán y acompañado de mucha publicidad, "peleó cn el frente dcl
este" a la cabeza de sus "Waffen SS", reclutados principalmente
enLrc la juventud de la Acción Católica; luego, una retirada oportuna le
permitió llegar a España. Pero, antes expresó con libertad sus sentimientos
'*patriotas" por última vez.
Maurice de Behaut escribió: "Hace diez años (en
1944) el puerto de Anvers, tercero en importancia en el mundo, cayó casi
intacto en manos de las tropas británicas... Cuando parecía que terminarían los
sufrimientos y privaciones de la cayó sobre ella el invento nazi más diabólico:
las bombas voladoras VI y V2. Este bombardeo, el más prolongado en la historia
—día y noche durante seis meses— , se mantuvo oculto por orden del cuartel de
los aliados, Por eso* aun hoy, la mayoría de la gente ignora el martirio que
sufrieron las ciudades de Anvers y Liege.
"En la
víspera del primer bombardeo (12 de octubre), algunas personas habían oído por
Radio Berlín las alarmantes declaracioncs del traidor "rexista", León Degrelle: "Le pedí a mi Fuhrer —exclamó
.
20.000 bombas voladoras. Estas castigarán a un pueblo neçi0A prometo que
convertirán a Anvers en una ciudad sin puerto, o en un uerto sin ciu a
"Desde ese día los bombardeos aumentaron, causando
catástrofes y destrucción, mientras el traidor Deorelle gritaba por
Radio Berlín, prometiendo cataclismos aún más terribles"
45. Ravrnond de
Becker, "Livre des vivants et des mortsþ* (Bruselas: Ed. de la
Toison d'0r, 1942), pp. 72-73, 175.
46. "Historia",
diciembre de 1954.
Preparativos Para la Segunda Guerra Mundial
Así se despidió de su
tierra natal aquel producto cruel de la Acción Católica,
Siendo un discípulo obediente del monseñor jesuita Picard,: de adre -esuita
Arendt• etc. el líder de "Christus Rex" si ui estrictamente las reglas papales.
os |
om res |
e |
a Accion |
ato ica
—escribió Pío X 1— no |
cumplirían su deber si, al presentárseles la
oportunidad, no intentaran
|
|
|
e su rovincia |
de su aís".47 |
León Degrelle cumplió su y el resultado —como vimos— fue
proporcional a su celo,
En cl libro de Raymond de Beckcr leemos: *'Acción
Católica halló en Bélgica a hombres excepcionales para dirigir sus asuntos,
tales como el monseñor Picard (el más importante).-. el canónigo Cardijn,
fundador del movimiento 'jocista', un hombre visionario y de muy mal
carácter..."48
Este juró que nunca había "visto ni oído" a su
compañero León Degrelle. Por tanto, los dos líderes de la Acción Católica
belga, que trabajaban bajo el báculo del cardenal Van Roey, ial parecer nunca
se habían conocido! ¿Cómo ocurrió ese milagro? Por supuesto, el ex canónigo no
lo explica. Luego, Pío XII lo nombró monseñor y director de los movimientos
para el mundo entero.
Otro milagro: El monseñor Cardijn nunca conoció al
reprensible líder de 'Rex' durante el gran congreso descrito por Degrelle:
"Recuerdo ei gran congreso de la Juventud Católica en
Bruselas en 1930. Yo estaba detrás del monseñor Picard, que estaba al lado del
cardenal Van Roey. Unos 100,000 jóvenes marcharon frente a nosotros durante dos
horas, vitoreando a las autoridades religiosas reunidas sobre la plataforma. 49
¿Dónde estaba escondido el líder de la Juventud Obrera
Católica, cuyas tropas estaban
participando en esa marcha gigantesca? ¿Hubo un decreto especial de la
Providencia, condenando a esos dos hombres a estar juntos sin verse, tanto en
platafOrmas oficiales como en el centro de la Acción Católica al que ambos iban
constantemente?
El monseñor Cardijn, que era jesuita, va más lejos. Pretende
también haber peleado "'verbalmente" con el 'rexismo'.
47. Pío XI, "Peculari Quadam", citado por
R.P. jesuita de Soras, en "Acti01i catholique et action (París: Ed. Spes, 1938), p. 105. Imprimatur:
1938.
48, Raymond de Becker, op. cit.. p. 66.
49. Leon Degrelle..* "La cohue de 1940"
(Lausanne: Robert Crausaz, 1949), pp. 214-215.
144
En realidad, la Acción Católica era una organización
peculiar. Los líderes de sus dos "movimientos" principales, J.O.C, y
Rex, no sólo jugaban a las escondidas en los pasillos, sino que uno podía
"pelear" contra lo que el otro hacía, con la total aprobación de la
jerarquía,
Esto es indisputable: El monseñor Picard mismo puso a
Degrelle como líder de 'Rex', bajo la
autoridad del cardenal Van Roey y del nuncio apostólico, monseñor Micara. Así,
según Cardijn, él desaprobaba Io que hacían sus colegas de la Acción Católica,
bajo el patrocinio —al igual que él—
del primado de Bélgica y sin ninguna consideración por el nuncio, su
"protector y respetado amigo", de acuerdo con Pío XII"
La afirmación es severa. Es más evidentc aún al ver, después
que Hitler invadió Bélgica, la actitud de personas como el monseñor Cardijn y
sus colegas, que luego repudiaron a Degrelle y el 'rexismo', En un libro que
quedó 'oculto' tras ser publicado, el líder mismo del 'Rex' nos refrescó la
memoria —como veremos después— y hasta donde sabemos, nunca se refutó Io que él
diio.
"Siendo un cristiano ferviente, conocedor de la
interacción entre lo espiritual y lo temporal, no habría considerado colaborar
(con Hitler) sin consultar con las autoridades religiosas de mi país...
Solicité una entrevista con Su Eminencia, el cardenal Van Roey... Una mañana el
cardenal me recibió en forma amigable en el palacio obispal de Matines... A él.
lo impulsaba un fanatismo agresivo v total... Si hubiera vivido unos siglos
antes, habría cantado el 'Magnificat' al dar cuenta de los infieles con su
espada, o a las ovejas desobedientes de su redil las hubiera quemado o arrojado
a los calabozos del convento. Puesto que era el siglo 20, sólo contaba con el
báculo, pero con él hacía un gran trabajo. Para él, todo era importante si
contribuía a los intereses de la iglesia: si algo era bueno, lo apoyábamos,
pero destruíamos lo malo. La iglesia tenía muchos medios de 'servicio': obras,
partidos, periódicos, cooperativas agrícolas ('Boerenbondò, instituciones
bancarias que aseguraban el poder temporal de la institución divina...
"Ahora puedo decir sinceramente lo que quiso decir el
cardenal: 'La colaboración era lo correcto; en realidad, lo único que toda
persona sensible haría'. Durante la entrevista, ni siquiera consideró que
pudiera existir otra actitud. Para el cardenal, la guerra había concluido en el
otoño de 1940, No mencionó la palabra 'inglés' ni expresó la
50, "La Croix", 24 de mayo de 1946.
Preparativos Para la Segunda Guerra Mundial 145
suposición de una posible recuperación
aliada... El cardenal no pensaba que, políticamente, fuera posible algo aparte
de la colaboración... No objetó ninguno de mis conceptos y proyectos... El
podría haberme advertido —o debería haberlo hecho— si consideraba que mis ideas
políticas se estaban desviando, ya que fui a en busca de consejo... Antes de
irme, e) cardenal me dio su bendición paternal ...
"En el otoño de 1940, otros católicos dirigieron la
mirada hacia la torre de San Rombaut... Muchos {ucron al palacio obispal para
pedir consejo. al monseñor Van Roey, o a sus allegados, respecto a la
moralidad, utilidad o necesidad de la colaboración...
"Más de mil burgomaestres católicos, todos los
secretarios generales, aunque fueron escogidos cuidadosamente, se adaptaron de
inmediato a la nueva Orden... Todas esas personas buenas que fueron
encarceladas o atacadas en 1944, quizá en 1940 se preguntaban: ¿Qué piensa
Malines? Pero, quién hubiera imaginado que ni Malines, ni sus obispos ni sus
sacerdotes habían podido aquietar sus mentes.
"De cada diez colaboracionistas
belgas, ocho eran catóhicos...
"Durante esas semanas cruciales por la decisión que
debía hacerse, Malincs y los otros obispados nunca nos enviaron, a mí y a los
otros colaboracionistas, ningún consejo escrito o verbal en contra.
"Aunque no sea agradable, esa es la verdad. La actitud
del alto clero católico, en general, fortalecía la convicción de los feligreses
de que la colaboración era pcrfcctamcntc compatible con la fe... En Vichy, tras
la entrevista de Hitler con Marshaì Pctain, los prelados franceses más
importantes se tomaron fotografías con éste y Pierrc Laval. En París, el
cardenal Baudri]lart declaró públicamente que era colaboracionista.
*'En Bélgica,
el cardenal Van Roey permitió que uno de los sacerdotes más famosos de Flandes
su principal intelectual católico— , el abad Verschaeve, durante una sesión
solemne del senado el 7 de noviembre de 1940, declarara en presencia de un
general alemán, el presidente Raeder: 'El deber del Concilio Cultural es
edificar el puente que una a Flandes y Alemania...'
"El 29 de mayo de un día después de la rendición, el
cardenal Van Roey describió la invasión como un regalo del cielo:
'Pueden estar
seguros —escribió a los feligreses— de que presenciamos en este momento una
intervención excepcional de la divina Providencia, que está mostrando su poder
por medio de grandes eventos' .
146 La
Historia Secreta de los Jesuitas
"Así,
Hitler parecía ser un instrumento purificador que castigaba providencialmente
al pueblo belga" .51
Algo muy similar ocurría en nuestro país (Francia), donde
constantemente se nos recordaba que "la derrota es más fructífera que la
victoria", como antes de 1914, cuando sc deseaba para Francia un
purificador "sangrado profundo"
En estas memorias que fueron olvidadas —o desechadas—
encontramos también detalles muy interesantes acerca del "Boerenbond, la
gran maquinaria católica, política y financiera del cardenal Van Roey, que
financió extensamente al sector flamenco de ia Universidad de Louvain..."52
"La casa publicadora Standaard mantenía ocupadas sus
prensas* imprimiendo los llamados más colaboracionistas del V.N.V. ('Vlaamsch
Nationalist Verbond'). Muy pronto el negocio estaba ganando mucho dinero...
Siendo profundamente católicos y pilares de la iglesia de Flandes, los líderes
de Standaard no se hubieran animado a colaborar a menos que el cardenal Les
hubiera dado primero su bendición clara y directa.
"Lo mismo ocurrió con toda la prensa
El objetivo
de esos esfuerzos era dividir a Bélgica, como nos lo recuerda cl escritor
católico Gastón Gai]lard:
"Los católicos de habla flamenca y tos católicos
autonomistas de Alsacia justificaban su actitud, por el apoyo tácito que la
Santa Sede daba siempre a la propaganda alemana. Al referirse a la memorable
carta de Pío XI a su secretario de estado, el cardenal Gaspari, el 26 de junio
de 1923 , quedaron convencidos de que Roma aprobaba la política que ellos
seguían, y, por supuesto, Roma no trató de contradecirlos. ¿No había apoyado
hábilmente el nuncio Pacelìi a los nacionalistas alemanes, y fomentado la
población 'oprimida' de la Alta Silesia? ¿No había aprobado la iglesia las
conspiraciones autonomistas de Alsacia, Eupen, Malmedy y Silesia, y no siempre
en forma discreta? Por tanto, los flamencos fácilmente podían ocultar sus
acciones contra la unidad de Bélgica tras las directivas romanas,., 54
En 1942, el
papa Pío XII le pidió a su nunciatura en Berlín que trasmitiera sus
condolencias a París por la muerte del cardenal Baudrillart; así mostró que,
para él, era un hecho la anexión del norte
51-53. Leon Degrelle, op. cit., pp, 213, 216ss.,
219ss,
54. Gaston Gaillard, "La fin d'un temps"
(París: Ed. Albelt, 19.33L II, p. 141
Preparativos
Para la Segunda Guerra Mundial 147
de Francia por parte de Alemania.
Confirmó una vez más el "apoyo tácito" que la Santa Sede, y él en
particular, dieron siempre a la expansión alemana.
Ahora sólo podemos sonreír burlonamente al ver a los jesuitas
de Su Santidad criticando algo tan obvio, y rechazando toda complicidad con la
quinta columna que ellos mismos organizaron, en especial con Degrelle. Este,
encerrado en su refugio por saber demasiado, recordaba los famosos versos de
Ovidio: "Mientras seas feliz, tendrás muchos amigos. Cuando aparezcan las
nubes, solo estarás)" . 55
Las siguientes declaraciones del jesuita
Fessard nos hacen sonreír:
"En 1916
y 1917 esperamos impacientemente los refuerzos de Estados Unidos. En 1939 vimos
con tristeza aun después de declararse la guerra, muchos estadounidenses tenían
un. concepto favorable de Hitler, en especial los católicos. En 1941 y 1942,
nos preguntábamos otra vez si Estados Unidos intervendría o no" . 56
Al parecer, el Santo Padre observó "con tristeza"
los resultados que sus hermanos jesuitas habían logrado en los Estados Unidos.
La razón era que —y este es un hecho histórico— c] Frcnlc Cristiano, un
movimiento católico que se oponía a la intervención norteamericana, era
dirigido por c] jesuita Cough)in, conocido por su apoyo a Hitler.
"A esta organización religiosa no le faltaba nada y,
desde Berlín, recibía abundante material dc propaganda preparado por la oficina
de Goebbel.
"A través de su publicación 'Justicia Social' y
programas radiales, el padre Coughlin —apóstol de la esvástica— alcanzaba ' a
un vasto público. También supervisaba *células de comando* secretas en los
principales centros urbanos, dirigidos confonne a los métodos de los hijos de
Loyola y capacitados por agentes nazis"
Un documento secreto del juicio de Wilhelmstrasse
aclara el siguiente punto: "Al estudiar la evolución del antisemitismo en
los Estados Unidos, notamos que el número de oyentes de los programas radiales
del padre Coughlin, conocido por su antisemitismo, supera los 20 millones"
,58
55. Donec eris
felix, multos numerabis arnicos, Tempora si fuerint nubila, solus eris.
56. R.P. Fessard
S.l., "Libre meditation sur un message de Pie XII" (París: Plon,
1957), p. 202,
57. Edmond
Paris, "The Vatican against Europe" (Londres: 1959), p. 141 .
58. Archivos
secretos del Wjlhelmstrasse, documento 83-26 19/1 (Berlín, 25 de enero de 1939)
148 149
¿Debemos
recordar las acciones del iesuita Walsh, agente del papa, Parte V decano de la facultad de ciencias políticas en la
Universidad de Georgetown, criadero político de la diplomacia
estadounidense.
celoso propagandista de la política alemana? Capítulo
3
En aquel tiempo, el general de la Sociedad
de Jesús era, casualmente,
Halke von Ledochowski, ex general del
ejército austríaco. Sucedió al La Agresión Alemana y los Jesuitas: Austria,
pnasiano Wernz en 1915. Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia
¿Acaso
el R.P. Fessard olvidó también lo que "La Croix" escribió durante la
guerra, diciendo en especial: "Nada se ganará con la
59 Veamos cómo se preparó la unión o
"Anschluss":
intervención de tropas del
otro lado del canal y del Atlántico"? Primero, gracias a la sincronía
"providencial", cuando Mussolini ¿No recuerda él ef siguiente
telegrama de Su Santidad Pío XII: "El papa60 tomó el poder en
Italia con ayuda de Don Sturzo —jesuita y líder del envía su bendición a 'La
Croix' , la voz del pensamiento pontifical"? partido católico— , el
monseñor jesuita Seipcl llegó a ser canciller de
Ante tanto olvido, ¿debemos concluir que los rrüembros de la
Sociedad Austria. Ocupó ese cargo hasta 1929, con una interrupción de dos años,
de Jesús tienen mala memoria? Sin embargo, ni de sus enemigos recibieron
conduciendo la política interna de Austria por un camino reaccionario y este tÞ
de censura. Notemos que el RP. Fessard sólo en 1957 expresó sus clerical. Al
ser imitado por sus sucesores, el país fue absorbido por el temores patrióticos
respecto a los años 1941-1942. Sus "meditaciones bloque alemán. Debido a
su represión sangrienta en los levantamientos libres" durante 15 años
«avieron ciefio resultado, volviendo a leer un de la clase obrera, se ganó el
apodo de "Kcine Milde Kardinal" o pasaje de los "Ejercicios
Espirituales". Este dice que "si la iglesia
"Cardenal
Inmisericorde". declara que lo que ve negro cs blanco, el jesuita debe
estar dispuesto a
"En
los primeros días de mayo de 1936, Von Papen inició concordar con ella, aunque
sus sentidos le indiquen Io contrario".61 negociaciones
secretas con el canciller austríaco Schussnigg.
En ese aspecto, el R.P. Fessard parece haber
sido un jesuita excelente.
Aprovechando el punto débil de
éste, le mostró lo ventajoso que la
El 7 de marzo de 1936, Hitler llevó al ejército conocido como
reconciliación con Hitler resultaría para el Vaticano. El argumento Wehrmacht a
la región desmilitarizada del Rin, violando así el pacto de l l de marzo de 1938 se llevó
a cabo la unión de Austria y quizá parezca extraño, pero 62Schussnigg
era muy devoto y Von Papen
Locarno- El era el chambelán del papa".
Alemania, y, por medio del Reich en Munich,
el 29 de septiembre del Así, el chambelán privado dirigió la operación que, el
l l de marzo de mismo año Francia e Inglaterra impusieron la anexión de
Sudetenland
1938, terminó con la renuncia del devoto
Schussnigg (discípulo de los en Checoeslovaquia.
jesuitas), siendo sustituido por
Seyss-lnquart, líder de los nazis El Fuhrer había subido al poder gracias a los
votos del Centro Católico austríacos. E} siguiente día, después de la llegada
de las tropas sólo cinco años antes, pero la mayoría de los objetivos revelados
alemanas, el gobierno títere de Seyss-lnquart proclamó que Austria se
cínicamente en "Mein Kampf' (Mi lucha)
ya se habían realizado. Este unía al Reich- El
arzobis o de 'Viena el carde a •esuit Inni z libro, un desafío insolente a
las democracias occidentales, fue
escrito por recibió con entusiasmo ese acontecimiento. el jesuita Staempfle y firmado por Hitler. Aunque muchos lo ignoran,
la
"El 15 de marzo la prensa alemana
publicó esta declaración del Sociedad de Jesús fue la que perfeccionó el famoso
programa cardenal Innitzer: 'Los sacerdotes v feligreses deben apoyar sin titubear pangermanista
que se presentó en esa obra, y el Fuhrer lo apoyó. al gran estado alemán y al
Fuhrer. cuya lucha para establecer el poder.
59. "La Croix", 10 de agosto de 1943* honor y prosperidad de Alemania armonizan con
los deseos de la 60, Ibid., 28 de enero de 1942. Providencia'. siqujd quod oculis nostris apparet albtarn,
nigrum illaesse definierit debemus itidcm quod nigrum sit pronuntiare".
"Institutum Societatis Jesus"
(edición romana de 1869), II, p. 417. 62. (3ER. Gedye, "Suicide de l'Autriche" (Pará: Union
latine d'editions, 1940), p. 188.
150
"Los periódicos imprimieron una copia de la declaración
para disipar toda duda sobre su autenticidad. En Viena y otras ciudades
austríacas, también pusieron copias en las paredes. Sobre su firma, el cardenal
Innitzer había escrito con su puño y letra: 'Und Heil Hitler'.
"Tres días después- el episcopado
austríaco dirigió una carta pastoral a sus diocesanos. Esa carta, publicada por
los diarios italianos pl 28 dî .marzo, era
una adhesión directa al régimen nazi, ensalzando grandemente sus virtudes"
63
El cardenal Innitzer, máximo representante de la Iglesia
Romana en Austria, escribió en su declaración: "Invito a los líderes de organizaciones_ iuveniles. a que se preparen
para unirse a la organización del Reich alemán" 64
Por tanto, el cardenal y arzobispo de Viena, seguido por su
episcopado, no sólo se unió a Hitler sino que le entregó a la juventud 'cristiana" para que la
capacitara con los métodos nazis. Estos métodos habían sido "condenados
oficialmente" en la "terrible" encíclica "Mit brennender
Sorgc'
El "Mercurio de Francia" con justa razón comentó:
"Estos o Ispos no hicieron solos una decisión que afecta a la iglesia en
su totalidad; la Santa Sede les dio
instrucciones que ellos simplemente obedecieron 65
Era obvio. 1 Oué otras
"instrucciones" podían esperarse de la Santq
Sede u LI
. e . e
Bélgica creó el 'Christus-Rex• de León De a
relle o
"Por tanto. se comprende por qué autores ingleses como
A. Ridley, Secker y Warburg objetaban la política de Pío XI, que favoreció a
los movimientos fascistas en todo lugar
Respecto a la unión (Anschluss), Charles-Roux explica por
qué la iglesia la apoyaba: "Ocho millones de católicos austríacos, unidos
a los católicos del Reich, harían que el cuerpo de católicos alemanes hiciera
sentir su importancia" *67
Polonia estaba en la misma situación que Austria cuando
Hitler, tras invadirla, anexó parte de ella en e] nombre de la madre patria. A
la
63. Francois
Charles-Roux, op. cit., pp. 1 18, 122.
64. Emest Pezet,
ex vicepresidente de la Comisión de Asuntos Extranjeros,
"L' Autriche et la paix" (París: Ed. Self-
1945), p, 149,
65, Austria y Hitler, "Mercure
de France", 1 de mayo de 1938, p. 720. 66, J. Tchernoff, "Les
Demagogies contre les democracies" (París: R. Pichon y Durand-Auzias,
1947), p. 80.
