Lamashtu (Ardat-Lili en sumerio) es un demonio femenino, hija de Anu (An), formando trĂada a veces con sus acĂłlitas Labasu, responsable Ă©sta de la fiebre, y Ahhazu, Ă©sta causante de la ictericia o en otras ocasiones participando con los Siete Utukku, llegĂł a causar hondas preocupaciones a las mujeres mesopotámicas, segĂşn se sabe por la serie de exorcismos de Ă©poca asiria escritos en acadio y por los numerosos amuletos con su efigie. Es consorte de otro demonio que a su vez es su nĂ©mesis, Pazuzu.
Atacaba a las mujeres encinta, produciĂ©ndoles fiebres y escalofrĂos, a las madres jĂłvenes y a sus reciĂ©n nacidos, sacándoles del vientre de sus madres. Si le faltaba este tipo de gente no tenĂa inconveniente en atacar a adolescentes y adultos. Fue una demonia que tuvo una mitologĂa y una iconografĂa propias, conocida ya desde muy antiguo. Anu, su padre, la expulsĂł del cielo a causa de sus fechorĂas, viĂ©ndose obligada a vivir en la Estepa o en las montañas. LlegĂł a tener hasta siete nombres, segĂşn un encantamiento.
Fue imaginada como un monstruo compuesto, con cabeza de leona, dientes de perro, patas de águila y cuerpo femenino, portando una serpiente en cada mano. De sus pechos maman un perro negro o lobo y un cerdo. La Lamashtu fue insaciable de sangre, carne y huesos humanos. El exorcista debĂa enviarla al infierno sobre su barca y su asno, asegurándole sandalias para el camino, un odre para la sed, panes para comer e, incluso, un peine para acicalarse. En el siguiente texto, de 19 lĂneas, el exorcista precisamente la envĂa a un largo viaje, lejos de su vĂctima.
El conjuro de Lamashtu
¡Tráeme a tus hijos varones! ¡Ella, la Lamashtu, está furiosa, es fiera, es inquietante, tiene una magia terrible, tiene un hechizo terrible, ella es una loba, ella es hija de Anu (An)!
Sus pies son los de Anzu (Imdugud), sus manos no están limpias, su cara es la cara de un león hambriento.
ApareciĂł desde el macizo de cañas, su pelo despeinado, su faldellĂn desgarrado, acecha los caminos del ganado, olfatea las rutas de las ovejas, sus manos están ensangrentadas con restos de carne y sangre.
Aparece en la ventana ondulándose como la serpiente, entra en una casa y la abandona cuando quiere.“Tráeme a tus hijos varones para que yo pueda darles leche y a tus hijas para que pueda ser su nodriza, dĂ©jame poner mi pecho en la boca de tus hijos”.
Ea (Enki), su padre, la oyĂł:“¡Oh hija de Anu! En vez de intentar ser la nodriza de la Humanidad, en vez de que tus manos estĂ©n sucias de carne y de sangre, en vez de entrar en una casa, en vez de abandonarla cuando quieras, acepta del que viaja una capa y provisiones. Acepta del metalista pulseras que sean dignas de tus manos y tus pies, acepta del joyero un pendiente que sea digno de tus orejas, acepta del lapicida una cornalina que sea digna de tu cuello, acepta del carpintero un peine, una rueca y tu pectoral”.
Conjuro Contra Lamashtu
¡Te conjuro por Anu, tu padre, por Antu (Ningal) tu madre! ¡Te conjuro por Ea, que creĂł tu nombre!
Referencias
- Federico Lara Peinado (2017). Mitos De La Antigua Mesopotamia: Héroes, dioses y seres fantásticos (pag.565). Editorial Dilema. ISBN 8498273889
- Alejandro Gonzalez Terriza. Tesis Doctoral. La dulce mano que acaricia y mata. Figuras siniestras femeninas en el mundo infantil grecolatino
- Gabriel Andrade (2014). Breve historia de Satanás. Editorial: Ediciones Nowtilus, S.L. ISBN 9788499676432
- Massimo Centini (2013). El ángel caĂdo. Editorial: De Vecchi Ediciones. ISBN 9788431554378
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