El retorno Annunaki

 


Mesopotamia

Se elevĂł un lamento en la ciudad:

“Mi Señora llora amargamente a su joven esposo.
Inanna llora amargamente a su joven esposo.
¡Ay su esposo! ¡Ay su joven amor!
¡Ay su morada! ¡Ay su ciudad!


Dumuzi fue capturado en Uruk.
No se bañará más en Eridu.
No se enjabonará más en el recinto sagrado.
No tratará a la madre de Inanna como a su propia madre.
Ya no cumplirá su dulce faena
Entre las doncellas de la ciudad.


Ya no competirá con los jóvenes de la ciudad.
Ni elevará su espada más alto que los sacerdotes kurgarra.
Grande es el dolor de quienes se enlutan por Dumuzi.”

Inanna llorĂł por Dumuzi:

“Se ha ido mi esposo, mi dulce esposo.
Se ha ido mi amor, mi dulce amor.
Mi amado ha sido llevado de la ciudad.
O, ustedes, moscas de la llanura,
Mi amado desposado me ha sido arrebatado
Antes que pudiera envolverlo con un sudario adecuado.


El toro salvaje ya no vive.
El pastor, el toro salvaje no vive ya.


Pregunto a las colinas y los valles:
‘¿DĂłnde está mi marido?’
Les digo:
‘Ya no puedo llevarle comida.
Ya no puedo servirle bebida.’


El chacal yace en su lecho.
El cuervo habita en su corral.
¿Me preguntan sobre su chirimĂ­a?
El viento ha de tocarla para Ă©l.
¿Me preguntan sobre sus dulces cantos?
El viento los ha de cantar por Ă©l.”

Sirtur, la madre de Dumuzi, llorĂł por su hijo:

“Mi corazĂłn toca la chirimĂ­a del duelo.
En un tiempo mi muchacho paseaba tan libre por la llanura,
Ahora está cautivo.
En un tiempo Dumuzi paseaba tan libre por la llanura,
Ahora está preso.
La oveja entrega a su borrego.
La cabra entrega a su cabrito.
Mi corazĂłn toca la chirimĂ­a del duelo.


¡O llanura traicionera!
En el lugar donde Ă©l una vez dijo
‘Mi madre preguntará por mĂ­,’
Ahora no puede mover sus manos.
No puede mover sus pies.


Mi corazĂłn toca la chirimĂ­a del duelo.
Quisiera ir con Ă©l,
Quisiera ver a mi niño.”

La madre caminĂł hacia el lugar desolado.
Sirtur caminĂł hacia donde yacĂ­a Dumuzi.
MirĂł al toro salvaje asesinado.
Lo mirĂł a la cara. Dijo:

“Mi niño, el rostro es el tuyo.
El espĂ­ritu ha huĂ­do.”

Hay duelo en la morada.
Hay dolor en las cámaras interiores.

La hermana vagaba por la ciudad, llorando por su hermano.
Geshtinanna vagaba por la ciudad, llorando por Dumuzi:

“¡O mi hermano! ¿QuiĂ©n es tu hermana?
Yo soy tu hermana.
¡O Dumuzi! ¿QuiĂ©n es tu madre?
Yo soy tu madre.
El día que amanecerá para ti también amanecerá para mí.
El día que tú veas yo también veré.
¡Yo hallarĂ© a mi hermano! ¡Yo lo reconfortarĂ©!
¡Yo compartirĂ© su destino!”

Cuando ella vio el dolor de la hermana,
Cuando Inanna vio el dolor de Geshtinanna,
Le hablĂł con suavidad:

“La morada de tu hermano ya no existe.
Dumuzi fue arrebatado por los galla.
Yo te llevarĂ­a donde Ă©l,
Pero no conozco el lugar.”

Entonces apareciĂł una mosca.
La mosca sagrada rodeaba el aire sobre la cabeza de Inanna y dijo:

“Si yo te dijera dĂłnde está Dumuzi,
¿QuĂ© me darĂ­as?”

Inanna dijo:

“Si me dices,
Te permitiré frecuentar las cervecerías y las tabernas.
Te permitiré residir en medio de la conversación de los sabios.
Te permitirĂ© residir en medio de los cantos de los trovadores.”

La mosca hablĂł:

“Levanta tus ojos hacia las orillas de la llanura,
Levanta tus ojos hacia Arali.
Ahí encontrarás al hermano de Geshtinanna,
AhĂ­ encontrarás al pastor Dumuzi.”

Inanna y Geshtinanna fueron a las orillas de la llanura.
Encontraron a Dumuzi llorando.
Inanna tomĂł a Dumuzi de la mano y dijo:

“Irás al inframundo
La mitad del año.
Tu hermana, por que asĂ­ lo ha pedido,
Irá la otra mitad.
En el dĂ­a en que seas llamado,
Ese día serás tomado.
El dĂ­a en que Geshtinanna sea llamada,
Ese dĂ­a tu serás liberado.”

Inanna puso a Dumuzi en manos del eterno.

¡Sagrada Ereshkigal! ¡Grande es tu fama!
¡Sagrada Ereshkigal! ¡Entono tus alabanzas!

Referencias

  • Diane WolksteinDiane Wolkstein, Samuel Noah Kramer (1983). Inanna, Queen of Heaven and Earth: Her Stories and Hymns from Sumer. ISBN 9780060908546.

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