La ciencia , experimenta con hombres

 Hombres podrĂ­an recibir trasplante de Ăştero para concebir bebĂ©s





La medicina ya está lista para permitir que las personas nacidas como hombres puedan optar por recibir un trasplante de Ăştero y, de esta forma, tener la opciĂłn de iniciar un embarazo.

"PodrĂ­as hacerlo mañana", indicĂł el presidente de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva, el doctor Richard Paulson, quien asegurĂł que no hay ninguna razĂłn anatĂłmica en el cuerpo del hombre que impedirĂ­a el trasplante uterino.

"Hay mucho espacio para trasladar un Ăştero. Los hombres y las mujeres tienen la misma cantidad de vasos sanguĂ­neos", dijo el experto en una reuniĂłn en Texas, segĂşn el medio británico 'The Telegraph'. "Yo personalmente sospecho que habrá mujeres trans que querrán tener Ăştero y probablemente se hagan el trasplante", agregĂł Paulson.

De acuerdo con el especialista, el nacimiento podrĂ­a ocurrir sĂłlo por cĂ©sarea y no por parto natural. Asimismo, los pacientes tendrĂ­an que recibir hormonas para replicar los cambios que ocurren cuando una mujer está embarazada.

La idea de que hombres reciban un trasplante de Ăştero es una asunto debatido ya que hay quienes aseguran que se pone en riesgo la vida del feto y que las personas transgĂ©nero deberĂ­an optar por otras opciones más seguras, mientras que otros lo califican como algo fuera de lo normal.

"El trasplante uterino representa un riesgo real para el feto y el futuro hijo (...) Aunque tĂ©cnicamente es posible realizar el procedimiento, tambiĂ©n es necesario estar muy seguro de que el Ăştero funcionará normalmente durante el embarazo", asegurĂł Julian Savulescu, profesor y especialista en bioĂ©tica de la Universidad de Oxford.


¿Es posible el trasplante de Ăştero en hombres?

Los adelantos cientĂ­ficos pronto podrĂ­an hacer realidad la implantaciĂłn de un Ăştero en el que pueda crecer un bebĂ© en dos grupos de personas: las mujeres que nacen sin el Ăłrgano y las transgĂ©nero.

El siguiente grupo en la fila es el de los hombres y no hay razones para pensar que el hito es imposible.

Las anatomĂ­as sexuales del hombre y de la mujer no son tan distintas y las operaciones de cambio de sexo lo demuestran. No hay limitaciones biolĂłgicas insuperables que imposibiliten que el hombre pueda tener en el futuro un vientre fĂ©rtil en el que darle vida a un hijo.

Karine Chung, doctora en fertilidad de la Escuela Keck de Medicina de la Universidad del Sur de California, pone un plazo de 10 años, e incluso menos, dependiendo del esfuerzo que se haga en busca del objetivo.

Se estima que 1 de cada 5000 mujeres, el 0,02 %, nace sin vagina y Ăştero, un trastorno congĂ©nito denominado SĂ­ndrome de Rokitansky-KĂĽster-Hauser. Ello significa que sobre el planeta podrĂ­a haber más de 700000 mujeres con esta anomalĂ­a. Su vida es sicolĂłgicamente muy dura, dado que a la carencia bilĂłgica, deben sumar el rechazo a la hora de conseguir pareja.

La ciencia mĂ©dica sueca dio el primer paso en la implantaciĂłn de Ăşteros en mujeres. Lamentablemente, de las 9 mujeres operadas, a 2 hubo que removerles el Ăłrgano, 4 quedaron en estado pero perdieron el bebĂ© prematuramente y las 3 restantes aĂşn no han concebido.



Nuevos intentos

Recientemente, la Cleveland Clinic tomĂł el testigo y comenzĂł a hacer el complicado trasplante en mujeres que nacieron sin Ăştero.

Otra poblaciĂłn que podrĂ­a verse beneficiada por el adelanto es el de las mujeres transgĂ©nero. Ya estas personas pueden tener una vagina implantada, senos capaces de lactar y están en capacidad de adaptar su bioquĂ­mica corporal para la generaciĂłn de hormonas femeninas. Falta el Ăştero.

Para los varones, el proceso serĂ­a más complicado. Aparte de la introducciĂłn de la matriz, habrĂ­a que crear un conducto vaginal y acondicionar la pelvis. La fertilizaciĂłn tendrĂ­a que ser in vitro y otro de los grandes retos serĂ­a reemplazar las hormonas masculinas por las femeninas.

A las limitaciones anatĂłmicas y biolĂłgicas se unen las sicolĂłgicas. La mayorĂ­a de las mujeres, incluyendo las transgĂ©nero, desean y están espiritualmente preparadas para la concepciĂłn, no asĂ­ el hombre.

Sin mencionar la intensa polĂ©mica que se desencadenarĂ­a por las consideraciones Ă©ticas.



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