Las tres puertas de la liberación constituyen una de las más profundas enseñanzas del Budismo, basada en tres conceptos fundamentales: la vacuidad, la ausencia de signos y la ausencia de objetivos.
Para alcanzar las tres puertas de la liberaciĂłn, el sujeto debe conocer primero los tres sellos del Dharma (la tri laksana o tres caracterĂsticas de la existencia): la transitoriedad, la ayoidad, y el sufrimiento.
Como se mencionĂł en el artĂculo “Los 3 Sellos del Dharma: las caracterĂsticas de la existencia”, publicado en Wemystic, los 3 sellos del Dharma representan la percepciĂłn del mundo y sus fenĂłmenos, desde la Ăłptica del Budismo.
La intenciĂłn es utilizar los 3 sellos del Dharma para aceptar y comprender las circunstancias, mientras se avanza en el proceso evolutivo hacia las tres puertas de la liberaciĂłn: vacuidad, ausencia de signos y ausencia de objetivos.
EL SIGNIFICADO DE LAS TRES PUERTAS DE LA LIBERACIĂ“N
Los conceptos que conforman las tres puertas de liberación pueden ser considerados entre los más complejos del Budismo, en especial para aquellos que no siguen esta senda espiritual.
En primera instancia, la idea de la vacuidad hace referencia al vacĂo, que es diferente a la nada. En el vacĂo propuesto por el Budismo, no hay una existencia individual, independiente o separada del resto (otras personas, entorno, Universo).
En su libro
“El CorazĂłn de las Enseñanzas de Buda” (2000), el maestro zen vietnamita y monje budista, Thich Nhat Hanh (1926), señala que
“la vacuidad significa siempre estar vacĂo de algo”.
“Nosotros estamos vacĂos de un yo separado e independiente. No podemos existir por sĂ solos, solo podemos inter- ser con todo lo demás del cosmos”, explica el maestro budista.
Thich Nhat Hanh apunta que no se debe hablar sobre vacuidad sino practicarla (como parte de la meditaciĂłn), dado que es la forma de permanecer en contacto con la verdadera naturaleza de la vida.
Por otra parte, la ausencia de signos hace alusiĂłn a las etiquetas o identificadores que adjudicamos a objetos, situaciones y personas que, si bien nos ayudan a orientarnos en el mundo fĂsico, no deben confundirse con la esencia real del ser.
En este sentido, el maestro Thich Nahat Hanh recuerda: “las percepciones a menudo nos dicen tanto sobre el que percibe, como sobre el objeto de la percepciĂłn”. Al meditar sobre la ausencia de signos, el sujeto puede trascender el miedo y el apego, y conectar con la realidad.
Finalmente, con respecto a la tercera de las tres puertas de la liberación (la ausencia de objetivos), hay que tener claro que no se trata de olvidar el propósito de evolucionar, sino de simplemente ser uno mismo, sin perseguir los sueños de otra persona o lo que encierra el futuro: eres perfecto en tu esencia y en el ahora (presente), la ansiedad y preocupación solo acarrean sufrimiento.
Como ya fue mencionado, las tres puertas de la liberaciĂłn representan conceptos complejos, desde el punto de vista occidental. Maestros budistas de todas las generaciones han dedicado su vida al estudio de los mismos, alcanzando con ello la IluminaciĂłn.
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