El Espíritu Vengativo | Historia Real de Terror


Corría el año de 1987 y apenas tenía 9 años, una de las cosas que más disfrutaba era visitar a uno de mis primos por parte de la familia de mi padre en otra ciudad para pasar la semana de vacaciones de verano.

Mi primo Rene y yo nos llevábamos muy bien ya que nuestras formas de ser, gustos y aficiones eran muy parecidas, pero había alfo que nos fascinaba sobre todo lo demás; ir a los videojuegos.
Debido a que en aquellos entonces poder comprar una consola de videojuegos era bastante oneroso tuvimos que ahorrar el dinero que nuestros padres nos daban para poder ir a jugar; pero la adicción a los videojuegos. fue creciendo y al no poder reunir dinero de la forma normal de un niño salíamos a dar largos paseos a pie para pensar en la forma de poder conseguir una buena cantidad de dinero. Cierta ocasión que paseábamos a Titán el perro de mi primo dimos con un lugar que se dedicaba a comprar repuestos o piezas automotrices usadas y chatarra electrónica; cielos habíamos encontrado una mina de oro.
Y fue así como en las rías siguientes nos convertimos en aves de rapiña o “gremlins” ya que arrasamos con todo lo que no estaba clavado y si lo estaba se desclavaba y era vendido. Eran tiempos de bonanza y tiempos de despilfarro, hasta que un buen día ya no tuvimos que mas poder vender. No solo aviamos asolado la casa de mi primo, también las cocheras de sus vecinos y uno que otro taller cercano, no había nada de donde echar mano y para nuestra desgracia en esos días habían comprado recientemente la máquina de “Castlevania” era uno de los juegos más populares de la época debíamos jugarlo, pero ¿Cómo?
Volvimos a nuestras caminatas para encontrar alternativas o en su defecto algo que poder vender y fue así que nuestros pasos nos llevaron a un cementerio que esta a escasas 4 calles de la casa de Rene; entonces se me ocurrió sugerir la absurda idea de entrar:
- Son las 3 de la tarde ¿Por qué no entramos y demos una vuelta?
- ¿Seguro? pregunto Rene.
- Si ya olvidemos la chatarra por hoy y despejemos la mente.
- Bueno - Respondió Rene con algo de reservas y tiraba d la cadena de Titán quien siempre nos acompañaba a esas caminatas. - Vamos aún es temprano, nada malo nos puede pasar – dije despreocupadamente.
(Ah tonto de mí, si en aquel momento supiera lo que se ahorra ¡¡¡JAMAS!!! se me hubiera ocurrido tal idiotez y menos de entrar a esa hora)
Recorrimos la pequeña calzada del cementerio por unos minutos y a pesar que había lapidas y mausoleos grandes uno sobresalía de entre ellos. Tenia toda la pinta de ser un mausoleo familiar y 2 imponentes estatuas e ángeles hechas de mármol hacían guardia la entrada de la tumba. Al pararnos frente a las puestas de aquella imponente tumba nos percatamos de dos cosas:
1 – Aquel imponente mausoleo era para un solo miembro de una familia
2 – La tumba pertenecía a una de las familias más adineradas del país; pero también esta familia estaba asociada a un oscuro pacto demoniaco que les había costado la vida a varios miembros del clan familiar.
(Este último dato yo en ese momento lo desconocía)
Algo en la construcción me había dejado embelesado y no reaccione hasta que Rene me toco el hombro y me dijo:
- ¿Ya te disté cuenta de que esas estatuas son de mármol?
- Ah si y que con eso – respondí con total ingenuidad.
- El mármol es caro – dijo Rene con un tono de codicia – si vendemos unos cuantos trozos podríamos conseguir mucho dinero.
- La codicia de mi primo logro seducirme, aunque siempre he sido muy cauto y respetuoso de las cosas de muertos, espíritus y demás.
- - yo no pienso quebrar esa estatua – dije un tanto asustado.
- - No es necesario – Dijo Rene al momento que se inclinaba y tomaba del suelo varios fragmentos de mármol ya que la estatua del ángel se había agrietado por si misma por el desgaste del tiempo. – Con esto es suficiente.
- Y ambos salimos corriendo, para cuando llegamos al lugar de empeños ya estaba cerrado por lo que acordamos levantarnos temprano para ir a vender los trozos y así deshacernos de todo sentimiento de culpa.
Cuando yo estaba de visita en casa de Rene mis tíos preparaban una habitación cerca de la cochera de la casa y mi primo se quedaba conmigo así podíamos pernoctar hablando, escuchando música, juegos de mesa etc. Sin despertar al resto de la familia dentro de casa; y nuestro confiable guardián Titán nos avisaba si alguien se acercaba.
Después de la cena Rene y yo nos fuimos a la habitación para leer comics conversar y escuchar música, todo era normal hasta las 11p.m. hora a la que nos quedamos solos ya que el resto de la familia se había dormido...
De pronto y sin ningún tipo de advertencia Titán se comenzó a escuchar frenético fuera del cuarto y a los pocos minutos una terrible tormenta comenzó a caer. ¿tormenta? ¿en verano? ¿Cómo demonios una tormenta? Pero si, llovía y llovía el sonido del agua agolpándose contra la ventana y la puerta hacia un ruido ensordecedor, de pronto escuchamos con dificultad al pobre Titán llorar como un cachorro abandonado a lo lejos de la tormenta, el viento se arremolinaba y cuando las ráfagas soplaban las tejas del techo sobre nuestras cabezas lo hacía como si fuera un profundo lamento.
Mi primo y yo nos miramos extrañados de que estaba pasando y casi de inmediato ambos caímos en cuenta de lo que estaba pasando.
- ¿Sera posible que…? – dijo Rene en voz alta cando le dije de golpe.
- - Cállate, no sé cómo, pero debemos resistir hasta la mañana.
- - ¿Y luego…? - pregunto mi primo.
- A cada hora que pasaba, la tempestad se acrecentaba, los llantos del perro no cesaban y cuando llego la hora fatídica las 3 a.m.; esa hora fue eterna desde que el reloj dio las 3 se fue la energía eléctrica, la tormenta parecía entrar por las ventanas el pobre Titán lloraba y gruñía y comenzaron los golpes en la puerta de la habitación casi al punto de derribarla. Pasamos toda la noche sin pegar ojo hasta que, por fin, así como aquella pesadilla había iniciado todo seso. Eran las 5:30 a.m. mis tíos se habían despertado ya y se disponía a iniciar el día, sin dudar un segundo le dije a Rene.
Vamos ya no podemos perder tiempo.
Nos vestimos como si fuéramos a salir a hacer ejercicio y en una bolsita los fragmentos de mármol.
El cementerio quedaba a escasas 4 calles de casa, pero la espesa neblina que nos rodeaba hacia parecer que el camino era interminable.
Finalmente llegamos frente a la tumba de donde habíamos tomado los trozos de mármol y el pobre perro no se quería acercar, aunque tirábamos de la cadena. Así que tuve que llegar junto a los pies dela estatua del ángel coloque los trozos y realice una pequeña oración y me disculpe por lo sucedido; de pronto sentí como si alguien quitara un gran peso de encima, el solo comenzó a brillar, así que decidimos regresar a casa lo antes posible y nunca más hablar de lo sucedido porque ¿quién podría creer nuestra historia?

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