67. Charles-Roux, op.
cit., p. 114.
La Agresión Alemana y los Polonia... 151
Santa Sede tenía que agradarle la idea de
tener unos millones más de católicos para reforzar al contingente alemán bajo
el dominio romano, a pesar de su amor por el "querido pueblo polaco".
En realidad, no protestó por el cruel reagrupamiento de los católicos en Europa
central según el plan de Halke von Ledeehowski, de los jesuitas,
Los turiferarios con licencia del Vaticano les recuerdan a
sus lectores que en la encíclica "Sumrni Pon(ificatus", Pío XII
"protestó" contra la a o resión. Pero ese documento
absurdo —como todos los de su clase— , de no menos de 45 páginas. sólo contiene
una frase al final en relación a Polonia y la dominación de Hitler. Y. esa
breve mención es un consejo al pueblo polaco para que rece mucho a la virgen
María. Hay un marcado contraste entre las pocas y trilladas palabras de
condolencia, y las páginas de elogio dedicadas a la Italia fascista y a la
exaltación del Tratado Laterano. Este tratado
fue firmado por la Santa.
|
Mussolini colaborador de
Hitler ue en el tiem o cuando el |
pava escribía su encíclica, dio un mensaie
vergonzoso desafiando al mundo, comenzando con estas palabras: "iLiquidata
la Poloniq!"
Pero, ¿qué
riesgos se corren al usar esas palabras sin sentido al predicar a los
convertidos? ¿Y cuántos querrían examinar tales referencias?
No obstantc, a] estudiar el cornportamiento del Vaticano al
respecto, ¿qué vemos? En primer lugar, e] nuncio en Varsovia, monseñor Cortesi,
insta al gobierno polaco a cederle todo a Hitler: Dantzi¶ el corredor, los
territorios donde vivcn las rninorías alemanas.68 Luego, e] Santo
Padre ayuda al agresor cuando intenta que París y Londres ratifiquen la
separación de una parte extensa de su "amada Polonia".69
Para los que se sorprenden por esa conducta hacia un
país católico, mencionaremos un precedente famoso: después de la primera
división de Polonia en 1772 —una catástrofe en la que las intrigas de los
jesuitas tuvieron parte importante— el papa Clemente XIV, al escribirle a la
emperatriz NIaría Teresa de Austria, expresó su satisfacción diciendo:
"La invasión y división de Polonia no se
llevaron a cabo sólo por razoncs políticas; fue por el bien de la religión y
porque, para el provecho espiritual de la iglesia. era necesario que la corte
de Viena extendiera su dominio sobre Polonia tanto como fuera posible".
68, Véase a
933-1939), Count Szembeck (París: Pion, 1952), pp. 499.
69. Véase Camille Cianfarra, op. cit,. pp. 259-260.
152
Obviamente no hay nada nuevo bajo el sol, sobre todo en el
Vaticano. En 1939 no fue necesario cambiar ni una palabra en esa cínica
declaración, aparte del "provecho espiritual de la iglesia", que
consistía entonces de varios millones de católicos polacos que se unieron al
Gran Reich.
Esto explica fácilmente la parsimonia de las condolencias
papales en "Summi Ponti ficatus".
En Checoslovaquia, el Vaticano
aun mejor: a Hitler le proveyó uno de sus prelados, un chambelán privado que
sería la cabeza de estado
El
"Anschluss" había causado gran conmoción en Europa. Desde entonces,
la amenaza hitleriana se cernía sobre Checoslovaquia y se hablaba de una
posible guerra. Pero, en el Vaticano a nadie parecía preocuparle. Veamos lo que
relata Charles-Roux:
"A mediados de agosto yo había intentado persuadir al
papa para que hablara en favor de la paz —una paz justa, por supuesto... Mis
primeros intentos fueron infructuosos. Pero desde principios de septiembre dc
1938, cuando la crisis internacional alcanzó su peor nivel, en cl Vaticano
empecé a recibir impresiones tranquilizadoras que, en forma misteriosa,
diferían con la situación que empeoraba rápidamente" -70
"Todos mis intentos —agrega el ex embajador francés—
recibían la misma respuesta de Pío XII: 'Sería inútil, innecesario e
inoportuno'. No podía comprender su obstinación en permanecer callado".71
Los acontecimientos pronto explicarían su silencio. En primer
lugar, el Reich, con el apoyo del Partido Social Cristiano, anexó el
Sudetenland; el acuerdo de Munich ratificó la anexión y Checoslovaquia se
dividió. Pero Hitler, que había decidido respetar la integridad territorial, en
realidad deseaba anexar los países checos independientes de Eslovaquia, y reinar sobre ellos mediante la persona que él
nombrara.
Era fácil
para él lograr este objetivo, ya que la mayoría de los líderes políticos
eslovacos eran eclesiásticos católicos, según afirma Walter Hagen. 72 Entre
éstos, el jesuita Hlinka tenía a su disposición una "guardia"
entrenada bajo los principios nazis S.A. de los grupos de asalto.
70. Charles-Roux, op. cit., pp. 127-128.
71
. Ibíd.
72. Cf. Walter Hagen,"Le Front Secret"
(París • Les Iles d'0r, 1950).
La Agresión Alemana y los Polonia„. 153
Sabemos que, según la ley canónica, ningún
sacerdote puede aceptar un cargo público o poder político sin consentimiento de
la Santa Sede,
El jesuita De Soras lo confirma y explica: "¿Cómo
podía ser dc otra manera? Ya lo dijimos: un sacerdote, por el 'carácter' que le
confiere la ordenación, por las funciones oficiales que ejerce en la iglesia y
por la sotana que usa, está obligado a actuar como católico, al menos cuando se
trata de un acto público. Donde está el
sacerdote. está la iglesia" .73
Por tanto, en
el parlamento checoslovaco había miembros del clero con el consentimiento del
Vaticano. Además, uno de esos sacerdotes tuvo que recibir aprobación de la
Santa Sede cuando el Fuhrer lo invistió como cabeza del estado, y luego te
confirió las más altas distinciones hitlerianas: la Cruz de Hierro y la
condecoración águila Negra.
formar
a] mundo" 14 |
|
|
Como se esperaba, el 15 de marzo de 1939 Hitler anexó el
resto de Bohemia y Moravia, y puso "bajo su protección" a Eslovaquia,
la república que había creado con un trazo de su pluma. A la cabeza puso al
monseñor jesuita Tiso, "que soñaba con combinar el catolicismo cotT' el
nazismo", Esta noble ambición se realizó fácilmente, puesto que los
episcopados alemanes V austnacos ya lo habían hecho. EJ monseñor, "El catolicismo y el nazismo tiènen mucho en
común; traba'an lado a lado ara re
Esa debió ser también la opinión del Vaticano, porque a
pcsar de la "tenible" encíclica "Mit Brennender Sorge", no
discutió para aprobar al sacerdote dictatorial.
"En
junio de 1940, Radio Vaticano anunció: G La declaración de monseñor
Tiso, jefe del estado eslovaco, proclamando su intención de formar a Eslovaquia
de acuerdo a un plan cristiano, tiene la total aprobación de la Santa
Sede" .75
"El régimen de Tiso en Eslovaquia
afectó especialmente la
Protestante de ese país. que constituía la
quinta parte de la población. Monseñor Tiso trató de reducir al mínimo la
influencia protestante. y aun eliminarla... Los miembros influyentes de la Iglesia
Protestante fueron enviados a campos de concentración" 16
Estos podían considerarse afortunados al
considerar la
...Y.euxz, geugal..u....§ialLAe....les...iesuilu...ß.2QL1215):
"La izlesi•a puede
73. R.P. de Soras, op. cit., p. 96,
74-75. Henriette Feuillet, "France
Nouvelle", 25 de junio de 1949.
76. "Reforme", 17 de agosto de 1947.
154 La Aoresión Alemana y los Polonia... 155
condenar a
los herejes a la muerte. porque los derechos que tienen se Herve Lauriere—
hicieron, por más de cuatro años, sobrepasa nuestra ciehen sólo a nuestra
tolerancia" imaginación, Aunque los anales de la Iglesia de Roma contienen
gran Veamos cuál fue la bondad apostólica que el prelado dictatorial Tiso cantidad de material al
respecto, no pueden proporcionar el equivalente mostró a los judíos: "En
1941 , el primer contingente de judíos de de lo que ocurrió en Europa. ¿Es
necesario agregar que el gran amigo Eslovaquia y del norte de Silesia llegó a
Auschwitz; desde elde Ante Pavelic, un hombre
sediento de sangre, era el monseñor los que no podían trabajar eran enviados a
la cámara de gas, en un Stepinac, otro jesuita?
cuarto del edificio donde estaban los
hornos crematorios "-77 E} pueblo francés supo de la
organización terrorista de Croacia, los ¿Quién escribió esto? Un testigo que no
podría ser refutado, Lord ustashis dirigidos por Pavelic, debido al asesinato
en Marsella del rey Russell, de Liverpool, abogado judicial que estuvo en los
juicios de los Alejandro I de Yugoslavia y nuestro ministro de Asuntos
Extranjeros, criminales de guerra, Louis Barthou, en 1934. ' 'Puesto que el
gobierno de Mussolini Por tanto, la Santa Sede no le "prestó" uno de
sus prelados a Hitler en obviamente estaba involucrado en el crimen" el gobierno
francés vano. El jefe dc estado jesuita estaba realizando un buen trabajo, y
por demandó la extradición de Pavelic, que se había refugiado en Italia. Por
eso Radio Vaticano expresó su satisfacción. Ser el primero en proveer supuesto,
el Duce no aceptó; la corte de Assize en Aix-en-Provence le prisioneros a
Auschwitz constituía una gran gloria para este hombre impuso la sentencia de
muerte al líder de los ustashis estando él santo y para toda la Compañía de
Jesús. ausente.
En realidad, ese triunfo fuc total. Al realizarse la
Liberación, los Este líder dc terroristas, contratado por
Mussolini, "trabajó" para estadounidenses entregaron al prelado a
Checoslovaquia. Allí, en 1946, lograr lá expansión de Italia en la
costa del Adriático. En 1941, cuando lo condenaron a la pena capital y
fue ejecutado en la horca, ila gloria Hitler y Mussolini invadieron Yugoslavia
y la dividieron, colocaron a para un mártir! este supuesto patriota croata como
gobernante del estado satélite que "Todo lo que hacemos contra los judíos,
se debe al amor por nuestra crearon con el nombre de '*Estado Indepcndiente de
Croacia". El 18 de nación. El amor a nuestro prójimo y a nuestro país se
ha convertido en mayo dc ese año, en Roma, Pave)ic le dio la corona de ese
estado al una lucha fructífera contra los enemigos del nazismo" 78
duquc dc Spoleto, que adoptó el nombre de Tomislav II. Éste nunca En un país
vecino, otro alto dignatario de la Iglesia Romana podría pisó el territorio de
su reino falso y manchado de sangre haberse apropiado de esta
declaración de monseñor Tiso. Porque, si los "Ese mismo día, Pío XII
concedió una audiencia privada a Pavelic y fundamentos de la "Ciudad de
Dios" eslovaca eran el odio y la sus 'amigos'; uno de ellos era el
monseñor Salis-Seis, vicario general persecución, según la inquebrantable
tradición de la iglesia, iqué podría del monseñor Stepinac.
decirse de] estado eminentemente católico
de Croacia, producto de la "La Santa Sede no temía dar la mano a un
crimina] comprobado y colaboración cntre e] asesino Pavelic y monseñor
Stepinac, con la sentenciado a muerte, en ausencia, por fa muelte del rey Alejandro
I y ayuda del le a ado pontifical Marcone! Louis Barthou, i un líder
terrorista que tenía en su conciencia los Retrocediendo a conquista del Nuevo
Mundo, tendríamos que unir crímenes más horrendos! De hecho, el 18 de mavo de
1941 , cuando Pío los actos de los aventureros de Conés y de los monjes,
igualmente XII recibió a Pavelic y a su banda de criminales, la masacre de
croatas violentos al procurar la conversión de los nativos, Esos hechos podrían
ortodoxos estaba en su apogeo, a la vez que lograban conversiones compararse a
las atrocidades que cometieron los ustashis, a quienes los forzadas a]
catolicismo" .79a clérigos fanáticos apoyaban. impulsaban y
daban órdenes, Lo que estos El sector dc la población que perseguían era la
minoría serbia, corno 'asesinos en el nombre de
Dios" nombre muy apropiado que les dio explica el autor Walter Hagen:
"Gracias a los ustashis, el país pronto se
77. Lord Russell
de Liverpool, "Sous le si ane de la croix gammes" 79. Charles-Roux, op. cit., p. 132
(Génova: L' Ami du livre, 1955), p. 217. 79a. Cf. Herve
Lauriere, "Assassins in the Name of God"
78. Feui0et.
ibid. (París: Ed. Dufour, 1951), pp,
40ss).
156
transformó en un caos sangriento... El odio
mortal dc los nuevos amos estaba dirigido hacia los judíos y serbios,
considerados oficialmente como criminales... Pueblos y aun regiones eran
totalmente asolados en foma sistemática... Puesto que la antigua tradición
quería que Croacia y la fe católica, y Serbia y la Iglesia Ortodoxa fueran
sinónimos, a los creyentes ortodoxos se les obligaba a unirse a la Iglesia
Católica. Con esas conversiones forzadas se completó la 'croatización "'.80
El Ministro del Interior Andrija Artukovic fue el principal
organizador de las masacres y conversiones forzadas. Sin embargo, según un
testigo que ocupaba un alto cargo, él se defendía "moralmente".
Cuando el gobierno yugoslavo solicitó su extradición de los
Estados Unidos, donde se había refugiado, alguien habló en su favor: el jesuita
Lackovic, que también residía en los Estados Unidos y era secretario del
monseñor Stepinac, arzobispo de Zagreb durante la última guerra.
"Artukovic —declara el jesuita— era el vocero laico del
monseñor Stepinac. Entre 1941 y 1945, no pasó ni un día sin que él viniera a mi
oficina o sin que yo fuera a la suya. El pedía consejo del arzobispo respecto a
todas sus acciones, en lo concerniente al aspecto moral".81
Al conocer cuáles eran las "acciones" de este
verdugo, nos damos cuenta de la clase de consejo "moral" que le daba
monseñor Stepinac.
Las masacres
y "conversiones" continuaron hasta que se realizó la Liberación, y la
buena voluntad del Santo Padre hacia los asesinos jamás cambió.
Sería
interesante leer, en los diarios católicos de Croacia de aquel tiempo, el
intercambio de halagos entre Pío XII y Pavelic, el "Poglavnik" a
quien monseñor Saris, arzobispo jesuita de Sarajevo y poeta en su tiempo libre,
dedicó versos impregnados de gozosa adoración.
Pero, eran sólo una muestra de cortesía: "Monseñor
Stepinac llegó a ser miembro del parlamento ustashi. 82 Usaba las
decoraciones de los ustashis, asistía a las manifestaciones ustashis oficiales
en las que incluso daba discursos... ¿Cómo puede sorprendernos, entonces, que
el estado satélite de Croacia tratara al monseñor Stepinac con tanto respeto, o
que la prensa ustashi lo alabara? Es obvio que sin el apoyo
80. Walter Hagen, op. cit., pp. 168, 176, 198-199.
81 * ''Mirror News", Los ángeles, 24 de enero de
1958.
82. Con otros eclesiásticos católicos, tales como
monseñor Aksamovic, los jesuitas Irgolis, Lonacir, Pavunic, Mikán, Polic,
Severovic, Sipic, Skrinjar, Vuceti.
La Agresión Alemana y los Polonia... 157
del monseñor Stepinac en lo religioso y
político, Ante Pavelic jamás hubiera recibido ese grado de colaboración de los
croatas católicos"
Para comprender el alcance total de esa colaboración,
tenemos que leer la prensa croata: "Katolicki Tjednik", "Katolick
List", "Hrvatski Narod" y muchas otras publicaciones que
parecían competir en su afán por adular al sangriento "Poglavnik".
Pío XII, complacido de que fuera "católico practicante", trataba bien
aun a sus cómplices.
El
"Osservatore Romano" informa que el 22 de julio de 1941 , el papa
recibió a 100 miembros de la Policía de Seguridad Croata, dirigida por Eugen
Kvaternik-Dido, jefe de la policía de Zagreb. Este grupo de la S.S. croata,
principales verdugos y torturadores en los campos de concentración, fueron
presentados al Santo Padre por el autor (fe crímenes tan monstruosos que, su
propia madre, dominada por la desesperación, se suicidó.
La buena
voluntad de Su Santidad Pío XII se explica fácilmente mediante el celo
apostólico de estos asesinos. En agosto de 1941 . Mile Budak, otro
"católico practicante" y Ministro de Culto, dijo en Karlovac:
"El movimiento ustashi está basado en la religión. Todo nuestro trabaio se fundamenta en nuestra lealtad a la
religión y a la * Iglesia Católica" M
El 22 de julio, en Gospi(ö el mismo Ministro de Culto definió
muy bien el trabajo: "Mataremos a algunos serbios, deportaremos a otros y obligaremos al resto a aceptar
la religión católica romana 85
Este programa perfecto se realizó al pie de la letra,
Cuando la Liberación puso fin a esa tragedia, 300,000 serbios y judíos habían
sido deportados, y más de 500,0 habían sido masacrados. Además, usando este
medio la Iglesia Romana había forzado a 240 *000 creyenteS ortodoxos a unirse a
ella... Estos, al la libertad, retornaron a la
religión de sus ancestros.
Pero* para
lograr esos terribles resultados, iqué horrores sufrió el infortunado país! La
obra de Herve Lauriere, "Assasins in the Name Of God" (Asesinos en el
nombre de Dios), describe las horrendas tortnraS que los ustashis —católicos
practicantes— infligían a sus pobres víctimas.
El periodista inglés J. A. Voigt escribió: "La política
croata consistía
83. "Le
Monde", 27 de mayo de 1953.
84. Cf. Lauriere, in
the Name of God", p. 97.
85. "VOrdre
de Paris", 8 de febrero de 1947.
158
en masacres, deportaciones o conversiones. Cientos de miles de personas
fueron asesinadas, acompañando esas masacres con las torturas más crueles. Los
ustashis atrancaban los ojos a sus víctimas; luego, con ellos hacían guirnaldas
para usarlas o regalarlas como recuerdo" .86
"En Croacia los jesuitas implantaron
cl clericalismo político"
Este es siempre el regalo que la famosa Compañía da a las
naciones que la reciben. El mismo autor agrega: "Con la muerte de] tribuno
croata Radic, Croacia perdió a su principal oponente al clericalismo político,
el cual adoptó la misión de la acción católica definida por Friedrich
Muckermann. En 1928, este jesuita alemán conocido antes que llegara Hitler, en
un libro —cuyo prólogo fue escrito por el monseñor Pacelli— anunció lo que
sucedería. Muckermann afirmó: "El papa apela en favor de la nueva cruzada
de la Acción Católica. El es el guía que lleva el estándar del reino de
Cristo... La Acción Católica significa la unión del catolicismo mundial. Debe
vivir su edad heroica... _ La nueva época puede ser lograda por Cristo
únicamente mediante el precio de sangre" , 88
Diez años después, el que escribió el
prólogo del libro de Muckermann estaba sentado cn el trono de San Pedro,
Durante su pontificado, "la sangre por Cristo" literalmente confió en
Europa, pero Croacia sufrió los hechos más atroces de esa "nueva época"
Algunos sacerdotes no sólo abogaban desde el púlpito en favor
dc las matanzas, sino que marchaban al frente de los asesinos. Otros, además
del ministerio sagrado, ocupaban caraos como prefectos o jc[cs de la policía
ustashi, y aun como jefes de campos de concentración, dondc los horrores
cometidos no fueron superados ni por los de Dachau o Auschwitz.
A la sangrienta lista de honor debemos añadir al abad Bozidar
Bralo,
el sacerdote Dragutin Kamber, el jesuita
Lackovic y el abad Iván Salic, secretarios del monseñor Stepinac, el sacerdote
Nicolás Bilogrivic y numerosos franciscanos. De éstos, uno de los peores fue el
fraile Miroslav Filipovic, organizador de las masacres, y jefe y verdugo en el
campo de. concentración de Jasenovac, el más maligno de esos infiernos
terrenales.
Filipovic sufrió el mismo fin que el monseñor Tiso en
Eslovaquia.
86. "Nineteenth Centuw and After", agosto de
1943.
87-88, Herve Lauriere. op. cit„ pp. 82, 84-85.
La Agresión Alemana y los Jesuitas: Austria, Polonia, 159
Cuando Ileoó la Liberación, lo colgaron en
la horca vistiendo la sotana. Muchos de sus rivales, sin ansias de recibir la
gloria como mártires, huyeron a Austria con los asesinos a los que habían
ayudado.
¿Qué hizo la "jerarquía" ante la sed de sangre de
muchos de sus subordinados?
La "jerarquía" —el obispado y su líder, monseñor
Stepinac— votó en el parlamento ustashi en favor de decretos sobre la
conversión de los ortodoxos al catolicismo, envió "misioneros" a los
aterrorizados campesinos, convirtió a pueblos enteros a la fuerza , 89 confiscó
propiedades de la Iglesia Ortodoxa serbia y, siguiendo c] ejemplo del papa Pío
XII, sin cesar alabó y bendijo al Poglavnik.
En Zagreb, el representante personal de Pío XII era un monje
eminente, el R.P. Marcone. Este "Sancti Sedis Legatus" ocupaba el
lugar de honor en las ceremonias del régimen ustashi; además, se tomó
fotografías con Pavelic —jefe de los asesinos— y su familia en la casa de
ellos, donde lo recibían como amigo. "Dime con quién andas, y te diré
quién eres".
