Sobre la agonía física de JesúCristo

 El proceso de azotamiento romano era terriblemente cruel. Se describen detalles técnicos, que junto con la narrativa bíblica, proporcionan un panorama completo de todo este proceso, desde el juicio hasta la muerte en la cruz.



Antes del juicio, se narra en Lucas 22 que Jesús estaba en profunda angustia y sudaba sangre. Aunque es un fenómeno raro, los medicos reconocen está característica como hematidrosis, que puede ocurrir debido a altos niveles de estrés.
Después de ser juzgado, Jesús fue azotado violentamente con un látigo de cuero, con pequeñas bolas de hierro en las puntas, las cuales causaban lesiones internas y destrozaban la carne, exponiendo la musculatura esquelética, causando gran perdida de sangre, lo cual lo dejo seguramente en un estado de prechoque.
Después de severa flagelación, Jesús fue humillado y obligado a cargar su propia cruz hasta Gólgota.
Durante la crucifixión, el acusado era tirado sobre la cruz en el suelo y clavado con clavos de hasta 18 cm de largo en las muñecas y en los pies.
La crucifixión era un proceso que producía intenso dolor y causaba una muerte lenta y sofocante.
Respirar era algo extremadamente doloroso. A cada respiración Jesús tenía que elevar la espalda, con la carne viva friccionado con la madera de la cruz y apoyando todo el peso sobre los pies, que estaban clavados.
Sola analizando el sufrimiento físico de Jesús, nos damos cuenta de lo terrible que debe haber sido soportar todo esto.
Estrés intenso, noche sin dormir, un juicio injusto, azotamiento inhumano, burlarse y todavía tener que cargar su propio instrumento de muerte.

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