A las mujeres embarazadas las ponĂan en aquella frĂas camillas metálicas, las abrĂan de piernas, se las amarraban y les metĂan las ratas que traĂa Juan "El Cebollero" de Falange en una jaula de calandras, parecĂan enseñadas, porque desde que las soltaban iban directas a las vaginas, mordĂan un poco por fuera los labios y luego entraban muy rápidas y las devoraban por dentro.
"La Casa de los Horrores" la llamaba mi primo Macario, el que fue futbolista, no podĂamos renunciar a aquel horrible trabajo porque los dos Ă©ramos soldados, nos llevaban cada noche en un pequeño camiĂłn con material de limpieza del cuartel, solo sacábamos mucha sangre, sesos, trozos de vagina, pezones cortados, pechos enteros metidos en bolsas de papel.
HabĂa siempre por allĂ un mĂ©dico de Las Palmas, se llamaba Don Antonio Marrero PortuguĂ©s, se encargaba de mirarles la tensiĂłn a las que estaban casi muertas o la temperatura, todavĂa no entiendo que funciĂłn tenĂa porque lo que les hacĂan era incurable, tal vez pa saber el tiempo que durarĂan vivas y seguirles haciendo daño hasta la muerte.
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