Por tanto, siempre reinó la más sincera cordialidad entre los
asesinos y los clérigos. Por supuesto, muchos de éstos ocupaban ambos cargos y
nunca se les condenó por ello. "El fin justifica los medios".
Cuando Pavelic y sus 4,000 ustashis —incluyendo al arzobispo
jesuita Saric, al obispo Garic y 400 clérigos— abandonaron la escena de sus
hazañas, huvendo a Austria y luego a Italia, dejaron parte de sus
"tesoros": películas, fotografías, mensajes grabados de Pavelic,
cofres llenos de joyas, monedas de oro, platino y oro de dentaduras, brazalctes
y aros de matrimonio. Este botín, tomado de las pobres víctimas que fueron
asesinadas, estaba oculto en el palacio
arzobispal, donde posteriormente fue hallado.
Los fugitivos,
por su parte, aprovecharon los servicios de la creada para salvar a
criminales de guerra. Esta institución dc caridad los ocultaba en conventos,
principalmente en Austria e Italia; además, proporcionaba pasaportes falsos a
los jefes para que huyeran a naciones "amistosas", donde pudieran disfrutar
en paz del fruto de sus robos. Esto hicieron en favor
89. En la diócesis del monseñor Stepinac> Kamensko, 400
volvieron al catolicismo romano en un día, El 12 de junio de 1942. Radio
Vaticano anunció estas conversiones masivas, declarando que habían ocurrido
"en forma espontánea y sin presión alguna de parte de autoridades civiles
y eclesiásticas".
160
de Ante Pavelic, cuya presencia en Argentina se descubrió en 195,7, cuando fue herido
en un atentado contra su vida.
Tras ese
incidente, el régimen dictatorial en Buenos Aires colapsó. Al igual que el ex
presidente Perón, su rote ido tuvo ue salir de Ar entina. Pasando primero por
Paraguay, se dirigió a España, donde falleció el 28 de diciembre de 1959 en el
hospital alemán de Madrid. En esa ocasión, la prensa francesa recordó la
carrera sangrienta de Pavelic y —de modo más discreto— a los "cómplices
poderosos" que lo ayudaron a cscapar de] castigo.
Bajo e] título "Belgrado demandó su extradición en
vano", en "Le Monde" leemos: "La escasa información
publicada por ka prensa esta mañana, revivió, en el pueblo yugoslavo, recuerdos
de un pasado lleno de sufrimiento. y amargura contra aquellos que al esconder a
Ante Pavclic por casi 15 años, obstruyeron e] curso dc la justicia" 90
"Paris-Presse" menciona el último refugio que se
Ic brindó a} terrorista, usando esta frase breve pero significativa:
"Terminó en un monasterio franciscano de Madrid" 9 1
De allí, Pavelic fue llevado a un hospital donde pagó su
deuda a la naturaleza, pero no a la justicia, menospreciado por sus
"cómplices poderosos" a quienes es fácil identificar.
Monseñor Stepinac, que, según declaró, tenía la
"conciencia limpia", permaneció en Zagreb, donde se le juzgó en 1946.
Tras ser condenado a trabajo forzado, en realidad sólo se le obligó a residir
en su pueblo natal* El castigo era fácil de
cumplir. como se puede ver, pero la iglesia necesita mártires. Pío XII incluyó
al arzobispo de Zagreb como miembro de su corte sagrada, confiriéndole el
título de cardenal en reconocimiento por "su apostolado, que muestra la
más pura nobleza".
de la púrpura cardenalicia: quien la
recibe debe estar dispuesto a confesar su fe "usque ad sanguinis effus,iQPß41", e.s_Àe£ir,
derramar sangrç. No se puede negar que en
Croacia hubo abundante derramamiento de sangre durante el apostolado de este
religioso, pero no fue la de sino la de judíos y creyentes ortodoxos. pebe vcrsc allí una "inversión de
méritos".
En ese caso, no se puedc cuestionar cl derecho del
monseñor Stepinac al cardenalato. En la diócesis dc Gornji Karlovac, que forma
parte de su arzobispado, de los 460 mil ortodoxos que vivían allí, 50
90. "Le Monde", 31 de diciembre de 1959.
91 . "Paris-Presse", 31 de diciembre de
1959.
161
mil lograron esconderse en las montañas; 50 mil fueron
enviados a Serbia; 40 mil fueron forzados a convertirse al catolicismo bajo el
régimen de terror, y 280 mil fueron masacrados".92
En "Catholic France" , del 19 de diciembre de
1958, leemos: "Para exaltar la grandeza y el heroísmo de Su Eminencia
cardenal Stepinac, e} 21 de diciembre de 1958, a las 4:00 p.m., se llevará a
cabo una gran reunión en la cripta de Sainte Odile, 2, Avenida Stephane
Mallarme, París 17. La presidirá Su Eminencia cardenal Feltin, arzobispo de
París. Tomarán pane el senador Ernest Pezžt y el R.P. Dragoun, rector nacional
de la Misión Croata de Francia. Su Excelencia monseñor Rupp celebrará la misa y
comunión". De esta manera el cardenal Stepinac, un personaje nuevo e
,importante, enriqueció la galería de los
Grandes Jesuitas.
Otro objetivo de la reunión del 21 de diciembre de 1958
en la cripta de Sainte Odile, fue el "lanzamiento" de un libro en
defensa del arzobispo de Zagreb, escrito
por el R.P. Dragoun. Monseñor Rupp, coadjutor del cardenal Feltin, escribió el
prólogo. No podemos ofrecer aquí un análisis completo, pero diremos lo
siguiente:
El libro, titulado "El Expediente del Cardenal
Stepinac", parecía prometer al lector una exposición objetiva del juicio
en Zagreb. En realidad, esta obra de 285 páginas contiene discursos completos
de los dos consejeros del arzobispo, acompañados por extensas declaraciones del
autor. No se mencionan, ni siquiera brevemente, los cargos ni el discurso del fiscal,
El R.P. Dragoun parecía ignorar el proverbio francés:
"Qui n'entend qu'une cloche n'entend qu*un son" (hay dos lados en
toda historia). i A menos que él la conociera muy bien !
En todo caso,
la forma sistemática de ignorar el otro lado de la historia bastaría para
cerrar el debate.
Sin embargo, veamos las razones que dieron para
retirarle los cargos al arzobispo de Zagreb. Pero, consideremos antes esta
pregunta: ¿Era el monseñor Stepinac el metropolitano de Croacia y Eslovenia? El
libro del R.P. Dragoun no nos da la respuesta. En la página 142 de esa obra,
leemos lo siguiente respecto a la copia de un informe del monseñor Stepinac,
cuya autenticidad cuestionó el abogado defensor:
"En el texto de la copia se describe al arzobispo
como 'Metropolita Croatiae et Slavoniae', pero el arzobispo no es metropolitano
y nunca se presentó como tal".
92. Cf. Jean Hussard, "Vu en Yougoslavie"
(Lausanne, 1947), p. 216.
162
Eso
aclararía el asunto si en la página 114 no aparecieran estas declaraciones de Stepinac ante el tribunal:
"La Santa Sede a menudo recalcó que las naciones
pequeñas y las minorías nacionales tienen el derecho de ser libres, ¿No debería
yo, como 'arzobispo y metropolitano', tener el derecho de discutirlo?" Mientras
más leemos, i menos entendemos!
Pero, no tiene importancia. Como se nos recuerda una
y otra vez, monseñor Stepinac no podía influir en el compofiamiento de su redil
y su clero.
Para quienes mencionan los artículos de la prensa
católica, alabando los logros de Pavelic y de sus asesinos contratados, la
respuesta es: ''Simplemente es absurdo responsabilizar ai monseñor Stepinac por
lo que escribió un
periódico".
i Aunque
ese periódico fuera el "Katolicki List", la publicación católica más
importante de Zagreb, diócesis del monseñor Stepinac!
Por tanto, ni siquiera nos molestaremos en mencionar el
"Andjeo Cuvar" (ángel de la guarda) de los franciscanos;
"Glasnik Sv. Ante" (La voz de San Antonio) de los conventuales;
"Katolicki Tjednik" (El semanario católico) de Sarajevo, del obispo
Saric; ni *'Vjesnik Pocasne Straze Srca Isusova" (Publicación de la
guardia de honor del Corazón de Jesús) de los jesuitas.
Se afirma,
pues, que monseñor Stepinac "metropolitano en disputa — no influyó en esas
publicaciones de las cuales era presidente, y que constantemente competían
entre sí para adular a Pavelic y su régimen sangriento.
Tampoco tenía autoridad —dicen ellos sobre obispos ustashis
como Saric, Garic, Aksamovic, Simrak, etc. que abundaban en alabanzas al
Poglavnik y aplaudían sus crímenes, ni sobre los Cruzados de la Acción Católica
—ayudantes de los ustashis que forzaban las conversiones— . ni sobre los
asesinos franciscanos, ni sobre las monjas de Zagreb que marchaban con la mano
alzada, haciendo el saludo a Hitler.
iQué
ierarauía tan extraña, sin autoridad alguna sobre nada ni nadie!
Aunque e] arzobispo se sentaba con 10 sacerdotes católicos
en el parlamento ustashi, eso no lo comprometía; o eso debemos suponer ya que
se pasa por alto ese dato.
Tampoco debemos censurarlo por presidir conferencias
obispales o el comité para aplicar el decreto acerca de la conversión de
ortodoxos. En su apología explica hábilmente el pretexto
"humanitario" por el que
163
muchas personas entraron a la Iglesia
Católica a la fuerza. Respecto a ese "tenible dilema" que enfrentó el
monseñor Stepinac, leemos: "Su deber pastoral era mantener intactos los
principios canónicos; pero, por otro lado, los disidentes que rehusaban aceptar
el catolicismo eran masacrados; por tanto, él aminoró la severidad de las
reglas".
Quedamos aún más desconcertados al seguir leyendo:
"El trató de resolver este dramático di]ema en la circular del 2 de marzo
de 1942, en la que ordenó a los sacerdotes que examinaran bien hos motivos para
la conversión
Realmente este es un método extraño de "aminorar
la severidad de las reglas" y resolver el "dramático {fiema".
¿Estaba el monseñor Stepinac abriendo o cerrando las
puertas de la Iglesia de Roma a los falsos convertidos? Es imposible saberlo si
sólo se consideran estos argumentos de la defensa. Sin embar o o,
los abo aados del arzobispo parecen indicar que las estaba
"cerrando" al declarar: "Los casos de ye-bautismos eran escasos
en el territorio de la archidiócesis de Zagreb" ,92a
Lamentablelllente, como dijimos, las estadísticas dicen
lo contrario: "Tan solo en la diócesis de Gornji Karlovac, que forma parte
del arzobispado de Zagreb, 40 mil
personas fueron bautizadas otra vez".
Es evidente que esos resultados sólo pueden obtenerse
en conversiones masivas de pueblos enteros * tales como Kamensko, en la misma
archidiócesis del monseñor Stepinac, donde 400 ovejas perdidas volvieron al
redil romano en un día, "en forma espontánea y sin presión alguna de las
autoridades civiles y eclesiásticas"
Entonces, ¿por qué ocultan esas cifras? Si se debían a
los sentimientos caritativos"
del clero católico de Croacia —no a la cínica explotación de terror—, debían
enorgullecerse. ILa verdad es que. el velo que gratan de infamias.
es v no lo suficientemente ançhp. Para
encubrir a Stepinac, hay que poner a otros al descubierto: los obispos Saric,
Garic y Simrak: los sacerdotes Bilogrivic. Kamber, Bralo y sus asociados, los
franciscanos y jesuitas, y finalmente la Santa Sede.
Quizá
debamos permitir que este extraño arzobispo disfrute de su "conciencia
limpia" • este primado de Croacia, supuestamente despojado de toda
autoridad, que se atribuyó el título de
92a. R.P. Dragoun, "The
Dossier of Cardina.] Stepinac" (París: Nouvelles Editions Latines, 1958),
pp. 46, 163.
l. 64 La
Historia Secreta de los Jesuitas
metropolitano" aunque no
lo era, y que, para colmo, estaba abriendo puertas cuando las estaba cerrando.
Pero, a su lado había otro prelado fltne y cotpulento, el R.P. Marcone, representante personal de Pío XII¿Estaba este
"Sancti Sedis legatus" despojado también de autoridad sobre el clero
croata? iNadie lo sabe! El expediente, tan hábilmente expurgado, no menciona a
esta gran persona. En verdad, podríamos ignorar por completo su existencia si
no contáramos con otra información, como fotografías que lo muestran oficiando
en la catedral de Zagreb, sentado entre los líderes ustashis y, sobre todo,
comiendo con la familia de Pavelic, el católico "practicante" que
organizó las masacres.
Al ser
confrontados por ese documento, no nos sorprende que encubrieran al representante
del papa. i Los místicos lo llamarían "oscuridad iluminadora"! Pero,
las siguientes líneas del expediente revelan aún más:
'G EI procurador mismo, en su
acta de acusación, menciona a) c etart de estad e a an denal M hon ue había aconsejado_aLaŒQhiEp
te inac ue entablara rela i _.çordiales
y sinceras con las autoridades ustashis" .92b
Bastan esas palabras para poner fin a todo subterfugio.
La confabulación entre el Vaticano y los asesinos ustashis
se ve claramente. La Santa Sede instó al monseñor Stepinac a colaborar con
aquellos, y el representante personal de Pío XII, al sentarse a la mesa de
Pavelic, estaba poniendo en práctica la orden pontifical: entablar relaciones
sinceras y cordiales con los asesinos de judíos y creyentes ortodoxos.
-No nos sorprende!
Pero, ¿qué opinan los jesuitas, quienes insisten que |
a cooperacion |
constante de los prelados de Su Santidad con los dictadores era una
"opción" totalmente personal, no dictada por el Vaticano?
Cuando
el cardenal Maglione envió las recomendaciones antes mencionadas al arzobispo
de Zagreb, ¿estaba expresando su "opción personal" con el sello de su cargo como secretario de
estado?
La
prueba —antes mencionada— de la confabulación entre la Santa Sede V los
ustashis. provista vor Dragoun, Done fin a este caDítulo.
Pero, veamos otra prueba de los sentimientos
vehementes que se
92b. Ibid„p. 32.
.. 165
propagaban, y aún se propagan, entre los seguidores de ka Iglesia
Católica Croata hacia los serbios ortodoxos.
La Federación de Obreras
Croatas de Françja envió una invitación a la solernne reunión a celebrarse
el domingo, 19 de abril de 1959, en el centro de la Confederación-ßeneraLduQ,hrgx.Qs-Cris.lLaggs en París ,
para celebrar el décimo octavo aniversario de la fundación del estado ustashi
croata.
Por tanto, el pesar de que no "hermanos cn Cristo". |
La invitación decía: "La ceremonia se iniciará con una santa misa ep Iglesia
de Nuestra Señora. de LQßlQ". Sin euabargo. después de esas alabras iadosas el lect r a xh aci • • ' 'i Mt JERA N documento
—de considerable importancia— expresaba hubiera matado a un número mayor de esto
El libro del R.P. Dragoun, rector de la Misión Croata en
Francia, da a entender que la recepción de los católicos franceses a los
refugiados croatas no fue muy cálida. En las páginas 59, 60? 280 y 281 , el
autor menciona la "decepción dolorosa" de los refugiados cuando
"sus hermanos en la fe no mostraron comprensión al recibirlos".
Al considerar tal documento, es fácil entender esa falta de
comprensión. Nos complace que nuestros compatriotas, a pesar de esas
invitaciones grandiosas, no simpatizaron con esa piedad en la que el llamado a
matar iba de la mano con la "santa misa", según la tradición romana y
ustashi. Nos habría alegrado aún más si no hubieran permitido imprimir y
distribuir en París esos tratados violentos.
S.
El 10 dc febrero de
1960, e! infame arzobispo de Zagreb, Alois Stepinac, falleció en su pueblo
natal,"Karlðvice, donde se le había ordenado residir. Su muerte le dio al Vaticano la oportunidad de,
organizar una de esas
manifestaciones espectaculares por cuje,-e.s conocido.
Puesto que muchos católicos no sabían del "caso'*
Stepinac, la Santa
Sede se esforzó para darle toda la pompa
posible a El "Osservatore Romano" y toda la
prensa católica dedicaron muchas columnas para alabar al "mártir" y
su "testamento espiritual", y para presentar los discursos de Su
Santidad Juan XXIII, proclamando "su respeto y afecto sobrenatural".
Estas razones —aunque el cardenal no era parte de la Curia— motivaron al papa a
rendirle los honores de un
93. Cf. "Le Monde", 19 de de 1959.
166
servicio solemne e San
Pedro, Roma, donde le concedió también la absolución eneral. ara
completar la glorificación, la prensa anunció que pronto se iniciaría el
proceso de beatificación de esa persona |
|
ilustre, su |
|
Vale reconocer que merecía toda esa
alabanza y aun la aureola por anta
obediencia"* él cum li r al ie de la letra la orden de la Santa
Sede respecto a las
"relaciones sinceras y cordiales•' que debía haber en fre él Y los ustashis.
—NEQ-bs-tante. esperamos que, aun entre los cqtólicos, algunos
flores con los recuerdos
sangrientos de su "apostolado", se encuentra 51 deseo del Vaticano de
encubri
167
Parte V
Capítulo 4
El Movimiento Jesuita en Francia Antes de la Guerra de 1939-1945 y
Durante Ella
Como vimos,
la Acción Católica, con León DegTelle y sus asociados a la cabezas prepararon
el camino para Hitler en la Bélgica del
"Christus Rex". En Francia
se realizó el mismo trabajo oculto. Empezó cuando Mussolini subió al poder y
concluyó en 1940, con el colapso de la defensa nacional. En Bélgica, se dijo
que los "valores espirituales" debían ser restaurados por el bien del
país. Por tanto, se formó la Federación Católica Nacional (FCN) bajo la
presidencia del General Castelnau, y unos tres millones de seguidores se
unieron a ella. La elección del líder se hizo astutamente. El general, de 78
años de edad, era un militar de gran prestigio personal, Por supuesto, él
desconocía el intenso programa de propaganda clerical fascista.
Es obvio que la FCN y la Acción Católica en general
eran jesuitas. Pero, sabemos también que a los Padres, cuyo mayor pecado es el
orgullo, les agrada poner su firma en todas sus creaciones. Y, eso hicieron en
la FCN al consagrar a este ejército católico al Sa arado Corazón de
Jesús, una adoración establecida por la Compañía. Fue desde su basilica. ubicada en la colina de Montmartre. de donde
Ignacio de Loyola y sus compañeros partieron para conquistar el mundo.
Un libro sobre la FCN, cuyo prólogo escribió el R -P.
Janvier, ha preservado para la posteridad e! acto de consagración que el
antiguo general leyó 'Cen el altar". Citaremos sólo algunas frases:
"Sagrado Corazón de Jesús: Los líderes y
representantes de los católicos franceses, postrados ahora ante ti, han reunido
y organizado la Federación Católica Nacional para restablecer tu reino en esta
tierra... Todös nosotros, los presentes y los ausentes, no siempre hemos sido
irreprensibles... Llevamos la carga de los crímenes que la nación francesa
cometió contra ti... Es, pues, con el objetivo de reparar y expiar, que hoy
presentamos ante ti nuestros deseos y y la resolución unánime de restablecer en toda
Francia tu soberanía sagrada y real, y liberar las almas de sus hijos de una
enseñanza sacrílega... No retrocederemos ante esta lucha para la cual te has
dignado armarnos.
168 169
Deseamos dirigir y dedicar todo a tu
servicio... Baudrillart. Ese primer contacto fue fructífero, marcando el inicio
de un "Sagrado Corazón de Jesús: Te imploramos, por medio de la virgen
prolongado intercambio de visitas entre personajes importantes de María, que
recibas el homenaje..."94 Francia y Alemania.
El mismo
autor católico enumera los "crímenes de la nación "De parte de
Francia, en esas conferencias estuvieron los jesuitas francesa": Delattre, de la Briere y Denset".96
Palabras y directrices fatídicas: el socialismo es
condenado... el Más adelante, el apóstol agrega que por momentos "esta
conferencia liberalismo es condenado... León XIII mostró que la libertad de
culto es de católicos alcanzó niveles sobrehumanos de grandeza".
injustificable. El papa también mostró que
no se puede otorgar Esa "grandeza" llegó a su apogeo el 14 de junio
de 1940, el día en justificadamente la libertad de palabra y expresión... Por
tanto, no se que la bandera adornada con la esvástica flameó victoriosamente
sobre puede conceder la libertad de pensamiento, prensa, enseñanza y culto
París. Sabemos que Goebbels, jefe de la propaganda hitleriana, señaló que
algunos consideran como derechos naturales del ser humano... esa fecha tres
meses antes, el 14 de marzo, y que la ofensiva alemana "Debemos —dijo Pío
M— restablecer estas enseñanzas y reglas de empezó el 10 de mayo.
la iglesia". La
precisión del anuncio no es tan asombroso como pudiera parecer.
Ese era el principal objetivo de la FCN bajo el control de la
jerarquía, "Este es el informe
secreto del agente 654 J.56 que trabaja para el garantizado por la
descentralización de los comités diocesanos. Servicio
Secreto alemán, quien envió estos datos a Himmler: 'París, 5
"En la Acción Católica, como en la guerra, la famosa
palabra del de julio de 1939* Puedo declarar que en Francia, la situación está
ahora General Castelnau es aún legítima: 'Adelante"',95 en
nuestras manos. Todo está listo para el día J y todos nuestros agentes
Estaba claro y explícito. Uno sabía qué esperar al leer las palabras de están en sus puestos. Dentro de unas semanas, la fuerza policial y el. Pío XI: "La Acción Católica es el apostolado de los fieles..." (carta al sistema militar caerán como un juego de naipes".
cardenal Van Roey, 15 de agosto de 1929).
