Poderoso Jesús mi Señor,
de esta criatura tuya,
redimida por tu sangre.
Me arrepiento de haber pecado
y deseo enmendar mis errores.
Aleja de mí, Padre clementísimo,
todas mis iniquidades y pecados,
para que, limpio de alma y cuerpo,
sea digno de saborear al Santo de los santos.
Concédeme que esta santa comunión
de tu cuerpo y de tu sangre,
que indigno me atrevo a recibir,
sea el perdón de mis pecados,
la perfecta purificación de mis delitos,
aleje mis malos pensamientos
y regenere mis buenos afectos;
onceda eficacia salvadora
a las obras que a ti te agradan;
y, finalmente, sea la firmísima
defensa de mi cuerpo
y de mi alma contra las
asechanzas de mis enemigos.
Amén.
Señor, en tus manos dejo cada una de mis obras del día de hoy, por favor guía mis acciones y ayúdame a alcanzar mis propósitos, aleja al enemigo mal intencionado de mi vida y permíteme avanzar por caminos de alegría y bendición.
Mi vida y mis más grandes anhelos están bajo tu cuidado, porque confío en ti, confío en tus promesas y porque sé que Tú has de cumplir tu palabra en mi vida, Amén.
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