Viajar en el tiempo segun la ciencia moderna

 

 

Todos hemos leído alguna novela o visto alguna película en que la trama de la historia se fundamenta en el viaje a través del tiempo.

 

Pero más allá de la fantasĂ­a, este es un tema que está en las discusiones de los fĂ­sicos teĂłricos dedicados a la investigaciĂłn. Los hay que han desarrollado modelos teĂłricos de hipotĂ©ticas máquinas para la realizaciĂłn de estos viajes. 

 

Kip Thorne, fĂ­sico teĂłrico de la Universidad de Princeton especialista en la TeorĂ­a General de la Relatividad y CosmologĂ­a, desarrollĂł un modelo      basado       en     la utilizaciĂłn de dos agujeros de gusano, uno de los cuales     es     movido      a velocidades cercanas a la luz.         Curiosamente     se interesĂł por el tema a raĂ­z

de la consulta realizada por Carl Sagan, relativa a un medio para desplazarse a travĂ©s del universo sin la limitaciĂłn impuesta por la Relatividad y que este necesitaba para su novela Contacto. 

 

Amos Ori es otro fĂ­sico (Technion Israel Institute of Technology en Haifa, Israel) que tambiĂ©n ha desarrollado su versiĂłn de máquina del tiempo. En su caso se basa en la creaciĂłn de un campo gravitacional local de     forma        tĂłrica

(rosquilla), que no necesitarĂ­a de materia extraña como en el caso del pensado por Thorne (aunque hoy por hoy nadie tiene la menor idea de cĂłmo    “construir” una “rosquilla      gravitatoria” semejante). 

 

TambiĂ©n  Ronald Mallet, fĂ­sico de la      Universidad        de Connecticut,     iniciĂł sus experimentos partiendo de la

utilización de una luz láser de trayectoria circular, aunque de momento están abandonados tras las objeciones que a sus planteamientos plantearon Ken Olum y Allen Everett.

 

Pero no todos los físicos están de acuerdo con la posibilidad de viajar en el tiempo. Stephen Hawkins (Universidad de Cambridge y gran amigo de Kip Thorne) manifiesta su opinión en contra sobre el tema, motivado por las paradojas e incongruencias que plantea.

 

Es clásica la paradoja de abuelo, que plantea la siguiente situaciĂłn, el viajero del tiempo, en su viaje al pasado, mata a su abuelo antes de que este haya tenido hijos. Consecuentemente su padre no habrá nacido, ni Ă©l tampoco. Pero si el viajero no ha nacido no ha podido regresar al pasado y matar a su abuelo. Por tanto este no habrá muerto, el viajero habrá nacido y…. La paradoja no tiene fin.

 

Y si esta es una paradoja clásica, no menos clásica es la siguiente incongruencia: El viajero del tiempo se desplaza esta vez hacia el futuro y en su visita encuentra una estatua erigida en su honor por ser el primer viajero del tiempo. Como prueba de su viaje, decide coger la estatua y regresar con ella a su tiempo. Y efectivamente, la estatua es instalada en su honor. Aunque no existe paradoja, si es incongruente ¿QuiĂ©n esculpiĂł la estatua?

 

Tanto uno como otro ejemplo podemos multiplicarlos en mĂşltiples variantes. Imaginemos que un viajero al pasado explica avanzados descubrimientos a personas de generaciones anteriores. Estos conocimientos se transmiten de generaciĂłn en generaciĂłn hasta alcanzar al viajero ¿QuiĂ©n la ha descubierto?