"Muchos documentos secretos relatan que los traidores habían sido
Realmente era un apostolado extraño, pues consistía en rechazar escogidos mucho
tiempo antes. Hombres como Luchaire, Bucard, Deat, todas las libertades que las
naciones civilizadas valoraban, y en ser los Doriot... y Abel Bonnard (de la
Academia Francesa)" ,97 patronos del evangelio totalitario. ¿Es
este "el derecho de comunicar a (Éste huvó a España durante la Liberación. El
I de julio de 1958 otras mentes los tesoros de la redención"? (Pío XI,
"Non abbiamo volvió a Francia y se entregó a las autoridades, pero el
presidente (fet bisogno"). Tribunal Supremo de Justicia de inmediato lo
dejó en libertad en forma En Bélgica, León Degrelle y sus amigos —héroes de la
Acción temporal).
Católica— difundieron estos "tesoros de la
redención"... revisados y El libro de Andre Guerber —una obra muy bien
documentada— actualizados por el jesuita Staempfle, el discreto autor de
"Mein detalla los pagos que el S.R. alemán dio a esos traidores. Estos en verdad se
ganaron ese dinero porque realizaron un trabajo muy eficaz.
Lo mismo sucedió en Francia, donde apóstoles laicos,
"uniéndose a Además, el ambiente se había preparado por mucho tiempo. A
fin de la actividad del apostolado jerárquico" (Pío XI,
"Dixit"), se dedicaron a"regenerar" la
tierra, como deseaba la Acción Católica, habían organizar otra
"colaboración". Leamos lo que escribió al respecto producido toda una generación
de dictadores aprendices bajo el modelo von
Papen, chambelán rivado del a a man derecha del Fu de León Degrelle; hombres como Deat, Bucard y
Doriot que —según "Nuestra primera reunión se celebró en 1927, cuando una
delegación Guerber— era el "agente 56 BK del Servicio Secreto
alemán". De este alemana —a la que tuve el honor de pertenecer— llegó a
París para la grupo heterogéneo, él era también el más apreciado por el
arzobispado 'Semana Social del Instituto Católico' bajo la presidencia del
monseñor
96. Franz von Papen,
"Memoires" (París: Fžammarion, 1953), p. 91. 94-95. Georges Viance,
'La Federation nationale catholique"; prólogo escrito 97. Andre Guabert
"Himmler et ses clirnes" (París: Les Documents por el R.P. Janvier (París:
Flammarion, pp, 186-188, 78. Nuit etJour, 1946), p. 101.
170
y quienes los apoyaban... y por SUpuesto,
por Hitler, que después le otorgó poder total cn Sigmaringen.
Doriot era
la gran estrella, Pero, para el futuro inmediato, y para manejar cautelosamente
la transición —tras la derrota prevista y deseada— se necesitaba a otro hombre:
un líder militar respetado, que pudiera encubrir el desastre y presentarlo como
la "recuperación nacional".
En 1936 el
canónigo Coube escribió: "El Señor que levantó a Carlomagno y a los héroes
de las Cruzadas, aún puede levantar salvadores... Entre nosotros debe haber
hombres que El ha marcado con Su sello y que serán revelados cuando llegue su
tiempo... Entre nosotros debe haber clérigos que trabajarán en las grandes
restauraciones nacionales. ¿qué necesitan para cumplir esta misión? Cualidades
naturales como inteligencia y carácter; también cualidades sobrenaturales, es
decir, la obediencia a Dios y a Su Ley es indispensable, porque esta labor
política es, ante todo, moral y religiosa. Estos salvadores son hombres con
corazones generosos que trabajan sólo para la gloria de Dios" . 9 8
Cuando cl
discípulo de Loyola expuso estas ideas políticas y religiosas, sabía quién
sería ese "salvador" piadoso. Como dicc Francois Temand, su nombre no
era un secreto entre los clérigos y tascistas.
"Se inició una campaña astuta y
persistente en favor de _'la dictadura. de Petain-
*'En 1935, Gustavo Herve publicó un folleto que
examinaremoM.. Se titula 'Necesitamos a Petain• El prólogo es una apología
entusiasta de la 'recuperación italiana' y 'la aún más asombrosa recuperación
de Alemania', que exalta a los maravillosos líderes que las realizaron. ¿Y qué de
la gente dc Francia? ... Hay un hombre a quien podríamos apoyar... Nosotros
también tenemos a un hombre providencial ¿Desea saber su nombre? Petaill".
en
situación peligrosa; |
'La civilización cristiana está ré irnen
dictatorial en todos los |
condenada
aíses |
|
'"Necesitamos a Petain' porque la patria está
una y no sólo la patria, sino el catolicismo:
a morir si no se establece un
"Escuchen: En tiempo de paz, un régimen sólo puede ser
derrocado
98. Canónigo Coube, "Sainte Therese de I 'Enfant
Jesus et les crises du temps present't (París: Flammarion, 1936), pp. 165ssr
Imprimatur: l l de enero de 1936.
171
con golpe dc estado si existe la
disposicion, o si no tiene el apoyo del ejército y la administración. La
operación sólo pucdc resultar mediante la guerra y, en especial, la
derrota" .99
Por tanto, el camino a seguir se indicó claramente en 1935. Para
"recristianizar" a Fra cia debían derrocar al ré imen. Y el e 'or
método para lograrlo era sufrir una derrota
militar que colocara al país En 1943. Pierre Laval —conde del papa presidente
del gobierno de Vichy— lo confirmó diciendQ:
"Es ero e Alemania obten a la victoria, uizá suene extraño ue el
derrotado desee el triunfo de! vencedo . Es
porque esta guerra no es como las previas * • Esta e ' en verdad u guerra
relQiosa".
"La |
uerra
alemana es una batalla |
Esto cra lo que deseaba la iglesia, aunque no le
agradc at olvidadizo jesuita Fessard —antes mcncionado—, que no desea saber lo
que el padre Coughlin, su compañero
loyolista, dijo en los Estados Unidos a los
20 millones de radioescuchas del programa "Christian Front" (Frente
cristiano): cristianismo". IO I
Pero, por ese tiempo, durante la ocupación en Francia, el
cardenal Baudrillar_t —rector del Instituto Católico de París— hizo una
declaración similar:
'_'La guerra
de Hitler es una empresa noble. llevada a cabo dcfcnder
a la cultura europea" 102
Así. en ambos lados del Atlántico y en todo el mundo, las
voces de. los clérigos alababan al nazismo
victorioso.
En Francia, el cardenal Suhard, arzobispo de París, dio el
ejemplo a todo el obispado mediante su "colaboración" total; lo mismo
hizo el nuncio jesuita, monseñor Valerio Valeri.
Despnés de Ja Liberación. el o obierno
solicijó a] Vaticano que retirara por lo menos a 30 obispos y arzobispos que
estaban profundamente comprometidos- Al final aceptaron retirar a tres de
ellos.
' úFrancia se ha olvidado...' escribió Maurice
Nadeau. "La Croix', el vocero más peligroso al servicio de la
colaboración, ocupa su lugar
99. Francois Tenand, "L' Ascension pohtique du
Marechai Petain"
(París: Ed. du livre francais,
1946), 40ss. Radio Nacional, 2 de enero de 1943.
ll) l. de julio de 1941
30 de julio de 1941.
172
entre las publicaciones de la Francia
liberada; los prelados que instaban a la juventud francesa a trabajar por la
victoria de Alemania, aún no han sido juzgados" -103
El 13 de diciembre de 1957
"Artaban" publicó lo siguiente:
'En 1944, el
periódico 'La Croix' fue juzgado en la corte de París
por ayudar enemigo, pero el juez Raoult lo absolvió. El caso se discutió
en la Cámara el 13 de marzo de 1946 (L O. Debates Parlamentarios, pp. 713-714),
y se supo que el Ministro de Justicia Menthon, deseoso de exonerar a la prensa
francesa, había hablado en favor de 'La Croix"'
"La voz del pensamiento pontifical" —como la llamó
Pío XII al n 42— fue
I única ximida de las medidas de represión aplicadas a los diarios durante la
ocupación. Sin embargo, 'Artaban' nos recuerda:
"'La Croix' recibía órdenes del teniente alemán Sahm y,
en Vichy,l de Pierre Laval".
Por supuesto. el
"pensamiento pontifical" y las órdenes hitleriana$ c incidían. Esto se com rueba
al estudiar las ediciones del eriódico publicadas
durante la guerra.
Una de las
atribuciones de los jesuitas, entre las más importantes, era supervisar a la prensa
católica. En los diversos escritos, adaptados a las necesidades de sus
lectores, presentaban los distintos matices del "pensamiento
pontifical" que, bajo sus variados aspectos, cumplía siempre sus
propósitos. No existía una sola revista o diario "cristiano" ue no
recibiera la colaboración de -esuitas discretos.
Estos Padres, que son "de todo para todos los
hombres", son los mejores si se trata de actuar como camaleones. Sabemos
que eso es lo que hicieron, Pero, después de la Liberación, era sorprendente
ver por doquier a Padres que "habían pertenecido a la resistencia" (i
se unieron a ella después que los otros!), y testificaban que la iglesia NUNCA,
NUNCA había participado en la "colaboración"
Los artículos de 'La Croix' y otros diarios
católicos, las órdenes obispales, las cartas pastorales, los comunicados
oficiales de la Asamblea de Cardenales y Arzobispos, y las exhortaciones del
cardenal Baudrillart a los jóvenes franceses —para que vistieran el uniforme
nazi y sirvieran en el L.VF. tras jurar lealtad a Hitler— quedaron en el
103. Prólogo de "L'Eglise
a-t-elle collabore?" por Jean Cotereau (París: Spartacus, mayo de 1946).
173
olvido,
se eliminaron y evaporaron. i Todo quedó en el
pasado y se olvidó!
"La historia es una
novela". diio un pensador decepcionado. La nuestra cumplirá esa
definición; la novela se está escribiendo ante nuežtros
ojos. Muchos "historiadores" —clérigos y laicos bienintencionados—
están contribuyendo en ella, y podemos estar seguros de que el resultado será
edificante: una novela católica, por suouesto. La contribución de los jesuitas es extensa, como
dignos herederos del adre Lori uet cu a "Historia de
Francia" intó u cuadro tan fantasioso de
Napoleón.
Comparándolo con este trabajo tan hábil, sólo fue necesario
camuflar la colaboración entre los clérigos y el ocupador alemán desde 1940
hasta 1944, y hacer que desapareciera. Esto continúa hoy. A lo largo de los
años se han escrito muchos artículos en diarios, revistas y libros patrocinados
por el Imprimatur, alabando a super patriotas que fueron juzgados erróneamente,
como Suhard, Baudrillat, Duthoit, Auvity, Du Bois de Villerabel, Mayol de Luppe
y otros. Cuántas páginas se han usado para exaltar la actitud —tan heroica— del
obispado durante la guerra, cuando Francia enfrentó "una situación que
llevó a los obispos franceses a convertirse en 'defensores de la ciudad"',
como escribió alguien en forma irónicæ 104
"iCalumnien y calumnien otra vez! Seguramente algo debe
quedar", aconsejó Basilio, un jesuita perfecto, "Encubran y encubran
otra vez", dicen sus sucesores, grandes escritores de las "novelas
históricas' Y el encubrimiento continúa de
manera extensa.
Las futuras generaciones, sumergidas bajo un torrente de
exageraciones, con gratitud —al menos,
esperamos que lo hagan— en estos "defensores" de la ciudad, héroes de
la Iglesia Romana y la patria, "vestidos con el lino blanco de la
honestidad inocente" gracias al trabajo de sus defensores. iAlgunos de
ellos incluso fueron canonizados!
_El_25 de agosto de 1944, el cardenal jesuita Suhard. arzobis.po-de
P s de de el I d Ilde
Te eum de l victoria en Notre Dame. Sólo "la firme protesta del
capellán general de las FFI" nos libraron de esa farsa.
En el "France-Dimanche" del 26 de diciembre de
1948; leemos: "Su eminencia, cardenal Suhard, arzobispo de París, en el
aniversario de su
104. R.P. Deroo, "L'Episcopat
francais dans la melee de son temps" (París: Bonne Presse, 1955), p. 103.
Imprimatur: 1955.
174
ingreso al sacerdocio, recibió una carta
firmada por Su Santidad Pío XII, felicitándolo. entre otras cosas, por el papel
que desempeñó durante la ocupación. Sabemos queq después de ta Liberación, se
criticó severamente la conducta del cardenal durante el período de ocupación.
Cuando el general De Gaulle retornó a París en
agosto de 1944, rehusó reunirse con el cardenal durante el Te Deum en Notre
Dame, En ese tiempo al prelado se le acusó abieftamente por sus 'tendencias
colaboracionistas'"
Por tanto, son comprensibles las congratulaciones del Santo
Padre. Pero, hay otra historia aún más edificante acerca del Te Deum:
Después quc desembarcaron los aliados. la ciudad de
Rennes sufrió mucho durante la lucha que siguió. El oficial que comandaba la
guarnición alemana se negó a evacuar a los civiles v muchos fallecieron, Cuando
la ciudad fue tomada, se iba a celebrar el tradicional Te Deum, pero el arzobispo y primado de
Britania, monscñor Roques, rehusó oficiarlo y tampoco permitió que se realizara
en su catedral. Dar gracias a Dios por la liberación de su ciudad era un
escándalo intolerable para este prelado. Por su actitud, las autoridades
francesas lo confinaron a la residencia arzobispal.
Tal lealtad al "pensamiento pontifical" le valió
una recompensa. Poco después recibió de Roma el sombrero de cardenal.
A Pío
XII se le puede acusar de muchas faltas, pero debemos admitir que siempre
"reconoció a los suyos"* Envió una carta halagadora al cardenal
Suhard, distinguido colaborador; y concedió la púrpura de cardenal al monseñor
Roques, héroe de la resistencia alemana. Este "gran papa" practicaba
una estricta justicia distiibutiva.
Por supuesto, estaba rodeado de personas que le daban sabios
consejos: dos jesuitas alemanes, Leiber y Hentrich, eran los "secretarios
privados y sus favoritos". 105 Su confesor era el jesuita
alemán Bea. La monja alemana Pascualina supervisaba los asuntos de su casa y,
sobre todo, cocinaba para él. Aun el canario, con su dulce nombre Dumpfaf,
había sido importado de la tierra más allá
del Rin. Después que Hitler invadió a Polonia, ¿no
le dijo el Soberano Pontífice a Ribbentrop que "siempre tendría un afecto
especial por |
|
105. "La Croix", 10 de octubre de 1958*
1 06, En "Documentation catholique" del 15
de marzo de 1959, leemos: "Respecto a la amada nación atemana, seguiremos
el ejemplo que nos dio nuestro predecesor (Pío XII)". firmado,
Juan XXIII. El espíritu de continuidad es uno de IQS atributos, del VaticanQ,
175
Parte V Capítulo 5 |
|
|
La Ge ta |
la |
om añía
de Jesús |
Si Pío XI y Pío XII nunca dejaron de mostrar buena voluntad y
amistad hacia el Fuhrer —a quien habían llevado al poder—, debemos reconocer
que éste cumplió todas las condiciones del pacto que lo ligaba al Vaticano.
Puesto que había p¶ometido "estrangular" a los enemigos del clero,
los envió a los carnpos de concentración como había hecho con los liberales y
los judíos, Y, sabemos cuál era el destino que e] líder del Tercer Reich había
elegido para los iudíos: simplemente los masacraba o, cuando le resultaba más
ventajoso, los obli o aba a trabajar hasta que quedaban exhaustos y
luego los liquidaba. En este caso, sólo se retrasaba la "solución
final" .
Pero, veamos primero cómo Franco, líder
"autorizado" y Caballero de la Orden de Cristo, confirmó la
confabulación entre el Vaticano y los nazis. Según "Reforme", la
prensa del dictador español (Franco) publicó lo siguiente el 3 de mayo de 1945,
el día en que Hitler murió:
"Adolfo Hitler, hijo de la Iglesia Católica, falleció
mientras defendía al cristianismo. pues. comprensible que no se hallen palabras
para lamentar su muerte, cuando se hallaron tantas para exaltar su vida.
Sobre los restos mortales se yergue su
victoriosa imagen moral. Con la palma del mártir, Dios le da a Hitler los
ÌaureIes de victoria" 0 07
Esta oración fúnebre en honor dc] líder nazi —y un desafío a
los aliados vencedores — la expresó la Santa Sede misma, encubierta bajo el
disfraz de la prensa de Franco. Fue un comunicado del Vaticano proclamado
vía Madrid.
Por supuesto, el héroe desaparecido merecía la gratitud de la
Iglesia Romana y ella no trataba de ocultarlo. El le había servido fielmente:
todos los que ]a iglesia señalaba como sus adversarios, experimentaban las
consecuencias. Y este buen "hijo" admitía prontamente lo que le debía
a su Santísima Madre, y en especial a los soldados de ésta en el
107. "Reforme", 21 de jiflio dc 1945.
176
mundo,
no ha existido en la
tierra nada más grandioso que la organización jerárquica de la Iglesia
Católica. Yo transferí a mi partido mucho de esta organización...
Les diré un secreto... Fundaré una Orden... En la 'fortaleza' de mi Orden,
formaremos una juventud que hará temblar al ìmundo.-- Hitler luego se detuvo,
explicando que no podía decir ,108
Walter Schellenberg, otro hitleriano importante y ex jefe del
contraespionaje alemán, completó esta confidencia del Fuhrer después de la
guerra:
"Himmler constituyÓ la organización de la S -S- Ícuerpo
de protecciónl según los principios de la orden jesuita. Sus reglas, y los
Ejercicios Espirituales prescritos por Ignacio de Loyola, fueron el modelo que
Himmler trató de copiar exactamente... El "SS del Reichsfuhrer"
—título de Himmler como jefe supremo de la SS— debía ser el equivalente del
General de los jesuitas, y la estructura total de la dirección era una
imitación cercana del orden jerárquico de la Iglesia Católica. Restauraron un
castillo medieval cerca de Paderbom, en Westfalia, y lo llamaron Webelsbourg.
Este llegó a ser lo que podría llamarse un monasterio de la SS" N 09
Los mejores autores teológicos, por su parte, trataban de
mostrar la similitud entre las doctrinas católicas y nazis. Y los hijos de
Loyola eran los más dedicados a ese objetivo. Por ejemplo, el teólogo jesuita
Michaele Schmaus presentó al público una serie de estudios sobre el tema:
"Imperio e Iglesia" es una serie de
escritos que debían ayudar a formar el Tercer Reich, ya que unen un estado
nacionalsocialista al cristianismo católico... El
movimiento nacionalsocialista es la protesta más fuerte y masiva contra el
espíritu de los siglos 19 y 20--- Es imposible lograr un compromiso entre la fe
católica y el pensamiento liberal... Nada es
más opuesto al catolicismo que la democracia..- El significado renovado de
"autoridad estricta" abre el camino otra vez a la verdadera
interpretación de la autoridad eclesiástica... La
108.
Hermann Rauschning, ex líder nacionalsocialista del
gobierno de Danqzig, "Hitler rn•a dit" (París: EdT Cooperation,
1939), pp. 266-267, 273ss.
109.
Walter Schellenberg, '"Lx Chef du
contre-espiomrage nazi VOUS parle" (París: Juiliard, 1957), pp. 23-24.
177
desconfianza en la libertad se basa en la
doctrina católica del pecado original. ta
I s de la I lesia Católica tienen el miqmn ohäetivn..."l
IO
Este objetivo
era ka "nueva edad media" que Hitler le prometió a Europa. Es obvia
la similitud entre el apasionado antiliberalismo de este jesuita de Munich, y
el fanatismo expresado durante el "acto de consagración de F.C.N. en la
basílica de Montrnartre". Durante ia ocupación, el R.P- Merklen esctibió:
"En estos días, la libertad ya no parece merecer aprecio alguno". l
I I
Podríamos citar miles de declaraciones similares. ¿No era ese
odio a la libertad —en todas sus formas— el carácter mismo del Amo romano? Es
fácil también comprender por qué armonizaban tan bien la "doctrinas"
católica y nazi* El jesuita Michaele Schmaus mostró hábilmentc esa armonía, y,
diez años después de la guerra, "La Croix" Io llamó "el gran
teólogo de Munich". 112 A nadie puede sorprenderle que Pío XII
lo hiciera "Príncipe de la iglesia".
Bajo
tales circunstancias, ¿qué sucedió con la "terrible" encíclica
"Mit brennender Sorge" de Pío XI, que supuestamente condenó al
nazismo? Por supuesto, ningún casuista ha tratado de explicarlo.
El "gran teólogo" Schmaus tuvo muchos
rivales, según explica un autor alemán que señala el "Katolisch
Konservatives Erbgut" como el libro más extraño impreso por Publicaciones
Católicas Alemanas:
"Esta antología, que reúne textos de los
principales teóricos católicos de Alemania, desde Gorres hasta Voge]sang, nos
hace creer que el nacionalsocialismo nació de ideas católicas" 1 13
Al escribir esas palabras, el autor no sabía que lo
estaba describiendo perfectamente. Franz von Papen —otra persona bien
informada, Vue la causa principal del pacto entre la Santa Sede y Berlín. chambelán privado del papa— fue aún más explícito:
"El Tercer Reich es la primera potencia mundial que no
sólo reconoce,
110. "Begegnungen zwichen
Katholischen Christentum und nazionalsozialitischer Weltanchaunung" , par
Michaele Schmaust profesor de la Facultad de Teología de Munich (Aschcndorft
Munster, 1933).
I I I . "La Croix", 2 de septiembre de 1951.
112. Ibid-, 2 de
septiembre de 1954.
113. Gunter
Buxbaum, "Les Catholiques en Europe centrale" ("Mercare de 15 de enero de 1939).
1 14r Roben d' Harcourlt Academia Francesa,
"Franz von Papen, l*homme a tout faire*' (L' Aube, 3 de octubre de 1946).
