Esta es la entrada al infierno

 

Cuenta la leyenda que muchos entraron ahĂ­ y nunca volvieron a ser vistos, ni vivos ni muertos. Distintas historias lo atribuyen a la presencia de fuerzas paranormales y los más escĂ©pticos a su complicada forma de letra "L" que confunde a quienes llegan a su interior.

Se trata de la llamada Cueva del Diablo, en Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de MĂ©xico, la más famosa de un conjunto de 144 cuevas que se encuentran en el Cerro de la Estrella, un lugar sagrado para los antiguos mexicanos y donde cada año se realiza la representaciĂłn de la PasiĂłn de Cristo más famosa en el paĂ­s.

"Las leyendas narran su extraordinaria extensiĂłn y sus cualidades mĂ­sticas, pero cuando la exploramos percibimos sus estrechas dimensiones, tal vez era más grande, pero hoy está azolvada. Al fondo encontramos restos de brujerĂ­a recientes, reminiscencia de su importancia ritual de antaño", escribiĂł en 2001 el espeleĂłlogo mexicano Antonio Montero.

Una pelĂ­cula poco conocida llamada "La Cueva del Diablo" narra la historia de un joven que trataba de filmar un documental sobre sus amigos desaparecidos en este lugar, pero no se grabĂł en el lugar sino en una locaciĂłn cercana.

Entre el inframundo y otras dimensiones

"Mucha de la gente que vive en los alrededores cuenta que escucha ruidos que salen de la cueva. Otra que se cuenta es que hay un viejito que le pide a la gente que lo acompañen y que cuando llegan aquĂ­ a la cueva se meten con Ă©l y adentrĂł cuentan que hay un lago enorme donde hay grandes riquezas y si la gente toma algo no logra salir, pero quien no toma nada puede salir para contar la historia", dijo a Infobae el historiador Gerardo Torres.

La leyenda asegura que en el lago se bañan patos de singular belleza que tienen comida en abundancia y al fondo se pueden ver unas ollas repletas de monedas de oro cuyo brillo llegaba hasta el exterior, lo que deslumbraba a quienes aceptaban acompañar al anciano que pedĂ­a ayuda.

Otra de las leyendas es que en la zona que la rodean habitan duendes y por ello se han registrado desapariciones de niños que subĂ­an a jugar hasta lo alto del cerro, donde está la cueva.

Una de sus entradas es tan pequeña que solamente un niño puede atravesarla.

"Pues es que siempre el nombre del Diablo atrae a la gente y uno de niño pues quiere ir a ver quĂ©. Mis abuelos sĂ­ me contaban de muchos niños que se perdieron ahĂ­, yo no digo que los chupĂł el Diablo, como decimos acá, lo que digo es que es un lugar muy peligroso, dicen que tiene como 300 metros de profundidad y aparte tambiĂ©n hay muchos animales que te pueden picar o morder, yo sĂ© tambiĂ©n que mucha gente hacia brujerĂ­a ahĂ­", señalĂł un taxista de la zona.

Forma parte de un sistema de cavernas que abarca desde Iztapalapa hasta la Sierra de Guadalupe, entre el Estado de MĂ©xico y la capital, es decir unos 65 kilĂłmetros.

También hay gente que dice que ven bolas de fuego, principalmente en fechas significativas como el Día de Muertos, que en México se festeja a principios de noviembre.

Incluso existe quien asegura que es un enlace que permite viajar hacia otras dimensiones, al encontrarse en una zona de montañas.

"Todos los cerros están catalogados como puntos de contacto por muchas personas que creen en estas cosas y también hay historias de este tipo alrededor de esta cueva", señaló el historiador.

Se han presentador distintos casos de adolescentes, principalmente, que estudian en escuelas cercanas y van al lugar esperando vivir alguna experiencia paranormal, pero ya no regresan a sus casas.

"Hace tiempo dicen que se perdieron ocho muchachos que estudiaban en la secundaria y que nunca aparecieron. TambiĂ©n hace poco saliĂł esa historia de los perros salvajes que estaban en el cerro, pero pues ya despuĂ©s la gente se dio cuenta de que nada más eran perros callejeros que la gente los habĂ­a ido a dejar", narrĂł una habitante de la zona cercana al Cerro de la Estrella.

La cueva está rodeada por una valla de alambre para evitar el paso de los curiosos y asĂ­ evitar más accidentes y desapariciones, pero en distintas áreas tiene huecos que facilitan el acceso a los curiosos.

Quienes han logrado avanzar unos metros adentro aseguran que vieron restos de fogatas, botellas de agua. Otros aseguran que en la oscuridad que priva en su interior se pueden ver rostros de calaveras.


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