 

¿Cabe descartar totalmente los viajes en el tiempo? No. Aunque altamente improbables, no existe, que hoy se conozca, una razĂłn, en fĂ­sica, que nos obligue a descartarlos definitivamente. Y si una de las teorĂ­as hoy manejadas en los cĂ­rculos de investigaciĂłn de fĂ­sica teĂłrica cobra fuerza y se asienta como una teorĂ­a válida (Multiuniversos - Hugh Everett III [1930-1982]) podrĂ­a ser la clave de la posibilidad de los viajes en el tiempo. Ello serĂ­a asĂ­ porque podrĂ­a implicar que las   acciones     del    viajero temporal en     el pasado desencadenan un     nuevo universo   donde        las circunstancias     no     serán contradictorias. Ello implica, no obstante,   nuevas cuestiones de difĂ­cil soluciĂłn. Si nuestro viaje al pasado desencadena    un     nuevo

universo como consecuencia de nuestra presencia ¿Realmente hemos viajado a nuestro pasado? En realidad solo será comĂşn con el instante justo anterior a nuestra llegada, pero en el mismo momento en que nuestra presencia es efectiva en el pasado ya estamos en otra lĂ­nea histĂłrica.

 

Incluso la cuestiĂłn es mucho más compleja. La teorĂ­a de los Multiuniversos apareciĂł en 1957 (tesis doctoral de Everett) y fue descartada por los demás fĂ­sicos en ese momento. Solo a finales del siglo XX empezĂł a considerarse una posibilidad real y a utilizarse esta hipĂłtesis en el desarrollo de las nuevas concepciones de la fĂ­sica. La ventaja de este planteamiento es que resuelve un problema que ha acompañado a la mecánica cuántica desde sus orĂ­genes, derivado del Principio de incertidumbre de Heisenberg que viene a decir “no es posible conocer a la vez la posiciĂłn y la trayectoria de una partĂ­cula”.

 

Las implicaciones de este principio son muy extensas y se manifiestan de forma clara y a nivel macroscópico en el experimento mental conocido como La paradoja del gato de Schrödinger que a continuación describo.

 

Imaginemos una caja con

un átomo radiactivo en su interior, cuya funciĂłn de onda predice que tiene un cincuenta por ciento de probabilidades de desintegrarse al cabo de una hora. En esa caja tambiĂ©n se encuentra un detector que capta el momento de la desintegraciĂłn y que está conectado a un circuito elĂ©ctrico que acciona un martillo. Además, dentro de la caja tambiĂ©n hay un gato y un frasco cerrado lleno de gas venenoso. Cuando el átomo se desintegre, se accionará el circuito y el martillĂł romperá el frasco y liberará el gas. 

 

La pregunta es si, transcurrida una hora, el gato sigue vivo o ha muerto. Si alguien abre la caja podrá comprobarlo por si mismo, pero si nadie lo hace, el estado del átomo se hallará en una situaciĂłn de superposiciĂłn entre los estados “desintegrado y “no desintegrado”, es decir, estará desintegrado y sin desintegrar a la vez. Entonces sĂłlo podemos concluir que el gato está vivo y muerto a la vez.

 

Nadie ha visto un gato vivo y muerto a la vez, pero siendo estrictos, esto es porque al efectuar la observaciĂłn, el sistema manifiesta uno de los dos posibles estados (es la observaciĂłn lo que provoca el colapso de la superposiciĂłn de estados): “vivo” o “muerto”. LĂłgicamente, esto no tiene sentido, y ahĂ­ es a donde querĂ­a llegar Schrödinger. Ni el mismo creĂ­a las consecuencias a las que habĂ­a llevaba su propia funciĂłn de onda.

 

Los resultados de este experimento mental, aunque absurdos, son consecuentes con el principio de indeterminaciĂłn de Heisenberg y coherentes con los resultados de la fĂ­sica experimental. La polĂ©mica estaba servida ¿CĂłmo interpretar la superposiciĂłn de estados que implica la mecánica cuántica en el mundo macroscĂłpico?

 

Everett dio con una solución al problema con su teoría de los multiuniversos. En realidad en el experimento de Schrödinger hay un gato vivo y un gato muerto. Es la función de onda del universo entero la que se desdobla. Aparecen entonces dos líneas históricas, una con el gato vivo y otra con el gato muerto.