178
ne
en ráctica los elevados Tinci ios del a ado".
25 millones de víctimas |
|
la |
A
esto agregaremos Io que resultó al "poner en práctica" esos
principios:
cifra oficial publicada por la Organización
de las Naciones Unida*
Aquí debemos añadir algo, especialmente para quienes no
creen que las masacres organizadas fueron uno de los "elevados
principios" del papado. Por supuesto, tal incredulidad es alimentada por
los que afirman: "i Esos hechos crueles pertenecen al pasado
Eso dicen algunos apóstoles a los simples, mientras se
encogen de hombros ante los no católicos, "para quienes aún arden las
hogueras de la Santa Inquisicion 115
Pero, dejemos de lado los innumerables testimonios sobre la
crueldad clerical del pasado lejano, y consideremos el siglo 20.
Sin mencionar lo que hicieron hombres como Stepinac y
Marcone en Croacia, y Tiso en Eslovaquias sólo examinaremos la ortodoxia de
algunos "elevados principios" que pusieron en práctica.
¿Han pasado
de moda esos principios? ¿Han sido repudiados para seguir una "doctrina
mejor informada"? ¿Los ha rechazado oficialmente la Santa Sede, junto con
otros errores de un pasado sombrío? Es fácil descubrirlo.
Veamos, por ejemplo, "Great Apologetics" (Gran
apologética) del abad Jean Vieujan, quc no puede considerarse medieval porque
data de 1937. ¿Qué leemos allí?
"Para
accptar el principio de la Inquisición sólo se necesita una mentalidad
cristiana, y de esto carecen muchos cristianos... La iglesia no tiene ese
temor". 116
No podríamos haberlo expresado mejor.
¿Se necesita
otra prueba, no menos ortodoxa y moderna? Veamos lo que declaró el R.P.
Janvier, famoso orador de Notre Dame:
"En virtud de su poder indirecto sobre los asuntos
temporales, ¿no debería la iglesia tener el derecho de esperar que los estados
católicos opriman a los herejes, aun hasta la muerte, a fin de reprimirlos?
"Esta es mi respuesta:
"Yo abogo por esto, ;aun hasta la muerte! apoyados
primeramente en la práctica, luego en la enseñanza de la iglesia misma; y estoy
convencido
115. "Temoignage
chž-etien", 6 de diciembre de 1957.
116. Abad Jean
Vieujan, "Grande Apologetique" {París: Bloud et Gay, 1937), p. 1316.
117* Conferencia del 25 de marzo de 1912.
179
de que ningún católico diría lo contrario sin
errar gravemente". 117
No se puede acusar a este teólogo de hablar en
acertijos. Su declaración es clara y concisa. Es imposible decir más con menos
palabras, Todo está allí, respecto al derecho que se atribuye la iglesia para
exterminar a los que tienen creencias difcrcntes a las de ella: la
"enseñanza" que la compele, la "práctica" autcnticada por
la tradición, e incluso ct "llamado a los estados católicos", de Ao
cual ta evuzada hitleriana fue un ejemplo perfecto.
Las siguientes palabras tampoco son ambiguas ni se
pronunciaron en la oscuridad dc la Edad Media:
"La iglesia puede condenar a los herejes a la
muerte, porque los derechos que tienen se deben sólo a nuestra tolerancia, y,
al parecer, esos derechos no son rcalcs".
El autor de esas palabras fue el general de los
jesuitas, Franz Wernz (1906-1915). Siendo él alemán, su declaración adquiere
aún más importancia.
También en el siglo 20, et cardenal conocido príncipe
de la iglesia, escribió: "Si alguien confiesa públicamente que es hereje,
o trata de pervertir a otros con sus palabras o ejemplo, no sólo se le puede
excomulgar sino que con justicia se Ic puede ejecutar..."1 18 Nadie puede
negar que ese es un llamado a matar.
¿Deseamos conocer también la contribución del Soberano
Pontífice? El papa jesuita moderno León
XIII, cuyo "liberalismo" fue criticado por los clérigos
intransigentes, dijo: *'Sea anatema el que diga: el Espíritu Santo no quiere
que matemos a los herejes".
¿Qué
autoridad superior a esta podría invocarse, aparte de la del Espíritu Santo?
Aunque desagrade a los que manipulan la cortina de humo
(los que hacen las señales de humo cuando se elige a un papa) —apaciguadores de
conciencias preocupadas— los "elevados principios" del papado no han
cambiado. Entre otras cosas, la exterminación a causa de la fe es tan válida y
canónica hoy como lo fue en el pasado. Esta conclusión es muy
"iluminadora" —término favorito de los místicos— al considerar lo que
ocurrió en
"Hitler, Goebbels, Himmler y la mayoría de los miembros
de la 'vieja
118, "De stabilitate et progressu dogmatis",
primera parte, art. VI 9 1 (Roma:
Typographia editrix romana, 1909), Véase también Sol
Ferrer y Francisco Ferrer.
"Un Mattyr au Xxe siec]e" {París:
Eschbacher)r
180 La
Historia Secreta de los Jesuitas
guardia' del partido eran católicos", escribió Frederic Hoffet.
"No fue accidente que, por la religión de sus líderes, el gobierno
nacionalsocialista haya sido el más católico que ha tenido Alemania... La
afinidad entre el nacionalsocialismo y el catolicismo impresiona más aún al
estudiar los métodos de propaganda y la organización interna del partido. Las
obras de Joseph Goebbels son las que más información nos dan al respecto. Él
estudió en un colegio jesuita y fue seminarista, antes de dedicarse a la
literatura y la política... En cada página y cada línea de sus escritos
recuerda la enseñanza de sus maestros. Por tanto, recalca la obediencia... el
desprecio de la verdad„. "iAlgunas mentiras son tan útiles como el
pan!", proclamó debido al relativismo moral que extrajo de los escritos de
Ignacio de Loyola".119
Hitler no le otorgó los laureles del jesuitismo a su jefe
de propaganda; sin embargo, respecto al jefe de fa Gestapo comentó con sus
amigos: "Puedo ver a Himmler como a nuestro Ignacio de Loyola" ,120
El Fuhrer debió tener buenas razones para decirlo.
Primero, notamos que Kurt Heinrich Himmlcr —Reichsfuhrer de la SS, la Gestapo y
la fuerza policial alemana— parecía estar más impregnado de clericalismo que
los otros miembros católicos del grnpo de Hitler. Su padre había sido director
de una escuela católica en Munich, y luego, tutor del príncipe Ruprecht de
Baviera. Su hermano, monje benedictino, vivía en monasterio de María Laach, uno
de los lugares importantes del pangermanismo. Además, tenía un tío que ocupó el
alto cargo de canónigo en la corte de Baviera, el jesuita Himmler.
El autor alemán Walter Hagen proporciona esta información
discreta: "El general de los jesuitas, conde Halke von Ledochowski, estaba
listo para organizar —sobre la base común del anticomunismo— cierta
colaboración entre el Servicio Secreto alemán y la Orden Jesuita" -121
Como resultado, se creó una organización dentro del
Servicio de Seguridad Central de fa SS, y la mayoría de tos cargos fueron
ocupados por sacerdotes católicos que vestían el uniforme negro de la SS, El
padre jesuita Himmler fue uno de los oficiales superiores.
Después de la capitulación del Tercer Rcich, el padre Himmler
fue arrestado y nevado a la prisión de Nuremberg. Su audiencia ante el
119. Frederic
Hoffet, "L'lmperialisme protestant" (París: Flammarion, 1948),
120. Adolfo
Hitler, "Libres propos" (París: Flammarion, 1952), 164. 121 . Walter
Hagen, OIL cit., p. 358.
181
tribunal internacional hubiera sido
muy interesante, pero la "providencia" estaba muy atenta: el tío de
Hcinrich Himmler nunca compareció ante esa corte. Una mañana LO HALLARON MUERTO
EN SU CELDA, y el público nunca supo la causa de su muerte.
No deshonraremos la memoria de este clérigo suponiendo que él
se quitó la vida, contra las reglas solemnes de la Iglesia Romana.
Su muerte, sin embargo, fue tan repentina y oportuna como la
de otro jesuita, el padre Staempfle, el autor no reconocido de "Mein
Kampf" (Mi lucha). Fue una extraña coincidencia.
Pero, volvamos a Kurt Heinrich Himmler, jefe de la Gestapo,
que, como tal, tenía en sus manos las riendas del poder del régimen. ¿Fue por
sus méritos personales que obtuvo ese alto cargo? ¿Vio Hitler en ét un genio
superior cuando lo comparó con el creador de la Orden Jesuita? Realmente los
que lo conocían no decían eso, ya que sólo veían mediocridad en él.
¿Acaso esa estrella brillaba con resplandor ajeno? ¿Era
Kurt Heinrich Himmler, el jefe visible, quien reinaba sobre la Gestapo y los
servicios secretos? ¿Quién estaba deportando a millones de personas por motivos
políticos y enviando a los judíos a la muclte? ¿Era el sobrino o el tío, ex
canónigo de la corte de Baviera, uno de los favoritos de von Ledochowski, padre
jesuita y oficial superior de la SS?
Quizá parezca irresponsable, aun presuntuoso, echar una
mirada indiscreta tras el escenario de la historia. El drama se desarrolla en
el escenario, bajo el brillo combinado de candilejas y reflectores. Es lo
normal en todo espectáculo. Si alguien intentara mirar detrás de la
escenografía, dirían que quiere causar problemas y que carece de educaciónSin
embargo, los actores en quienes el público hechizado fija la mirada salen de
detrás del escenario. Esto es evidente al estudiar a estos "monstruos
sagrados", y comprobar que están lejos de ser como los individuos que
deben representar.
Ese parece ser el caso de Himmler. Y, ¿no podría decirse lo
mismo de Hitler, a quien ayudaba como su mano derecha?
Cuando vemos a Hitler gesticulando en las pantallas, o
lo escuchamos vocifcranda histéricamente sus discursos, ¿no parece un autómata
con resortes que requieren ajuste? Aun sus movimientos más simples y calmados
nos hacen pensar en una marioneta mecánica. ¿Y qué podríamos decir de fos ojos
saltoncs e inexpresivos, la nariz informe y esa fisonomía hinchada, cuya
vulgaridad no podía disimularse con aquel famoso mechón de pelo y el ridículo
bigote, que
182
parecía estar pegado baio su nariz.
¿Era
realmente un líder ese individuo que gruñía en las reuniones públicas? ¿Era el
"verdadero" amo de Alemania y un gobernante "auténtico",
cuvo genio cambiaría totalmente al mundo?
¿O era tan solo un mal sustituto? ¿Era acaso un fantasma bajo
una piel inflada para usarJo ante las masas, alguien que podía agitar a]
populacho?
Él mismo lo
admitió al declarar: "Soy sólo un clarín". Francois Poncet, para
entonces cmbajador de Francia en Berlín, confirmó que Hitler trabajaba poco, no
leía mucho y permitía a sus colaboradores hacer lo que querían.
Sus ayudantes también parecían faltos de vida e irreales.
El primero, Rudolf Hess —que voló a Inglaterra en 1941 — parecía una persona
extraña en su juicio en Nuremberg. Nunca se supo si estaba demente o si era
sólo excéntrico. El segundo, era grotesco, vanidoso y obeso. Usaba los
uniformes más espectaculares, como los de una ópera cómica; era ladrón de
pinturas famosas y, para colmo, estaba adicto a la morfina.
Otros
personajes importantes del partido eran semejantes a éstos. Durante los juicios
en Nuremberg, un periodista expresó su asombro al informar que aparte de los
defectos particulares de cada uno, esos héroes nazis carecían de intelecto y de
carácter, y que eran más o menos insignificantes.
El único que sobresalía —no por su valía moral sino por su
astucia era Franz von Papen, chambelán
de Su Santidad, "cl hombre que lo hacía todo"... y que luego sería
absuelto.
Si el Fuhrer parecía títere, ¿era su modelo mejor que
él? Recordemos las demostraciones ridículas de aquel "César apropiado para
un carnaval", moviendo sus grandes ojos negros bajo el extraño sombrero, decorado con borlas para
cortina. Y, recordemos esas fotografías para hacer propaganda, tomadas desde
abajo, mostrando sólo su mandíbula sobresaliente contra el trasfondo del cielo.
Era el hombre maravil}a, una roca inamovible isímbolo de una voluntad para la
cual no había obstáculos!
i Qué
voluntad! Sin embargo, las confidencias de algunos de sus compañeros nos
muestran a un hombre indeciso. Este "hombre formidable" que
"invadiría todo" con fuerza elementa] (como dijo el cardenal Ratti,
futuro Pío XI), no pudo rechazar lo que el cardenal jesuita Gasparri*
secretario de estado, le propuso en nombre del Vaticano. 183
Unas cuantas reuniones secretas persuadieron al
revolucionario a alistarse bajo las normas del Santo Padre, para desarrolhar la
brillante carrera que todos conocemos. El conocido ex ministro Carlo Sforza
escribió:
"Algún día, cuando el tiempo haya atenuado la amargura y
el odio, se reconocerá —esperamos— que la orgía de crueldades sangrientas que
convirtieron a Italia en prisión por 20 años, y en ruinas durante la guerra de
1940-1945* se originó en un caso histórico casi único: la desproporción
absoluta entre la leyenda artificialmente creada alredcdor de un nornbre, y las
verdaderas capacidades del hombre insignificante que poseía ese nombre, un
individuo a quien la cultura no le puso obstáculos".122
Esta fórmula perfecta se aplica tanto a Hitler como a
Mussolini: la misma desproporción entre la leyenda y las capacidades; la misma
carencia de "cultura" en los dos aventureros mediocres con pasados
casi idénticos. La única explicación de sus careras relámpago es su habilidad
para arengar a las masas, un talento que los lanzó a la publicidad.
Hoy la imagen del Fuhrer en las pantallas de Alemania causa
risa, demostrando que esa leyenda se creó artificialmente.
Pero, ¿no fue por su obvia inferioridad que esos
"hombres providenciales" fueron escogidos para elevarlos al poder? En
realidad, esa misma carencia de cualidades personales se ve en todos los que el
papado escogió como sus defensores,
En Italia y Alemania había verdaderos gobernantes, líderes
auténticos, capaces de empuñar el timón y gobernar, sin recurrir al
"místico" delirante. Pero, eran demasiado brillantes en lo
intelectual y no muy maleables. El Vaticano —en cspecia] el "papa
negro", von Ledochowski— no hubiera podido suictarft)s "como bastón
de mando en su de acuerdo con apasionada fórmula, obli a ándolos a
servir para sus propósitos a todo costo, hasta enfrentar la catástrofe.
Ya vimos que los emisarios de la Santa Sede, prometiéndole
poder al revolucionario Mussolini, lo manejaron a su gusto como cuando se da vuelta
a un guante.
El inflexible Hitler
Fesultó igual de maleable. El plan original de Ledochowski era crear una federación de naciones
católicas en el
122. Conde Carlo Sforza,
"L'ltalie telle gue je I t ai vue" (París: Grasset, 1946),
p. 158.
184
centro y este de Europa, con el predominio de Baviera y Austria
(gobernadas por el jesuita Seipel). A Baviera se le separó de la república
alemana de Weimar —y, como por casualidad, el agitador Hitler, de origen
austríaco, fue entonces un separatista bávaro.
Sin embargo, la posibilidad dc organizar la federación y
colocar a un Hapsburgo a la cabeza fue disminuyendo. Mientras, el monseñor el nuncio que fue de Munich a
Berlín, cada vez estaba más consciente de la debilidad de la república alemana
por el escaso apoyo de los aliados. Entonccs, nació en el Vaticano la esperanza
de tomar el control de Alcmania en general, modificándose el plan de acuerdo a
la necesidad:
"Tenía que impedirse la hegemonía de la Prusia
protestante y, puesto quc cl Reich debía dominar a Europa —para eliminar el
federalismo de los alemanes—, debían reconstituir un Reich en el que los
católicos fueran los amos" .123
Eso fue suficiente. Cambiando por completo junto con sus
"camisas marrones", Hitler —que hasta entonces había sido separatista
bávaro— de la noche a la mañana se
convirtió en el inspirado Apóstol del Gran Reich.
123. "Pius y Hiüer", en "Mercure de
France" (15 de enero de 1934).
185
Parte V
Capítulo 6
Hasta qué grado los católicos eran amos de la Alemania nazi,
y la severidad con que habían aplicado los "elevados principios del
papado", pronto resultó evidente.
Los liberales y los judíos tuvieron tiempo para comprobar que
esos principios no habían pasado de moda; y esto lo confirmaron las voces más
ortodoxas. En Auschwitz, Dachau, Belsen, Buchenwald y otros campos de muerte,
la iglesia "puso en práctica" el derecho que se atribuye de
exterminar —lenta o rápidamente— a los que la estorban.
La Gestapo de Himmler "nuestro Ignacio de Loyola"
realizó diligentemente esas obras caritativas. La Alemania civil y militar tuvo
que someterse "como un cadáver" ("perinde ac cadaver") a
esa organización todopoderosa.
El Vaticano, por supuesto, se lavó las manos en relación a
esos actos horrendos. Cuando Pío XII le concedió audiencia al Dr. Nerin F. Gun
—periodista suizo que fue deportado y se preguntaba por qué el papa no
intervino, proveyendo al menos alguna ayuda a tantas personas infortunadas— ,
Su Santidad tuvo el descaro de responder:
"Sabíamos que había persecuciones violentas en Alemania
por razones políticas, pero nunca se nos informó de la naturaleza inhumana dc
la represión nazi". 124
Dijo eso precisamente cuando el locutor de Radio Vaticano, el
R.P. Mistiaen, declaraba que "habían recibido evidencias abrumadoras
respecto a la crueldad de los nazis". 125
Sin duda al Santo Padre tampoco le informaron lo que ocunfa
en los campos de concentración ustashis, aunque su propio legado estuvo en
Zagreb.
Sin embargo*
en una ocasión la Santa Sede se interesó en el destino de un grupo de personas
condenadas a la deportación. Eran 528
124. "Gazette of
Lausanne", 15 de noviembre de 1945* 125. R.P. Ducios, "Le Vatican et
la seconde guerre mondiale" (París: Ed. Pedone, 1955), p, 255. Imprimatur:
1955.
186 La
Historia Secreta de los Jesuitas
misioneros protestantes, sobrevivientes
entre los que fueron tomados prisioneros por los japoneses en las islas del
Pacífico, e internados en campos de concentración en las Filipinas. Andre
Ribard, en su excelente obra '*1960 y el Secreto del Vaticano", revela la
intervención pontifical en el caso de esas personas desafortunadas.
E] texto lleva el número 1591, y se escribió en Tokio el 6 de
abril de 1943, en un informe del Departamento de Asuntos Religiosos en
territorios ocupados. De él citamos el siguiente extracto: "Expresaba el deseo de la Iglesia Romana de
que los japoneses siguieran su política, impidiendo que ciertos propagadores de
enores religiosos recuperaran la libertad a la cual no tenían derecho" 126
Desde la
perspectiva "cristiana", csc paso caritativo no requiere comentario;
pero, ¿no es significativo en el aspecto político? En Eslovaquia, el monseñor
Tiso —líder jesuita dictatorial tenía libertad para perseguir a los
"hcrmanos separados"} aunque su estado era satélite de Alemania, una
nación primordialmente protestante. iEso muestra la influencia que la Iglesia
Romana tenía en el Reich dc Hitler!
Hemos visto también el papel de los representantes dc csa
iglesia en Croacr,Ç en cuanto a la exterminación de los creyentes ortodoxos.
Respecto a la cruzada antijudía, obra maestra de la Gestapo,
quizá no sea necesario mencionar otra vez el papel que tuvo Roma. Ya hemos
descrito los hechos de monseñor Tiso, el primer proveedor para las cámaras de
gas y los hornos crematorios de Auschwitz. Sin embargo, agregaremos algunos
documentos característicos a su expediente.
Primero, veamos la carta de León Berard, embajador del
gobierno de Vichy ante la Santa Sede:
"Señor Marshall Petain:
En su carta del 7 de agosto de 1941* me honró solicitando
información respecto a preguntas y dificultades que pudieran surgir, desde el
punto de vista católico romano, por las medidas que su gobierno adoptó en
cuanto a los judíos. Tengo el honor de responderle que, en el Vaticano, nada se
me ha dicho que pudiera interpretarse como crítica o desaprobación de las leyes
o hechos directivos en cuestión. "127
126. Andre Ribard, "1960 et le secret du
Vatican" (Paús: Librairie Robin, 38, rue de Vaugirard. 1954), p. 80;
Frederic Hoffet, "Politique romaine et demission des Protestants" (demission
des laiques) (París: Fischbacher). 127. Leon Poliakov, "Breviaire de la
haine" (París: Calmann-Levy, 1951), pp» 350-351.
Los Campos de la Muerte y la Cruzada Antisemita 187
El periódico "L' Arche", al mencionar esta carta en
un artículo titulado "El silencio de Pío XII", habla de un informe
subsecuente y complementario que Berard envió a Vichy el 2 de septiembre de
1941:
"¿Existe contradicción entre el estado de los judíos y
la doctrina católica? Sólo una, y León Berard respetuosamente se la señala aå
jefe de estado. Radica en que la ley del 2 de junio de 1941 define a los judíos
como raza... La iglesia —escribió el embajador de Vichy— nunca profesó que se
deba dar los mismos derechos a todos los ciudadanos... Como me dijo una
autoridad en el Vaticano, ustcdes no enfrentarán dificultades por c] estado de
los iudíos" . 128
Allí se ve, "traducida a la práctica", la
"terrible" encíclica "Mit brennender Sorge" contra cl
racismo, a la cual se refieren ampliamente los apologistas.
