Por muchos tiempo se ha dicho que el diablo ha sido el causante de muchas de las desgracias en este mundo, pero el protagonista de esta historia nos dice lo contrario.
Cuando se acercaba el dĂa para celebrar la fiesta del santo patrĂłn del pueblo, el padre de la iglesia mando llamar al mejor pintor de la regiĂłn para que se encargara de restaurar las imagenes de santos y virgenes que se hallaban en la capilla, el pintor de nombre Francisco , antes de empezar a pintar , el padre le hizo especial hincapiĂ© en que se esmerara en arreglar la imagen de San Miguel arcangel; quiero que quede todo muy bien, arregla a los santos y a las vĂrgenes que parezcan como nuevos, pero no te preocupes del diablo, ese no importa.
Dijo el padre mientras le mostraba a Francisco el lugar donde estaban las pinturas que el debĂa restaurar. Francisco no le dio mayor importancia a los comentarios del padre y se dispuso a trabajar, sacĂł de una maleta pinturas y pinceles, y empezĂł con los angeles y querubines, despuĂ©s con las vĂrgenes y ya entrada la noche con los demás santos.
Ya cansado Francisco decidiĂł dejar el arreglo de San Miguel arcangel para el dĂa siguiente asi con la luz del sol podrĂa hacer un mejor trabajo y se dispuso a dormir.
Francisco se encontraba ya medio dormido cuando de repente escucho como alguien caminaba sigilosamente por los pasillos de la iglesia, Francisco abriĂł los ojos y un escalofrĂo recorriĂł su cuerpo y el miedo lo invadiĂł por un momento pero este durĂł muy poco, porque escucho que alguien vaciaba las urnas donde los feligreses depositaban las limosnas, al pintor se le hizo raro que a esas horas de la madrugada se hiciera esas actividades, Francisco se levanto con mucho cuidado para no ser descubierto y vio claramente a una mujer vaciando las urnas para luego meter el dinero en un saco de lona, para luego desaparecer en la penumbra de la noche.
Francisco no daba cabida a que alguien hiciera algo asĂ, pero despuĂ©s de pensarlo cayĂł en cuenta en que eso no era asunto suyo ni mucho menos su problema y volviĂł a dormir.
Al dĂa siguente Francisco se levantĂł muy temprano para continuar con su trabajo, con sumo cuidado pintaba los defectos de la pintura de San Miguel arcangel, cuando escuchĂł que las puertas de la iglesia se abrĂan, era el padre que llegaba a la iglesia en compañĂa de la mujer que la noche anterior habĂa visto robarse las limosnas, vio como el padre se acercaba a una de las urnas donde se encontraban las limosnas.
Cuando oye al padre gritar:
El diablo nos volvio a robar, mientras el padre hablaba con la mujer Francisco llegĂł y le dijo: no fue el diablo padre fue esta mujer que tiene al lado suyo, anoche yo me quedĂ© a dormir aquĂ y la vi meterse a la iglesia a escondidas y vaciar las urnas, el padre no daba crĂ©dito a lo que el pintor decĂa y furico reprendiĂł a Francisco: como es posible que digas eso, ella una mujer respetable y temerosa de dios, no puede ser que digas eso de ella, el diablo te esta haciendo ver visiones, no padre ella fue, yo la vi, es una ladrona, respondio Francisco, pero fue en vano el padre no quiso escuchar más y se retiro de la iglesia disculpándose con aquella mujer, Francisco quedo atĂłnito ante la incredulidad del padre ya que el habĂa sido testigo pero todo fue en inĂştil, asĂ que mejor decidiĂł volver a trabajar para asi retirarse lo más pronto posible de ahĂ, estaba apunto de guardar sus cosas cuando vio la desgastada imagen del diablo a los pies de San Miguel arcangel, sintiĂł lastima por todas las injurias y maltrato que sin merecer recibia aquel pobre diablo asi que, saco su mejor pincel y se dispuso a restaurar la figura de aquel pobre diablo, al terminar Francisco acudiĂł con el padre para recibir la paga por las restauraciones, una vez pagada la deuda se retiro de ahĂ, saliendo de la iglesia se topo con aquella mujer que sin razĂłn alguna comenzĂł a gritar por ayuda, rápidamente varios hombres se abalanzaron contra Francisco, la mujer comenzĂł a decirles que Ă©l la habĂa robado y fue apresado donde el juez le aplicarĂa la mayor sentencia por robo.
Soy inocente!!!
Gritaba con desesperaciĂłn que ese dinero era fruto de su trabajo juraba y perjuraba aquel pobre pintor, pero sus suplicas eran en vano, cuando Francisco era trasportado para llevarlo a la horca un hombre vestido de negro detuvo a la multitud que lo llevaba, y este le contĂł todo lo sucedido con lujo de detalle de como esa mujer habĂa robado las limosnas.
Como si se tratara de un hechizo Francisco vio como aquellos hombres escuchaban atentos el relato de aquel hombre, para después dejarlo en libertad, agradecido con aquel hombre, Francisco quiso darle las gracias pero antes de que dijera nada el hombre lo jaló fuera de la multitud para llevarlo a otro lugar para luego decirle:
Callate que si te oyen y me descubren te ahorcan ahora si y a mi contigo, entonces aquel hombre saco de su bolsillo el pincel fino que Francisco habĂa dejado tirado el dĂa que lo apresaron, se lo entregĂł para luego seguir su camino perdiendose entre la gente, en ese momento Francisco se dio cuenta que se trataba del mismĂsimo diablo de la capilla de San Miguel, quien habĂa acudido en su auxilio para devolver el favor y la bondad que Francisco habĂa tenido con Ă©l.
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