DespuĂ©s de una gran tormenta de arena, un grupo de egipcios hallaron un conjunto de huesos negros convertidos en fĂłsiles. ÂżA quiĂ©n le pertenecĂan estas piezas? Todo parecĂa indicar que los robustos y oscuros huesos eran restos de un gigantesco monstruo. ÂżQuĂ© demostraron las investigaciones posteriores? Echemos un vistazo a su historia.
Un hallazgo significativo para la Ă©poca Aunque los registros no revelan detalles especĂficos sobre el hallazgo, podemos hacernos una idea de lo importante que resultĂł para sus descubridores. Por ejemplo, la forma cuidadosa como fueron envueltos, nos dice mucho de lo significativo que fue encontrar fĂłsiles de 2.000 años de antigĂĽedad.
Ahora bien, sus descubridores decidieron no exponer el hallazgo. En su lugar, optaron por enterrarlos en una tumba en la roca en las afueras de la ciudad de Qau el-Kebir. Su entierro fue digno de la realeza, los fĂłsiles estaban envueltos en ropa de cama muy delicada, acompañados de herramientas de marfil para que pudieran pasar con Ă©xito a la otra vida. Otro aspecto que nos lleva a concluir que el hallazgo fue importante para los egipcios es el tipo de tumba que usaron. No se trataba de una simple improvisaciĂłn, eran sepulcros con más de 1.500 años de antigĂĽedad. AllĂ, enterraban a arcaicos dioses y señores egipcios, un lugar para la veneraciĂłn de muertos antiguos.
Descubridores relacionan el hallazgo con el dios Seth A pesar del paso de los siglos, no sabemos con certeza lo que imaginaban los egipcios cuando se toparon con estos fĂłsiles. Sin embargo, las pruebas son suficientes para concluir que creyeron que habĂan encontrado los restos de un dios muy importante: Seth, el dios del caos.
Ya que los huesos habĂan sido convertidos en fĂłsiles (huesos muy duros y robustos) y tenĂan un color oscuro, no tardaron en relacionarlos con una deidad. Y es que, la religiĂłn les habĂa enseñado que los dioses tenĂan huesos tan duros como si fueran hechos de hierro. Por esta razĂłn, es posible que, al encontrar huesos de seres humanos junto con restos de hipopĂłtamos, llegaran a la conclusiĂłn que provenĂan del mismo lugar. Tal vez creyeron que eran los restos de un dios mitad humano y mitad animal. De modo que, todo parece indicar que estaban convencidos de haber encontrado los restos del dios del caos Set.
El descubrimiento en los siglos posteriores
No fue sino hasta el año 1922 d. C que arqueĂłlogos como Guy Brunton y Flinders Petrie encontraron estas piezas envueltas en lino. Sin embargo, no entendĂan de quĂ© se trababa o quĂ© contenĂa el paquete en su interior. Aun asĂ, para 1926 el geĂłlogo K. S. Sandford seguĂa investigando tanto su origen como su contenido.
DespuĂ©s de 3.000 años de haber sido enterrados, Brunton y Petrie sacaron los fĂłsiles y enviaron el hallazgo a un museo donde permanecieron resguardados. De igual forma, tuvieron que pasar más de 80 años para que, en el 2007 alguien se dignará a reparar en su contenido una vez más. Se abre una nueva investigaciĂłn Aun asĂ, nadie querĂa ser el responsable de abrir el paquete con más de 3.000 años de antigĂĽedad y tomar el riesgo de dañar un objeto tan importante. Por esa razĂłn, se decidiĂł confiarle la tarea a una máquina de rayos X que revelarĂa, sin riesgo alguno, su contenido.
Finalmente, para el año 2014 el misterioso y antiguo paquete fue expuesto a la luz. Se trataba de pequeñas piezas de algunos animales ya extintos tales como cocodrilos gigantes, jabalĂes, ñus gigantes, bĂşfalos y, además, seres humanos. Sin embargo, la mayor cantidad de piezas era de hipopĂłtamos gigantes de la prehistoria, casualmente el animal que representaba el dios Set.
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