 

Si bien esta es una soluciĂłn para el problema de la superposiciĂłn de estados y tambiĂ©n para los problemas de las paradojas generadas por los viajes temporales, lo cierto es que introduce un sobre dimensionamiento del multiuniverso, planteando más preguntas de las que resuelve. Si a cada superposiciĂłn cuántica le corresponde un desdoblamiento del universo y consideramos la unidad más pequeña de tiempo (tiempo de Planck, 10-44 segundos) sobre la totalidad de las partĂ­culas que componen el universo (aunque es imposible dar una cifra con clara fiabilidad, se ha apuntado el valor de 1080), en un solo segundo los multiuniversos generados son innumerables. ¿De donde sale la energĂ­a para dar existencia a tantos universos?

 

Añadamos ahora los viajes temporales. Las nuevas lĂ­neas temporales (universos) generados como consecuencia de la incidencia de los crononautas ¿Están incluidos en el desdoblamiento “normal” del universo o deben considerarse desdoblamientos añadidos? Si el desdoblamiento es consecuencia de la incidencia del viajero procedente del futuro ¿Debemos dar por válida la retrocausalidad? (Retrocausalidad, proceso por el cual se invierte la causalidad, permitiendo que sea primero el efecto y despuĂ©s la causa) No olvidemos que en la lĂ­nea de tiempo primitiva el desdoblamiento se habrĂ­a producido antes de que fuera posible el viaje en el tiempo.

 

Por otro lado nuestro universo, y a nivel macroscĂłpico, transcurre en un espacio cuatridimensional (tres dimensiones espaciales y una temporal). Si instalo mi “máquina del tiempo” en la salita y “salto”, por ejemplo, 200 años hacia atrás, me estoy moviendo en la dimensiĂłn temporal. Pero hace doscientos años la Tierra no estaba en la posiciĂłn espacial en que está hoy, por tanto lo más probable es que mi máquina y yo aparezcamos en pleno vacĂ­o espacial. AsĂ­ pues una supuesta máquina temporal no solo deberĂ­a controlar las coordenadas temporales si no tambiĂ©n las espaciales. 

 

Es cierto que nada en los conocimientos actuales de física impiden la posibilidad de viajar en el tiempo. Pero también es cierto que las soluciones a las ecuaciones que lo permiten implican, para su realización práctica, la manipulación de ingentes cantidades de energía, cuando no la utilización de materia extraña y energía negativa. Ni una ni otra están explícitamente negadas por la física actual. Pero tampoco existe la más mínima prueba de su existencia, al menos en cantidades lo suficientemente apreciables como para tener incidencia real en los hipotéticos viajes temporales.

 

La energĂ­a negativa es detectable gracias al efecto Casimir. Esta energĂ­a del vacĂ­o, no obstante es de una incidencia insignificante. Para hacernos una idea, su detecciĂłn requiere situar dos placas paralelas neutras a una distancia muy, muy pequeña. De hecho, para medir una presiĂłn equivalente a una atmĂłsfera, es preciso que la separaciĂłn entre las placas sea de 10 nanĂłmetros (10-9 metros, una millonĂ©sima de milĂ­metro). En cuanto a la materia extraña, capaz de generar gravedad negativa o antigravedad, nadie sabe si existe. Esta Ăşltima serĂ­a necesaria para “revestir” el interior del agujero de gusano agrandado, a fin de impedir su colapso gravitatorio y su transformaciĂłn en agujero negro.

 

Hawkins, cuya postura es manifiestamente contraria a la posibilidad de viajar en el tiempo, ha planteado la llamada “conjetura de protecciĂłn cronolĂłgica” que impedirĂ­a los lazos causales. A travĂ©s de la máquina del tiempo las partĂ­culas regresarĂ­an a su propio pasado. SegĂşn Hawkins la perturbaciĂłn producida se reforzarĂ­a a si misma y crearĂ­a una fuente incontrolada de energĂ­a que acabarĂ­a por destruir el agujero de gusano. Por supuesto es una simple conjetura. Ni pros ni contras están demostrados.

 

Hoy por hoy, la pelota está en el alero. Nadie dispone de una respuesta incontrovertible, pero si tengo que dar mi opinión, soy escéptico en cuanto a la posibilidad del viaje temporal.

Publicar un comentario

0 Comentarios