Pero, en la obra dc León Poliakov venlos
algo aún mejor:
"La propuesta dc la Iglesia Protestante de Francia, cn
el verano de 1942, para tomar medidas junto con la Iglesia Romana contra la
persecución de iudíos, fue rechazada por los dignatarios católicos".] 29
Muchos
parisinos afin recuerdan cómo los niños iudíos eran separados de sus madres,
para enviarlos cn trenes especiales a los hornos crematorios de Auschwitz. La
deportación de niños está confirmada, entre varios documentos oficiales, en una
nota del "SS Haupsturmfuhrer Danneker", fechada cl 21 de julio de
1942.
La terrible
insensibilidad de la Iglesia Romana —y de su líder en especial — inspiró estas
palabras llenas de rencor de] periódico Arche'
"Por más de cinco años el nazismo fue autor de ataques,
profanación, blasfemia y crimen. Por más de cinco años masacró a seis millones
de judíos. De esos seis millones, 1 1 800,000 fueron niños. ¿Quién
dijo una vez: 'Dejad a los niños venir a mí'? ¿Y por qué debían dejarlos *venir
a mí'? ¿Para matarlos? Tras el papa militante, siguió un papa
diplomático".
Del París bajo la ocupación, vayamos a Roma, ocupada también
por los alemanes después del colapso de los italianos. He aquí un mensaje
dirigido a Von Ribbentrop* ministro nazi de Relaciones Exteriores:
"Embajada Alemana en la Santa Sede. Roma, 28 de octubre
de 1943.
"Aunque lo han instado de todas partes, el papa
no ha expresado
128.
"L' Arche", noviembre de 1958.
129.
Leon Poliakov, "Breviaire de la haine"
(París: Calmann-Levy, 1951), pp. 345, 350-351.
188 Los Campos de la Muerte y la Cruzada Antisemita 189
ninguna censura clara por la deportación de
judíos desde Roma. El sabe sangre, quizá la caridad cristiana tampoco tenga
alternativa. ¿No debe que nuestros enemigos lo reprocharán por esa actitud, y
que los la voluntad divina compensar el insoportable horror (la crucifixión)
con protestantes de países anglosajones la explotarán en su propaganda los
horrores de la violencia contra e) catolicismo. Al considerar este delicado
asunto, el peligro que iMuy bien expresado! O, dicho más claramente: Si
millones de podían correr nuestras relaciones con el gobierno alemán fue el
factor judíos tuvieron que pasar por las cámaras de gas y los hornos
decisivo... crematorios de Auschwitz, Dachau y otros lugares, ese era el
castigo Firmado: Ernst von Weiszaeker".130 que merecían. Esta
adversidad fue deseada por la "voluntad divina", y El 27 de julio de
1947, describiendo la carrera del barón Von la "caridad cristiana"
habría errado si hubiera actuado en favor de los Weiszaeker —enjuiciado como
criminal de guerra "por haber preparado judíos.
las listas de exterminacion , "Le
Monde" escribió: El eminente profesor Jules Isaac, presidente del
"Amitie judeo"Percibiendo la derrota de Alemania, arregló para que lo
asignaran alchretienne"s al referirse a esas palabras, exclamó:
Vaticano, aprovechando la oportunidad para trabajar
de cerca con la "Estas frases
terribles y blasfemas provocan un horror insoportable"
Gestapo"- Éste
es agravado por una nota que dice: "Entre los judíos hoy...
Para beneficio de los lectores que aún no estén totalmente
algunos». tratan de eludir esta grave responsabilidad... En verdad, son
convencidos, citaremos un documento alemán oficial que establece las
sentimientos honorables, pero no podemos ir contra la evidencia de la
disposiciones del Vaticano, y de los jesuitas, hacia los judíos antes de la
historia... El terible peso (de la muerte de Jesús) que Israel debe llevar
guerra: es algo quc los hombres no pueden
rechazar"
"Estudiando la evolución del antisemitismo en los Estados Unidos, Jules Isaac nos dice que la casa editora alteró las frases en cuestión notamos con interés que el número de radioescuchas del padre "en las ediciones más recientes" de este libro edificante* es decir, Coughlin (jesuita), conocido por su antisemitismo, sobrepasa los 20 después de la Liberación. Hay "tiempo" para todo: los hornos millones" crematorios eran anticuados.
El antisemitismo de los jesuitas en los Estados Unidos, y en
todo Por tanto, desde la declaración doctrinal de los elevados principios
lugar, no puede sorprender al provenir de estos ultramontanos, ya que del
papado, hasta su implementación por parte de Himmler "nuestro concuerda
perfectamente con la "doctrina". Veamos to quc dice Daniel Ignacio de
Loyola" cl círculo se cierra. Podemos añadir que así, el Rops, de la
Academia Francesa, Este autor se especializa en literatura antisemitismo
irracional del Fuhrer pierde mucho de su misterioreligiosa y publica sólo con
el patrocinio del Imprimatur. En una de sus Pero, ¿no nos permite también
conocer mejor a ese individuo obras más conocidas, "Jesús y Sus
Tiempos", publicada en 1944 desconcertante?
durante la ocupación alemana, leemos: iEs
increíble todo lo que inventaron, antes de la guerra, para explicar "Sin
embargo, en el transcurso de los siglos, dondequiera que la raza la evidente
desproporción entre el hombre y el papel que debía judía era dispersada, corría
sangre, y el clamor de muerte expresado en desempeñarl Había un vacío y todos
podían percibirlo. Para llenar esa la corte de Pilato siempre apagó el clamor
desesperado que se repetía brecha, hubo numerosas leyendas; se
difundieron historias para engañar miles de veces. El rostro de una nación
judía perseguida llena la a la gente; se recurTi6 al ocultismo y a magos
orientales; y se dice que historia; pero no puede borrar este otro rostro,
manchado de sangre y unos astrólogos inspiraron al ermitaño sonámbulo de
Berchtesgadenescupitajos, por quien la muchedumbre judía no tuvo compasión. Sin
La decisión de usar la esvástica —originaria de la India— como duda, Israel no
tuvo alternativa en el asunto y tuvo que matar a su Dios insignia del partido
nazi, parece corroborarlo. después de repudiarlo; y así como, misteriosamente,
la sangre pide
132. Daniel-Rops, "Jesus en son temps"
{París: Afiheme Fayard, 1944),
130. "Secret archi ves of the
Wilhelmstrasse"pp. 526-527, Imprimatur: 17 de abril de 1944.
131 Ibid* (Berlín: Documento 83-26 19/1, 25 de enero de
1939). 133. Jules Isaac,
"Jesus et Israel" (París: Albin Michel. 1948), p. 382.
190
Maxime Mourin refutó esa aseveración:
"Adolfo Hitler había estudiado en la escuela de Lambach
y cantÓ en el coro de niños en la abadía del mismo nombre. Allí descubrió la
esvástica, que era el símbolo heráldico del padre Hagen, administrador de la
abadía" .134
Las "inspiraciones" del Fuhrer también pueden
explicarse fácilmente, sin recurrir a filosofías misteriosas o exóticas. Es
obvio que este "hijo de la Iglesia Católica", como lo describió
Franco, estaba sujeto a los impulsos dc líderes misteriosos. Y sabemos quc
éstos no tenían asociación alguna con la magia oriental.
Los infiernos terrenales, que devoraron a 25 millones de
víctimas, llevan otra marca que se reconoce fácilmente: la de aquellos que
pasaron por una capacitación prolongada y meticulosa, como se ordena en los
"Ejercicios Espirituales" (de los jesuitas).
134. Maxima Mourin, "Histoire des Grandes
Puissances" (País: Payot, 1958), p. 134.
191
Parte V
Capítulo 7
Los Jesuitas y el Collegium Russicum
Entre las diversas causas por las que el Vaticano decidió
iniciar la Primera Guerra Mundial —convenciendo
al emperador Francisco José de Austria para que "castigara a los
serbios" la principal, como vimos, fue
asestar golpe decisiYQ a la Iglesia Orqodoxa, su odiada rival or si los.
Más allá de la pequeña nación serbia, cl objetivo del
Vaticano era Rusia, tradicional protectora de los creyentes ortodoxos en los
Balcanes y en el oriente,
Piene Dominique escribió:
"Para
Roma esto fue importante.'
la victoria de la monarquía
apostólica sobre Q1 zarismo podría considerarse como la victoria
Roma sobre el cisma
A la Curia dc Roma no le importaba que esa victoria sólo
pudiera lograrse mediante un enorme holocausto. Aceptó el riesgo o, más bien,
la certeza de éste, siendo Inevitable debido a las alianzas. Compelido por su
secretario de estado, el jesuita Merry del Val, Pío X no lo guardó en secreto
y, en la víspera de la batalla, el encargado de negocios de Baviera escribió a
su gobierno: "Él (el papa) no cree qnc el ejército francés y el ruso
puedan ganarle a Alemania en una ouerra" 136
Este terrible cálculo resultó erróneo. La Primera Guerra
Mundial. que arrasó con el norte de Francia y causó la muerte de millones, no
satisfizo las ambiciones de Roma. Más bien, dividió a Austria y Hungría,
privando a] Vaticano de su principal fortaleza en Europa y liberando a los eslavos,
que eran parte de la doble monarquía del yugo apostólico de Viena,
Además, la revolución rusa )iberó del control del Vaticano a
aquellos católicos romanos, mayormente de origen polaco, que vivían en el ex
imperio de los zares.
La derrota fue total. Sin embargo, la Iglesia Romana, con
paciencia
135. Pierre Dominique, op. cit., p. 246,
136, Bayerische Dokumente zum KTiegsausbruch, III, pr
206,
192
eterna, seguiría intentando establecer su política de la "Drang nach
Osten" —marcha hacia el este—, que se combinaba tan bien con las
ambiciones pangermánicas.
A eso se debieron, como vimos antes, la formación de
dictadores y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, con los horrores que le
siguieron. Dos ejemplos crueles de éstos fueron la "purificación" de
Wattheland en Polonia y la "catolización forzada" de Croacia.
No importaba que 25 millones de personas habían muerto en
campos de concentración, que 32 millones de soldados habían muerto en los
campos de batalla, y que otros 29 millones habían quedado heridos y mutilados.
Estas son las estadísticas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas 137
mostrando la magnitud de la måtanza. Esta vez, la Curia Romana pensó que
había logrado sus objetivos. El "Basler Nachrichten" de Basilea
declaró:
"La acción alemana en Rusia plantea el asunto de la
evangelización de ese país; el Vaticano está sumamente interesado en ello"
. 138 Un libro dedicado a glorificar a Pío XII dijo:
"El Vaticano y
Berlín firmaron un pacto, permitiendo que los misioneros católicos del Colegio
Russicum fueran a los territorios ocupados, y que los territorios bálticos
fueran puestos bajo la nunciatura de Berlín" 139
La
"catolización" de Rusia se iniciaría bajo la protección del Wehrmacht
y la SS, tal como Pavelic y sus asociados lo estaban haciendo en Croacia, pero
en una escala mucho mayor. iRealmente era un triunfo para Roma!
Qué gran decepción sufrieron, entonces, cuando el avance
hitleriano fue detenido en Moscú, y Von Paulus y su ejército quedaron atrapados
en Stalingrado. Era la época de Navidad de 1942, pero el siguiente fue el
increíble Mensaje —o el enérgico llamado a las armas— que el Santo Padre
dirigió a las "naciones cristianas":
"No es tiempo de lamentar sino de actuar. Que el
entusiasmo de las Cruzadas domine al cristianismo y se escuche el llamado
'iDios lo quiere! ' ; que estemos preparados para servir y sacrificamos, como
los cruzados del pasado... Los exhortamos y les imploramos que comprendan la
tenible gravedad de la situación presente... En cuanto a
137. "La Croix", 7 de septiembre de 1951 *
138» "Basler Nachrichten", 27 de marzo de
1942*
139. Pío XII, "War messages the world"
(París: Ed. spes, 1945), pp. 34, 257ss.
Los Jesuitas y el Collegium Russicum 193
los voluntarios que participan en esta
Santa Cruzada de los tiempos modernos, eleven alto el estandarte, declaren la
guerra a las tinieblas de un mundo apartado de Dios"
Ese día de Navidad estábamos lejos de la
"paz de Cristo".
Este discurso de tono bélico no expresaba la
"estricta neutralidad" que el Vaticano decía adoptar en asuntos
internacionales. Resultaba aún más inapropiado porque Rusia era aliada de
Inglaterra, Estados Unidos y la Francia libre. Sonreímos al leer la vehemente
respuesta de los turiferarios de Pío XII, que afirman que la guerra de Hitler
no fue una verdadera "cruzada", aunque el Santo Padre haya mencionado
ese término en su mensaje.
Los "voluntarios" que el papa llamó a las armas
fueron los de la División Azul y los que reclutó el cardenal Baudrillart en
París.
"La guerra de Hitler es una empresa noble en defensa de
la cultura europea", exclamó él el 30 de julio de 1941.
Sin embargo, notamos que al Vaticano ya no le
interesaba defendcr esa cultura cuando vio que procuraba impulsar a las
naciones africanas a rebelarse contra Francia. Pío XII dijo: "La Iglesia
Católica no sc identifica con la cultura occidental". 14i
Fueron
interminables las mentiras y las crasas contradicciones de aquellos que
acusaban a Satanás de ser el "padre de todas las mentiras"
La derrota que sufrieron en Rusia (os ejércitos dc
Hitler, "estos nobles defensores de la cultura europea", incluyó
también a los jesuitas que procuraban la conversión de la gente. i Tendríamos
que preguntarnos qué estaba haciendo Santa Teresa antes de ese desastre! Pío XI
la había proclamado "santa patrona de la infortunada Rusia", y el
canónigo Coube la representó parada, "sonriente, pero tan terrible como un
ejército listo para luchar contra el gigante bolchevique" , 142
¿Acaso la santa de Lisieux —que la iglesia usaba para
toda clase de sucumbió ante la tarea nueva y
gigantesca que le asignó el Santo Padre? No nos sorprendería.
Pero, no fue la pequeña santa sino la Reina del cielo
la que se
140. Pío XII, "War messages to
the world" Ed. spes, 1945), pp. 34, 141. "Le Monde", 13 de
abril de 1956 (Congreso de estudianies católicos de áfrica). Véase también
Francois Mejan, "Le Vatican contre la France d'OutreMer"
(Fischbacher),
142. Canónigo Coube, "Sainte Therese de I 'Enfant
Jesus et les crises du temps present" (París; Flammarion, 1936), pp. 6ss.
Imprimatur: I I de enero de 1936.
194
propuso en 1917, bajo ciertas condiciones, hacer que la
cismática Rusia retornara al redil de la Iglesia Romana4 Veamos lo que "La
Croix" dijo al respecto:
"Les recordaremos a nuestros lectores que la Virgen de
Fátima prometió la conversión de los rusos si todos los cristianos, sincera y
gozosamente, practicaban todos los mandamientos de la ley evangélica' 143
Se o ún los Padres jesuitas, especialistas en
asuntos milagrosos, la Mediadora celestial recomendó que era especialmente
efectivo el uso diaria del rosario.
Esta promesa de la Virgen incluso había sido sellada con
una "danza del sol", lo que ocurrió otra vez en 1951 en los jardines
del Vaticano, para beneficio de Su Santidad Pío XII.
No obstante, los rusos entraron en Berlín a pesar del
llamado papal a la cruzada. Y, los compatriotas de Kruschev no mostraban
intención alguna de ir al Vaticano a mostrar su an•epentimiento.
¿Qué falló? ¿Quizá los cristianos no "rezaron"
todas las cuentas de sus rosarios? ¿O no cumplieron el número de
"décadas" que requiere Dios?
Se podría pensar que esa fue la causa, si no fuera por un
detalle difícil de explicar en la historia de Fátima. La promesa de la
conversión de Rusia, dada a la clarividente Lucía en 1917, no fue
"revelada" por ella sino hasta 1941 , cuando ya era monja; y recién
en 1942 fue dada a conocer al público por el cardenal Schuster, entusiasta
partidario del Eje Roma-Berlín. Se hizo público a petición, o quizá por orden.
de Pío XII, el mismo que tres meses después hizo el mencionado llamado a una
Cruzada.
En verdad es muy "iluminador". Uno de los
apologistas de Fátima admite que, por ese detalle, el asunto "evidentemente
pierde algo de su valor profético..."144 iEs lo más leve que se puede
decir al respecto! Un canónigo, especialista en el tema del "milagro
portugués", nos dice en forma confidencial: "Debo confesar en lo
personal, con mucha renuencia añadí a mis primeras ediciones el texto que Su
Eminencia cardenal Schuster reveló al público..." 145
143.
"La Croix", l l de junio de 1947,
144.
Michel Agnellet, "Miracles a Fatima"
(París: Ed. de Trevise, 1958), p. 54. Imprimatur:
1958*
145.
Canónigo Barthas, "Fatima, merveille du XXe
siecle"
(Toulouse: Fatima Editions, 1957), p. 81. Imprimatur:
1957,
Los
Jesuitas y el Collegium Russicum 195
Comprendemos lo que siente dicho canónigo:
En 1917 la Santa Virgen le dijo a la pastora Lucía:
"Si mis deseos se cumplen, Rusia se convertirá", pero al mismo tiempo
le encargó que los mantuviera en "secreto". Entonces. ¿cómo podían
los cristianos conocer esos "deseos" y cumplirlos?
"Credibile quia ineptum"
Pareciera
que desde 1917 hasta 1942. la "infortunada Rusia" no necesitaba
oraciones en su favor. Las necesitó con urgencia sólo después que los nazis
fueron derxotados en Moscú y cuando Von Paulus quedó atrapado en Stalinglado.
Al menos, esa es la única conclusión que permite esta
revelación tardía. Lo sobrenatural —como dijimos— es algo poderoso, pero debe
tratarse con cuidado.
Después de una conversación en Montoire, el general de
los jesuitas, Halke von Ledochowski, hablaba altivamente de una reunión Üeneral
que la Compañía realizaría en Roma cuando Inglaterra capitulara, indicando que
la importancia y grandeza de ese evento no tendría igual en toda su historia.
Pero, la Providencia había determinado algo distinto a
pesar de Santa Teresa y la Virgen de Fátima. Gran Bretaña se mantuvo firme
contra el enemigo; Estados Unidos decidió participar en la guerra (a pesar de
los esfuerzos del padre Coughlin para evitarlo): los aliados desembarcaron en
el norte de áfrica; y la campaña rusa significó la derrota de los nazis.
Para Ledochowski, significó el colapso de su gran
sueño. El Wehrmacht, la SS, los que "limpiaban" ciudades y los
convertidores jesuitas se unieron en la retirada. La salud del general no
resistió el desastre y falleció.
Sin embargo, conozcamos el "Russicum" que Pío
XI y Von Ledochowski agregaron, en 1929, a la organización romana que era ya
tan amplia y variada.
"Con
la constitución apostólica "Quam Curam", Pío XI creó este seminario
ruso en Roma. donde jóvenes apóstoles de todas las nacionalidades recibirían
capacitación, "con la condición de que adoptaran, antes que nada, el rito
bizantino-eslavo, y que determinaran consagrarse totalmente a la tarea de hacer
que Rusia volviera al redil de Cristo".146
146. "L'Homme nouveau" (L' Avenir catholique),
7 de diciembre de 1958.
196
Ese era el objetivo del Colegio Pontifical Ruso, conocido
como "Russicum", el Instituto Pontifical del Este y el Colegio
Romano, tres centros administrados también por la Compañía de Jesús.
En el Colegio Romano —45, Piazza del Gesu— se encontraba
el noviciado de los jesuitas. Entre los novicios* algunos eran llamados
"russipetes", porque su destino era "petere Russiam" o
"ir a Rusia".
Los
creyentes ortodoxos debían estar vigilantes porque muchos paladines valerosos
estaban decididos a derrotarlos. Veamos, no obstante, una afirmación del
"Homme nouveau":
"El
destino de todos estos sacerdotes es ir a Rusia. Pero, por el momento este
proyecto no puede realizarse"* 147
Según esta publicación, la prensa soviética llamaba a esos
apóstoles "paracaidistas del Vaticano". Y, por el testimonio de
alguien muy bien informado sobre el tema, concluimos que el nombre era muy
apropiado.
Esa persona era el jesuita Alighiero Tondi, profesor de la
Universidad Pontificia Gregoriana, que rechazó los Ejercicios Espirituales de
Ignacio de Loyola —provocando considerable escándalo— y renunció a la Compañía*
con todo su boato y sus acciones.
Entre otras declaraciones, en la entrevista para un diario
italiano, dijo Io siguiente:
"Las actividades del Collegium Russicum y de otras
organizaciones asociadas con él son numerosas y diversas. Por ejemplo, con
fascistas italianos y los que quedan del nazismo alemán, los jesuitas organizan
y coordinan varios grupos antirrusos por orden de las autoridades
eclesiásticas. El objetivo fundamental es estar preparados, en cualquier
momento, para derrocar a los gobiernos del este. Las organizaciones
eclesiásticas dominantes proveen las finanzas. A este trabajo se dedican los
líderes del clero. Pero estos mismos, llevados por el dolor, rasgarían sus
sotanas si se les acusara de intervenir en la política y de instar a los
obispos y sacerdotes del este a conspirar contra sus gobiernos.
"Conversando con el jesuita Andrei le dije que era una vergüenza que se afirmara,
en el "Osservatore Romano" voz oficial del Vaticano— y en otras
publicaciones eclesiásticas, que los espías desenmascarados eran "mártires
de la fe". Ouroussof se rió.
—Padre, ¿qué escribiría usted? —me preguntó— ¿Los
llamaría
147. Ibid.
Los
Jesuitas y el Collegium Russicum 197
espías o algo peor? Hoy la política
del Vaticano necesita mártires, pero por el momento es difícil hallarlos. Así
que hay que inventarlos. iPero eso es deshonesto!
Con una expresión irónica y moviendo la
cabeza, dijo:
—Padre, usted es ingenuo. Por su trabajo, usted, mejor
que nadie, debería que los líderes de la iglesia siempre se han inspirado en
las mismas reglas.
—¿Y qué de Jesucristo? —le pregunté.
Riendo me dijo:
Uno no debe pensar en
Jesucristo. Si pensáramos en El, terminaríamos en la cruz. Y es tiempo de
colgar a otros en la cruz en vez de quc nos cuelguen a nosotros" 148
Como bien dijo el jesuita Ouroussof, la política del
Vaticano necesita mártires, sean éstos voluntarios o no. Por tanto,
"creó" millones de ellos en dos guerras mundiales.
148. Entrevista publicada en "11 Paese", 2
de octubre de 1954*
198
Parte V
Capítulo 8
El Papa Juan XXIII se Quita la Máscara
De todas las fantasías aceptadas en este quizá una de las
más difíciles de desarraigar sea e] espíritu de paz y armonía que se le
atribuye a la Santa Sede. porque parece ser el espíritu inherente a la
naturaleza del magisterio apostólico.
A pesar de lo que nos enseña la historia —que no se conoce
bien o se olvida muy pronto— el que dice ser el "vicario de Clisto"
necesariamente debe encarnar, ante los ojos de mucha gente, el ideal de amor y
fraternidad que enseña el evangelio. ¿No es eso lo que esperan la lógica y los
sentimientos?
Pero, los hechos nos muestran que tal suposición debe
desaparecer; hemos visto suficientes evidencias. Sin embargo, la iglesia es
prudente —como se nos recuerda a menudo— y rara vez actúa sin tomar
precauciones para cuidar las apariencias. "Bonne renommee vaut mieux que
ceinture doree" (una buena reputación es mejor que un cinto de oro), dice
el proverbio. Pero, es mejor aún poseer ambos. El Vaticano, que es inmensamente
rico, se guía por esta máxima. Su codicia política de poder siempre adopta
pretextos '*espirituales" y humanitari0¾ proclamados "urbi et
orbi" (en ciudad y mundo) mediante una intensa propaganda financiada por
el cinto dorado; y la -'buena reputación", preservada de ese modo,
mantiene el ingreso del oro a ese cinto,
El Vaticano
no se aparta de esa línea de conducta; y, cuando la actitud de su jerarquía
revela su verdadera posición en asuntos internacionales, mantiene viva la de su
imparcialidad absoluta publicando encíclicas solemnes y ambiguas y otros
documentos pontificales. La era hitleriana incrementó esos ejemplos. ¿Podría
esperarse algo distinto de un poder autoritativo que, supuestamente, es
transcendente y universal a la vez?
Rara vez se ha visto caer esa máscara. Para que el mundo
sea testigo de tal espectáculo, tiene que ocurrir una contingencia que, a los
ojos de la Santa Sede, ponga en peligro sus intereses vitales. Sólo entonces
deja de lado las ambigüedades y revela su verdadera intención.
Eso ocurrió en Roma el 7 de enero de 1960, cuando se hablaba
de
El
Papa Juan XXIII se Quita la Máscara 199
una conferencia "cumbre" que
reuniría a líderes gubernamentales del oriente y del occidente. El objetivo era
establecer las condiciones para una coexistencia pacífica entre los defensores
de dos ideologías opuestas.
Por supuesto, no cabía duda respecto a la posición del
Vaticano antes del proyecto. En los Estados Unidos, el cardenal Spellman la
mostró claramente, incitando a los católicos a una conducta hostil hacia
Knschev cuando éste fue invitado por el presidente norteamericano. Su Santidad
Juan XXIII por su parte, sin decir nada específico, en su mensaje navideño
mostró poco entusiasmo respecto a la idea de reducir la tensión política. Su
"esperanza" de que se estableciera la paz en el mundo —un deseo que
tal documento "debía" incluir— sonó débil, y varias veces insto a los
líderes occidentales a que fueran prudentes. Hasta ese momento, sin embargo, el
Vaticano había mantenido las apariencias.
Pero, ¿qué ocurrió en rnenos de dos semanas? ¿Falló
otra "esperanza" es decir* el deseo oculto de
que no hubiera paz? ¿Fue la decisión del presidente italiano Gronchi, de ir a
Moscú, lo que rebalsó la copa de la amargura en Roma?
Cualquiera que haya sido la causa, la tormenta estalló
el 7 de enero. Los truenos eclesiásticos resonaron (con una furia sin
precedentes) sobre los gobemantes "cristianos", culpables de anhelar
el fin de la guerra fría. El 8 de enero "Le Monde" publicó lo
siguiente:
"El día en que el presidente de la república de
Italia partiría para realizar una visita y detalladamente preparada, a los
líderes de Moscú, el cardenal Ottaviani —sucesor del cardenal Pizzardo como
secretario de la congregación del Santo Oficio, a prefecto del tribunal supremo
de la iglesia— presentó el discurso más desconceftante en la basílica de Saint
Marie Majeure, durante un servicio matutino de propiciación por la
"Iglesia del Silencio"
"Nunca antes un príncipe de la iglesia, en uno de
los cargos más imponantes del Vaticano, había atacado con tal furia a las
autoridades soviéticas, ni reprendido con tanta severidad a las potencias
occidentales que trataban con ellas".
"Le Monde" publicó partes del violento
discurso, que justificaban calificarlo como el "más desconcertante".
"Los tiempos de Tamerlane han retornado", afirmó el cardenal
Ottaviani, describiendo a los líderes rusos como "nuevos
anticristos", que "condenan a la gente a la deportación, prisión y
masacre, dejando sólo desolación tras ellos". Al orador le asombraba que a
nadie más "le asustara darles la mano", y que, "por el contrario,
se prepare una carrera para ver quién será el
200
primero en hacerlo y en intercambiar sonrisas
con ellos", Luego, les recordó a sus oyentes que Pío XII se retiró a
Castelgandolfo cuando Hitler fue a Roma, olvidando que el pontífice había firmado
con Hitler un concordato muy ventajoso para la iglesia.
Los viajes
espaciales también fueron condenados: "El nuevo hombre... cree que puede
violar el cielo realizando proezas en el espacio, demostrando una vez más que
Dios no existe".
Los "políticos y gobernantes" occidentales que,
según el cardenal* 'se vuelven tontos por el
temor", fueron criticados ásperamente, al igual que los cristianos que
"ya no reaccionan ni actúan con ira..." Finalmente llegó a esta
conclusión mordaz y significativa:
"¿Podemos estar satisfechos con cualquier disminución de
la tensión, cuando, en primer lugar, no puede haber calma en la humanidad si no
hay respeto fundamental por la conciencia, nuestra fe, el rostro de Cristo
cubierto otra vez con escupitajos, con la corona de espinas y azotado? ¿Podemos
extenderles la mano a los que hacen esto?"
A pesar de
esas palabras dramáticas, no podemos olvidar que el Vaticano no puede hablar de
"respeto por las conciencias", puesto que con descaro las oprime en
los países donde domina. Un ejemplo fue la España de Franco, donde los
protestantes eran perseguidos. Es una desvergüenza, sobre todo de parte del
secretario del Santo Oficio, demandar que otros observen el "respeto
fundamental", cuando la Iglesia Romana lo rechaza por completo.
La encíclica "Quanta cura" y el
"Syllabus" son explícitos:
"Anatema al que diga: todo hombre es libre para abrazar
o profesar la religión que su juicio considere ser el correcto" (Syllabus,
artículo XV).
"Es una
locura pensar que la libertad de conciencia y culto sean derechos de todo ser
humano" ("Quanta cura").
Juzgando por la forma en que trata a los "herejes",
no nos sorprende que el Vaticano condene sistemáticamente todo intento de
lograr un acuerdo entre naciones "cristianas" y las que son
oficialmente ateas. "Non est pax impikis" —ino hay paz para los
impíos!
El jesuita Cavelli, como muchos otros antes que él, proclama
que esa "intransigencia" es la "ley más imperativa" de la
Iglesia Romana.
Para contrarrestar la explosión de furia del cardenal,
citaremos otro artículo que apareció en la misma edición de "Le
Monde" , ei 9 de enero de 1960:
'"La humanidad se acerca a una situación en la que es
posible la aniquilación mutua. En el mundo hoy, no hay otro evento comparable a
El Papa Juan XXIII se Quita la Máscara 201
este en importancia... Por tanto,
debemos procurar incesantemente una paz justa'. Eso afirmó el presidente
Eisenhower ayer, jueves, ante el Congreso de los Estados Unidos, al mismo
tiempo que el cardenal Ottaviani, en Roma, condenaba la coexistencia como si se
tratara de participar en el crimen de Caín".
El contraste entre dos formas de pensamiento no podía
ser mayor: la humana y la teocrática —y no podía ser más obvio el peligro
mortal que se cernía sobre el mundo por ese núcleo de fanatismo ciego que llamamos
Vaticano. Su egoísmo "sagrado" era tal que no le importaban las
circunstancias, ni la necesidad urgente de un acuerdo internacional para evitar
la exterminación casi total que amenazaba a la humanidad.
El secretario del Santo Oficio —tribunal supremo cuyo
pasado se conoce
muy bien no tomaba en cuenta esas contingencias insignificantes. ¿Iban
los rusos a misa? Eso era lo importante; y si el presidente Eisenhower no lo
comprendía, era porque "parecía haberse vuelto tonto por el terror",
usando las palabras del fiero "Porporato".
El discurso frenético del cardenal Ottaviani nos hace
sonreír y también nos desconcierta. Muchos piensan que ese agitador no podía
persuadir a los "cristianos" de que debían aceptar la bomba atómica
con una actitud de gracia. iPero debemos estar vigilantes! Tras este vocero de
la Santa Sede se halla toda la organización pontifical y, en especial, el
ejército secreto de jesuitas que no está formado por soldados comunes. Todos
los miembros de la famosa Compañía trabajan desde posiciones de poder, y sus
actos, sin hacer mucho ruido, pueden ser muy efectivos, es decir, malignos.
Se difundió el rumor de que la posición cruel del
cardenal Ottaviani no reflejaba el pensamiento de la Santa Sede, sino el de un
clan "integrista". La prensa católica, al menos en Francia, trató de
minimizar la importancia de ese discurso violento. "La Croix"
imprimió sólo un resumen, omitiendo todas las expresiones violentas. Fue un
oportunismo astuto, pero no cngañó a nadie. Era imposible que el secretario del
Santo Oficio lanzara desde el púlpito de Sainte Marie Majeure una crítica tan
aguda, de suma importancia política, sin tener la aprobación del líder de esa
congregación, su "prefecto", cl Soberano Pontífice en persona. Y,
hasta donde sabemos, éstc nunca desautorizó a su elocuente subordinado. El papa
Juan XXIII no podía lanzar esa bomba, pero al hacer que uno de los dignatarios
más importantes de la Curia tomara su lugar, quería que su confabulación
resultara obvia ante todos.
Además, por una extraña "coincidencia", ocurrió una
explosión más
202
leve al mismo tiempo mediante un artículo del
"Osservatore Romano", condenando otra vez al socialismo —aun al no
marxista— por ser "contrario a la verdad cristiana". Sin embargo, los
que practicaban ese 'error" político no eran
excomulgados "ipso facto" como los comunistas. Tenían la esperanza de
escapar del infierno, pero se mantenía la amenaza de] purgatorio.
Al mostrar tan vehementemente su oposición a los intentos de
unir el oriente y el occidente, ¿esperaba el Vaticano tener resultados positivos?
¿Esperaba intimidar a los gobernantes que procuraban la política de paz? ¿O
esperaba provocar entre los fieles un movimiento contra la reducción de la
tensión política?
Por
irrazonable que parezca tal esperanza, es probable que haya obsesionado a esas
mentes clericales. Sus extraños puntos de vista generalmente producen esas
ilusiones. Además, no podían haber olvidado la fantasía que usaron por tanto
tiempo para engañar a los que creían en ellos, y que al parecer compartían, Nos
referimos a la "conversión de Rusia" que, aparentemente, la Santa
Virgen anunció en Fátima en 1917 a la pastora Lucía; luego, ésta llegó a ser
monja y testificó de ello mucho después, en 1942, en las memorias que escribió
a pedido de sus superiores.
Este cuento de hadas quizá nos haga sonreír, pero el Vaticano
—bajo el pontificado de Pío XII— lo propagó por el mundo en innumerables
discursos, sermones, declaraciones solemnes, libros y folletos. Lo propagó
tambien con las peregrinaciones de la estatua de la Virgen una "Notre Dame"
nueva y muy política— en todos los continentes, donde —según se nos dijo— aun
los animales llegaban a honrarla. Los fieles recordaban la propaganda llamativa
y las afirmaciones insensatas, como la siguiente que publicó "La
Croix" el I de noviembre de 1952:
"Fátima se ha convertido en una encrucijada... El
destino de las naciones puede decidirse mejor allí que alrededor de las
mesas".
Sus turiferarios ya no podían refugiarse en ambigüedades. La
alternativa era clara: "disminución de la tensión o la guerra fría".
El Vaticano escogió la guerra y no lo ocultó.
Esa decisión no podía sorprender a nadie después de haber
visto las experiencias pasadas, aun las recientes. Y, si alguien se sorprendió,
quizá se debía a que la proclamación se hizo en forma directa, sin el usual
disfraz.
Para comprender la razón de la violencia, hay que considerar
lo que estaba en juego para el pontífice romano. Erraríamos al pensar que el
203
Vaticano podía renunciar a una esperanza tan
antigua como el cisma mismo: lograr, por medio de una victoria militar, que los
creyentes ortodoxos volvieran a obedecerle. El surgimiento de Hitler se debió a
esa obstinada esperanza. Pero, la derrota final de su Cruzada no le abrió los
ojos a la Curia Romana para ver lo absurdo de tal ambición,
Existe otro anhelo aún más urgente: liberar a la Iglesia del
Silencio en Polonia, Hungría y Checoslovaquia, cuya situación se debió a
sucesos inesperados para la Santa Sede en la Cruzada nazi. "Qui trop
embrasse mal etreint" ("quien mucho abarca, poco aprieta") es un
proverbio sabio que nunca ha inspirado a fanáticos.
Para reanudar la marcha hacia el este —el "Drang nach
Osten" clerical— y recuperar las plazas perdidas, el Vaticano aún confiaba
en el "brazo secular" germánico, su principa] defensor europeo. que
necesitaba ya nucvas fuerzas y vigor. A la cabeza de la Alemania Federal
—sector occidental del gran Reich— puso a un hombre de confianza, canciller
Konrad Adenauer, chambelán privado del papa. En su política, por más de
15 años, se vio claramente el sello de la Santa Sede. Mostrando al principio
gran cautela y una mentalidad "liberal" oportuna, '*el Viejo
Zorro" —como lo llamaban sus compatriotas— trabaió en el rearme de su
país. Por supuesto, el rearme "moral" de la población, y en especial
de la juventud alemana, era un complemento indispensable para el primero.
Por eso, en
los cargos importantes de los ministerios y oficinas administrativas de
Alemania occidental había personas con un conocido pasado hitleriano —la lista
es extensa— y líderes industriales como Von Krupp y Flick* Estos, que fucron
condenados como criminales de guerra, pronto estaban al frente de las
gigantescas empresas que les fueron devueltas. E] fin justifica los medios. Y
el fin era muy claro: forjar la nueva espada de Siegfried, el arma que
necesitaban para la venganza en la que participaría también el Vaticano.
Así, en perfecta sincronía. en una entrevista con un
periódico holandés. el canciller-chambelán se hizo eco del discurso violento
del cardenal Ottaviani:
"La coexistencia pacífica de naciones cuyos puntos de
vista son totalmente opuestos, es tan solo una ilusión que, lamentablemente,
aún muchos apoyan" ,150
150. "Elseviers weekbJa1t", citado en
"Combat" e] ] de enero de 1960.
204 A
El sermón "incendiario" del 7 de enero en Sainte
Marie Majeure ocurrió —como por coincidencia— unos días antes de que Adenauer
visitara Roma. Los reportes de la prensa recalcaron unánimemente el ambiente de
amistad y simpatía de la audiencia privada que, Su Santidad Juan XXIII,
concedió al canciller alemán y a Von Brentano, su
Ministro de Asuntos Exteriores,
*'L' Aurore" incluso informó lo
siguiente:
"Esta reunión provocó una declaración inesperada del
canciller, respondiendo a las palabras del pontífice que alabó el valor y la fe
del jefe de gobierno alemán:
'Creo que Dios le ha dado al pueblo alemán un papel
especial que desempeñar en estos tiempos difíciles: ser el protector del
occidente contra las influencias poderosas del oriente que nos amenazan'" 151
"Combat" muy bien comentó:
"Habíamos oído esto antes, pero en forma más
condensada: SGott mit uns' o sea, 'Dios con nosotros"' (el lema
que aparecía en la hebilla dc las correas de los soldados alemanes en la guerra
de 1914-1918).
Y ese diario añadió:
"La
evocación del Dr. Adenauer acerca de la tarea atribuida a la nación alemana se
inspiró en una declaración similar del pontífice previo. Por tanto, podemos
suponer que si el Dr. Adenauer pronunció esta frase en las circunstancias
presentes, pensaba que sus oyentes estaban preparados para oírla".152
En realidad, uno tiene que ser muy ingenuo y desconocer la
diplomacia fundamental para pensar que esa declaración "inesperada"
no era parte del programa. Además, estarnos seguros de que no afectó "la
prolongada conversación que Adenauer tuvo con el cardenal Tardini, secretario
de estado de la Santa Sede, a quien invitó a almorzar en la embajada
alemana" .153
La espectacular intromisión del Santo Oficio en la política
internacional, expresada por el cardenal Ottaviani, desconcertó aun a católicos
que estaban acostumbrados a los abusos de la Iglesia Romana en asuntos del
estado. Roma estaba consciente de ello. Pero, perpetuar la guerra fría era tan
importante para el poder político del Vaticano, y aun para su prosperidad
financiera, que no titubeó en repetir esas ideas políticas, a pesar de no haber
sido bien recibidas.
151. "L' Aurore", 23 de
enero de 1960. 152. 23 de enero de 1960.
153. "Le Figaro", 23 de enero de 1960*
205
El viaje de
Kruschev a Francia, en marzo de 1960, le dio otra oportunidad. Dijon era una de
las ciudades que el líder soviético visitaría. Al igual que todos sus colegas,
en tal situación el alcalde de Dijon debía recibir cortésmente a quien estaba
visitando la república francesa. En Burgandy, una ciudad principal, el teniente
de alcalde era un religioso, el canónigo Kir.
Según la ley canónica, la Santa Sede había autorizado al
sacerdote para aceptar ese mandato doble, con todas las funciones y deberes que
implicaba. Sin embargo, su obispo le prohibió al canónigo-aJcaIde que recibiera
a Kruschev. En esa ocasión, la banda municipal tuvo que ceder el paso a la
sotana.
El visitante fue recibido por un asistente que sustituyó al
teniente de alcalde ausente. No obstante, la forma en que la "jerarquía"
menospreció a la autoridad civil en esa ocasión provocó comentarios mordaces.
El 30 de marzo "Le Monde" escribió:
"¿Realmente quién ejerce autoridad sobre el alcalde de
Dijon: el obispo o el prefecto? Y, por encima de estos representantes del poder
central: ¿el papa o el gobierno francés? Esta es la pregunta que todos se
hacen...
Sin duda la respuesta era: primero, la teocracia.
¿Significaba eso que, a los que visitaban Francia, tenían que darles boletos
para la confesión si deseaban ser recibidos por el alcalde vestido de sotana?
En el artículo mencionado, el editor de "Le Monde"
muy bien dice:
"Más allá de este asunto interno de Francia, la conducta
de Kir nos lleva a considerar un problema mayor. La acción del Vaticano no
tiene que ver tan solo con la relación enfre un alcalde y su gobierno. Por la
forma en que ocurrió, constituye una intervención directa y espectacular en la
diplomacia internacional".
Esto es verdad, y las reacciones que provocó, casi en
todas partes, muestran que la opinión mundial comprendió claramente su
importancia. En los Estados Unidos, donde la gente había presenciado las
demostraciones hostiles organizadas por los cardenales Spellman y Cushing
durante la visita de Kmschev, empezaron a cuestionar si un presidente católico
romano realmente podría mantenerse independiente de la Santa Sede.
Muchos temían que, en ese caso, la política extranjera del
país se inclinaría en favor de los intereses de la Iglesia Romana, perjudicando
los de la nación —eso es peligroso en toda circunstancia, pero más aún en la
situación de aquel tiempo.
206 La
Historia Secreta de los Jesuitas
Después de la "bomba" lanzada por el cardenal
Ottaviani, se organizó "abiertamente" la oposición a que se redujera
la tensión entre el oriente y el occidente.
Algunos dirían que fue un instrumento absurdo, en comparación
con la amenaza de dejar en ruinas —tarde o temprano— a las naciones que se
atrevieran a permanecer en el punto muerto de un antagonismo complejo. Pero,
vemos que. el Vaticano, forzado a usar armas "espirituales' se propuso
sacar el Inayor provecho de ellas. Los jesuitas, que dirigían su diplomacia,
hacían lo posible para evitar la peor "calamidad" que se había
cernido sobre la Santa Sede: un acuerdo internacional que excluía el recurrir a
la guerra.
5üŒ—ããería
con el prestigio del Vaticano, con su importancia política, con las ventajas
económicas y de otro tipo que recibían de ella si, por ese acuerdo. ya no
podían confabular, usar su influencia, regatear respecto a su cooperación con
los gobiernos, favorecer a algunos y amenazar a otros, oponerse a naciones,
crear conflictos para intereses, y si no podía encontrar más
soldados para
No podían engañar a nadie, y menos aún a los jesuitas. Un
desarme general hubiera anunciado el fin de la Itrlesia Romana como poder
mundial. Y la cabeza "espiritual" tambalearía.*
Por tanto, era de esperarse que los hijos de Loyola se
opusieran, con todo su arsenal de tretas, al deseo de lograr la paz entre las
naciones y los gobiernos. Para derrumbar el edificio, cuyos fundamentos apenas
se estaban colocando tentativamente, ellos no repararían en usar sus minas y
contraminas. Era una guerra sin una guerra santa, motivada por el discurso
violento del cardenal Ottaviani. Y. la Compañía de Jesús la llevaría adelante
con la obstinación ciega del insecto "ad majorem papae gloriam"— sin
ansiedad alguna por las catástrofes que resultarían. El mundo debe perecer, ino
la supremacía del Pontífice romano !
VNOTA DEL EDITOR:
Edmond Paris estaba en desventaja al no saber que habría un
cambio en la "ramera" de Apocalipsis para que se cumpliera la
profecía bíblica. Ella está preparada para toda eventualidad.
Los jesuitas hicieron cálculos respecto a una Tercera Guerra
Mundial y concluyeron que E.U -A. perdería, y el Vaticano siempre se une al
207
oanador. Desde entonces ha brindado su entusiasta apoyo a Moscú e incluso
tuvo un papa comunista de Polonia, En secreto prepara un concordato con Rusia,
impulsando un evangelio marxista a nivel mundial. Los jesuitas están
actualmente detrás del movimiento de desarme para restringir a E.U.A.
Moscú servirá
al Vaticano como el músculo para conquistar a naciones donde el catolicismo
romano será la única religión que se tolerará en el mundo, Se incitará a Rusia
para que ataque a Israel, cumpliendo las profecías de la Biblia (Ezequiel
38—39) y el anticristo del Vaticano esperará su condenación en la segunda
venida de Cristo. J,T.C.
208
Conclusión
En este libro, hemos resumido las principales
manifestaciones de la multiforme actividad que la Compañía de Jesús ha
desplegado durante cuatro siglos. Asimismo, hemos establecido que el carácter
militante, incluso militar, de la famosa institución ultramontana justifica el
título que a menudo se le atribuye: "ejército secreto del papado".
Al frente de la acción, para la gloria de Dios, y de la
Santa Sede en especial. Tal es la orden a la que se dedicaron estos soldados
religiosos y de la cual se enorgullecen. Al mismo tiempo, por medio de libros y
la prensa religiosa que supervisan, en lo posible procuran encubrir como
empresas "apostólicas" lo que hacen en su campo favorito: la política
de las naciones.
Los jesuitas contaban con un camuflaje astuto, declaraban su
inocencia y se mofaban de las "intrigas siniestras" que, según ellos,
les atribuía sin fundamento la imaginación transtomada de sus enemigos. Sin
embargo, tuvieron más validez la hostilidad unánime de ka opinión pública hacia
ellos, en todas partes y en todas las épocas, y la inevitable reacción a sus
intrigas, que causaron su expulsión de todos los países, aun de los más
católicos.
Las 56
expulsiones, contando sólo las principales5 constituyen un argumento
incuestionable. Es suficiente para demostrar la naturaleza maligna de la Orden.
¿Cómo no
iba a ser perjudicial para las sociedades civiles, siendo el instrumento más
eficaz del papado para imponer su ley en los gobiernos temporales, sabiendo que
esta ley, por naturaleza, no considera los intereses nacionales? La Santa Sede,
siendo esencialmente oponunista, apoya éstos cuando coinciden con los suyos
—sucedió en 1914 y 1939—, pero si ella ayuda en esos casos, el resultado final
no beneficia a esas naciones. Vimos esto en 1918 y 1945.
Si el Vaticano —una organización anfibia: clerical y
política— es terrible con sus enemigos, o con los que se oponen a él, es aún
más mottal para sus amigos. Si uno se mantiene vigilante, puede prever sus
ataques secretos, pero sus abrazos son moftíferos.
Al respecto, en 1874, T. Jung escribió las siguientes
palabras que no han perdido relevancia: "El poder de Francia está en
proporción inversa a la intensidad de su obediencia a la Curia Romana". l
I. T* Jung, "La France et Rome" (París:
Charpentier, 1874), 369.
Conclusión 209
Un testigo de años posteriores, Joseph Hours, al estudiar los
efectos de nuestra "desobediencia" tan relativa, escribió:
"No cabe duda; a través del continente (y hoy
quizá en todo el mundo), dondequiera que el catolicismo es tentado a volverse
político, también es tentado a volverse antifrancés" .2
El comentario es correcto, aunque el término
"tentado" sea débil. No obstante, concluimos que "obedecer"
sería más apropiado.
Realmente es mejor exponerse a esta hostilidad, en vez
de llegar a la conclusión a la que llegó el coronel Beck, ex Ministro de
Asuntos Exteriores de la Polonia católica:
"El Vaticano es uno de los principales
responsables de la tragedia de mi país. Me di cuenta muy tarde de que nuestra
política extranjera había servido sólo para los intereses de la Iglesia
Católica" . 2a
Además, el destino del imperio apostólico de los
Hapsburgo no era alentador. Alemania, tan amada por los papas y especialmente
por Pío XII, finalmente no pudo ser complacida con los costosos favores que le
brindaba Su Santidad.
Nos preguntamos si la Iglesia Romana obtuvo alguna
ganancia de esta aspiración insensata de gobernar el mundo, una pretensión que
especialmente los jesuitas mantuvieron viva, Durante los cuatro siglos en que
estos agitadores propagaron disensión, odio, muerte y destrucción en Europa —desde
la guerra de los Treinta Años hasta la Cruzada de Hitler— , ¿ganó algo la
iglesia o sólo sufrió pérdidas?
Es
fácil responder: el resultado más claro e incuestionable es la continua
disminución de la "herencia de San Pedro"* un fin triste para tantos
crímenes.
¿Acaso la influencia de los jesuitas tuvo mejores resultados
en el Vaticano? Es muy dudoso. Un autor católico escribió:
"Siempre procuran concentrar el poder
eclesiástico que controlan. La infalibilidad papal exaspera a obispos y
gobiernos; no obstante, la piden en el Concilio de Trento y la obtienen en el
Concilio Vaticano (1870)... de la iglesia, el prestigio de
la Compañía fascina tanto a sus adversarios como a sus amigos. La respetamos o,
al menos, le tememos; creemos que es capaz de hacer cualquier cosa, y actuamos
como corresponde" 3
2, "L'Annee politique et
economique" (19, guai Bourbon, París 4e, enero-marzo 1953), pp. 2ss.
2a. Declaración hecha el 6 de febrero de 1940.
3. Andre Mater, "Les Jesuites" (Paris:
Reider, 1932), p. 118.
210
Otro escritor católico describió los efectos de esa
concentración de poder en las manos del pontífice:
"La Sociedad de Jesús sospechaba de la vida, la fuente
de herejías, y se opuso con autoridad a ella.
"El Concilio de Trento parece ser ya el testamento del
catolicismo. Es el último concilio genuino.
"Después
de él, sólo habría el Concilio Vaticano, que consagra la abdicación de los
concilios.
"Todos conocemos la ganancia de los papas al final de
los concilios.
"Qué simplificación — i y qué
empobrecimiento!
"El cristianismo romano toma posesión de su carácter
de monarquía absoluta, basada ahora y siempre en la infalibilidad papal.
"El cuadro es hermoso, pero la vida
tiene un costo.
"Todo
viene de Roma, y a Roma se le permite apoyarse sólo en Roma
Más adelante, e} autor resume Io que se le dcbc atribuir a
la famosa Compañía: "Tal vez retardó la muerte de la iglesia, pero
mediante una especie dc pacto con la muerte"
Bajo csa
influencia moral, una forma de esclerosis, si no necrosis, se está extendiendo
y corrompiendo a la iglesia. Los jesuitas son guardianes del dogma —cuyo
carácter anticuado acentúan con su aberrante adoración a la virgen María—, y
maestros de la Universidad Pontifical Gregoriana que fundó Ignacio de Loyola.
Como tales, controlan la ensenanza de los seminarios, supervisan las misiones,
reinan en el Santo Oficio, alientan a la Acción Católica, censuran y dirigen a
la prensa religiosa en todos los países. y patrocinan con mucho amor los
centros importantes de peregrinaje: Lourdes, Lisieux'ç Fátima, etc. En resumen,
están en todas partes. Asimismo, es significativo que cuando el papa ministra
en la misa, necesariamente lo asiste un jesuita; también su confesor es siempre
un jesui{a.
La
Compañía, a] perfeccionar la concentración de poder en las manos del Soberano
Pontífice, en realidad trabaja para sí misma. El papa, aparente beneficiario de
ese trabajo, podría repetir las palabras famosas: "Yo soy su jefe; por
tanto, los sigo".
Así, cada vez resulta más difícil distinguir entre las
acciones de la Santa Sede y las de la Compañía. Pcro esta Orden, pilar de la
iglesia, tiende a dominarla totalmente. Por mucho tiempo los obispos han sido
4-5. Henri Petit, "L'Honneur de Dieu"
(París: Grasset, 1958), p, 88,
Conclusión 211
sólo "siervos civiles", ejecutores
dóciles de las órdenes provenientes de Roma, o más bien del Gesti.
Sin duda alguna, ante los fieles, los discípulos de
Loyola procuran ocultar la dureza de un sistema cada vez más totalitario. La
prensa católica, bajo cl control directo dc ellos, presenta una inspiración
variada para dar a sus lectores la impresión de ser independiente, de estar
abierta a ideas "nuevas". Los Padres, que ge adaptan a todo según les
convenga, de buena gana utilizan esas artimañas que engañan sólo a los
soñadores. Pero, detrás de todo esto, cl eterno jesuita observa atentamente.
Respecto a éstC% un autor escribió.' "La intransigencia es innata en él.
Puede cambiar rápidamente, gracias a su pero sólo sobresale en su
obstinación" -6
Hallamos ejemplos excelentes de esa obstinación y
tendencia insidiosa en el trabajo paciente de los miembros de la Compañía,
conciliando —para bien o para mal— el espíritu "moderno" y científico
al cual dan atención, con las demandas de la "doctrina" en general y,
en especial con las formas idolátricas de devoción —adoración a María y
prodigios— de las cuales son aún los más celosos propagadores.
Afirmar
que esos esfuerzos tienen éxito sería una exageración: cuando se mezcla agua y
fuego, mayormente se obtiene vapor. Pero incluso la inconsistencia de esas
nubes complace a ciertas mentes perspicaces, aun sabiendo quc la obsesión por
las ideas precisas presenta pcligros para una piedad sincera. "Vade retro,
Satanas"
En ese aspecto, los metafísicos alemanes son de gran
ayuda. En ellos encontramos lo que necesitamos, e incluso Io contrario. Toda
superstición pueril, si se maneja con pedantería, adquiere cierta apariencia de
seriedad y aun profundidad. Resulta entretenido seguir ese juego en los
boletines y revistas de diversos grupos culturales.
Allí, el que busca, halla el material que necesita —sobre
todo el individuo que, por una tendencia anoumal, disfruta al Icer entre
líneas.
Sin embargo, esos hombres llenos de amargura no viven
sólo en el ámbito de lo especulativo. Los Padres se aseguraban de dar una
sólida base temporal a su apostolado entre los *'intelectuales". A los
dones del Espíritu que otorgan generosamente a sus discípulos, añaden grandes
ventajas. Además, se trata de una tradición antigua. En el tiempo de
Carlomagno, los saiones convertidos recibían una camisa blanca. Ahora, los
beneficiarios de una fe recién descubierta o renovada,
6. Andre Mater, op. cit., p. 192
212
disfrutan de otros favores, en especial en
el mundo académico y científico: el estudiante que no es muy brillante, pasa
los exámenes sin dificultad; al profesor se le concede la cátedra que elige; el
médico "creyente", además de tener pacientes adinerados, recibe trato
preferencial si desea afiliarse a una sociedad importante, etc. Como es
natural, estos reclutas selectos llevarán a otros y, puesto que la unión hace
la fuerza, su trabajo unido será más eficaz en las altas esferas.
Se dice que esto puede verse en España y
en otros lugares.
En *'Le
Monde", el 7 de mayo de 1956, Henri Fesquet dedicó un artículo importante
al Opus Dei español. Definiendo las acciones de esta organización religiosa y
ocultista, escribió: "Sus miembros... tienen el objetivo de ayudar a los
intelectuales a alcanzar un estado religioso de perfección mediante el
ejercicio de sus profesiones y santificar el trabajo profesional".
Esto no es nuevo, y Fesquet lo sabe, porque luego dice:
"Se les acusa —y la realidad parece innegable— de querer ocupar los cargos
clave en el país, y de estar en el centro de la administración y gobierno de la
universidad, para impedir que ingresen en ella los no creyentes y los
liberales, o aun expulsarlos de allí".
El Opus, al parecer, entró a Francia clandestinamente en
noviembre de 1954, gracias a la labor de dos sacerdotes y cinco laicos,
doctores o estudiantes de medicina. Es posible. Pero, dudamos que ese refuerzo
de "Tras los Montes" fuera necesario, puesto que habían estado
trabajando ya por mucho tiempo en Francia, especialmente en el campo médico y
académico, como lo revelaron algunos escándalos en relación a exámenes y
competencias.
En todo
caso, la rama francesa de esta Acción, que debía ser "obra de Dios",
no parecía ser clandestina a juzgar por lo que Francois Mauriac escribió:
"Recibí una extraña confidencia. En verdad era tan
extraña que, si no hubiera tenido la firma de un escritor católico que es amigo
mío, y en quien confío, habría pensado que era broma, El había ofrecido un
artículo a un periódico; éste lo aceptó pero nunca acusó recibo del mismo. Al
pasar los meses, mi amigo se preocupó e hizo preguntas. Después de un tiempo
recibió esta respuesta del director del periódico: 'Como usted probablemente
sepa, en los últimos meses el Opus Dei ha estado revisando lo que publicamos. Y
el Opus Dei rehusó absolutamente autorizar que se imprimiera ese texto'. Este
amigo me
Conclusión 213
preguntó: '¿Qué es el Opus Dei?' Y yo, franca
y cándidamente hago la misma pregunta. "7
El eminente Francois Mauriac pudo haber planteado esa
pregunta — que quizá no sea tan cándida como asegura— a gente que él conocía
muy bien: escritores, editores, libreros, científicos, oradores, gente de
teatro y cine, a menos que prefiriera indagar personalmente en los centros de publicación.
Respecto a la
oposición de ciertos jesuitas contra el Opus Dei, se trataba tan solo de
rivalidad de grupos. La Compañía —como hemos afirmado y probado— es
"modernista" e "integrista" según la oportunidad, porque
está decidida a tener un pie en cada lado. De hecho, "Le Monde"
imprimió un artículo escrito por Jean Creach, irónicamente, invitándonos a
admirar un "Auto de fe de los jesuitas españoles", que por suerte se
limitaba a las obras de la literatura francesa. Realmente este censor jesuita
no parece ser "modernista" a juzgar por lo que dice Jean Creach:
"Si el padre Garmendia tuviera el poder del cardenal
Tavera, cuya mirada fue resucitada por el Greco como rayo en una máscara
verdosa, sobre lo morado, España conocería nuestra literatura sólo por medio de
autores débiles... o aun decapitados"
Después de citar varios ejemplos divertidos del celo
purificador del Reverendo Padre, el autor ofrece esta pertinente reflexión:
¿Acaso son tan débiles los
cerebros formados por nuestros jesuitas que no pueden enfrentar ni los peligros
más pequeños para vencerlos por sí mismos?' , susurró una lengua maliciosa.
'Dime, querido amigo, si son incapaces de ello, ¿qué valor tiene la enseñanza
que los hace tan débiles?'"8
A este crítico humorístico podemos responderle que, la
debilidad de los cerebros moldeados por los jesuitas es, en realidad, el
principal valor de su enseñanza —así como su peligro.
Siempre volvemos a este punto. Por una vocación especial —y a
pesar de algunas excepciones honorables y famosas son los enemigos declarados
de la libertad de la mente: iLavadores de cerebros a los que les han lavado el
cerebro!
Esa es su fuerza, así como su debilidad y su poder
destructivo. Andre
7. ''Le
Bloc-notes de M, Francois Mauriac", "Express" 29 de octubre de
1959.
8. "Le
Monde", 31 de agosto de 1950.
214
Mater describió muy bien el totalitarismo de
la Orden al escribir: "Mediante la disciplina que lo une en espíritu con
todos sus colegas miembros, cada uno de ellos actúa y piensa con la intensidad
de otros 30 mil. Esto es fanatismo jesuítico". 9
Siendo más terrible ahora que nunca antes, ese fanatismo
jesuítico, amo absoluto de la Iglesia Romana, la ha enredado profundamente en
la competencia de la política mundial, en la que se deleita el espíritu
militante y militar que distingue a la Compañía. Bajo su cuidado, la
organización papa] y la esvástica lanzaron un ataque mortal contra el odiado
libcralismo, tratando de establecer la "nueva Edad Media" que Hitler
había promctido a Europa. IO
A pesar de los planes pradi a iosos de Von
Ledochowski, de Ilimmler "nuestro Ignacio de
Loyola" de los campos de muerte lenta, de la corrupción de las mentes
realizada por la Acción Católica y la propaganda libre de los jesuitas en los
Estados Unidos, el eSfUerZD del "hombre providencial" fracasó, y la
"herencia de San Pedro", en vez de crecer en el oriente, se redujo.
Una realidad innegable permanece: el gobierno
nacionalsocialista, "el más católico que Alemania haya tenido" fue
también el más despreciable y cruel, sin excluir de la comparación las épocas
de los bárbaros. Esta es una afirmación dolorosa para muchos creyentes, pero
sería sabio meditar en ella. En los burgos de la Orden, donde el entrenamiento
era copia del método jesuítico, e} amo del Tercer Reich —al menos en apariencia
formó la "élite de la SS". Ante ésta, conforme a los deseos de él, el
mundo "temblaba", pero también expresaba su desaprobación. Las mismas
causas producen los mismos resultados. "Hay disciplinas tan intensas que
el alma humana no puede soportar y que destruirían totalmente la conciencia...
Crimen de alienación de uno mismo, disfrazado como heroísmo... Ningún
mandamiento puede ser bueno si, en primer corrompe el alma. Cuando uno se ha
comprometido por completo en una sociedad, otros seres pierden mucho de su
importancia". ll
En realidad, los líderes nazis no tenían consideración alguna
por los "otros seres". iLo mismo se puede decir de los jesuitas !
"La obediencia llegó a ser su ídolo"
9. Andit
Mater, op. cit., p. 193.
10.Fredenc
Hoffet, op. cit., 172.
I I - 12, Henri Petit, op. cit., pp. 25, 72-73
Conclusión 215
Y aquellos que fueron acusados en Nuremberg, invocaron esta
obediencia total como excusa de sus terribles crímenes.
Del mismo autor que analizó tan bien el fanatismo jesuítico,
citamos este juicio final:
"Censuramos a la Compañía can su habilidad, su política
y engaño; le atribuimos todos sus cálculos, motivos ocultos y ataques secretos;
la censuramos aun con la inteligencia dc sus miembros. Sin embargo, no hay un
solo país donde la Sociedad no haya experimentado gran decepción, donde no haya
actuado en forma vergonzosa y provocado ira justa contra ella.
"Si su maquiavelismo tenía la profundidad
que genera]mentc se le atribuye, ¿ge lanzarían constantemente estos hombres
graves y pensativos cn ahismo.s que la sabiduría humana puede prever, en
catástrofes que se podrían esperar porque la Orden había experimentado otras
similares en todos los estados civilizados?
"La explicación es simple: un gerno poderoso gobierna a
la Sociedad, un genio tan poderoso que la arroja a veces contra obstáculos,
como si pudiera destruirlos "ad majorem Dei Gloriam".
"Este genio no es el del general, de su consejo, de los
provinciales ni de las cabezas de cada hogar...
"Es el genio viviente de este vasto cuerpo; es la fuerza
inevitable que resulta de la unión de conciencias sacrificadas, de
inteligencias esclavizadas; es la fuerza explosiva y la furia dominante de la
Orden, producto de su naturaleza misma.
"Cuando se acumulan muchas nubes, hay rayos poderosos y
empieza la tormenta" _13
Entre 1939 y 1945, la tormenta mató a 57 miflones de
personas, destruyendo y arruinando a Europa.
Debemos estar vigilantes. Otra catástrofe, y aun peor, puede
estar oculta en esas mismas nubes. Los rayos quizá caigan otra vez, lanzando al
mundo a "abismos que la sabiduría humana puede prever", pero de los
cuales, si permite que lo arrojen a ellos, ningún poder lo podrá rescatar.
A pesar de lo
que los voceros de Roma puedan decir, no fue el anticlericalismo" lo que
nos motivó a estudiar con diligencia la política del Vaticano, o la de los
jesuitas * y denunciar sus motivos y métodos de trabajo. Más bien, vimos la
necesidad de revelar a la gente
13, Ibid.. pp. 152-153.
216 217
las artimañas de fanáticos que no se
detienen ante nada para lograr sus objetivos —el pasado lo ha demostrado muchas
veces.
Hemos visto que, en el siglo 18, las monarquías
europeas se unieron para demandar la represión de esta Orden malvada. En la
actualidad, ella puede tramar en paz sus infrigas, y a Jos gobiernos
democráticos no parece preocuparles.
El peligro al
que se expone el mundo, debido a esta Compañía, es en la época del "pacto
de familia", y peor aun BIBLIOGRAFÍA
mucho mayor hoy que
que cuando estallaron las dos guerras
mundiales.
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Veröffentlichwtgen
Kommîssion |
France-Dimanche, 26-12-48. |
fur Neuere Geschichfe Os:er•• |
Historia. décembre 1954. |
reichs 26 Wien, Leipzig 1930, |
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